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5. La Argentina fascista, de Tacuara ala Triple A y los neonazis Nooo itet cnenier eens niin ol te lor nainalita yl peo. Abr ee redeor de dctadoa mar de 19431945. Epa {cadre oat 1944 194, Porn cto tamenteexaado on ins evs nacional Pa Io tna angntnon Pern represents eet dciNuewo Orden” qe todas no aba pride guerra. La goers de Muon de Hider gue lo Scion spoysen es una goer coca Imocnci yen Pein sn umn tones ageing A cha gers conn "antic atema cecil 1a ie de que Pern cul eolocién de 3 tampoco elif de ctendren ano Pen er ona Anifices y responsables. Muchos nacionalistas (Carlos Ibarguren verfan en la continuacién de tadun, ahora por via electoral y bajo el mando ‘de Perén, una sancién legitimadora del mo- yo militar del 43. Para Tbarguren era “recién yeuendo la revolucién se iniciaba “vigorost- "Lo mismo sostenia la publicacién naciona~ Yantisemita Ahijuna que identificaba al peronis- votado con la “recuperacién integral” y la“rewo- i6n nacional” (Ahijuna, 24 de julio, 1946). “Ya-con el peronismo electo, la derecha se divide aquellos que por un lado se unierom al xégimen intelectuales y politicos (Viggilio Filippo, Ee Palacio, Hugo Wast, Manuel Galvez, Bonifacio Leopoldo Marechal, Ramén Doll, Delfina de Galvez y Carlos Tbarguren entre muchos ) y aquellos que fueron su fuerza de choque en “Alianza Nacionalista (sucesora de la AJN) y, por lado, «quellos pocos nacionalistas que se opusie- al pevouisuy por su falta de antisemitism, por lexcesive “justicialismo” socal, o bien porque Pe- siempre los consider “piantavotos” y los ignor6 stamente a pesar de reunirse con ellos en varias jones. El experimento de la revista peronizante Dindmica Sodal fundada por Carlo Scorza,jerarcafis- ‘isa italiano refugiado en la Argentina, cont6 con la ‘eolaboracisn de renombrados fascistas y nazis en fi- ‘gy asimismo de muchos nacionalistas que, de todas formas, no lograron convencer a Perén de dar un salto al vacio nacionalista, Muchos nacionalstas se at hicieron cargo de esa /diiaciém:y, como Enrique ‘Osés, quien fuera otrora director de Crisol y El Pam ‘per, se retiraron de Ia vida politica ¢on la idea de ue, estando Perén y haciendo las cos de forma “nacionalista”, la tarea estaba cumplida para ellos. Entre los nacionalitas que decidieron quedarie ‘en ha politica, la mayor parte fueron de varias formas cooptados por Perén, aunque sin poder politics concreto, se aduefiaron de ls universidades purgadas de intelectuales y académicos, y recign se opusieron al lider en el final de su gobierno, Muchos de ellos, desde las piginas de la revista Ban de Meinviclle, le plantean “Peros a Pern" pero estos “peros” son ‘moderados y carecen de la violencia fiscsta anterior 2 1945, Los nacionalists fueron asi “espectadores” que aceptaban a Pern como a un hecho irreversible. Entre los que se le opusieron predominé el silencio. La razén, se sabe, fe la falta de libertad de prensa pe. ronista que también afacts a los facioas.Al igual que ‘en Rumania o en ef Brasil, los fascists fiacassron cuando se opusieron a un gobierno autoritario. Pa- radjicamente, el fiscismo triunfS con medios de- ‘moctiticos que usé para destruir a la democracia. La principal razén de ls oposici6n tarda nacionalista al Peronismo tiene que ver con el hecho de que el pe- ronismo no era en su naturaleza democritico y, pre~ isamente por esto, podia aplastaros sin cavilaciones. La oposicién nacionalista a Pern se hizo mis soste~ nible cuando Perén se alej6 de dos bases de apoyo para el nacionalsmo, el Ejército nacionalis- ¥y la Iglesia. El conflicto de Perén con la Iglesia catica que ‘con la quema de iglesias en 1955 separaria 1 la mayoria de los nacionalstas peronizadas ‘movimiento justicilista.El padre Filippo se ale~ ¥¥ lo mismo hicieron otros.¥-sin embargo fueron J6venes nacionalstas dela Alianza los dleimos'en resstc la cafda del régimen justicilists como rama eros de una causa que todos sabian perdi: “ Luego del $5, los nacionalistas expresaban abier= tamente Io que muchos pensaron y no seatrevieron a'decir: Perén usé sus ideas y cambi6 en términos populitas el legado de Ia revolucién del 43. Ast lo expresiba Meinvielle en 1956:"La revolucign del 43 fue usufructuada por un demagogo que tomé para Dbastardearlas las banderas que enatbolé la generacién, ‘del 30-43”. AGn mis explicit, el nacionalista Mar- ‘eelo Sinchez Sorondo recordaria en sus memorias: ‘Peron nos desplazd como gestores de tuna politica, [pero al mismo tiempo recibié en buena parte la he- rencia del capital ideol6gico que nosotros habismos laborado: fue de hecho el usufructuario del mens1~ je del nacionalismo”. Luezo de la caida de Per6n, el medido apoyo na~ ionaliza al peronismo se convirti6 en silencio. Me~ nos honesta parece la postura, a posterior’ de la de Perén,de Jordin Bruno Genta quien en tn falle- to de 1955 denunci6 al peronismo como comunista ¥y concluy6 repitiendo su pensamiento de entregue- 3 ras que “tan s6lo una politica cat6lica y miliir pe de contener la descomposicién mas6nica 'y'cottti= rata dela Patria”. El tema es que para muchos él pe= ronismo se presentaba en 1943-1945 justamente €o= ‘mo es0 que todos los nacionalistas habfan querido y les sumaba una impresionante base obrera. La idea de que el peronismo real “bastarde6” a teoria del fascismo catélico argentino no implicaba ‘para la mayorta de los nacionalistas que se debia t= rnegar del legado peronista o de la potencia de sus ‘bases. Pra muchos nacionalistas habia que mantener al peronismo sin Perén en la Kinea del fascismo. Aa anticiparon por derecha lo que luego seria la picts cea de un sector de izquierda de entrar al peronisma. y moverlo a la izquierda, El “entriemo” fae antes de derecha que de izquierda. No es casualidad que la ccGpula de la guerrilla peronista: Mario Firmenich Fernando Abal Medina y Carlos Ramus y reconoci= dos guertilleros como Rodolfo Galimberti, entre ‘ros, compartieran un pasado fascist y ancsemiti Desde abi “entraron” al peronismo. Una ver mis, huevo de la serpiente engaié a las bases por medio. de una cépula montonera (militarista y autoritaria) ‘que mayormente aprendié a hacer politica binaria ‘en una organizacién paramiltar antisemita de extre= ‘ma derecha:Tacuara. “Tacuara representaba el nacionalismo joven de después del régimen peronista. Su sostén te6rico era | nocién nacionalista de la cruz y la espada que aprendié de Meinvielle y del ejemplo histérico del 334 wlismo de entreguerras, Su prictica se basa en ldea'deuna lucha a todo © nada contra un enemi- Jimemo y traidor a la patra. También fe Tacuara ‘Banter, uno de los jefes del ERP. No es éta una ia con des demonios sino con tno: el lega~ ideal6gico del fascismo argentino, Esta visién area de la politica la redujo a un conficto, que smo sefiala Hugo Vezzeti, presentaba como éiniea icién posible una guerra sagrada de aniquilacién, ste legado fascista no se limits ni encontré ‘en la génesis de la cApula montonera (menos cen sus bases de izquierda que poco 0 nada tu- mn que ver con Tactara). Lo encontré en su tra~ sn nacionalista logica en el Ejército y la Iglesia, ‘Triple A y en el consecuente terrorismo de Esta- de Ia diltima dictadura (1976-1983), "La diferencia entre a guerrilla y el terrorismo ex- I five sustantiva. La primera se situaba, por deci- propia, en contra de la ley a partie de un poco nado proceso revolucionativ, sienna que el rsmo de Estado subvertia la ley, la apropiaba y, ‘muchas ocasiones, la hacia desaparecer como re habia pretendido hacerlo el nacionalismo. veremos en el préximo capitulo, con la dic~ ‘tadura k: ideologia nacionalisa se convirtié en apa- ‘ato de Estado y la ley en su instramento. La violen- ‘ia politca de la dictadura no fue tanto un reflejo de la influencia de las preocupaciones francesss 0 esta- ounidenses por la seguridad nacional, que le daban lun renovado marco internacional ala dictadura e in- 35 cluso la legitimaban, sino un, producto de: logia histériea del nacionalismo fascista argenting. El fascismo ideolégico tiene su base en una icin facciosa que lo precede, pero justficado, ‘érminos relgiosos adquiere una legitimacién ‘da que trasciende la divinidad de la Icha politica 12 establecer lo que se entiende como el reino' Cristo, Con el golpe de Estado contra el peronismo, derecha nacionalista se reconstituy6 e incluso loge ‘ocupar algunos cargos en el nuevo gobierno militar Los padres Filippo y Meinvielle, por ejemplo, six guicron publicando y adoctrinando seguidores. La apatici6n de‘Tacuara luego de 1955 mareé al naciow nalismo posperonista. ‘Tacuara fue una organizacion de jévenes inspira dos en las actividades de sus mayores. Como éstos, consideraban al catolicismo parte esencial del pro yecto nacionalisa. 2Fue Tacuara fascista? Es muy di- ficil hablar de fascimo, o de maziomo, deepués de 1945. Pero sila pregunta es ztuvo Tacuara algo que ver con el fascismo?, Ia respuesta ex postiva en la ‘medida en que el nacionalismo fe fiscista a la Ar- ‘gentina, es decir con un “fiscismo cristianizado”, apoyado por los principales inteloceuales y sacerdo tes catoicos del pats. ‘Tacuara tomé su nombre de una caita usada co ‘mo lanza por indios y montoneras en el siglo XIX. Se planteaba como una lanza contra el enemigo tra dicional del nacionalismo. Como sefial6 su lider AI- -Bzcutrai"O In’bandeta roja, con la hoz y ef 0 la azul y blanca bajo Ta cruz de Cristo”. ‘Tacuara fue una organizacién de tipo neofscista, i que teivindicaba cl faseismo y el nazismo, el franquismo y a otros fascismos, pero s0- ido se consideraba heredera del nacionalsmo de tetas. Muchos jovenes de Tacuara eran hijos notables nacionalsts. De sus dos lideres, Ezcurra ‘Barter, l primero era pariente del general Uri- ¥y aimismo hijo de Alberto Ezcirra Medrano, ‘te6rico nacionalsts del catolicisme. Los Ticuara se 1: como una continuacion de: ls actividades malas en los colegios secuncdrios y teeibieron inflvencia muy importante de gente como Juan Goyeneche (cl interlocutor argentino del Dus ) y de los padres Meinvielle y Castellani entre mu ‘chos otros nacionalistas ya entonces veterans. En sus otigenes, la ideologia de Tacuara no dife- ta casi nada de Ia ideologfa del nacionalismo de [regucrns, pore con el correr del ciempo Tacuara so trasforms y su caudal desembocé a izquierda y de~ fecha, Ticuata constituy6 un puente de pasaje juve- hil hacie tradiciones politicas més amplia, del poco, trenovado nacionalismo catélico del que surgi6 al pe- ronismo militante de izquierda y de derecha. Poco “original Tacuara se caracteriz6 por su extremo anti semitismo (entre sus actos mis famosos figuran ase- sinatos de j6venes de izquicrda y/o judios y el rapto. Y flagelacion de otra estudiante judia), la defensa del Tegado fascsta (incluido el Holocausto) y Ia mirada cexclusivista sobre una Argenting éatilica y zada. Entre las aeciones mis espectaculares de los ‘cuaras cabe mencionar el azalto al policlinico rio en 1963 (en donde se robarom el equivalente: 100,000 dlares en una accién criminal que ter narfa con dos vietimas asesinadss) y la“invasién” a jslas Malvinas cuando unos pocos jévenes desviaron ton avin alas islas para ser Inego detenidos, Es posible ver la diferencias entre la derecha y la izquierda de Tacuara en los primeros escritos de 1955 a 1959 cuando juntados los acuara por el odio antisemita parecian ser un grupo de j6venes unidos «en lo politico y lo social, En un poema de Joe Baxter titulado “Nurem= ‘berg se puede apreciar el nacionalismo de Tacuara a 1a uz del Holocausto, peo en Baxter el catolicismo es ‘menos importante que la violencia presente y ftura Quien defiende a su tira, a su diudad, el qur mata ol enemiga, el que lcha, (un criminal de quer Para Baxter, el nacionalismo argentino, Tacuars fen particular, anunciaria una nueva hora fiscista woniversal: Ll viento juvenil de muestra idea nacido en las pampas y en los comes de la América guerilera levantaré alos hombres de Europa, Sw odio fos hard arrojanse ‘conta vejos idlos de nuestra cia dmocracia _psoloei los grandes tderes = que wn di levantaron su gesto tontra suestra perfiia. ‘Baxter prometia un nuevo “amanecer” en el cual cestrells que matisteis en Nuremberg brillar co- ‘nunca”. Es el regreso de lo reprimidovy lamega~ segs la cual los criminales de gerrasom pres sentados como héroes. La reivindicacion potter del Inazismo y de los perpetradores del Holocausto fe ‘eforzada por los vinculos de los tacuaras con nazis. fcondides en la Argentina como el francés SS Jae~ ‘ques Marie De Mahieu y Wilhelm Sassen, famoso [por su entrevista clandestina a Adolf Eichmann. ‘Eichmann habia sido tno de los arquitectos nazis del exterininio de judios y luego del Holocausto ha~ Ifa excapado a la Argentina. Cuando el Estado de Is rae secuestré a Eichmann en 1960 y lo Hlev6 a Israel para ser juzgado con una justicia que la Argentina no podia, ni queria, proveer, los tacuaras pintan paredes del pais con un emocionado “Viva Eichmann! | Mueran los judios!”. El anticemitismo de"Tacuara se planteaba, previsi~ blemente, como na mezcla de la variante nazi con. faquella catélica, Un elemento relativamente nuevo ‘era Ia incorporacién de un antisionismo irracional como elements de la minda antisemita, As, las ac- cexclusivista sobre una Argentind éat6lica y ada. Entre ls acciones mis espectaculares de log ‘cuaras cabe mencionar el aalto al policlinico rio en 1963 (en donde se robaron el equivaleite 100,000 dalares en una accién criminal que ter tun avién a ls islas para ser luego detenidos. Es posible ver las diferencias entre la derecha y izquierda de Tacuara en los primeros escritos 1955 a 1959 cuando juntados los tacuara por el of antisemita parecian ser un grupo de jévenes unidos cen lo politico y lo social En un pocma de Joe Baxter titulado “Nurem= berg” se puede apreciar el nacionalismo de Tacuara a la luz del Holocausto, pero en Baxter el catolicismo es ‘menos importante que la violencia presente y fata: Quien defiende a tera, a2 ciudad, 1 que mata al enemiga, el que lucha, (un criminal de guerra Para Baxter, el nacionalismo argentino, Tacuara cen particular, anunciarfa tuna nueva hora fascista universal: El viento juvenil de nuestra idea nacido en las pampas yen los cers dle ka América guerillera levantané alos hombres de Europe “polo los grandes lideres ge wn dia Ievantaron su gesto contra esta pofiia, Deser promi un mew “smanecr”en el cul tac que mass en Nuremberg bi tivo y piblico a lt represin ilegal. Como. sostiene Emilio Mignone, este apoyo se busaba en la,formas ci6n intelectual de la mayoria de los obispos argenti~ tos y en la creencia que la dictadura militar represen taba una Gkima defensa ante el comunismo. Para |Mignone,“dos son as corrientes,intimamente ligadas entre si, perceptbles en la mentalidad de gran parte del episcopadorel integrismo y ls ideologia del nacio- tml-cataliciama” Mignone eniende ambascorrientes ‘como dstintas pero confundidas en la prictica. En particular, el “nacional-catolicismo” no se distingue ‘mucho de la ideologia analizada en el capitulo 2 de ‘este libro. Mignone la describe como “la concepeién de que dl cristianismo debe abarcar as estructuras es- tatales, el eatolicismo pasa a ser una suerte de religion nacional La Religion y la Patria —ambas con mayés- ccula—, como antes la Religién y el Rey se confun- den, No aceptar el catolicsmo y sus devociones... © ser un mal argentino”. La idea del enemigo como, traidor a Dios y a la patria tiene rates histrica que recorren el sigh. El arzobispo de La Plata, monseior Antonio Pla- 23, presentaria en 1977 a las victimas de la dictada como “malos argentinos que salen del pais, se oF ganizan desde el exterior contra la Patra, apoyadon Por ls fuerzas oscurs... en combinacién con quie= nes trabajan en la sombras en nuestro territorio”. EL arzobispo estaba claramente identificado con las persecuciones de la dictadura: “Roguemos por el feliz resultado de la ardua tarea de quienes espiris twalmente y temporalmente nos gobiernan. Seamos hijos de una nacién en la cual la Iglesia goza de un respeto desconocido en todos los pafses condenada- ‘mente marxists”. Plaza justificarfa kuego en 1983, Jas acciones de la dicadura y la necesidad de una ley de auto amnistia militar a la que adjetivaba como “evangélica”. Plaza promovié “Ia reconciliaci6 centendida como un pase gratis para los perpetrado- resi "Las leyes de amnistia en tacts Is tradicién del ‘mundo nunca fueron cosa mala, es algo que aquie- 1a los espiritus, Esto no debe tornarse para nosotros como los encuentros de Nuremberg, para ira bus car y matar gente, cometiendo tun montén de irre- sgularidades y levarse al pobre Eichmann”. Al iden Lificarse con el “pobre Eichmann”, es decir al plan tear que uno de los principales arquitectos del Ho- Jocausto no debia haber sido juzgado, monseiior Plaza hacia explicita la relaci6n entre sus crimenes y aquellos de la dictadur, Plaza-presentaba el juzgamiento de los perpetra- argentinos como un juicio de Nuremberg 5" y como “una porqueria en el cual los erimi- cxtin juzgando a los que vencieron al terroris- , Monsefior Plaza, segiin varios testigos, habla ‘campos de concentracién durante Ia dicta- actividad del todo comin para muchisimos de sacerdotes argentinos en es0s aos. Ta Iglesia argentina tuvo una relaci6n casi orgi- ca con las desapariciones,cn el sentido de que mt~ veces era advertida de éstas ¢ incluso tuvo la po- de evitarlas,en particular cuando los secues> trados eran sacerdotes, cosa que en general no hacia. ‘Como sostiene Horacio Verbitsky:"El entonces pre- ‘Sidente de la Conferencia Episcopal y vicario cas- tense, Adolfo Servando Tortola, solicité que antes de eterer a un sacerdote las Fuerzas Armadhs avisaran fal Obispo respectivo”. Verbitsky cita el trabajo de ‘Mignone: “En algunas ocasiones la luz verde fe da- Bis por los rnismos cbispor. El 23 de meyo de 1976 Is Infanteria de Marina detuvo en el barrio del Bajo Flores al presbitero Orlando Yorio y lo mantuvo du- rante cinco meses en calidad de desaparecido. Una semina antes de la detencién, el arzobispo Arambu- ru le habia retirado las licencias ministerials, sin ‘motivo ni explicacién. Por distintas expresiones es ‘euctadas por Yorio en su cautividad, resulta claro ‘que la Armada interpreté tal decisién y, posiblemen~ te, algunas, manifestaciones criticas de su provincial Jesuit, Jorge Bergoglio, como una autorizacién para proceder contra é, Sin duds, los militares habia vvertido a ambos acerca de au supuesta peligros (Pigina/12, 25 de abril, 1999) La idea de peligrosidad aparentemente ace por Bergoglio, quien Iuego seria el cardenal pri do de la Argentina a principios del siglo XI) ‘dentficada por la mayoria de los obispos con la ‘in de que cualquier denuncia de violaciones de derechos humanos atentaba contra la misma patria contra Dios. En sum, la mayoria de los obispos kgentinos, por accién u omisién, aceptaban pili ‘mente las acciones de Ia dictadura, Esta, asimismo, centendlia esas acciones como parte de una empresi comin crstiana en la cual la justifiacién era ecle= sifstica y las acciones pertenecfan al Ejército. El ala ‘mirante Massera sintetizaba esta situacién con clari= dad en 1977:"Nosotros cuando aetuamos como po~ der politico seguimos siendo catdlicor, os sacerdotes catélicos cuando actiian como poder espiritual si sen siendo ciudadanos... Sin embargo, come todos ‘obramos a partir del amor, que es el sustento de nuestra religi6n, no tenemos problemas y las relacio~ nes son éptimas, tal como corresponde a crstianos". Este tipo de sentimientor, raiz principal de la ideologia fascists a Ia argentina concebida en la ‘ada del 30, era compartido por las bases de la repre~ sin. Los torturadores parecian garantizar su adhe sién a la cruz y la espada durante los secuestros al -grito de jPor Dios y por la Patria!", En uno de esos secuestros, los perpetradores escribieron en las pare~ dé la casi de Ia! victima: “Viva Cristo Rey" y sto salva". La idea nacionalista de que ellos eran fenviados de Dios en la Tierra era continuamente en los campos. la prisionera Nora Iadaro- Jpor sjemplo, la obligaron a repetir “quinientas ve- "la siguiente oracién de Ia lturgia nacionalisea: va Videla, Massera y Agosti!;Dios, Patria y Ho- La repeticién compulsiva de esta: nocién na~ sta mediante la apropiacién de la vor:de la 1: no implicaba una renovaci6n ideolégica'si~ ‘mis bien una revolucin en su prictica’ Ia dictadura no fe original en términos de sus as nacionalistas. Los argumentos se repetian, la tents y ls expada seguian siendo el elemento que ar= ticulabs la idea nacional pero la prictica extermina- dora se resgnificaba, ampliaba su ideologia y se con- vertia en si misma en motivo ideologico. ‘Si se comparan, por ejemplo, ls pricticas nazis de climinscién total con aquellas de la dictadura las di~ Fetencins cuantitativas y asimisuny las “eualitatives” son mis que las semejanzas. Sin embargo, a diferen~ cia de otros regimenes totalitarios, los nazis compar- ticron con lor militares argentinos la ficinacin por cl secreto ¢ incluso el mismo lenguaje de extermi- nilo rico en eufemismos. Esto no fue resultado alea- torio sino mis bien el producto de una afinidad clectiv:. Términos como “traslado”, por ejemplo, ac- twaban como metiforas de la ideologia que producia Ja muerte de forma estandarizada. Ura victima de la dictadura argentina, el premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérer Esquivel recofata ‘experiencia genocida del nazismo como una laridad ideolégica de su celds: “Una de las costs realmente me shockeé fue {Estoy en Argentina 0 Alemania nazi? —pintada en una pared amplia, ‘cubriendo toda la pared habia una svistica, y del de esta svistica ext escrita la palabra Nacions escrita con 2”. Oxo prisionero, Jorge Reyes, que en los campos “cuando nos golpeaban nos cian: ‘somos la Gestapo!”. Durante Ia toreura perpetradores gritban “somos fascistas". Musso ‘estaba presente en los campos junto con Hitler. Tam= bien se hizo presente la idea de la sinarqusa ya augue ada por el padre Meinvelle en los 60 y luego reto- ‘mada por la Triple A y Perén. Mario César Villani, ef su testimonio como testigo ante el juez espaiil Bala tasar Garzén, recordaba que en el campo de concen ‘traci6n pudo vera través de la Wenda con la que le ppaban los ojos un retrato de Mussolini en tna pared. Entre le caractersticas mis originales de la péc~ tiea de exterminio en la Argentina, el robo de parece presentar un corte con los iscismos europeos. EL Nunca Més lo describe de esta forma: “Los repre~ sores que arrancaron a los nifios desaparecidos de sus ‘casas 0 de sus mackres en el momento del parto deci- dieron la vida de aquellas criaturas con la misma fil dad de quien dispone de un borin de guerra”. La idea de botin de guerra presentaba a los mili ‘ares la posibilidad de evar la“ desaparicién” aque ta degradaba y deshumanizaba, luego la acién se consagraba en el sacrificio Glkimo de la idad representada en la muerte como desapare- [a situaci6n de no lugar, de no ser en la muer- Jes aquella que el mismo Videla definis como “en ia”. Para Videla, la condicién de irvealidad del yparecido garantizaba que los militares serian ‘uerios del destino de los prisioneros también en st Imuere: “Los desaparecidos son eso, desaparecidos; ‘no cs:in ni vivor ni muertos; estin desaparecidas”. Los hijos en cautiverio también estin-em-cierta -sentico desrparecidos en tanto desconocen y por lo ‘tanto contindan el robo de la identidad biologiea de ss psdres muertos. El robo de Ia identidad de los hi Jos de los dessparecidos garantiza la memoria distor~ sionada de los campos como los militares la quieren ‘repreventar. Los hijos como botin de guerra represen ‘tan cl intento militar de desconocer el pasado ancla- do en la identidad perdida de sus padres y garantizan 4 los perperadores una victoria de sty memoria ideo logics por generaciones. En este sentido, las politicas de la memoria de la extrema derechsa, luego conti- rnuadis en democracia a partir de 1983, empezaron cn los mismos campos. No fe éta una particulari- dad argentina. Los nazis, por ejemplo, eliminaron to- do trizo de la presencia de las victimas en la tierra mediante la destruccién de la memoria del nicleo familiar en su conjunto; la dictadura argentina se contents can el sacrificio fsico de los padees y el sa~ crifico y la apropiacién de la identidad de los hijos. 365 LLos campos argentinos Fancionaron entonces eo mo fibrica de identidades inventadas al calor del fe 0 de la tortura. Como sefialan testimonios del eam po de concentracién de la Escuela Superior de Mé= ‘nica de la Armada (ESMA):“..2 nuestra Hegada 1 ESMA, vimos a muchas mujeres tiradas en el sues Jo, en colchonetas, que experaban el nacimiento dé sus hijos. Algunas provenian de otras fter2as (Aero nattia, Policia Federal, Ejrcito de Cérdoba, Marina: de Mar del Plata). Ouras eran ‘propizs' de Is ESMA". [a sustraccién de los mifios, que garantizaba 2 los “irecuperables” el eastigo dikimo de saber que los hi~ {jos no sabrian que ellos habian sido sus padees, estaba ‘organizada de acuerdo a pautas muy claraey sistem ticas. La eficacia de eitasacciones era motivo de or~ gullo para sus perpetradores que qui las entendian ‘como ejemplo de caridad cristiana segin la deform cién de a ideologia del nacionalismo eatélico: “El tentonces director de la ESMA, capitin de navio Rau- én Jacinto Chamorro, acompaftaba personalmente a Jos visitantes, generalmente altos mandos de la Mari- ra, para mostrar el lugar donde estaban alojadas ls. Prisioneras embarazadas,jactindose de la'Sards" (que ‘es la maternidad mas conocida de Buenos Aires) que ‘tenfan instalada en ese campo de prisioneros”. Generalmente, los nuevos “padres” eran elegidos centre los grupos de adherentes 2 kx dictadura. Eran personas con vinculos ideologicos eligiosos y finan Cieros con los militares, como se narra tan efectiva- ‘mente en a pelicula La historia otal (1985) y mis ve~ ientemente en Cautina (2003). Testimonios de ls ‘vetirias indican que “en el Hospital Naval existia tuna Ista de matrimonios de marines que no podian tener hijos y que estarian dispuestos a adoptar hijos de desaparecidos". El sacificio de ls victimas era el premio ideolégico para aquellos padres que estaban dlispuestos a recibir hijos del desastre y brindarles una vversin deformada de supuesto amor filial La relacin entre el mito nacionslista y la realidad fers rauchas veces tenue y flera de lot eampos sti irrealidad era evidente. Como hemos vistoven el €a= +0 de los “hijo” apropiados por la dictaduta la shat= 2 idsolégica se levaria como marca secreta dena ideologia que se pretendia imponer por generacio~ nes, Estos hijos, cuando desconocfan su. verdadera identidad eran verdaderos productos de los campos ‘ysin saberlo, proyectaban sus ideologiasy realidades fuera de ellos. Esta ideologias y realidades tenfan un. ‘claro caricter nacionalista. ‘A la vor que justficaba desspariciones y robo de nifios el nacionalismo daba lustre a ideas racstas que suchas veces también determinaban quién vivia y {quién moria. Fucra de los eampos, el nacionalismo se proyectaba y cambiaba una vez mis, tratando de adaparse a una sociedad que podia saber de los cam= [pos pero no queria verlos. La visibilidad de esta pro- yyeccién era, de todas formas, muy evidente par. aquellos que quisieran reconocerla. Sila ideologfa na- ‘ciomalista nace y se desarrolla en la primera mitad del siglo pasado como producto xenéfobo de un pafs que experiment6 transformaciones profimndas; en: medida producto de un proceso inmigratorio, niente de Europa, as expresiones del ministro del terior de a dictadura, general Albano Harguind sobre la necesidad de continuar la inmigracién: ‘cuestiones raciales son dificiles de entender fuera Prisma racista del nacionalismo historico. Harguindes sy plinteaba en 1978 la necesidad de continuar-la inmigraci6n europea. Fsta necesidad era para el gex neral apremiante para “seguir endo uno de los trea paises mis blancos del mundo”. El rcismo explicit se presentaba como grieta hacia fuera, que el histos riador puede asimismo analizar como sintoma de Profundidad y extensin en los campos. En los campos, el racismo fue un elemento cen tral. El prisionero Sergio Starik recuerda que un. detenido “le pegaron mis, y le decian que lo hactan porque eta negro... y le gritaban negro de micrda”. El racismo se vinculaba con una imagen sexualizada del enemign (ya analizada en el capitulo 3) em dou de los enemigos son generalmente definidos como Sexualmente heterodoxos, ya sea como mujeres he- terodoxas y/o prostitutas y hombres homosexales, La relacion directa entre lo escatol6gico, la sexuali- dad y Ia imagen del enemigo era central en la ima igen antisemita del enemigo. En algunas ocasiones los Drisioneros fueron obligados a vestrse de mujeres. El uso de insultos no era inffecuente pues actuaban co- ‘mo metiforas ideol6gicas. La familia Dyszel publicd ‘en 1984 un anuncio en los diarios sobre su hijo de- _ytecibié la siguiente respuesta que es sin itica de la ideologia en su conjunto:"Judio, hijo Puts: Yo soy uno de los que mat6 al MIERDA DE jo y a la Puta de tu NUERA. Son 2 JUDIOS INISTAS MENOS EN EL MUNDO. {Si vos supieras dénde los ENTERRAMOS! Te moririas,Judio puto”. 1a crudeza de esta comunicacién no deja de re- ppresentar lo que pretende ocultar, una ideologia cu- Yo énfisis en el supuesto machismo dle-los:perpetrar dores de ninguna manera motiva a étos a hablar de frente. El scereto debe ser mantenider La: desapati= ‘i6r. continua de la victims, la accualidad del trauma ‘generado, parece ser algo buscado por el:perpetra~ dor. Mediante Ia repeticién compulsiva del trauma, Jos perpetradores se sienten fortalecidos como tales. sunque en algunos casos ya no estén actives. Segéin su forma de ver las cosas, el perpetrador quiere que cl padre de la victima sutra. El argumento de que s1~ berla verdad lo Hevaria a a muerte disiaza el hecho {que ai el padre +0 m {que el perpetrador quiere evitar Es interesante notar {que mientras que para la familia dela vietima descu- brit el lugar donde el hijo dessparecido fue enterra~ do consttairia un paso importante hacia la elabora- ‘cin del trauma, para el perpetrador Ia pérdida tiene ‘que ser sinénimo de trauma constante y por eso el represor identifica el reconocimiento de la tumba de su hijo con Ia muerte del padre. En realidad, el men- saje representa una proyeccién del deseo del asesino. No es al padre de la victima sino el perpetrador re ol trauma deesparece, cota } i | | } | j a= more como ae sgl inde tre mera. h ment oes prpeca ‘miter de tannin quer a eel ave munene viv In menor Sl cocoa ses st pojecute por és ir ahs Ts deo visions Lo qc pervs ol como ans vor snl mene qu dobe ope s contre pas bs fines cst oa Bat gets peas asaateeaee Ta slog acon rary Spin actovydoaprioes on donde scaio tal fl nite dete dcadae eon co scvtna tt nino epenbic pore ona Los ude treoban ene two forces deta pbc ol npeninndeentnceysiin bangs fron jor Se por ems Sea vss preacias Micra aca eget jo dia Now Sacco penne meee tongue plone dears er Ie peocptbapos a ota jude imporanc yeah acvno informs cobo Tinean eons eg que leans his domo estrogen a aa ‘bn signe y muchas won apes cae salt sutosarime 9 Basso toa eres Ie dacunn ye ricco dleigo aaa eo semi, doce Soma Tg de 1919 foe facia y sacha cles y dae dad 1 de Unt hart cmp de coca a céeada de:1970. Es interesante notar que los dis ‘curios antisemitas estadiados en el capitulo 3 serian ‘reproducidos casi compulsivamente por los militares revs stuacioner lecturs. Mignone cs e's fee vo ru tend oon lc abril de 1976 el despues general Jo duro Gotleriondené en Céndata ues opeceen, Tartiema de libros, con estas palabras.."Se toma et fa resohiciGn para que con este ‘material se evite Tcontinvar engaando a nuestra juventud sobre el ‘verdadero bien que reptesentan nuestros simbolos Fpacionles, nuestra familia, esta elsia, nuestro mds tnadicional aervo sintetizado en Dios, Paria, Hogar”. ‘Los autores calificados de peligrosos eran extran~ {eros o ripidamente acusados de serdo. Marx, Pablo ‘Neruda, El Princpito « incluso el sospechoso texto Rojo y negro de Stendhal se encontraban-entreslos textos prohibidos. Al mismo tiempo que existia i= pros que no eran aceptables, en 1979, eb Ministerio ide Educacion y Cultura decret6 que eran obligatotios fos estudios confesionales catlicos para la materia Inserucci6n Civica y Moral. En la bibliografia se reco~ rmendiban autores catélicos y nacionalista como él padre Meinvielle y Jordin Bruno Genta entre otros Fir a dicadura, en general, el enemigo era demun- ‘Gado como elemento forineo. Dado que la mayor parte de los pereeguidos y destparecidos fueron cit= ‘Gadinos argentinos, esta forma de denuncia es dif dde entender como medio de propaganda efectiva.Y sin embargo, esta propaganda fue muy exitosa,en par— ticular durante ef Mundial de Pétbol de 1978. Su éxi- to se explica por la idea generalmente aceptada de que tL enemigo, casi migicamente, deja de ser realmente Lrgertino © lo es por razones “circunstanciales”. TL ideologfa nacionalista del enemigo como anti- patria fae en 1978 llevada a las canchas. Durante el Frundial, seein ean ya eto de orden eterno 0 eee tres "en esos momentos ress “me Sco te dos pues gue condicions- sen concepelgn pola y xan de a Junta Miva que Grn Bana no reactonas ror Er BEUU. ne peumiiien ya cal Temes Dado que os hechor exabandemeoxran- ii conemto,conespondis moda le coneep- ‘Mon pot y erat, en gar de pensverat Sri Et ae de lacondcegn conse en r2o- Sle a oportunidad en gue debe adopts na ok mesacon”. sor “on spss” no era oer Prodicto de una obseracin dela eli sino mis in un ejemplo de dictado ideoligico que no ‘ta qu loreal nterireraen las deconcs man mo informe militar reconocia esta situacién: “Con referencia a la sitacion propia, queda esublecide «que tanto la Junta como el propio Cancilerparie~ ron de presupuestosrenidos con la realidad. Ls con ‘eptos deinexpugnabildad’ y ls expresiones‘triun faisuas' eageradas que los medios de difusion pro~ ios hicieron de certs acciones blics, confundlie~ ron a los conductores argentinos respecto de la ver= daderasituacin militar de as fuerza en oposicion, induciéndoles a adoptar posturas excesivamente in. Alexibles y conteadictoria que fueron cetrando, pro- _gesivamente, los caminos de la negociacion’” El in- forme militar culpa la misma propaganda oficial de haber induido pero en realidad era la ideologia la ae prepars a un conductor como el general Galtie~ ia aceptar a veracidad de la propaganda. Creer en. Ja propia propaganda, en lo que la ideologaejemp fica a pars de mitos y repeticiones,no es extao a das idcologias fascists, y de hecho a Hitler ya Mus- solini les sucedi6 lo mismo. El Informe Rattenbach concluye que la dicadura verming “perdiendo de vista que el objetivo primordial no era Ia guerra si no la recuperacin de ls archipélagos por medio de 1a negociacion”. El informe desconoce © no quiere reconocer abiertamente que la guerra se volvis Ws dictdara un medio de lgra una murs Argent, na, La violencia era concebida como una fuente de egencraci6n para sus perpetradores y siVidela habia ‘profetiado que muchas muertes eran necesarias pa- tu lograr esa nueva Argentina, las desapariciones en- tendidas como guerra interna y la guerra de Malt nas como guerra real venfan s cerra el circulo ideo- ggico de violencia objetivada en los campos. La ideologia le fll a la dictadura en su tentativa mal- vinern Su fe en la Argentina potencia,en la debili- ‘dad intrinseca de la democracia (en este éaso la in~ lesa) para hacer la guerra, en la consideraciém de frigen facista sobre la debilidad de lo imperios plu= tocriticos la Iicha contra el anticomunismo, en st ima hfe en lo sagrado de la causa motivé céleulos politicos, diplomiticos y militares que no pueden ‘explicarse solamente a partir de la inepritud, real- ‘mente comprobada, de sus lideres. HL 1° de abril de 1982 las fuerzas argentimas de- sembarcaron del buque militar Santsima Tinidad. Co- ‘mo se sabe, las fuerzas armadas fueron répidamente Uciiotadas por tn ejéreto zeculae Pern el poder dela ideologia "sagrada” trascendié incluso la derrota mi- Titar que ella habia motivado. La idea de que era trai- dor y"“derrotista” todo aquel que discutia I legitimi- ‘dad de una guerra austral que poco tenia que ver con la realidad, sigue teniendo vigencia. El comienzo de 1h guerra sigue siendo conmemorado en la Argentina ‘como una fecha patria. La ideologia que la motiv6 no, tha cambiado después de tantos aos. 'No es tan importante el legado de las acciones nacionalistas concretas en el pasado como silo es la hhegemonia de las ideas nacionalistas en muicbiis Ambitos cotidianos del pensamiento argentino’ (6 las canchas, con el racismo y Is xenofobia frente 4 Jos inmigrantes, con Ia reivindicacién patriotera de | mentada guerra malvinera, con Ia cuestiGn de la militarizacién de la seguridad). El egofsmo nacio= alist, el sentimiento de superioridad con respecto 4 América latina sigue existiendo en el pensamien- to de la derecha argentina y en gran parte de la so-

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