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patrimonial
El patrimonio del empresario como patrimonio de riesgo
1. La responsabilidad mercantil
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responsabilidad mercantil mediante la llamadas acciones social e
individual de responsabilidad.
2. La responsabilidad laboral
3. Responsabilidad penal
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Porque, en efecto, una crisis matrimonial, una sucesión mal
planificada pueden dar al traste con la empresa. Se ha dicho que el
derecho de familia contenido en el código civil es una auténtica
“trituradora” de empresas. Y hay dos instituciones que contribuyen a
ello. En primer lugar, el régimen de gananciales y en segundo lugar,
el sistema de legítimas.
El régimen de gananciales es el rige para la mayoría de los
matrimonios de los españoles. Cuando se produce una crisis
matrimonial o cuando uno de los cónyuges fallece, los bienes
acumulados durante la vida en común han de dividirse por mitades
entre los cónyuges (en el caso de separación o divorcio) o entre el
cónyuge y los herederos (en el caso de sucesión hereditaria). Si la
empresa familiar era ganancial, su titularidad se divide y ello no
favorece precisamente su continuidad.
En cuanto al régimen de legítimas, supone un “freno” a la
libertad de hacer testamento. Este freno implica que determinados
parientes tienen que acceder necesariamente a una parte de la
herencia, sin que la persona que hace testamento pueda
“desheredarlos”, salvo por causas muy graves. De nuevo tenemos la
amenaza de la división de la propiedad de la empresa y su incierta
continuidad. Al cabo de un par de generaciones, la propiedad puede
estar tan fragmentada, que los acuerdos entre socios se hagan
extraordinariamente difíciles.
El empresario necesita, pues, de una planificación patrimonial.
La planificación patrimonial consiste en una ordenación del
patrimonio empresarial y personal que favorezca su conservación y su
ordenada transmisión a los herederos, conciliando los intereses de
éstos, con la continuidad de la empresa. Los instrumentos jurídicos de
que se vale son las capitulaciones matrimoniales, el testamento, el
protocolo y los estatutos sociales. Estos instrumentos deben estar
coordinados y jerarquizados.
En las capitulaciones estableceremos el régimen económico
del matrimonio, cuidando especialmente de que este se adapte a las
particulares circunstancias de los cónyuges, a los intereses en juego
(protección del cónyuge en caso de separación o herencia,
conservación de la empresa, protección frente a acreedores).
En el testamento dispondremos el destino que se ha de dar a
nuestro patrimonio intentando conciliar la continuidad de la empresa,
la igualdad de trato a los herederos y la protección del cónyuge viudo.
En el protocolo ordenaremos las relaciones entre la familia, la
propiedad y la empresa: quien entra a trabajar en la empresa, la
propiedad del capital, las políticas de dividendos y financiación y los
órganos de gobierno.
En los estatutos sociales incluiremos todos aquellos aspectos
propios de su contenido: condiciones para ser socio, funcionamiento
de los órganos societarios, transmisión de las participaciones, etc.
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Pablo Gómez-Mora
Pablo G. Mora & Asociados, S.L.
Estudio Jurídico-Fiscal