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Antropologia lingitistica ALESSANDRO DURANTI ‘Traduecién de Pedro Tena | Prélogo a a edicién espaiiola de Amparo Tuséa. CAMBRIDGE SW UNIVERSITY PRESS PuBLicapo tok THe PRESS SvNDICATE OF THE UNIVERSITY OF CaMMRIDGE ‘The Pitt Building, Teanpington Sceee, Cambridge, United Kingdos ‘Crmaenioes Unvensiry PREss ‘The Ediebuigh Building Cnsbidge C82 2RU UK nee cupeat sea 40 We 20eh Stet, New York, NY 16011-4211, USA, rep orcunons 10 Senford Road, Osbiah, Mcboutne 3166, Asses ‘us de Alsen 15, 20014 Madris Espa ‘Tao original igi ntbvpolgy ISBN $21 44535 pulled poe Cambridge Univesiy Pres 1997 Camber Eidicién espafiola como Autropalega lingistca Primets edicign en Casabridge ‘University Press, 2000 © Traduccién espaiols, Peco Tens, 2000 © Cambriége Universicy Press, Madrid, 2000 Raz de Alazeéa, (3 28014 Madrid ISBN 84 $323 092 5 rastica ‘Quedansgurssineoteprohiby sn I orn cies Ge on lines del copys Ij ly sencones wtb em lye reprodaccin etl pucilde cts obra or ctnauie sudio procediienta, comprendido la sprog ato informca yl dnribacion de emp: d cdi iil © préxamo pblica. Prodectén: VELTES,Seluciones Glfiis SL Compuesto en Bern 10 pen QuntkXPr™ Tmapso en spain por Cave SA ‘Depéso legal M-12.91-2000 indice general Prologo a la ediciSn espaiola Profacio Agradecimiemos EL Ambito de lz antropologia ling “Teorlas de la cul Diversidad lingiistca... Métodos etnograficos nn - ‘Transcripciones: de la escritura a kas imigenes digitalizadas EI significado en las formas ling E] habla come accién social Intercambios conversacionales ... Unidacies de participacién. Conclusiones... Apéndlice: consejos préetcos para la grabacién de wna interciéa Bibliggrafia fndice onoméstico Lndice de materias. 455 467 Sil 519 Prélogo a ka edicién espaiiola a publicacin en lengua espatiola de la obra de Alessandro Durant Antropologla Lingilstice, es, en primer lugar y ante todo, un motivo de alegeia por el profundo interés que representa para quienes, en uno y ‘otro jado del Atlintico, trabajamos en ese Ambito e intentamos abrir puertas para que estudiantes y profesionales de diversa procedencia se inicien y profandicen en el estudio de las relaciones entre las Ienguas, las culturas y los procesos cognitivos, En ese sentido, esta obra ocupa tn hueco que era tirgentisimo lle- nar; partic de esta publicacién, la tarea de conocer y ahondar en el campo de esta disciplina se facilita enormemente. Si bien se puede considerar que la formacién de la antropologia lingiiftica es telativa- mente reciente, no es menos cierto gue ya ha mostrado su grado de consolidacién tanto en el plano te6rico y metodalogico como en el terreno de estudios empiricos de gran riqueza que no cesan de Ile- varse a cabo. Uno de los aspectos més interesantes de Ja antropologia lingitistica reside en el hecho de que su construccién ha sido posible gracias a la confluencia de quienes trabajan o investigan en diversos émbitos —Ia Lingiistica, la antropologia, la sociologia, la psicologia o la ciencia cog- nitiva, entre otros. La necesidad de responder a preguntas que supera~ ban los limites de cada una de Jas disciplinas acabadas de citar ha sido uno de los motores que han dado como resultado la construccion de ‘una perspectiva de anilisis que pudiera darles respuesta. Ese papel de encrucijadz ba permitido a la antropologia lingtifstica indagar en aspectos de la vida de los pueblos y de las lenguas que no podian resolverse —a veces, ni siquiera plantearse— desde otras disci- plinas. Al mismo tiempo, la antropologia lingtistica ha podido recoger, sin caer en un eclecticismo insustancial, los avances y las aportaciones de diferentes propuestas creando un cuerpo teérico y metodolégico ‘que se nos presenta cada vez mis sélido y pote Antropoleg liga Le especificidad de la antropologia lingiistice reside en mizar las Ienguas como constructos humanos que son sintoma y parte de las vvidas de los pueblos, la vez que son instramentos de comunicacion y de representacién del mundo. Al centrarse en el estudio de los usos lingiisticos en el seno de Ia vida social, puede explicar el significado que la sformay lingiisticas adquieren en los contextos en que son utilizadas, permite descubrie patrones interactivos que reve res de] mundo y formas de relaci6n entte los individaos en tanto que seres sociales Por otra parte, sus instrumentos de descripeién y de anélisis pro~ porcionan una vision de detalle que permite observar el funciona- siento de las lenguas en Ia construccién de las identidades individuales y colectivas. Estos anilisis aportan una informacién valiosisinta sobre las relaciones (de poder, de solidaridad, de dominio o de resistencia) ‘que las personas, entendidas como agentes sociales, vari construyendo, manteniendo y cambiando, De ese modo, tanto los procesos cognitivos, como las eseructuras sociales pueden explicarse en toda su compleji- dad, teniendo en cuenta su realidad variada tanto cultural como social- mente. Curiosamente, y como resultado de los avances de esta disciplina, nos hallamos en un momento en el que el desarrollo de la antropoiogia ingtistica enriquece con sus anilisis gran parte de las dis- ciplinas que se interesan, de uno u otro modo, en el conocimiento de la vida social, del Lenguaje y de sus usos. ‘Alessandro Duranti nos ofiece, en este Volumen, una obra que atina las caracteristicas de un buen manual con una visién original y atrac~ siva. Como manual, ofrece un panorama general y comprensivo del nbito disciplinar; en ese sentido el autor delimita el rea de la antro- pologia lingistica, presenta y discute los principales conceptos y enfo- ques de ese campo del saber y presenta con detalle el método de trabajo y los instrumentos de recogida, tratamiento y andlisis de los datos. Sin embargo, como buen especialista en la materia, no sélo presenta y des- cribe, sino que adopta opciones claras y criticas, incluye o excluye determinados enfoques, siempre, eo si, exponiendo claramente la raz0- nes que le evan a tomar tales decisiones, ‘Ya desde el «Prefacio» queda claro que este libro surge de una his- toria personal que ha llevado al autor desde los estudios lingiisticos al descubrimiento de las relaciones entre las lenguas, as culturas y la cog- niciéa. A lo largo de toda la obra se percibe esa trayectoria que ha le~ 8 Prego ala ediciSn espatola vado a Duranti a viajar —metaforica y literalmente— por diferentes longus y culearas: desde ou Tealia natal, hasta Samoa, pasando por los Estados Unidos; desde su vida como estudiante (primero de lingilistica y mis tarde de antropologia), hasta su actividad docente ¢ investigadora ysen el imbito de ls antropologia lingistica. Ea doble vertiense —de profesor y de investigador—es algo que se trasluce en todo el manual Constantemente, se hace referencia 2 los hailazgos de sus propias inves- tigaciones,y de su trabajo cooperative con otras personas, en forma de ejemplos o de presentaciones de los resultados de mikiples anilisis.Al mismo tiempo, su calidad de profesor se hace evidente desde la dedi- catoria del libro —A mis estadiantes—. La claridad de exposicién, la invitaciGn constante a la discusi6n y al aprendizaje reflexivo y critico son algunas de las caracteristicas mas valioses de este manual que se nos presenta como una invitacibn, sugestiva y sugerente, a indagar en la vida Ge las lenguas y de quienes las hablan. [Nos hallomos, pues, ante una obra que tendcia que ser de consulta obligada para estudiantes y profesionales, no s6lo para aquellos intere- sados por el campo especifico de la antropologia lingiistica, sino tarm- bién pata todos los que, desde diferentes perspectivas, quiet las fronteras 0 Jos limites que sus marcos te6ricos les imponen par gara entender ese mundo tan complejo y tan especial que hace que la specie humana se distinga de otras especies. Por ello, este manwal puede ser un instrumento muy valioso para linglists, antropdlogos, s0ci6lo gos (y Sociolingtiitas), psicdlogos (y psicolingtist:), filsofes, cientif- Cos cognitives, analistas del discurso y,en fin, para todas las personas interesadas en estudiar las practicas commnicativas desde perspectivas diversas, tanto desde la investigacién como desde la teflexién sobre la accién social de quienes se dedican a profesiones que tienen en los usos Lingiisticos uno de sus principales instramentos de trabajo (profesio- rales de la educaci6n, de la justicia, de la politica, de la sanidad, del ea~ bajo social, etc.) [No quisiera cerminar esta presentacién sin una nota sobre la ver~ sign espafiola. Siempre es dificil verter en otra lengua ls palabras de un autor. Traducir significa, en muchas ocasiones, dudar, buscar entee varias posibilidades, contrastar y inalmente, elegit.A veces, la eleccién es difi- cil, ardua, y no llegs a satisfacer completamente; sin embargo, me consta —y asi Je constaté a quien lea este libro— que Pedro Tena ha llevado 4 cabo un trabajo minacioso y delicado. Como conocedor del mbito 9 Antrpologi linge en que se inscribe este manual, ha sabido encontrar las mejores sola ciones posibles a los diversos problemas que le iban surgiendo, de manera que el resultado de su trabajo va mds alla de una simple tra- duccién, puesto que en muchas ocasiones ha tenido que buscar equi~ valentes en espafiol a los ejemplos que aparecian en inglés, o decidir ‘ene diferentes terminos que todavia no estin claramente fijados en las publicaciones especializadas, En definitiva, nos encontramos ante una obra que afiade al interés en sf, el hecho de haberse traducido seria~ ‘mente, sin que la fidelidad al trabajo original haya impedido la opcién de decisiones, tal vez dificiles, pero que dan como resultado una tra~ duceién de gran calidad. AMPARO TUSON Vatts Doctora en Antropologia Lingiiistica y en Filolog Universitac Autonoma de Barcelona A mis estudiantes Prefacio a antropologia ingistca ha suftido una notable transformacién en les ‘iltimas décadas. En este libro presento algunos de los principales rasgos ‘que han caracterizado este cambio. No me he esforzado tanto en hacer tun tratado que compendiase lo que la antropologia lingtistics ha sido hasta el momento, sino que he sido muy selectivo y he evitado tratar los temas que podrian haber reforzado lo que entiendo que es un estereo- tipo frecuente entre los antropdlogos lingtisticos: unos téenicos que se hhan decantado por una orientacin descriptiva y no teérica, que'cono- cen y practican el anilisis fonémico, la lingiistica historia y algunas len- {guas vex6ticas,y que pueden impart estas materias a estudiances de antropologia que se muestran reticentes a la hora de elegir asignaturas adscritas al Departamento de Lingiistica. Mis que un tratado completo Us stodo-lo-que-siempre-quizo saber cobre-el-lenguaje~ atrevid-a-preguntary, para antropélogos culturales y demas cientificos sociales, este volumen se ha concebido como una declaracién sobre la investigacion contemporénea sobre el lenguaje y lz cultura desde un punto de vista particular, Este punto de vista es el mio propio, pero tam- bién se inspira en una serie de &cundos investigadores procedentes de departamentos de antropologia, lingiistca,lingiistice aplicada, sociolo a, folclore, estudios de performance, filosofia, emomusicologéa y comn- nicacién. Los investigidores en los que me he inspirado, tanto si consideran como si no que hacen antropologia lingiistica, estin intere- sados en el estudio del lenguaje como recurso cultural y en el habla ‘como prictica culzural, han hecho de la etnografia un elemento esen- cial de sus andlsis y encuentran inspiracién intelectual fuentes filos6ficas en las ciencias sociales y en las humenidades. Todos ellos tienen en comiin el hecho de que consideran las précticas comu- nicativas como algo constitativo de la cultura de la vida cotidiana, y que vven el lenguije como una kerramienta podetosa y no como un espejo de realidades sociales que suceden en ova parte. ira serie de Antropologi Fngistca E] modo de enfocar la historia a légica y la ética de le investiga cién que se encuentran en este libro no es frecuente en la lingiistica, pero es habitual entre los antropéloges, que desde hace tiempo han mostrado su interés en la politica de la representacién y en los efectos de su trabajo en las comunidades que estudian. Como cualquier otro escritor de un libro de introduccién, en cada capitulo, seccién o parrafo tuve que escoger entre docenas de posibles caminos pars presentar un concepto,relacionarlo con otros campos © encontrar ejemplos apropiados en la literatura 0 en mi propia experien~ cia investigadora. La sencillez en la exposicion y el reconocimiento del agar que ocupan las fuentes histGricas han entrado en conflicw en algue nas ocasiones y soy consciente de que @ algunos autores y temas no les he dedicado el espacio que merecen. En especial, he escrito poco sobre tres reas que s¢ ban asociado tradicionalmente a la antropologia lingifs- tica, concretamente, el cambio lingiifstico, la lingtistica de Sreas y los pid- gins y criollos. Estos y oteos temas relacionados han sido objeto de estudio en ottos vollimenes de esta colecci6n, como el de Sociolingiica, de Hud- sono el de Lingistica Historica, de Bynon, Asimismo, he abundado poco en nociones pragmticas clisicas como las implicaturas conversacionales y las presuposiciones, temas que han recibido la atencién que merecen fen Pragmatica, de Levinson, y en Analisis del Discurso, de Brown y Yule, también en esta coleccién. Apenas he tocado la floreciente liveratura sobre 1h socializacién en el lenguaje,y no he ineluido el asombroso volumen Ge trabajos que actualmente se dedican a la alfbetizacién y l educacién, Espero que en los futuros voliimenes de esta serie se desarrollen estas importantes freas para satisfaccién det lector. Hay ota forma en la que este volumen se complementa con otros de esta coleccién: se trata de la atencién que aqui se presta a la cultura y alos métodos para su estudio, He dedicado un capinalo entero a las teo- rias actuales de la cultura. Tambign he escrito dos capitulos metodolégi- cos:tino en emograffa y otro en la transcripeién del discurso en directo. Por dltimo, he discutido algunos paradigenas —el andlisis estracturalista, Ja teorfa de actos de habla, anilisis de Ia conversaciGn— desde el punto de vista de su contribucién a la teoria antropolégica del lenguaje. Este libro va dirigido a estudiantes de los tiltimos cursos de licen- ciatura y a licenciados que realicen sas estudios de postgrado en antro- pologia lingtifstica o (como suelen llamarlos), cursos de slengua y (0 en) culturae, Pata los profesores que disfruten con les dificultades les puede 4 Precio ser de utilidad experimentar con al menos algunos de los capfculos que satan de la cultura y la comunicacién. He utilizado, por ejemplo, los, capitulos referentes a las teorias de la cultura y le etaogtatia, con cierto smbién creo que los éxito entre los estudiantes de los primeros cursos. instructores pueden remediar facilmente las lagunas temiticas, meto- dolégicas y tedricas que detecten en el libro, completando los capitu- los con articulos adicionales o monogeafias en antropologia lingiistica, Por filtimo, todos los capieulos se han escrito para que constituyan una unidad en si mismos, por lo que aquellos estudiantes ¢ investigadores a Jo que les interesen aspectos © modelos determinados, deberian poder hace:lo sin sentirse perdidos Cuando era un estudiae de postgrado on la Universidad de Roma, un dia descubri ra pequefia bibiloteca en el vercer piso de la Facultad de Filosofia y Letras, repleta de libros y revistas sobre lenguaje con nombres de los gue nunca antes habia ofdo hablar. A medida que me iba familiarizando com las personas cue frecuentaban aguella bitlo~ teca —profesores, estudiantes y especialistas de otras partes de Italia 0 de otros paises—, fue ereciendo en mi el interés por el conacimiento que almacenaban aquellis magaificas descripciones de los fenémenos lingiisticos. Mi experiencia posterior —como licenciado, investigador de campo, investigador y profesor universitario— no ina alterado aque lla primera curiosidad por las formas lingitsticas y su descripcién. Desde entonces, también yo he desarrollado algo nuevo: an compromiso con el conocimiento de! lenguaje como voz, herramienta y fandamento de Ja experiencia humana; este ¢s el compromise que he tratado de arti- cular en este libro, Agradecimientos Durante los iltimos veinticinco afos me he aventurado en diversos campos y modelos, en busca de una forma de estudiar las lenguas que preservara la riqueza de la comunicacién lingiistice tal como la vivi- mos en nuestros encuentros cotidianos, Este libro es mi primera tenta~ tiva de reunir todos estos caminos de un modo sistemitico. Muchos profesores y colegas universitarios me han guido en esta biisqueda interminable, sugiriéndome modelos de comunicacién, cognici6n € interacci6n que fteran cada vez mis sensibles aJa fuider y fixerea cons- titutiva del lenguaje como un sistema de herramientas entre owas, como tuna fuente de conocimiento entre otros, como un recurso semidtico ins entre otros, como sonidos © marcas sobre el papel entre otras obje- tos fisicos de muiestro entorno vital. En la Universidad de Roma, prin- cipios de 1970, tuve la fortuna de encontratme entte ua grupo de {6venes e innovadores profesores que abrian nuevos caminos para esta~ blecer relaciones entre el Ienguaje, la cognici6n y la cultura. Entre ellos estaba Giorgio Raimondo Cardona, que fue el primero en introdu- cirme en la antropologia lingtiistica y que me alenté para que escri biese mi primer articulo, sobre los niveles del habla en coreano. Mis afios de licenciarura en el Departamento de Lingtistice en la Universidad de California del Sur coincidieron con To que estimo que fue la edad de ora de aquel depertamento y quizis de la lingtistica en los Estados Unidos, cuando Jos estudiantes de lingiistica y los profesores de las mis diver sas formaciones ¢ inteteses conversaban sin dificultades unos con otros y crefan que ningéin modelo podia por si mismo proporcionar todas las. respucstas ni utlizarse como medica del éxito de los logros personales de cada uno, Mis dos experiencias postdoctorales, en la Universidad Nacional de Australia, en el Departamento de Antropologia de la Excuela de Investigacién de los Estudios del Pacifico en 1980-1981, y en el Laboratorio de Cognicién Comparada de la Universidad de Cali- fornia, en San Diego, en 1983-1984, me abrieron algunos horizontes 16 Agradecimientes intelectuales, ademis del interés en las nuevas tecnologias para la inves tigacion y la educacion: la psicologia de Vigotsky y ls ingistica de Baj- tgp. Durante los afios 80, obtuve tna plaza de profesor en la Universidad de Roma, en et departamento recién formado de Studi Glostoantro- pologici de la Universidad de California, San Diego (Departamento de Comunicacién), y en el Pitzer College, donde imparti cursos de lin- agitstica, informatica aplicada y teoria cinematogritica y produccion. Estos trabajos y las personas que gracias a ellos conoci entonces me mantavieron intelectualmente comprometido y esperanzado durante aioe dificiles en los que no estaba seguro de si podria seguir en el mundo académico. Mi plaza de antropologia lingtifstica en la Univer sidad de California, Los Angeles, en 1988, me proporcioné un entorno Taboral éptimo que ha culminado recientemente con la fandacién de tan centro interdisciplinar para el estudio del lenguaje, la interaccién y Ja cultura, No es necesario decir que son coautores de este libro las voces € ideas que me brindaron los muchos profesores con los que mannuve conversaciones en estas y otras instinuciones durante mis de dos décadas. Debo especial gratitud, entre ellos, a una persona: mi esposa Elinor Ochs, la antropéloga lingilista més creativa que he conocido. Desde nuestra experiencia de campo en Samoa Occidental, pasando ppor [a beca postdoctoral de AINU, hasta los tlkimos aflos que lewus compartido en UCLA, Elinor me ha mostrado una y otra vez como teansformar as intuiciones mis primarias y las asociaciones precarias en historias que pueden compartisse con un piblico; espero que este libro cconstituya una de esas historias. Diversas personas me brindaron generosamente sus comentarios 2 os primeros bortadores de este libro. Elizabeth Keating hizo las fun- ciones de editor de mi primer borrador, y me dio opiniones decisivas sobre ¢l contenido y el formato; Rowanne Henry, Jennifer Schlegel y Diana Wilson hicieron valiosos comentarios sobre varios capitulos;Jen- nifer Reynolds y Melisa Lefko Foutz, me ayudaron a localizar referer cias, Mi agradecimiento especial a Asif Agha y a Lisa Capps por sus ‘mimuciosas sugetencias y su apoyo incondicional al segundo borrador, Finalmente, debo mucho a cuatro colegas universitarios que cumplie~ ron las tareas de revision para Cambridge University Press: Jane Hill {por su lectura atenta y contribuciones a los dos borradores), Paul Garrett, Susanne Romaine y Bambi Schiefflin, Sus comentarios y pre- ‘guntas hicieron que el texto fuese mis legible y esperemos que més di Antropologialingtstica Cualquier error que haya subsistide hay que atribuirlo, sin duda, a mi propia responsabilidad, Ta idea de este libro surgié de una conversacién en el café Congo en Santa Ménica con mi editor judith Ayling en la primavera de 1992. No sabia ella entonces cufinto trabgjo —incluyendo innumemables men sajes en el correo electrénico— le costaria. Estoy muy ageadecido 2 Judith por su aliento y lis sabias decisiones que ha tomado durante la distintas fases por las que ha atraves ido este proyecto, La menos obvia y, sin embargo, més importante ayuda para escri~ bir este libro se la debo 2 mi farnilia. Bl cflido y estimmulante entorno ‘que Elinor y yo disfrutamos en nuestra vida doméstica se debe en gran parte al afecto, generosidad y sed de aprender de nuestro hijo Marco. No tiene precio tampoco el apoyo material y emocional que nos brin- an mis padres en los quehaceres de la casa cuando nos visitan durante ¢linviemno en California. Entre Navidades y Pascua, me puedo permi- tir sentarme a escribir en el ordenador o a leer un articulo tnicamente porque sé que mi madre prepara una deliciosa cena y mi padre arregla el ltimo problema en el tejado con original y econémica pericia Exte libro esti dedicado a las personas que han hecho que este esfuerzo merezca le pena: mis estudiantes. Durante los cursos de licen ciatura, ast como en Ios seminarios de postgrado, he percibido a menudo Ja arrolladora pasion y determinacién con la que muchos de mis estu- diantes pedian una leceién sobre el lenguaje que pudiera ir mis alli de los rigidos cinones de la academia y alcanzar el significado de la vida. No es necesatio decir que apenas me siento capaz de satistacer ni de cerca exe valioso mensaje, pero la confianza que depositaron en que wn dia ppodtia hacerlo es una recompensa que premia mis esfuerzos de comuni- ‘carme por encima de las fronteras generacionales y culturales. Este libro ‘es un modesto pero sincero reconocimiento de dicha confianza y una invitacién a que petsiscamos en muestras conversaciones, 1 El ambito de Ja antropologia lingiiistica Este libro parte del presupuesto de que Ie antropologia lingifstica es tuna disciplina con entidad propia, que merece estudiarse tanto por sus logros pasados como por las perspectivas de futuro que se vishumbran en el abajo de un grupo relativamente reducido pero activo de inves- tigadores interdisciplinares. Sus contribuciones sobre la naturaleza del Jenguaje como instrumento social y del habla como préctica culeural hhan establecido un campo de investigacién que imprime un nuevo sesgo a las tradiciones del pasado y a las actuales dentro de las bumnani- dadesy las ciencias sociales, y nos invita a todos a reflexionar de nuevo sobre a relaci6n entre Ienguaje y culsura Decir que la antropologia lingistica es wn campo interdisciplinar significa que se distancia considerablemente de otras disciplinas que gozan de credenciales independientes y, en particular, de dos que cons- tituyen su denominacién de origen: la lingiistica y la ancropologia. En este capitulo presentaré algunos aspectos de esta herencia intelectual, y dejaré otros para abordarlos con mayor profundidad en posteriores capi- tulos.Asimismo, comengaré por mostrar e6mo, durante las iltimas déca das, el campo de la antropologia lingtifstica ha ido construyendo una identidad intelectual propia. El objetivo bésico de este ibro es describir cexta identidad y explicar emo puede ampliar nuestra comprension del Jenguaje no solo como un modo de pensamiento, sino, sobre todo, como ‘una prictica cultural esto es, como un modo de accién que presupone a ambos y,al mismo tiempo, genera nuevas formas de estar en el mundo. Solamente en el contexto de esta perspectiva del lenguaje puede la antro- pologia lingitstica continuar influyendo creativamente sobre los campos de los que va tomando distancia, ala vez que realiza su propia contribu- ‘Gin a nuestra comprensién de lo que significa el ser humano. 8 Aatropolegia lingistica 1.1. Dernictones Dado que el término lingitistica antropolégica (y su variante antro- pologia lingiistica)'sucle entenderse de diversas maneras, es impor- ‘ante clatificar el modo en que se utilizara en este libro. Puesto que este esti dedicado casi en su cotalidad a la definicién de la dsciplina, tratar de realizar esta tarva al principio me coloca de alguna manera en una posicién dificil, porque no puedo esperar hacer justicia a los muchos aspectos que comporta en unas pocas notas introductorias. Al mismo tiempo, no podemos dejar de reconocer la importancia de offecer una primera ide, siquiera esbozada, del cipo de empresa que persigue la dis- ciplina que se describe en este libro. Comenzaré, por tanto, con una breve definicién del campo de la lingifsica antropolégice, para, luego, ampliar y clarigicar sus fronteras y aparente simplicidad en el resto del capitulo. Deberia mencionar 2 estas alturas que mucho de lo que des- cribo en este libro ha sido llamado etnolingiiistica, una denomina- cién que tan solo gozé de una relativa popularidad en lor Estados ‘Unidos a finales de los aios 40 y principios de los 50 (lmsted, 1950; Garvin y Riesenberg, 1952), pero que ha sido bastante comiin en el mbito académico europeo’, tal vez siguiendo la, hasta hace poco, pre~ ferencia general en la Europa continental de denominar wemologia» y fermumos atines, en vez de sancropologiae.Tal como quedati claro a lo largo de este capitulo, mi eleccién de «antropologia lingiisticay frente a dlingiistice antropolégica» o cetnolingtifsticas forma parte de un smericanose (pig. 23). eee 20 El dito deta antopologialingisien intento deliberado de consolidar y redefinir el estudio del lenguaje y la ‘cultura como uno de Jos subcampos principales de la antropologia’. Esta visi6n del campo fue claramente sefialada por Hymes (1963: 277) cuando lo definié como «el estudio del habla y el lenguaje dentro del contexto de la antropologie». ara decislo sencillamente, en este libro Ia antropologta lingiistica se presontari como el estudio del lenguaje como un recurso dela cule, y del habla como una prictca cultural, Pox tratarse de un campo inhexente- mente interdisciplinar, descansa y se desarrolla sobre métodos que pes~ renecen a otras dsciplinas, especialmente la antropologia y a lingistica, con el fin general de proporcionar una comprensién de los variados aspectos del lenguaje en tanto marco de practicas culturales, esto es, como un sistema de comunicacién que permite las representaciones interpsicoldgicas (entre individues) ¢ intrapsicologicas (en el mismo individao) del orden social, y que contribuye que las personas urili- con estas representaciones para realizar actos sociales constituyentes. Ins- pirindose en la obra de un grupo de antropélogos de primera linea (que, durante la primera mitad de este siglo, hicieron del lenguaje su intetés tebrico findamental y un instrumento indispensable de la antro- pologia cultural, Jos antropélogos lingitisticos trabajan, sabre una base ennogrifica, en la pioduccién de relatos de las estructutee lingiisticas tal como aparecen en el seno de grupos humanes en wn tiempo y espa- cio determinados. Esto significa que los antrop6logos lingiisticas ven alos sujetos de su estudio, esto 5,2 Tos hablantes, en primer lugar y sobre todo, como actores sociales, es decir, como miembros de comu~ nidades, singulares y atractivamente complejas, cada una de las cuales esté articulada como un conjunto de instituciones sociales, y a través de una red de expectativas, creencias y valores morales no necesaria~ mente superpuestos, pero si entrecruzados. ‘Al conttario que en previas definiciones de la disciplina y del empleo corriente que hacen del término los no-especialsta, la antro~ pologia lingiistca en este libro no es sindnimo de un estudio cualquiera del lenguaje que realicen los antropSlogos: tampoco es equivalente a la o cilia enn primers obras, donde dad urge de ama tesa etl, wna relizada entre oor yen contacto cone) plow ambi wa el senbid elleamente que exis wana ne teas que vs de gu a iavetgncin King dio enogriico, Anwopologlalingistica coleccién de textos cexéticos» que ellos estudian, es decir, normalmente producidos por miembros de sociedades no alfabetizadas y tecnologi- ‘camente menos avanzadas'. El acto de haber escrito un ensayo sobre algunos aspectos de la gramitica oral de un pucblo que no conoce la escritura —ya sea en la jungla brasilefia o en el desierto del Kalahari— no califica 2 alguien como antropélogo lingiiistico. Son mis bien los objetivos y los métodos especificos los que distinguen un proyecto antropolégico de un estudio o investigacién lingiifstica, por un lado, y de un telato emografico, por otro. Lo gue distingue a los ansropélogos lingiisticos de otros estudian- tes de la Jengua no es solo el interés por el uso del Jenguaje —una pers- pectiva que comparten con otros investigadores, especialmente, dialectélogos y sociolingdistas (Hudson, 1980)— , sino su visi6n del Jenguaje como un conjunto de estrategias simbélicas que forman par- ten del tejido social y de Ia representaciOn individual de mundos posi- bles o reales, Esta perspectiva permite a los antropélogos lingilstas abordar de manera imnovadora algunos de los temas y asuntos que cons- tituyen cl micleo de la investigacién antropolégica, como kas politicas de la representaci6n, la constiucién de la autoridad, la legitimaci6n del poder y de las bases culeurales del racismo y del conilicto étnico, el pro- ‘ces0 de socializaciOn, le construccién culoural de la persona (0 del indi- viduo), las politicas de la emoci6n, la relacién entre la accién ritual y Jas formas de control social, el dominio especifico del conocimiento y Ta cognicién, el hecho artstico y las politicas de consumo estético, el contacto cultural y el cambio social Suele presentarse la antropologia lingiistica como una de las cua~ tro ramas tradicionales de la antropologia (las otras tres son: Ia antro~ pologia arqueolégica, la biolégica o fisica y ls sociocultural)’. Sin embargo, ser un antropélogo y trabajar sobre el lenguaje son dos con diciones que no cualifican necesatiamente a alguien como antropé- ‘ete punto mantengo na posts otalotene opus ale desi de Hole de linguie snopes come «un cpa de inven dees princpaente a eat "tices sineonios yards de Ios engujes de los putblo: que cecen de teri. > Bors que spect 2 ex diem, eey obvi Is csineén qe en cesones te hn hecho cae antopelogs socal —qar tris de Iz reproduce de siemas socal concretos— y h antpeloss cultural —que es el etudo de las uoconas de clr desde na nesacion mis conic, que propanian oat y cardial. El mbito dela antropologialingioicn logo lingiiista, De hecho, es perfectamente posible ser antropélogo y hhacer una descripcién gramatical de un lenguaje que aporte poco 0 nada a la teoria y métodos de la antropologia lingiiistica. Hay que entender la antropologfa lingiistica como una parte del arnplio campo de la ancropologia, no porque sea un tipo de lingtistica que se practi~ que en los deparcamentos de antropologia, sino porque examina el len guaje a través del prisma de los intereses antropologicos, entre los cuales estin: la transmisién y reproducci6n de la cultara, la relacién. ‘entre los sistemas culturales y otras formas de organizacién social, y el papel de las condiciones materiales de existencia en la comprension que los individuos tienen del mundo. Esta visién de la antropologia lingtiistica no significa, sin embargo, que sus lineas de investigacién se forjen siempre en el molde de los otros campos de la antzopologia. Al contrario, su misma existencia como ¢isciplina independiente se jus- tifica solo en tanto en cuanto pueda establecer sus propios objetivos, que se basan en las cuestiones de la antropologia, pero que no tienen por qué guiarse exclusivamente por ellas", En particular, como expli- caré mis adclante, no todas las perspectivas de la culeura, dentro de la antropologia sociocultural, conducen de modo idéntico a la compleja nocién de lenguaje que asumen actualmente la mayoria de antrop6- logos lingiisticos. Muchos antropélogos cultarales contindan con: derando que el lenguaje es principalmente un sistema de clasificacién Y representacién, y cuando se utilizan formas lingiistcas en las etno- grrafias, se suelen utilizar como denominaciones para algunos signifi- cados que se han formado independientemente. Los antropélogos lingiisticos, por otro lado, han hecho hincapié en una visiGn del len- uaje como un conjunto de pricticas que desempefia un papel esen- cial en la mediacién de aspectos materiales ¢ ideativos de la cxistencia humana y, en consecuencia, en la creacién de maneras singulares de estar en el mundo, Esta vision dindmica del lenguaje es lo que otorga a a lingiiistica antropolégica su especial lugar en el campo de Jas hhumanidades y de las ciencias sociales. © Com all cry sforamtando una ang deinicén de yes (964 eis En om send, [a lingiicsssnpologia) es una aided ccateiasen. seve de aguas cups preguts sobe el lenge 9 has fad sf de anteopologin.. Puede que so enfogie Tncloya problemas que queden al winrgen del scuo ines de a kingly epee Finger plans deo tein eel 0 sane.» Autropolegialingistica 1.2. EL ESTUDIO DE LAS PRACTICAS LINGUisTICAS La antropologia lingiistica, en tanto campo de estudio, parte del prin ipio te6rico de que las palabras importan, y del hallaego empfrico de que los signos lingiisticos como cepresentaciones del mundo y cone xiones con el mundo nunca son neutrales; se utilizan consteantemente para la construccién de afinidades culturales y de diferencias cultura. kes. Bl gran éxito del estructutalismo en la linglstica la antropologia y otras ciencias sociales puede explicarse de algtin modo por el hecho de {que tna buena parte de la interpretaci6n es un proceso de compata~ cin que supone,légicamente, dferenciacién. Lo que los antropélogos Lingiisticos afiaden a esta intuicién fundamental es que las diferencias, no solo habitan los cédigos simbélicos que las representan. Las dife- encizs no solo se deben a la sustituci6n de un sonido por otro (/sol/ frente a /sal/) 0 a una palabra por otra (es una gran sonpresa frente a es tuna gran tentacén), sino que también se manifiestan gracias a concretos actos de habla, ala mezcla de palabras con acciones y a la sustivucion de las palabras por la accién. Delos estructuralistas aprendimos a pres- tar atencién a lo que no se dice, a las preguntas y respuesta alternati- vas, al a menudo preeerido y, sin embargo, posible y significativo silencio (Passo, 1972; Bauman, 1983). Cuaudu persamos sobre Io que se dice en oposicién a lo que no se dice establecemas un fondo contra el que evaluamos lo dicho (Tyler, 1978). Pero zqué amplitud y profundidad debe tencr nuestra investigacién?, gcuéntos niveles de andlisis se consi- deran suficientes? Esta no es solo una pregunta acerca del ntimero de cnunciados, hablantes y lenguas que debetian estudiarse, sino acerca de Ja Runcién de la etnografia sus méritos y limites. Es una pregunta sobre ¢l fmbito del fenémeno que consideramos relevante, sobre lo que es y hace Ia lengua, un imbito que es infinitamente amplio, pero que exti constrefiido de fado por la accién y la comprensién humanas. No pode- ‘mos pensar el mundo entero de una vez, y una buena parte del trabajo de los antropSlogos linglisticos trata de los modos en que las palabras ue pronunciamos en un momento determinado proporcionan, pri- mero a los patticipantes y después 2 los investigadores, un punto de vista, un modo de reflexionar sobre el mundo y la naturaleza de la exis- tencia humana. Como han seiialado los grandes fildsofos del pasado, los seres humanos son solamente criaturas que piensan sobre si mistias pensando. Esta conciencia esti estrechamente vinculada a la represen ‘acién simbélica y, por tanto,a la ficultad del habla, Pero ef lenguaje es 24 El bite dela entropologia ligase 4s que una herramienta reflexiva con la que intentamos encontrar ¢l ‘Basia nuesuos pensamientos y acciones. través del uso del len- guaje penetrmos en un espacio interaccional que ba sido en parte construido a nuestra manera, un mundo en el que algunas Gisinconss paecen imporsar més que ons, un mundo donde cata opcién que ee- fimos es prcskmente contingente con lo que ocursié antes y contri buye ala definicion de lo que ocurricé después sates ‘Consideremos los salndos, por ejemplo. En muchas sociedades los sor adoptan forma cde preguntas ob id eum pens por ajemplo,e inglés 0 espail «zedmo exis. En otras sociedades, Seek acrune pega sebc el Sonn deo arr or ejemplo el pan-polinesio «zadénde vas? que estudia Firth (1972). Tay Teche pogunte qu podsmer ince hpted que potemoe i nls queveros eur et enémeno, Sones pregunt fe el? es or gu impor mints ie respond ido de estos intercambios rutinari algo acerca de Sls qo lo cpean tbe us ntpenco ere a humana et tu conjuno? spor qué la gente se sluda, oom se abe audndo sud oe glad, cs serene ydfrencis en is formas de sida Se ls distinasvatiedades lmgistcae, de ls comunidades de habla ee Jos tipos de intercambios dentro de fa misma comunidad revelan algo interesante sobre los hablantes 0 alos hablantes? : Aang anceps ings tmbin sd por ss mito- dos etnogrificos (vease el capitulo 4), estos mérodes no son en modo algun nics: hay ots pins interes e I invewtigacin empire dea conducta humans gu sign proceimienos si ss aunque no neecsaramence ines. Ls anropélogos ngs én atribuyen una gran importancia a las pricicas de escricura Siu cea los mados colon que dl balay oun ccvidade sibSiee se documentan primero mediante diversas convenciones de transcrip Gi6n y con la ayuda de nvevastecnologiss, para que luego sean acce- sibles al andlsis y la argumentaci6n (véase el capitulo 5). Sin embatg0, texisten otras disciplinas cuya experiencia es superior en esta clase de procedimientos. Aunque los métedos pueden contcibuir a crear una tensidn fructifera entre teoria y prictica, nunca pueden agotar ni defi- nit la singularidad de wna disciplina a segunda snopolgaingtsica reside en ota parte, iis concretamente, en su interés por los hablantes como actores socia- Antropolegialinisica Jes, em el lenguaje como condicién y resultado de la interaccién social, cn las connunidades de habla como entidades sirulténeamente reales ¢ maginarias cya fionteras estin constantemente rchaciéndose y nego ciindose a través de miles de actos de habla. La antropologia lingiistica se construye en parte sobre el trabajo de los lingiistas estructuralistas, pero proporciona una perspectiva diferente de su objeto de estudio, que os el lengua, y en itima instancia construye wn nuevo objeto, Den tro de este nuevo objeto cabe también eel instinto lingiistico del cual trataron los graméticos formalistas, quienes subestimaron los funda- ‘mentos biol6gicos de la facultad de hablar (Pinker, 1994), pero que es también una manifestacion de un conjunto de problemas distintos y, Por tanto, de unos objetivos de investigacién diferentes, Como eseudiamos en los siguientes capitulos, los gramaticos estin acostumbrados a tratar con el lenguaje como un sistema abstracto de xegls para a combinacign de elementos discretos pero carentes de sig- nificado (fonemas), que forman unidades significativas (morfeanas), que, a su ver, se combinan en unidades de mis alto nivel (palabras, proposi- ciones, oraciones). La separacién teGrica que subyace a la lingifstica estructural cuando distingue entre el lenguaje como sistema abstracto y cl lenguaje como sistema concreto restringe el émbito del fendmeno relevance ¢ la teora-Este po de idealizacion ha hecho progresar enor- memente la comprensiGn de las propiedades formales de les lenguas. Su objetivo titimo, sin embargo, no es la comprensi6n del papel y el lugar que ocupan las formas lingiifsticas y sus contenidos (incluida la sgramitica) en la vida individual y colectiva de ls personas, sino las pro- picdades universales de la mente humana que se derivan de las propie~ dades formales de los sistemas lingiifsticos, cuando estas se infieren @ partir del estudio de as intuiciones, Desde esta perspectiva, los hablan- tes cuentan tan solo como representatives de una abstracta especie humana. Lo que un hablante un dialecto determinado puede © no hacer en comparacién con los demis es interesante solo en la medida en que revela algo de la mente humana y de nuestra capacidad innata para desarrolaralgin ripo de lenguaje. Es la facultad del lenguaje més que al lenguaje en sf mismo lo que consttuye el objeto de estudio de ‘Estoy peando a is conocda econ que th oxginmens Saute (1959), ‘qe despsrefoemuls Choma peimero en trminos de competency atuacin (Chomsy 965) posecicmene coma lng engus-E (Chom 1986). 26 EF dnbito dela aniopologia lingisticn ‘una gran parte de la Tingitstica formal contempotinca, Por tanto, le ‘mayoria de los gramiticos formales estudian tan solo un muy abstracto Peamoto lomo sapiens, no los nifios de un barrio de Filadelfia ni los Ytdores akan de Ghana, Pata la antropologia lingttisica, en cambio, el Sojeto y el Gn de su eseadio es, tomando prestad wna sugerente meti- for de'Toni Morrison (1994), el lenguaje como medida de estas vidas Fae es una de ls eazones por a cual los antropélogoslingifsticos tien- den a centrarse en la actuaci6n linglistica y en el dscurso situado. En sex de concentratse exclusivamente en lo que nos hace cognitivamente juales, se centran también en cémo el lenguaje permite crear y ctes distinciones entre los grupos, los individuos, las identidades. EE] lenguaje es la herramienta intelectual mis flexible y poderosa aque los eres humanos hemos creado, Una de sus muchas funciones es So capacidad para reflejar el mundo, incluida ella misma. El lenguaje puede utilizarse para hablar sobre el lenguaje (véase el capitulo 3). Desde un punto de vista més general, como ha mostrado Michael Sil- verstcin (1976b, 1981, 1993), Js postilidad de hacer descripciones cul- qurales y por tanto, el destino de la antropologia cultural, depende de Iz medida en que wn lenguaje decerminado permita a sus hablantes articular en un sistema lo que hacen con las palabras en Ja vida Corriente, Como bien supiezon desde el principio Boas, Malnowski yp otros furndadores de a ancropologia moderna, el lenguaje es el encar- ado de proporcionar las interpretaciones de Jos hechos que obs fl etégrato; de hecho, sn él no es posible describir los hechos. Mucho antes de que los antrop6logos de la interpretacion propusicran pensar ten Ja caltura como tin texto, lo que los etndgrafos se levaban consigo cuando regresaban a sus casas eran principolmente textos, es decir, cua~ dernos lenos de descripciones, historias, listas de nombres y objetos, algunos dibujos,y diversas extrafias tentativas de traduccién. Lo que realmente imporcaba eran las historias que los etndgrafos habian ofdo yy lis descripciones que recogfan de las personas, lis relaciones os luga- es, los sucesos ocurtidos, Este aspecto de su trabajo hace que para todo exndgrafo sea atin més apasionance convertirse en un experto analista del discurso, Pero una cultura no solo se manifiesta en las historias que ofmos contar una y otra vez. También se encuentra en los intercambios que hacen posible dichos relatos, en las formas de organizacién que per- smiten participar 2 unos y segregar a otros, ser competentes o incom. Antroplogi lingistica petentes, dar érdenes o ejecutarlas, hacer preguntas 0 responderlas. Como se postula en los siguientes capftulos, ser un etnégrafo del len- guaje significa cener instrumentos para oir, y luego, para escuchar acentamente lo que las personas dicen cuando se retinen; significa aprender a comprender qué pretenden los participantes en una inte~ raccién, qué es lo que ellos consideran significative, a qué prestan aten- cién y con qué fines, Las grabadoras y las cémaras de video son de gran ayuda, no cabe duda, pero también nos hace falta un complejo instrumental analitico, El estudio de las unidades de andisis en esta obra se guia por la idea de que el anilisis significa dividir el flujo continuo de la experiencia, que caracteriza la percepcién propia del mundo, en fragmentos operativos que puedan aislarse para la disecci6n, en for- ‘mas que no sean del todo ad hee, pero si reproducibles. Una aproxi- macién antropol6gica al problema de establecer unidades de andlisis ha de interesarse en si la segmentacién que proponemos como ana listas es coherente con lo que creen los propios participantes. Des- graciadamente (o afortunadamente, depende del punto de vista que se adopte), no podemos preguntar a I2 gente si tiene sentido para nosotros analiza lo que ellos hacen err términos de las ideas que han creado los analictar dal longuaje. Conceptos tales como morfemas, or2- iones, juegos de lenguaje, pares adyacentes, marcos de patticipaciéa, no suelen tener mucho sentido fuera de un determinado paradigma de investigaci6n. El problema, entonces, es cmo encontrar concep- tos analiticos que sean coherentes con la perspectiva de los partici~ ppantes sin convertir a cada informante en un antropélogo con muestras propias preferencias analiticas. ‘La bésqueda por parte de los antropélogos lingtifsticos de dimen- siones relevantes, de criterios de relevancia, para la comprensién del ser umano ha conducido a prestar especial atencién a los detalles de las situaciones comunicativas cara a cara, lo que, al parecer de algunos te6= ricos sociales, implica una separacién entre las interacciones que se estu- dian y las faerzas sociales que operan desde fuera de dichas interacciones. Asi, Pierre Bourdieu (1990; Bourdieu y Wacquant, 1992) sostiene que algunos anilisis realizados por analistas de lz conversacién y antropélo~ .g0S lingiifsas caen en lo que él llama la afalacia ocasionalistas de creer aque los encvientros sargen de ta nada. Por su parte, Bourdiew argumenta que el mundo de cada encuentro esti predeverminado por relaciones, ‘mis amplias de raza, género y clase. 28, EL mbito dela ancrapologa lings Sin embargo, ningin antropélogo Tingilfstico estaria en contra de Ia relevancia potencial de srclaciones més amplias» y, de hecho, una ‘buena parte del trabajo empirico de la disciplina se orienta a disefar fSrinulas que coneczen el fenémeno analizable @ un nivel-micro, a tra~ ‘yés de grabaciones y transcripeiones, con el casi siempre invisible telon Ue fondo de las relaciones entre las personas, mediadss como estin por sus propias historias, incluyendo las instivucionales. El hecho de que algunas veces sea dificil establecer dichas conexiones —y en este terreno queda afin mucho camino por recorrer— no significa siempre tuna debilidad tedrica ni una ingenuidad politica. Lo que podria pare: cera los antrop6logos socioculturales como una laguna teérica,se debe de hecho a su renuiencia a abrazar teorias y categoriss surgidas de un dadoso trabajo empirico. Con frecuencia, la sola aceptacion de que ‘codo intercambio Lingiistico contiene la potencialidad de un acto de poder (Bourdieu y Waequane, 1992: 145) significa que los anlistas pue- den ignorar los detalles de cémo dichos actos de poder se producen realmente. Con frecuencia nos encontramos con fenémenos que pare cen extrafdos de un guién basado en el conocimiento politico del momento. Este conocimiento sspone también observar qué hacemos ‘como analistas. Si una de las preguntas bisicas de los etndgrafos es «2 {quien le importa exto2, debemos estar preparados para contestar que en algunos casos algo es solo importante para nosotros, que nosotras somos el contexto, tal como hemos aprendido de los antrop6logos cri- ficos contemporineos (Clifford y Marcus, 1986), Pese ala reflexién que todo ello conlleva, nuestra bisqueda epistemol6gica no puede desen bocar en este reconocimiento, En otras ocasiones debemos aprender a desenfocar, suspender el juicio ¥, por tanto, ssustraemnoss, 2 ser capaces de ofr los enunciados de los hablantes'de un modo que, si tenemos ‘suerte, se aproxime —aunque en absoluto sea idéntico— al modo en {que ellos Ios han escuchado, El conocimiento de la clase social de los participantes, de la historia familiar, del género, nos proporciona an olo una parce —aungue virtualmente importante— de la historia que se ese construyendo. Come ha indicado Susan Gal (1989), los recien- tes trabajos sobre el lenguaje de las mujeres rechazain de raiz cualquier idealizacién esencialista de suna vor de mujer» y de la nocién impli- cita de una cultura separada, y avanzan Ja hipotesis de «précticas lin- gilisticas mis contradictorias y ambiguas, que difieren de mujeres de lunes grupos étnicos y clases sociales a otras, en. unt expectzo que va de 2 Antropologielngioica la adaptaci6n a la oposicién, la subversi6n, el rechazo o la reconstruc ci6n de definicioncs culturales hegeménicas» (Gal, 1989: 4). $i quere~ mos hablar de género, habla y poder, sostiene Gal, lo primero que nnecesitamos hacer es averiguar qué es lo que se entiende por poder y discurso de poder en las distintas culturas. Debemos estar preparados para la posibilidad de que el poder signifique distintas cosas en culeu- x25 distintas. Para los antropélogos lingiisticos, una nocién de poder diferenciada significa aceptar que posiblemente encontraremos practi- (Giddens, 1984: 119), es especialmente relevante para aquellos antro- pélogos lingiisticos vinculados al analisis de cémo los hablantes ges tionan la conversacién y los recursos materiales, ademés del entorne construido y otros artefactos ya existentes, en sus interacciones coti- Gianas y en sus précticas comunicativas(véase la seccién 9.6). Giddens, sintetizando el trabajo anterior de "Teun Higerstrand y otros, lamé la atencion sobre el modo en que un espacio tnubituble, wine ana casa, es también un local, un lugar que se convierte en ena plataforma donde tienen Jugar una amplia serie de interacciones durante un dia cual- guiera. Las casas en las sociedades contemporsneas estin comparti- mentadas en pisos, salas de estar y habitaciones, pero las diversas hhabitaciones de la casa estan compartimentads con fines expacio-tem- porales distintos» (1984 119) El espacio es-el campo de estudio favorito de Foucault, y ta meti~ fora del pensamiento social que utiliza en su estudio de Ja relacién entre saber y poder. Para Foucault, si el siglo x1X estaba obsesionado con la historia y, por tanto, con el tiempo, el siglo xx seri conocido como la Epoca del espacio (Foucault, 1980b; Soja, 1989). Con el fin de que ‘comprendamos que el saber nunca es neutral, sino que, por el contra tio, adopta siempre la forma de un poder, Foucault sugiere que lo pen- ssemos en términos de conceptos espaciales como «regién, dominio, ‘implantaci6n, desplazamiento, transposicién» (1980b: 69). Si lo hace- ‘mos, nos enffentatemos a las connotaciones militaistas y politicas de estos términos,y es posible que pronto nos demos cuenta de que dichas 33 Antropoogialinguitica connotaciones no son casuales; corresponden a marcos de refere Que inorman el mode en el que compreademoey usa lems guaje dentro de instituciones concrotas Foucault usa el término «discurso» como algo mucho mis amplio ae uo texto © una seeuencia de actos de habla. Bl dscurso pera Fou cault es una manera particular de organizar cl conocimiento a travé del haba, pro tambien a eaves de oto ecuss y prices emo, cas (i.¢.cl modo de conceptualizar ¢ institucionalizar la higiene en ¢ siglo Xvut en Francia); ast se explica por qué Foucault habla de los dis- cursos (en plural).La ampliacion del significado del término ediscussor tiene importantes consecuencis para cualquier persona intereada en tn sclacin ent lenguaje y contexte ya que arroa luz sobre el hecho le que determinados usos del lenguaje, algunos actos de habla (véase cl capitulo 7) turnos de palabra (véase el eapfeulo 8) y marcos de par- Lcipaci6n (véase el capitulo 9) estin relacionados con disposiciones espacio-temporales concretas, de mado que los hablantes se relacio fan unos con otros dentro de una limitada configuraci6n espacial y dnt on imitado Periodo de tempo, Finalmente, exe én eros liscursos como tecnologias de saber nos hace conscientes de sedans seas ante (escuelas, hnspitales y prisiones) para regulss y controlar las vidas pri- vadas de ls miembros dea socida,adomis doe eoneepocnten gue eos hacen de i ismos, des dendadEeicsy ‘nes entre los géneros. IG Y Gel secion 1.3.1, La antropolgialngtice y a scotia De codas ls discipinas de las ciencis sociales y las humanidades, que estudian la comunicacion, la sociolingiiistica es la mis cercana # la antropologia lingistica. De hecho, una mirada reuospectiva a L histo. ia de las dos disciplinas nos revela que algunas veces es dificil dstine guirlas, Aunque muchos sociolingdistas estin a fvor de los métodos uantiativs y sulen trabajar dentro de entornos bans, mien que 14 mayoria de los antropélogos lingtisticos se inclinan por los mstorios Stalls mel eb n sociedad mi eck os bjt 2 gran escala de sus investigaciones se parecen mucho, especiaime ahora qu cada ver hay mis antropdloges que tabs dene de cone textos urbanos.Algunas de ls diferencias entre as ds discipline sues dan relacién con su historia. La antropologia lingiistica fue uno de los 34 El mbito dela ancopologa lings ‘cuatro subcampos en que quedé dividida la antropologia cuando Boas yy sus compaieros definieron la disciplina a principios del siglo xx (wéase la seccién 3.1). Los sociolingiistas comenzaron a estudiar a dia~ ectologia a finales de los afios 50 y principios de los 60. La cercania centre las dos disciplinas se hizo afin mas patente tras los diversos inten- tos que se hicieron durante los afios 60 y 70 para fandirlas en una sola, centre los cuales se cuenta la tentativa de Dell Hymes de establecer un ‘campo incerdisciplinar centrado en ef uso del lenguaje. De la lectura de la introduccién al volumen colectivo de Gumperz y Hymes (1964) se desprende que este Gltimo centra sus esfuerzos en definir el campo de a etnografia de Ia comunicacién mediante la creacién de vinewlos con casi cualquier cosa que pudiera guardar en aguel tiempo una remota relacién con el estudio del terreno comin entre lenguaje y cul- tara o lenguaje y sociedad. Cuando examinamos los atticulos y los autores que aparecen en el volumen de 1964, encontramos que alli tic~ nen cabida los siguientes campos: la lingtistica sociolégica (Beenstein), lL folclore (Arewa y Dundes) a sociolingifstica interaccional (Ervin- ‘Tripp), la sociolingtistica comparativa (Ferguson), la antropologia cog- nitiva y la etnociencia (Frake), Ia lingiistica historica (Malki), la sociolingiistca cuantitativa (Labov) y la (micto)sociologia interaccio~ nal (Goffman). En un volumen posterior (Gumperz y Hymes, 1972) encontramos bastantes de las mismas contribuciones con algunos aiia- didos, en especial, la comunicaci6n no-verbal (o cinésica), representada por Birdwhistel,y la escuela etnometodolégica, representada por Gat- finkel, Sacks y Schegiof Gumperz y Hymes contribuyeron a crear los vinculos intelectua- les y las colaboraciones que continéan siendo una parte importance de Ia antropologfa lingiistica en tanto campo interdisciplinar, pero no tuvieron xito en su empefio universalista de crear un campo unificado en el que pudieran reconocerse codos los autores y escuelas. Esto se hhace patente cuando examinamos cuales son los focos principales de interés tebrico dentro de la sociolingiistica contemporinea y Ja antro- pologia lingtistica, Las sociolingitistas han continuado trabajando sobre la eleccién de Ja lengua y Ia vatiaci6a, al mismo tiempo que entablaban un didlogo con los graméticos formales, con quienes comparten tn interés en le representacién de la competencia lingiistica, a pesar de que estin en desacuerdo con los criterias que estos dltimos utilizan para evaluar 35 Antropolegia lings dicha competencia y sus limites. A los sociolingitistas también les sigue preocupando Ja definici6n de comunidad linglifstica como un punto de referencia para la investigacién de fos limites de la variaci6n indivi~ dual en el uso del lenguaje. Desde estos presupuestos intelectuales, el estudio de fenémenos como las lenguas pidgin y las lenguas criollas, 0 la planificacién lingitistica, han demostrado ser un productivo terreno de experimentacién’, Con la antropologia lingifstica ha compartido cous ireas de investigacién como el registro hablado, e! lenguaje y el género, Jos actos de habla, y el discurso,lo que ha dado lugar a un fr- til entrecruzamiento entre estas dos disciplinas. Ademis de la impor- tancia del concepto de cultura (véase el capitulo 2), que aleja a los, métodos de la antropologialingilistica y de sus abjetivos teéricos de la investigacién sociolingiiistica, hay una serie de intereses teéricos que estin més dizectamente acociados con el trabajo de los anteopdlogos lingiiisticos. En los proximos apartados me referiré a tes de ellos. 1.4 INTERESES TEORICOS EN LA ANTROPOLOGIA, EINGUISTICA CONTEMPORANEA Durante las iileimas décaclac hay rros Sneas teéricas principales que se han abierto camino dentro de Ia antropologia lingtistica. Cada una de estas reas se dedica a la comprensin de una de las siguientes nocio~ nes analiticas: (la actuacién: (i) la deixis, y (ii) la participacién, Estas tres nociones estan relacionadas entre si, tal y como clarificaremos en Tos siguientes apartados. 1.4.1. Acmacién El concepto de actuacién procede de diversas fuentes y puede i pretarse, en consecuentcia, de diversas formas. Un uso del término tiene sa origen en el trabajo tedrico de Noam Chomsky y en la distincién ue estableci6 en Aspects de le teorla de la sintexis (1990) entre come petencia y actuacién. Esta distincién se inspird, en parte, en la que Saussure habia establecido a su vez entre lange y parole (Saussure, 1959), nse Hymes (971) Jour (1991, Muluhasie (1986), Romaine (1986, 1998p {Those y Kain (1988. Par un emaio de Tn eer den eng pay cls se Hol (2988, 1959. 36 EI dnbito dela antropolog lngtisca donde la primera correspondia al sistema en su conjunto, con inde~ pendencia de los usos particulares que hicieran los hablantes, y la segunda al uso concreto que los hablantes hacian del sistema. Dentro de este contesto, a competencia describe la capacidad del lenguaje, eto es, el conocimiento —en su mayor parte inconsciente— que un hablante nativo posee de los principios que permiten una interpreta cién y un uso de undlenguaje particular. Actuacién, en cambio, es el uso real de una lengua gue, segin Chomsky, se basa en la competencia, pero ue se rige también por principios como la atencién, la percepcion y Ja memoria, los cuales no es necesario apelar pata la noci6n de com- ppetencia, ya que es el conocimiento abstracto que los hablantes tienen de la lengua con independencia del uso que hagan de ella. La com- petencia en este caso es el conocimiento ideal que un hablante tiene de una lengua". Actuacién, en cambio, ¢s la aplicacién de ese conoci- miento al acto de hablar. La nocién de actuacién es diferente de la que utiliz6 el filésofo J. L. Austin (1962) para su categoria de verbos realizatives que hacen explicito el tipo de acto que un determinado enunciado pretends lograr (véase el capitulo 7).En el enunciado Te ondeno que salgas de la habitacién, emitido por una persona que tiene Ia autoridad de dar wna orden a otra que esti en la posicién de ejecutatla, el verbo ordeno no describe lo que el hablance cree que es cierto sobre una realidad inde- pendiente. Se trata mas bien de un intento de alterar la realidad, hhactendo que esta concuerde con los deseos. y expectativas del hablante, Este es un ejemplo del modo en que las palabras lacen cosas. Pata Austin, todos jos enunciados hacen algo, incluso aquellos que par cen simplemente describi un estado de cosas (e cielo e azul), que cum plen la fancién de informar. ™ Bnosanticulos ns scents de Chom le isin eee competent: y scion ve hu recupando mainte ona dvsace la que se eabece ene slengn interme ty lengn externas Bengai-E) (Chon, 1986) (vase el epigrate 35.1) "ta noein de competencia de Crowsky fa cena por Dell Hymes (19720, que ingot nocibn sherinsa Ge competencia comnicativa, que e el conociienco que un hablane eve pas fanconar como membre de we grape soci. Aunque a nein de yas intents sue alganor de lo pobenss on exe imo es pce prtepuissepsemligios. Algunos de ellos ha io csessonados por perspetns ceca recents como [ror dl peice ya cognicion distrib Ceti. eens 2 seclén de Chomsky, compote Antopolog lings No hay duda de que a los antropélogos les interesa lo que los hablantes hacen con el lenguaje. En este sentido, puede verse su tra- bajo tanto como un desarrollo de la nocién de Chomsky de actuacién ‘0 «uso del sistema de la lenguae, como de la nocién de actuacién de ‘Austin o thacer cosas con palabras. Sin embargo, cualquiera de estas dos visiones del interés de los antropélogos lingiiisticos en la actua- ign excluiria un tercer sentido, igualmente importante, que proviene de los estudios del folclore, la poética y, en general, de las artes (Bau- man, 1992b; Bauman y Briggs, 1992; Palmer y Jankowiak, 1996). ‘Actuacién se refiere en este sentido a una zona de la accién humana donde se presta especial atencién a la forma del mensaje; es lo que ‘Roman Jakobson (1960) llamé la «funcién poéticae del habla (véase el cepigrafe 9.2). Actuacibn es talgo creativo, actuado, logrado» (Hymes, 1981:81).Es una dimensiOn de la vida humana que tiene unt lugar pre- ponderante en la miisica, el teatro y otras manifestaciones pablicas dé Ja creatividad artistca. Se encuentra, por ejemplo, en los debates ora- Jes, en la narracién de historias, en las canciones, y en otras activida- des orales donde Jo gue los hablantes dicen se evaliia de acuerdo con cinones estéticos, est0 es, por la belleza de su clocuencia o de su eje~ cucién, o de acuerdo con el efecto que tiene sobre el auditorio, con- cretamente, por su capacidad para xemocionarm al auditorio (Briggs, 1988). Pero esta nocion de acluaci6u también puede describir lo que solemos observar en ls situaciones comunicativas mis corrientes, cuando los actores sociales demuestran poner su habilidad o su cui- dado en la elocuencia del mensaje, Subrayar y centratse en esta otra nocién de actuacién es algo mis que el mero reconocimiento del hecho de que cl habla tiene siempre una dimensién estétice, com- prendida como un cuidado en cl modo de decir lo que se dice. Signi- fica también subrayar el hecho de que el habla por si misma significa siempre una exposici6n al juicio, reaccién y cooperacién de un audi- torio, que interpreta, confiema, apraeba, sanciona, engrandece o subes- ‘ima lo que se ha dicho (Duranti y Brenneis, 1986). Bajo este otro sentido de actuacién subyace, ademas de una dimensién de responsa- bilidad, una dimensién de riesgo y de desafio (Bauman, 1977). Incluso el hablance mis competente puede decir la palabra equivocada en el momento equivocado, igual que el mejor de los actores puede omitie tuna pausa o un cantante de épera puede cometer un error al modu- Jar su voz. Distintas perspectivas de las ciencias sociales han recono= 38 El ambto dela antropologta lings cido esta dimensién dramética de la actuacién verbal, incluyendo e! uso de las metiforas dramatirgicas, que utiliza Goffman, como actor, escenorio, proscenio, entre bastidores, marco, 0 la cxitica de Bourdicu (1977) ala objetividad de los paradigmas en antropologia, cuando pretende deseiffar la légica» de la accién humana sin contar con la imaportan= cia de «lo desconacidor, que es la tensin y la incertidumbre que rei- nan en las diferentes fases de un intercambio (véase la seccidn 2.1). En este sentido, actuacién es una dimensién omnipresente del us0 del lenguaje porque es una dimensi6n omnipresente de ls evaluacién del lengugje y no hay uso sin evaluacién. Estamos siendo constantemente evaluados por nuestros oyentes y por nosotros mismos como nuestros propios oyentes, Finalmente, la noci6n de actuaci6n implica una nocién de creati- vidad (Palmer y Jankowiak, 1996) y de improvisacion (Sawyer, 1996), gue se encuentran en toda clase de actividades comunicativas y de eventos comunicativos, desde el mis risualizado y formal al mis ordi- sario y casual. Ea la tradicién del nozee de Yemen, que ha estudiado Steven Caton, la habilidad del poeta en su alocucién comsiste no solo cen recitar versos de memoria, sino en «situar su discurso en un escena- rio concreto, ofteciendo pequeias referencias de lugar y tiempo» (Caton, 1990: 106). Esto significa que el poeta debe saber cémo conec~ tar los versos radicionales con el aqui y el ahora. Esto puede decisse en general de cualquier prictica discursiva oral, Uno de los atributos que debe tener un gran orador en la sociedad de Samoa es saber qué incluir ¥y qué dejar fuera de su discurso, al mismo tiempo que relaciona meti- foras conocidas y proverbios con el momento en que promuncia su dis- curso y con los nombres y titalos de los asistentes. Hablar con fuidez una lengua significa ser capar. de entrar en cual- quier conversacién sin alterar Ia misma y hacerlo del modo apropiado, Esta habilidad conversacional, que solemos dar por supuesta (hasta que encontramos a alguien que no a tiene, o que ignora sus implicaciones _ sociales), no es muy distinta de la forma en que un experimentado risico de jezz puede participar en la composicién de otro miisico, embelleciéndola con su entrada, jugando con el motivo musical prin- cipal, poniendo de relieve unos registros de la melodia frente a otros, citando otras versiones de la misma pieza por otros miisicos,o probando conexiones arménicas diferentes, todo ello sin perder de vista lo que hace el resto de miembros de la banda (Berliner, 1994). 39 See Anteopolegialingistica 1.4.2, La deixis Los filésofos han reconacido desde hace tiempo que hay diferentes tipos de signos. Immanuel Kant,en su Antropolagia desde un punto de vist preg- dtco ((1798], 1974), distinguié entre signos arbitrarios y naturales. Las letras que representan sonidos lingisticos scrian un ejemplo de soni- dos arbitrarios. No hay una relacién necesaria entre la forma de tna letra particular y la calidad del sonido o sonidos que representa, como demucs- tra el hecho de que pueda tepresentarse el mismo sonido mediante letras distintas en el mismo alfabeto 0 por simbolos distintos de otras tradicio- nes ortogrificas (ie. latin frente a cirlco). Una letra representa wn sonido y puede evocar ee sonido en um lector porque se ha establecido una con- vencién y ha sido aceptada por la comunidad, Por otro Jado, el bumno que nos alerta de que hay fuego es un signo no establecido por una conven- ién, sino por el conocimiento de un fenémeno natural recurrente. Existe tuna relacién de contigtiidad entre el signo (humo) y el fenémeno que representa (fuego). Basindose en la creencia de que «i hay humo, enton- ‘ces fuego», un persona que advierte el humo puede inferie que hay un fuego cerca. El humo no srepresentar el fuego, del misino modo en gue la palabra fuego podria servir pase contar una historia sobre un suceso oct rrido.E1 hnmo real esti en conevifn espacigaremparal y fsa con otro fenémeno relacionado y adquiere significado» por medio de la cone- sx6n espacio-temporal y fica", Partiendo de observaciones similares, el filasofo americano Chatles Peirce llamé al humo indice y lo discinguié de otros signos arbitrarios (simbolos) y signos que intentan reproducit algtin aspecto de su referente (conos) (véase la seccién 6.8). Los indices {6 defcticos, como muchos eseudiosos preferen lamarlos actualmente) son signos que guardan algéin tipo de relaci6n existencial con su refe- rente (Burks, 1949), Fsta categoria puede extenderse a expresiones lin- giltsticas como los pronombres demostratives, los pronomibres persorales como ye y ti, a expresiones temporales como lion, enone, ayer y expre~ siones espaciales como arriba, abajo, debajo, encima. Ala propiedad de estas ‘expresioncs se la ha Iamado deinis y se ha demostrado que afecta a gran parte de la comunicacién lingtistica, © Bsa Paul Grice (1957/2971 ee spo de ignfeade fo denomind essay al igneado eabecdo por i commence nator Par Grice sigfiendo no atu se ‘azatrin porn inteaconsdsé (vise lege 7.32). 0 I dmbito de te autropologialingatsia El uso det lenguaje est eno de ejemplos de expresiones ling ticas que estin en conexién o sefalan en la direccién de aspectos del contexto sociocultural En una imagen topolégics, Ia deixis es por definicién lo que yo llamo tua concepto basado en un perémer radial o polar de eelacion semi- ‘carlos vehiculos-signos indiciales parten de un origen esablecido por ‘y hacia su suceder, como si del ecentro» 0 cola del aqui ye] ahora de wna fecha semiotica se tate. Al Gnal de su recortido radial, o punto de lie- sada de la flecha, se encuentra su objeto indicia, con independencia de ‘cuales sean las dimensiones pecceptivas y conceptuales,o las propiedades de las cosas indicadas. Unicamente mediante la semiosis indicial, el sespacior que rode el vehiculo-signo indicia es ilimitadamente grande (o pequetio),caracterizable de dimitadas manera, y su esablecimiento indicial (por haber sido originado) cas ilimitadamente revocable. (Gilverstein, 1992: 55° Asi, pues, una expresién como esta mesa leva implicita una flecha imaginaria" hacia algo reconocible, muy posiblemente accesible al campo perceptive del emisor y del receptor. Ne es necesario, sin embargo, que esta accesibilidad sea inmediata, Por ejemplo, una pala- bra o expresién puede utilizarse para indicar una experiencia pasada 0 fatura. La alternancia de cédigos suele utilizarse a menudo como tipo de indice. Al enunciat una palabra en otra lengua, los hablantes pueden estar sefialando hacia otro tiempo o lugar, donde ellos o sus copartici- pantes han estado o estarin, En las comunidades bilingties, donde la alternancia de cédigos ¢s moneda corriente, la eleccién de una lengua patticular en vez de otra puede indicar la etnia ala que pertenece un hablante o una determinada posicién politica en relacién con la len gua y la etnicidad. Este es el caso, por ejemplo, de Quebec, Canad (Heller, 1982, 1995). En la siguiente conversacién telefonica, por ejem- plo, la eleccién del francés por un paciente que llama a un hospital para Concertar una cita se interpreta como un elemento deictico de Ia pre~ ferencia del paciente por el francés frence al inglés: Salvo en oy casos en que y ee vis ndacein l cons —qoew indica enn Bitiograi~ yn launas encepeions, ods ae emacs de atores han sido usc por si (NT) 1 En estos, echae no Tnaginss, dsbido &gae el wo de demoseavos como eset, eto see ven acompafid de geo. 4 Antropoogia ingttics (4) Asistente: Central Booking, may I help you? Central de reservas, zen qué puedo ayudarle? Paciente: Oui, all6? Sioignne? Asiscente: Bureau de rendez-vous, est 5 et-ce que je peux vous sider? ‘Central de reservas, gen qué puede ayudarle?* (e Helles, 1982: 112) Debido a sus implicaciones politica, sin embargo, la oferta de una eleccién entre dos lenguas podria desestimarse, como en el siguiente ejemplo: (2) Camarero: Anglais ou fangais, English or French? os bilingties: Bien, les dew. Bueno, los dos..} Camarero: No, mais anglais ow frangais? (No, gpero inglés o francés?) ‘Dos bilingites: Ic doesn't matter, c'est comme vous voulez, (Lo aue usted desee.) Camarero: OK. OK. I'll be back in a minute, Gien, bien, volveré en un minuto) (de Heller, 1982: 116) tos qemplos muettran que lo elementos deicticos vain desde preguntas inofensivas (hablas francés?) a declaraciones politica (zde gute) Forest noo cr imporant sing ene se tintos tipos o grados de deixis. Por ejemplo, Silverstein (19766) sugirid aie el dlaio at presupone simplemente eecia Je unt rente identiicable. El pronombre ti, por otra parte, hace algo més que sefalat la existencia de un receptor: construye Ia categoria social del interlocutor, o al menos deja constancia de ella. Una persona no se ins “En ana nots 2 ple de pigine, Holler sees cue et eapusin, tn corvente en sineioner donde hay contsete inguin, pace se uncle pb por pub de a nel ingles nay Tp you, en ver de expocsin Sade a i prin ances (@ spt) que corxponce tl ecte El émbito de la antrpologl tngstica taura oficialmente como interlocutor hasta que se dirigen a lo ella como tii/usted (mientras que la mesa ya esté junto al hablante antes de ‘que diga eestas). La lenguas que tienen pronombres de tratamiento de segunda persona (i. la clsica distincién que hacen muchas lenguas ceuropeas, el fancés t/vous, el espaol 4/Usted, el alemin du/Sie, el ita- liano tu/Voi o tw/Lei) amplian las propiedades deicticas de los pro- nombres personales utiizindolos en contextos socialmente relevantes como patimetros de igualdad/desigualdad, solidaridad/poder (Brown + Gilman, 1960). Estos som deicticos que Silverstein llamé ede mxcima Bcacia realizativa 0 creativa». Los modos con que definimos el mundo que nos rodea forma parte de Ta constitucién de ese mundo, Este aspecto creativo y realizativo de la deixis es el que utilizan los hablan- tes para construir su identidad émnica o de género (Gumperz, 19822, 1982b; Hall y Bucholtz, 1995). Decir que hay palabras que estén rela- cionadas deicticamente con algin eobjetor o aspecto del mundo signi fica reconocer que las palabras levan consigo un poder que va més alla dela descripcién e identificacién de la gente, los objetos, las propieds- des 0 los acontecimientos. Significa tratar de identificar los modos con Jos que la lengua se convierte en una herramienta a través de la cual nuestro mundo social y cultural se describe, evala y reproduce cons- ‘antemente, De acuerdo con Gumperz, este trabajo interaccional se realiza por medio de una amplia gama de indicios contextualizadores, una sub- clase de signos defcticos que permiten saber a las personas qué esti oco- rriendo en una situacién dada y cémo se espera que continde la interacci6n (véase la secci6n 6.8.2.2). Puesto que las indicios de con- textualizaci6n no se distribuyen wniformemente en una comunidad dada, a deixis es un aspecto importante para gestionar las selaciones de poder y las dindmicas de poder en situaciones comunicativas donde un grupo minoritario se enfrenta a un nuevo grupo de deictices: Ls prcticas de contextalizacin se difunden de acuerdo con reds insttacionalizadss de relacin y 0 adquisicin esté determinada por aera econdmicas,poitias¢ ideolbgicas que sieven para ninguneat a grandes sectores de la poblacidn. Ete desajuste adquiere wna parti ‘ular mportanca a medida que algunos secores de la poblacion, que Snveviormente exaban ailados, van signdo absorbidos por los moder- nos exados nacionals. (Gummper, 1996: 402) 8 Antroplogialieisties Veamos ahora la esteecha relacién que existe entre la deixis y la actuaci6n. Esta relacion se hard més evidente aéin con el estudio de la tercera nocién, la de participacién 1.4.3, La paricipaion ‘Como hemos mencionado anteriorment nado anteriormente, los antropélogos lingtisti- <2 sompaen con ots Geno oes rs por bl tes como actores sociales, Esto significa que ven el habla sol como na edd scl donde erin ge ing cree logistics, Esa perpectiva epistemologca se vol blew en al siguiente fragmento que escribié Hymes i es para responder criticamente ala nocién de competencia de Chomsky: ion , Debemot. comida el hecho de qu un ito oral dase ¢1 conocimiento de ls oraciones, n0 slo por medio del gancten sino también por medio de su iasercién en un contexto Elo alla adquier fi competencia sabre ctindohable, cudndo no, de gu hablar Y Gon quis nde y de qué maners. Bsa uno pode lear 3 min onrepetoco de aco de bl omar pte chee comunicaivos y evalua a conducta comuniesta de oes Aa esta competencia se ‘ i fone! comets se integra con ss ats ote ymotracons fm slacion con fos angen y sau del lengua, y con at compere actitades para entender la interrelacién del igo de conducta comunicativa, fee en cee (Eyes, 19726: 277-278) Uno de lo principales puntos de este fagmento es el rec Ininto del hecho de que ser hblante de una lengua sigaca rovers cera una comiinidad de hablantes, algo que, por ottapatte significa «sar mero en un émbito de actividades y wos del lenge. Se un Pn compte de na leg iia rcp de ce css mn ese lenguaje como parte de un conjunto de actividades sociales que sis onganizadscultralmente y que han ser inerpetd lo de la cultura. Las nociones de evento comunicatvo, evento de habla act vidad de habla son algunas de las que se utlzaron en el pasado para dav cuenta de ess idea bisica. EI concepto que suele uiizarse habivvals ‘mente para hablar del hecho de que el habla forma parte de activida. des mas amplias es el de participacién, Esta nocién subraya la coslidad inherentemente social, colectiva y distributiva de cualquier acto de habla Hablar una lengua significa ser capaz de uiliza sonidos que fos 4 I dimbito de la entropologt lngitca permiten participar en una interaccién con otros, evocando wn mundo que stele ser mas amplio de fo que nadie puede ver y tocar en un momento dado. La conexién, ya sea real o imaginaria, con este mundo sis amplio se produce por medio de la habilidad de las palabras para hhacer cosas, por su poder realizativo (véase nis arriba el epigrafe 1-4), algo que en parte se convierte en realidad gracias a su habilidad para sefialar hacia algo més all de ellas mismas, por medio de sus propieda- es deicticas (véase mis arriba el epigrafe 1.4.2) La participacion parte del presupuesto de que la cognicién gestiona el volumen de informacién y permite predecir la accién que los demis realizarin paca la resolucién de un problema. También parte de un cle~ ‘mento corporal, un cuerpo con vida que interactia con cl entorno no solo fsicamente (mediante el tacto, por ejemplo), sino también creando tun sentido, Ser un ser humano significa estar comprometido en un pro- ‘eso continuo de interpretacién de nucstras relaciones espaciales y tem- porales con el mundo que nos rodea (Limvelt). Este mundo incluye objetos materiales —herramientas y artefactos—,asi como otros cuer- pos vivos (C. Goodwin, 1981; Goodwin y Goodwin, 1996; Hanks, 1990; Heidegaer, 1962; Merleau-Ponty, 1962). Participar implica com- partir los recursos matcriales ¢ ideacionales (las lenguas incluidas), peto rho necesariamente al mismo nivel de control ni conocimiento, Una de las razones para analizat la noci6n de participacién en el estudio de las pricticas culturales ha sido la caracteristca singulatidad de todo grupo humano 0 comunidad (véase el capitulo 2). Finalmente, la participa- cién como concepto analitico reemplaza las viejas dicotomias como hablante-oyente o emisor-receptor. Como descubriremos en el resto de este libro (especialmente en el capitulo 9), cualquier texto puede representar simulténeamente a varios autores: y el significado se cons- truye con frecuencia mediante la yuxtaposicién de voces distintas, cada tuna de las cuales se realiza mediante el uso de lenguas distintas, dialec- tos escilos comunicativos. 1.5. CONCLUSIONES, En este capitulo he presentado la disciplina de antropologia lingiistice, poniendo de relieve algunas de sus principales nociones y problemas teSricos. He subrayado la importancia de accrcarse al lenguaje como tun conjunto de pricticas culturales y 2 la necesidad de comprender Ia 6 Antropolegia lingitice antropologis lingtistica como una empresa fandamentalmente inter disciplinar, que se inspira en una variedad de perspectivas dentro de las hhumanidades y de ls ciencias sociales, pero que aporta su propio punto de visa sobre la naturaleza del habla y de su papel en la consitueién de la sociedad y la inceepretacién de la culsura. De todas las cioncias sociales, la antropologfa lingiiistica es la mis eercana a la sociolinggiis- tica, Como quedars claro en los siguientes espitlos, los antropélogos Jingtisticos comparten un interés en Tos hablantes como miembros de comunidades lingtisticas y en I dstibucidn social de las formas, reper- torios y actividades corunicaivas. Asi como los sociolingistas suelen ver a los gramiticoty lingtistashistéricos como sus principales inter- Jocutores, alos anrop6logs lingtisticos ls preacupa mantener un dii- logo con les ciencias sociales en general y con otros subcampos de la antzopologia en particular, Exe didlogo se ha hecho posible gracis al crecimiento de Seas de investigncin centradas sobre una serie de con- ceptos clave. Me he centrado en tres de ellos: la actuacin, a desis y la partcipacin.Volveré sobre estos conceptos en los siguientes capitules, pero me extenderé con mayor amplitud en la participacién (véase el capitulo 9} porquc, en mi oponién, tiende un puente de gran utidad entre las diversas e importantes corrientes de investigacién dentro y fuera de Is ancopologi. Eatie he divers unidades de andisis que pro- pongo para el estudio del lenguje, las unidades de patticipacién se revelarin como una interesante aproximaci6n para el estudio de las estructaras lingiisticas, sin perder de vista el rico eejido sacial donde se llevan a la prictica 2 a Teorias de la cultura Sila premisa de la antropoiogia lingistica cs que debe entenderse el len- ¢guaje como una prictica culeural, nuestra aproximaciOn al campo debe incluir un estudio de la nocién de cultura, Esta tarea plantes hoy dia un especial desafo. Nunca hasta ahora el concepto de cultura habia sido tan controvertido ni tan duramente criticado desde todos los puntos de vista, En los diltimos aos se ha criticado en exceso una noci6n totilizadora del concepto de cultura, que reduce las complejidades sociohistricas a meras caracterizaciones y que esconde las contradieciones morales y sociales aque existen en y entre las distintas comunidades. Muchos cientificos sociales, ncluyendo algunos sntiopGleges, an contestedo que ls nocién, de culaura se identifica asi con un programa colonial de supremacia inte- Jectual, militar y politica por parte de los poderes occidentales sobre el resto del mundo, que no puede ejercerse sin asumir una serie de eng fiosas dicotomias como «nosotros» y «ellos acvilizado» y eprimitivos, aracionaly¢ «irracionaly, eeducadon y eanalfabeto», etc, La aculturas es lo {que sottos tienen, lo que los hace y Jos mantiene diferentes, separados de nosotros. En el siglo XIX, la cultura era un concepto utilizado por los europeos para explicar as costumores de los pueblos en los territorios gue iban conquistando y poblando (en Arica, en el Norte y el Sur de ‘América, Australia, la islas de! Pacifico, Asia). Hoy dia, la cultura se emplea para explicar por qué las minorias y los grupos marginados no se integran ficilmente en las principales corrientes sociales ni se mezclan con ella. La critica de estos hechos es dtl, entre otras cosas, para que sea ‘mos conscientes del papel del discurso académico en la produccién y legitimacién de la marginacién,un papel que a veces ejercen los mismos académicos sin ser conscientes de ello (i.e. Bhabha, 1994; Fox, 19915 Said, 1978).Al mismo tiempo, las nuevas generaciones de estudiantes de a [ie Antvopolega ingen J conducta social humana que pretenden emprender nuevas elabora- ciones teéricas y sintesis necesitan una comprensién historica de muestras ‘metiforas y conceptos de base. Por muy problemiticos que hayan sido los anteriores conceptos de cultura, no son nada si se comparan con el peli- 470 de evitar deinir el concepto que puede ayudarnos a comprender las semejancas y diferencias que manifiestan las personas a nuestro alrededor de constitnir diversos tipos de formaciones grupales ‘Més que revistr sisteméticamente las diferentes teorias de la cultura ue han propuesto los antropélogos en el siglo pasado’, aqui me limi- taré a exponer ls seis teorias de la cultura en las que el lenguaje desem- pefia un papel particularmente decisivo, Estas teorias no dejan de ser polémicas, y una de ellas se basa en un paradigma —la psicologia de ‘Vigotsky— que ciertamente no forma parte de la corriente mayorita- ria de la antropologia. Esta opcién deberia servir de ayuda al principal propésito de este libro:la discusién del lenguaje desde una perspectiva antropol6gica. Subrayaré el concepto de lenguaje que implicita o expt cicamente subyace 2 cada teoria de Ja culeura. 2.1, LA CULTURA COMO ALGO DISTINTO DE LA NATURALEZA ‘Una de las perspectivas comunes de la cultura es que es algo aprendido, wansmitido, heredado de generacién en generacién a través de lat acciones humans, casi siempre tomando la forma de una interaccién cara a cara y, desde luego, mediante la comunicacién linguistica, Esta perspectiva de la cultura permite explicar por qué cualquier nifo, al margen de su herencia genética, crecerd siguiendo los modelos culea- rales de las personas que le han educado. Un nifio al que se le ha sepa rado de su parientes de sangre y que ha sido criado en una sociedad diferente de la que ha nacido, se converted con el tiempo en tun miem- bro mis de la cultura de sus padres adoptivos debido, en buena patte,a la socalizacin lingifstica, por medio de Ia cual adquiiri Ia cultura ode- mis del lenguaje de las personas con las que vive. En antropologia, una cultura son los modelos de condueca aprendida y compartida caracteristicos de una comunidad determinada, La cultura Kecsng (1974) y Ortnec (1984) hacen un paso de es dint toi de el. “Torias deta cuter se aprende de los parientes y ons miembros de fa comunidad asi como de varias formas materiales como libros y progrenus de television. No has nacido con ana cultura, sino con la habilidad de adquiritla por tmedios tales como la obtervacién, la imitacién, el ensayo y cl erzor. (Oswalt, 1986: 25) ‘A pesar del reconocimiento que algunos libtos de texto han prestado ala necesidad de wana habilidad para adquirir cultura la visibn de la eul~ tura como algo aprendido suele comprenderse a veces por oposicién a la pperspectiva de una conducta humana como producto dela naturleza, exo cs, como una dotacién que se transmite de generacién en generacién por medio de los principios de la genética. La dicotoma snavuraleza/ambientes hha dividido a los especialitas, que se formulan la misma pregunta: qué tie- nen de especial los seres humanos? Le respuesta a esta pregunta radica en Ja encrucijada de la biologia y la cultura, la herencia y la adquisicion. No pucde encontrarse mejor ejemplo que el lenguaje, No cabe duds de que Jos seres humanos tienen la capacidad de adquirir un lenguaje. Basta con escuchar a los nifios de cualquier lugar del mundo, que en un espacio de tiempo relativamente breve (dos, tes afios) son capaces de procesar pri- ‘ero y luego producir complejos mensajes con ideas complejas. La capa cidad de aprender un lenguaje es de hecho independiente de ts abil de oir sonidos, algo que puede observarse en el uso espontineo del len- _guajc de signos que hacen los nifios sondos. Estos nifios, una ver expuestos un ambiente en el que las personas usan sistemticamente gestos para ‘comuunicarse adoptan es0s gests y los usan tan eficuzmente como los nifios yentes usan los sonidos lingisticos (Monaghan, 1996; Padden y Hum~ phries, 1988; Sacks, 1989; Lane, 1984). Reesulta, pues, patente que la adgui- sicién del lenguaj, la naturaleza y la cultura interactéan de varias manezas para producir el fendmeno tinico de los lenguajes humanos. La idea de una oposicién entre cultura y naturaleza fue introducida cen a antropologia americana por antropélogos de otigen alemin como Franz Boas’, que habia sido influido por la filosofia de Immanuel Kant, ee ee ee ae cairn I conduct lr india qe emponen un gpo foc tan sur feleceve India con el sodio natal al que prenecen, con ers grupos, con bs es Iniebres el pop grupo een. cach inividvoconige isn Tabi ince les produeter, dee aevdades yo ppl ve deempedan en 8 vids de los erp Bos, 1911/1963: 149) 49 Antropolegia lngttica asi como por los filésofos ideslisas del siglo xn. Boas tomé de Kant la idea de que nuestro intelecto es un fuerza superior de nuestra com- ptensién del mundo. En 1789, Kant habia publicado un libro basado fen un curso que habfa dado en los titimos treinta afos Lamado Anthro- pologie i pragmatischer Hindscht (La antropologia desde una perspectiva pragmicica), donde definia la antropologia como el estudio de lo que tun ser humano hace por causa de su espiritu libre, como opuesto a las leyes naturales que gobiernan la fisiologia humana. Esta definicién de la antropologia sigue la visién que Kant tiene de la cultura (German Kultur) como capacidad de establecer fines arbitearios (i ¢. no-natura- Jes), una condicién necesaria para la Hbertad humana (La critica del Jui- cio, § 83). Este punto de vista se desarrolla mas ampliamente en la Feniowenclogia del Espirit de G. W. Hegel, donde se dice que las perso nas son distintas de Jos animales no solo por su habilidad para contro Jar sus instintos, sino también por su capecidad para superar sus idiosincrasias compartiendo sus necesidades y aceptando sus medidas, ue son mis universales. Para Hegel, la cultura es un proceso de extra- famiento de (en alemin Enifremdung) 0 de esalir del» (Entduflerung) ser natural o biolégico, pues forma parte de ese «ser natural estar centrado. La cultura significa la posibilidad de salir de nuestea visi6n limitada de las cosas y tomar el punto de vista de oto. Este proceso hace posible tomar conocimiento de uno mismo (Selbstbewustein), asi como cono- cimiento del Otro, que es siempre un modo teérico de pensar. La pala~ bra que Hegel utiliza para la cultura es instructiva: Bildung, esto es, formacién (que recuerda el término latino formatio) 0 configuracién (Ge la materia o el pensamiento). De acuerdo con Gadamer ({1960] 1975), este concepto sc origina en el primer misticismo y esti estre- chamente vineulado no solo a la idea de que los seres humanos llevan. cn su alma la imagen de Dios, sino también a una ética universal, una lucha por controlar los instintos humanos y, por tanto, por elevarse hacia valores pan-humanos. Este proceso de socializaciéa, en el cual el len guaje cumple un papel importante, va dicigido a orientar la mente del niffo y su conducta hacia modos de pensar, hablar y actuar que sean aceptables para una comunidad més amplia que la propia familia del nifio (Mauss, 1935) Desde esta perspectiva, el lenguaje forma parte de la cultura. Mis especificamente, los lenguajes sirven para categorizar el mundo natu- ral y cultural. Son valiosos sistemas de clasificacién (taxonomias) que 50 orf dela cular pueden aportar inestimables indicios sobre las crcencias y pticticas cul- turales. Estos sistemas de clasificacién son arbitrarios, pues de oto modo, ze6mo podfan explicarse la diferencias entre los vocabularios y los campos seménticos de las distintas lenguas? Sabernos, por ejem- plo, que mientras que una lengua agrupa todos los elementos de un conjunto dado bajo el mismo rétulo (j.¢.en inglés nosotros), otra len- gua puede hacer distinciones dentro del mismo (j, ¢, muchas lenguas poseen distintos eérminos para traducir nosotros, dependiendo de si hay ‘0 no més de dos partes o si el oyente se incluye 0 no) (véase el ep agrafe 9.3). Las propiedades de objetos 0 de personas que son irrele- ‘vantes para un sistema de clasificacion, pueden ser cruciales para otros En al pasado, los antropélogos lingiisticos han aportado innumerables datos de la existencia de esee tipo de singulares clasficaciones en dis- tintas lenguas (véase Cardona, 1985, para una revisién de la Literatura pertinente). Lounsbury (1962/1969) muestra, por ejemplo, que el seneca (una lengua iroquesa del Estado de Nueva York occidental), al conttario que el inglés y otras muchas lenguas, hace una distinciéa crucial entre los términos del linaje patrilineal y del matrilineal. Con al término hfnih se’hace referencia al padre de alguien, al hermano del padte, al hijo de la heemana de la madre del padre, al hijo del her- mano del padre del padre, ev, nieutias yue el Ermine hukhino®seh 9 aplica al hermano de la madre, al hijo de la hermana de la madre de la madre, al hijo del hermano de la madre de la madre, etc. (Lounsbury, [1962] 1969: 195). Estos ejemplos muestran que las familias lingiisti- cas pueden ofrecer a los antrop6logos valiosos indicios sobre cules son las diferencias sociales relevantes para un grupo determinado, Esto € cierto tanto respecto de Jo que tiene una lengua como de lo que carece. El hecho de que algunas lenguas no tengan una traduccién para la palabra inglesa privacy, por ejemplo, podria indicar que el concepto de eprivacy> no esti presente o se conceptualiza de forma que no es posible zepresentarlo en una sola palabra. Pueden hacerse consideraciones similares sobre el modo en que los verbos clasifican las acciones y los agentes de lenguas distintas. En inglés, por ejemplo, el mismo verbo morirse utiliza tanto para seres humanos como para animales (y algunas veces se exticnde metaféri- camente a objetos y maquinas que parecen cobrar «vida», i. e. pila, ‘motores).E] samoano, por otro lado, hace la distincién entre la muerte de lis personas (oti) y la de los animales (pé) 0 méquinas —pues se 51 Antropolegia lingitice identifican en el mismo grupo— i, ‘ua pé le ta°evale vel automévil est estropeado, lteralmente, ba muertoy, ;Significa esto que se siente que la relacién entre seres humanos y animales es diferente pata los hablantes de Samoa y para los hablantes ingleses? Este tipo de pre- guntas son las que interesan a aquellos que investigan el relativismo Iingiifstico (véase el capitulo 3) ‘La atencién a este tipo de distinciones léxicas formaba parte del programa estructuralista en lingifstica, como muestra el trabajo, en Europa, de Trier (1934) y Hjelmslev ((1949] 1961)*,y en los Estados ‘Unidos, del grupo de andlisis componencial (Conklin, 1962/1969; Goodenough, 1956; Lounsbury, 1956). En estos estudios, el lenguaje se ‘ve como tn sistema de eabstracciones» que identifica las clases de obje- {os (en su mayor parte por medio de nombres), ls cases de accién (por medio de verbos), las clases de propiedades (por medio de adjetivos), las clases de relaciones (por medio de preposiciones 0 postposiciones), las clases de eventos (por medio del régimen preposicional del verbo), has clases de ideas o pensamientos (por medio de oraciones complesas (Boas, 1911: 21). é 2.2, LA CULTURA COMO CONOCIMIENTO Sila cultura se aprende, entonces una gran parte de ella puede pensarse en términos de conocimiento del mundo. Esto no significa solamente ue los miembros de una cultura deban saber ciertos hechos 0 ser capa- ces de reconocer objetos, lugares y personas. También significa que deben compartir ciertos modelos de pensamiento, modos de entender el mundo, de hacer inferencias y predicciones. En uma famosa fase que refine lo que podriamos lamar la perspective cognitivm de la cultura, Ward Goodenough escribié: Ja cultura de una sociedad consiste en todo lo que tino debe conocer fo creer a fin de obrar de una manera aceptable pata sus miembros, cualquier papel que ellos acepeen para si mismos, La cultura, enten— ida como aquello que diferencia lo que aprendemos de nuestra » Pua una exposes de Ie tora de Jos campo seminicor ene ans xc, vse Lehrer (1974). ler (1978) contione una deds exposcdn de lor diferentes mods oli Wisco entra de gions 32 ‘Berks de ls cult herencia cultural, debe consistr en el producto final del aprendizaje, ‘que es el conocimiento, en un sentido mis genes y relaivo. Obsée— vese, segiin esta definicién, que la cultura no es un fendmeno mate- rial; no trata de lat cosas, Ia gente, a conducta o las emociones, sino de ona organizacién dé codas elas. Lo que la gente guarda en so cabeza son las formas de las cosas, modelos para percibirlas, relacio- snarls ¥,en todo c2s0, interpretalas, (Goodenough, [1957] 1964:36) Hay una homologfa lingiistica de fondo en esta definicién. Cono- cer una cultura es como conocer un lenguaje, pues ambas son reali- dades mentales; y lo que ¢s mis, describit una cultura ¢s como escribir un lenguae. Por tanto, el objetivo de las descripciones etno~ grificas es escribir ela gramitica culturals (véanse Keesing, 1972: 302 yl seccién 6.3.2). Segiin la corriente cognitiva de Ia cultura, el cuerpo del lenguaje que requiere una participacién competente en una comu- nidad incluye tanto el conocimiento proposicional como el cono- cimiento procedimental. El conocimiento proposicional se refiere a las creencias que pue- den representarse por medio de proposiciones como eles gatos y perros son animales domésticosn, fumar es perjudical para la salud, y els reién nnaidos no pueden gatears. Estos son el tipo de couvcinuicntes pricticos sobre el «qué se saber o uknow-that», que los etndgrafos suelen tratar de deducir de las tespuestas de los informantes. El conocimiento pro- cedimental es la informacién del «know-how» 0 scémo se sabe», que suele inferirse de la observaci6n del modo en que las personas reali zan sus tareas cotidianas y resuelven sus problemas, Para conducir un automévil no solo es necesario conocer qué partes del mismo reali- zan esta funciOn, es decis, eudndo, si apretamos un determinado pedal 1s otro, aumentari la velocidad del vehiculo o se detendré (conoci- miento proposicional), sino que necesitamos saber cudndo y cémo uti- lizar esa informacién, Necesitamos conocer los «procedimientosy, esto «la secuencia especifica de actos por medio de la cual puede conse- guise un objetivo concreto, por ejemplo, acelerar o detener el auto- mévil. También necesitamos reconocer si una situacién requiere una aceién determinada, Los antropélogos cognitivos de la década de los 60 se interesaron pot los sistemas terminoldgicos como métodos de explorar el mundo cognitive de un determinado grupo de personas: 53 Antropoegtalingistica En la medida en que el cédigo cognitivo tienda a ser lingiistico y cefciente, el estudio de las respuesta lingistica habituates —o téminas— NATURALEZA NO ELABORADO. crud L. ELABORADO cocinado —————— pbdrido Figure 2.2. El wridngulo culinario de LévisShauss (Lévi-Strauss, 1965) La distincin binaria entre eno elaborado» y sclaborador se usa para representar la acci6n transformadora, tanto de lz cultura (cocinado) como de la naturaleza (podrido), sobre los alimentos. La categoria scrudo» ocupa eLlugac intermedio entre la naturaleza y Je cultura, porque los alimentes ccrudos son tipicos de algunas tradiciones culinarias (como cuando duran: ‘una comida se sirven frotas o verduras crudas en un plato),pero no estén, tan cliborados ni transformados por la cultura como los cocinado? " Ls formule origina de Lav Strut introduce denconse mi ler como ade sal y sumo 0's de sao y cov (ae ambién Cea, 1900-28-31). 2 Teor deta cultura El problema entonces reside en la medida en que puedan encon- trarse las mismas clases de combinaciones o sustituciones en culeuras diferentes. Si se encuentran en sociedades hist6ticamente no relacio- nadas, el antropélogo puede ver en estas asociaciones categorias univer sales del pensaniento humano, Segin este método, las nociones extraidas de la teoria lingiisica pueden usarse en el andlisis cultural, porque se entiende que la cultura es un sistema que se comunica por medio de sus actores sociales. Lévi-Strauss crefa que no es la gente la que se comunicaba a través de sus mitos, sino los mitos los que se comunican a través de la gente, La mejor declaracién sobre este punto se encuen- tra en un comentario que él mismo escribié sobre su propia obr Conviene recordar que he escrito que los mitos hablan en el hombre sin que evte lo sepa. Exo ha sido muy polémico e incluso criticado por nis colegis de habla inglse, porque creen que desde um punto de vista empi- rico es una fase que no tiene el menor sentido, pero para mi, ecansnice tana experiancia vivida, porgue describe con exactitud como percibo mi propia relacién con el abajo, Esto es, mi trabajo se piensa en mi sin que yoo sepa, Nunca tuv,y sigo sin ener, la percepcién de un sentido de rs identi personal, Me figaro a mi nsismo como el lagur donde algo esti ssacediendo, peto no hay #yoe, ni emis. Cada uno de nosotros es una espe ie de encrucijads de caminos donde lat casas qearren Ta enced es ‘puramente pasiva alli ocurre algo. Algo diferente, igualmente vilido,o¢a~- ren oto sitio. No hay eleceién, es un asunto de suerte (Lévi-Stauss, 1978:3-4) Segin este paradigma, el ser humano concreto, el ser histérico que 1s solamente el lugar de las sensaciones, los pensarnientos y los sen- timientos, sino tambien la fuente y origen de las acciones, desaparece fen favor de un sujeco trascendental, acultural y ahist6rico (Mannheim, 1991: 150-151). Necesitaremos que aparezca en escena Geertz y ala antropologia interprecativa para rescatar el pensamiento de unos seres hhumanos situados sociohistoricamente, que son sujetos interpretates (cpigrafe 2.3.2), a Bourdieu y su teoria de la prictica (epigrafe 2.5) para darnos cuenta realmente de que hay algo mis que descosificacién en Ia interpretacién (Moore, 1994:74). 2.3.2, Clifford Geertz y el enfoque interpretative ‘También para Clifford Geertz la cultura es comunicacién, pero, al contr~ rio que Lévi-Straus,no cree que las diferencias culturles sean vatiaciones Antropologia lingiitica cle una idénticae inconsciente capacidad humana para el pensamiento abs- tracto. Antes que esforzatse en entender ls equivalencias subyacentes entre las culturas, Geertz se ha interesado mis en crear un método de investiga cién que ponga de relieve el infinito proceso interpretativo que caracte- riza aa experiencia humana, una perspectiva que comparte con a floxoa hhermenéutica (Gadamer, 1976).Su objetivo es encontrar caminos de com prensi6n de la culeura humana ances que intentar explicarlos por medio de teorias causales que utilicen leyes generales de conducts El concepto de cultura gue propugno es esencialmente un con cepto semiético. Creyendo con Max Weber que el hombre es un ani- ‘mal inserto en tramas de significacién que él mismo ha seido, considero que ls cultura es ess urdimbre y que el andlisis de a misma hha de set, por tanto, no una ciencia experimental en busca de leyes.sino ‘una ciencia interpretaiva en busca de significaciones. (Geertz, 1973:5) ara Geertz, las etramas» de las que nace la cultura deben desvelarse ‘mediante cuidadosas investigaciones etnograficas y reflexiones que pon- gan de manifesto ls diferentes perspectivas sobre lo que en un princi- pio parece un mismo significado. El concepto de descrip densa —que toma prestado de Gilbert Ryle— es tna metifora fundamental en la teo- ria de la cultura de Geertz: un etnégrafo vuelve sobre los mismes rate~ tiales y va afiadiendo scapas» —este seria el sentido de edenso», el de la concentracién o espesor de una esopa espesar. Tal como Geertz con templa la cultura, esta es un producto de la interaccién humana: la cul- tura...es piblica...no existe en la cabeza de alguien...» (ibfd.).A la vez que los seres humanos crean la cultura, estin obligados a ineerpretarla. Decir que la cultura no esti en Ia cabeza de alguien significa abunder en. el hecho de que la cultura esti ahi fuera, como producto de los seres, shumanos y es susceptible de ser interpretada, Segiin esta perspectiva las rmanifestaciones culturales son actos de comunicacién, Cuando observa mos a alguien que participa en un debate piiblico, asiste a un funstal, acude a un partido de fitbol, o presencia una pelea de gallos, e vemos patticipar en conductas coordinadas que no solo implican, sino que tam= bign producen, visiones del mundo, ademis de nociones locales de per- sona (o sef,un concepto que es central en la obra de Geertz y en gran parte de la antropologia culmural. Hacer cola para entrar en un teatro no implica Gnicamente una serie de presupuestos (y por tanto de conoci- ot “Tove deta else ‘pientos) sobre c6mo acceder al asiento pata vera representacion —an tema qué los antropélogos cognitivos pusieron sobre la mese— también, fg uma acto que conuanica ideas de orden pablico, de derechos indivi- Gaales, de cooperacién social: y comunica también una cierta noci6n de persona al tempo que ls prodvee, Por las misias azones el hecho de penazat ponerse en cola también es un acto comunicative que mani- festa piblicamente un desafio de las normas piblicas y una critica de los derechos los deberes que esas nosmas conllevan, 2.3.3. Ehenfoque de la detxis y le metapragmética Las mis recientes versiones de la perspectiva de Ia cultura como comu- ricacién se han inspirado en trabajos sobre la deixis (véanse ls secciones {42 y 63). Este es especialmente el ciso de Michael Silverstein’, quien ta llevado a cabo un estudio sobre el trabajo tedrico de Peisce y Jokob- son. La fuerza comunicativa de la cultura, para esta nueva perspectiva, ne ‘a cacaminada tinicamente a representar aspectos de la realidad, sino tam- bién a conectar los individuos, los grupos, las situaciones y Los objetos, con otros individuos, grupos, situaciones y objetos o, en un sentido més generi, con otros contextos. egiin esta vision el significado (de los men fajes, actos sittaciones) se realiza no solo por medio de relaciones con- ‘vencionales entre los signos y sus contenidos ~~. ¢ la palabra escritori, indica una cierta clase de objeto material junto al que las personas se sien tan para realizar algunas tareas—, sino también por medio de conexio- nes entre aspectos seleccionados de la situacién y aspectos de otras simaciones. La communicacién no ¢s solo el uso de simbolos que srepre- sentano creencias, sentimientos, identidades, acontecimientos, sino tam= bién un modo de indicar, presuponer 0 proyectar sobre el contexto presente creencias,sentimientos, identidades 0 acontecimiensos. A esto sele suele lamat el sgnificedoindiiel de tos signos.Segin este tipo de sig- nificado, una palabra no «representar un objeto 0 concepto; mis bien, indica o conecta con algo «del contextor (véase Ia seccién 1.4.2), que bien ese presupones, bien se deduce (esto es, we crea), Esco significa que las formas comunicativas (expresiones lingtisti- cas, signos grificos, gestos, actuaciones en vivo) son vehiculos de pric ticas culturales en la medida en que presuponen o establecen algunos ave Svein (2976; 1981; 1985; 1987: 1993) Hanks (1990 1996: Ley (983), [Mere y Patent (988), Parmentier (1599), Werth (19858 6 Antropologia lingistice rasgos contextuales (por ejemplo, quién es el receptor de lo que se dics, tuna cierta relacin social que se establece entre hablante y oyente) que, pese a no estar necesariamente descritos en el mensaje (0 significads denorado), se entienden. Este tipo de significado cubre tanto los llama. dos términos defcticos como aqui, ali cora ayer, yo, tet, que deben interpretarse de acuerdo con el contexto espacio-temporal del emun- ciado en el que se utilizan, como los aspectos de marcado caricter ideo- * Togico del lenguaje y la cultura, el establecimiento de las categorias de szutor y receptor (por medio del uso de ls formas pronominales y el dic curso indirecto) o el status relativo de los participantes (por medio de tuna seleccién de rasgos Iéxicos y morfolégicos) (véase el epfgrafe 6.8.21 Dentro de este marco, el uso de los elementos deicticos de un lenguaje ptoporciona una teorfa de la accién humana, o una metapragmédtica (Silversein, 19852, 1985b, 1993)... 2.3.4.La ese a que el estudio de las metéforas les ha resultado particularmente atractivo a los antropélogos que suscriben le visién cognitiva de la cu~ tura, a profusion de literatura sobre las metéforas puede entenderse finalmente como un caso mas en ef que se considera que la cultura se transmite través de formas lingiiisticas y, por tanto, por medio de -a comunicacién (Keesing, 1974) (véase también el epfgrafe 3.2.2) ‘vision funcional de las metiforas como modes de contre~ lar nuestro entorno social y natural (Sapir y Crocker, 197) hasta ls teo- ras cognitivas mas recientes que postulan que las metiforas son procesos por los que entendemos y estructuramos un campo de experiencia en * términos de otro de distnto ipo» (olanson, 1987: 15), el lenguaje figure- tivo ha atrafdo siempre a los antropélogos, lingistas y Elésofos que se interesaban por el modo en que la forma especifica y el contenido ce rmuestro discurso pueden constituirse en guias de nuestra experiencia dal ‘mundo (véase el capitulo 3). estudio cognitive de las metiforas como ‘modelos culturales (o como expresiones que dependen de modelos) es esttechamente asociads a Ia idea de que entendemos el mundo y el len- goaje en términos de procotipos, que son visiones generales simplifics~ 1s metéfotas como teorlas populares det mundo "Gas o fears pois del experiencia Rosch, 1973,1978)-La teora de | A uF “Teorlas de la eur Jos prototipos contadice l eteorfa de los rasgos distintvos, que intents defi l pertenencia a una clase (ya sea palabra, acto o acontecimiento) fn téeminos de tun grupo de rasgos discretos 0 propiedades —por ejem- pl un soltexo se describe utilizand los siguientes rasgos: ) masculino, fi) adulto y (ii) no casado. Frente a quienes aplican la palabra soltero a iertos hombres no casados, los te6ricos de la teorfa de los prototipos sefialan Ja difcaltad de postular una taxonomia popular del mundo en la aque la gente se case a una cierta edad y una dnica vez (Fillmore, 19776), ‘quando en el mundo real, mas complejo, hay personas que no se casan (Gecerdotes) y personas que son demasiado j6vencs © viejas,y hay quie- pes se han casado y divorciado demasiadas veces para que se pueda con- siderarlos solteros. En esta misma linea se expresa Sweeter (1987: 44), para quien el significado de la palabra metr eesti inherentemente furn~ dado en un esquema prototipico de ciertas éreas de la experiencia humana». Este esguema simplificado abarca principios morales como @) Intenta ayudar, no hagas dafo, ¥ (i) El conocimiento es beneficioso. La vida es, por supuesto, mis comiplicada, y pueden presentarse casos de conflcto entre los dos principios. Cuando informar de algo pueda heric la sensbilidad de las personas, estas recurritin a reservarse la informaci6n 6 incluso mene (por ejempl6, por cortesi)”. 2.4, LA CULTURA COMO UN SISTEMA DE MEDIACION Eluso comin de tun lenguaje dene Iogar al mismo nivel que el uso comtin de todos los objeros que nos rodean en la sociedad en Ia que hhemos nacido y en a gue vivimes. Pecan Las herramientas son por definicién objetos de mediacién. Son bjetos que se interponen entre el usuario y el objeto mismo, Esta idea Ge las herramientas se remonta a la nocién de Marx de «medio de tra- bajo», tal como describe la siguiente cita: El medio de trabajo es aquel objeto © conjuntd de objetos que el ‘obrero interpone entre él y el abjeto que trabsj,y que Te sieve para encauar a actividad sobre dicho objeto. EI hombres sve de las cusli~ ‘Pati tore populares ofl onio nodeor clues, eon Tox esayor de Hind ¥ Quin (1987), y D'Ansracey Str (199). a Antropolegtalngistice ades mecinicas, fsicas y quimicas de las cosas para ulizarlas,conforrae al Gn perseguido, como inserumentos de actuaci6n sobre ott cos. Y Ja propia era es an medio de trabajo, aunque exija pata ser cultivac, para poder ser utiizada como instrumento de tabaio, toda ot serie ée ingmumentos y un desaerollo de In fuera de cabajo relativemente grace. (Marx, [1946]: 131-152) Segrin esta idea, los medios de trabajo» son cualquier cosa que los seres humanos utilicen para controlar el entorno y producir recurses Por definicién, estos medios estén siempre «entre, Estin entre las po sonas y sus alimentos (j.¢. un tenedor}, entee las personas y el tiempo (j.e,un paraguas), entee las personas y el objeto fisico (ic. un hacha) cenure las personas ent si (gestos, enunciados) y entre las personas y sus propios pensemientos intimnos (habla privada, representacién mental) 1a figura 2.3 ofiece una representacion preliminar del papel media- dor de fas herramientas. SER HUMANO HERRAMIENTA ENTORNO Figura 2.3. Les herramientas medion entre fos sreslumanos 9 st entome. En la figura 2.3, las herramientas y artefactos que produce el trabajo hhumano se encuentran entre los seres humanos y su entorno, ¢s decir, ‘median en la interaccién con el mundo social o fisco. La cultura orgi- niza el uso de las herramientas en actividades especificas, como la caza, la cocina, la construcci6n, la lucha, el recuerdo del pasado y la planifi- ‘cacién del fururo. En cada caso, la capacidad de un agente para domi nar, explotar o controlar la naturaleza o su interacci6n con otros seres hhumanos etece o, simplemente se modifica, por el uso de las her-a~ mientas. Nuestra relacién con el mundo, sin embargo, no necesita de ‘mediacién. Si empieza a llover mientras estamos sentados en un parce yy nos mojamos el pelo y la cara la relacién entre nosotros y la natura Jeza se hace menos directa, menos mediada (atin tenemos nuestras rozas ¥y niaestros pensamientos). Si abrimos un paraguas, sin embargo, cor. el fin de atenar l impacto de la naturaleza sobre parte de nuestro cuet20, ‘modificamos las consecuenciss potenciales de un fenSmeno naturals la medida de nuestras necesidads 0 limitaciones.En este caso, muestra rela- cin con la naturaleza esté instrumentada por wna herramienta especi- 68 Teoria dela cultura fica el paraguas, que aqui representa la cultura. Esta dable posibilidad de fa experiencia humana, ya sea directa o mediada, se representa en la figura 2.4 por medio dé un triéngulo (véase Vygotsky, 1978: 54), HERRAMIENTA, e SER HUMANO “"" ENTORNO Figura 24. Lis hermontas como alternative de medi entre Tae srs humans ys efor * Este modelo incluye la posibilidad de objetos culuurales materiales, i.e. paraguas,y objetos ideacionales o no-materiales, i.e. imbolos —el uso de un linea de puntos pars represencar la relacion entre Los sexes Jhumanos y el entorno eclipsa cualquier duda sobre la realidad empi- rica de tan inmediata relacién (véase mas abajo). Por ejemplo, nuestra relacién con la naturaleza, la llwvia, por ejemplo, puede estar mediada por una teoria de las precipitaciones: a Ihivia es buena 0 mala, o es tal vvez un signo de habe: logrado la comunicacién con Dios? Lo que importa de la figura 2.4 es que la relacién mediada (linea continua) es tuna alternativa a la relacién no mediada con el cntorno (inea de pun- tos). Podemos conseguir que alguien abandone nuestra habitacién empujindole fitera de ella, por ejemplo, haciendo uso de nuestros bra- zos-y manos, o podemos conseguir el mismo objetivo uilizando sim- bolos, por ejemplo, sefialando un cartel en la pared que diga «no se admiten visitantesr,o pidiéndole que se vaya. Cuando utilizamos nues- tro cuerpo para conseguir un objetivo, nuestra relia con cl sintruso» no esti necesaria (ni completamente) mediaca por la cultura. Siempre que utilizamos simbolos, esta mediada. ara esta teoria, a cultura incluye objetos materiales como el para~ _guas y objetos ideacionales como os sistemas de creencia y los c&digos Iingiiisticos. Las estructuras materiales e ideacionales son instrumentos por medio de los cuales los seres humanos median su relacién con el ‘mundo, Aunque en algunos c2s0s la gente intenta el control del entorno o Antropolegia lingustca ‘mediante intervenciones directas, Bsicas, en otras ocasiones son igual de capaces o mis de controlar su entorno mediante herramientas simmbé- licas. Asi la cultura ineluye haces, flechas, martllos,sirras, sila, edié- ios, papel, boligrafos,transistores, disqueseras, bicicletas, automéviles asf como teorfas sobre Dios (religién), la tierra y el universo {cosmolo- gia}, cl cuerpo humeno (medicina), las emociones bumanas, ls herra- ‘mientas como lenguas historico-naturales (j.. inglés, arabe, malgache| + lengua antficiales (¢. notaciones musicales, lenguajes informiticos), Productos culeurales pueden ser las conversaciones, las declaraciones de amistad y amor, las cartas a un editor, as lsmadas telefonicas a nuestros padres, asi como las obras de teatro, los anuncios de radio, ls peliculas, y los videos musicales. Se entiende por cultura tanto «objetose com: plejos y pequeiios, esto es, las lenguas en su totalidad, como las expre- siones hechas o palabras comodin que usamos en nuestra vida diatix fic. geno fe enctentnas?; hola; deberantes vernos uno de estos das; te he visto antes? etc, pues para saber qué significan cada una de estas expre~ siones en realidad necesitamos saber cémo wsatlas). Todos estos pro- ductos son modos de representar y tratar con el mundo, Soa interpretaciones del mundo, y las interpretaciones son en st mists hertamieneas para operar dentro del mnndo" La mediacion es un concepto razonablemente neutral en el que ni lujeto/usuario ni la herramienta u objeco de mediacién es més pro- minente que el oto, Sin embargo, ¢s un modelo que requiere de ua mayor desarrollo y refinamiento en algunas éreas. En primer lugar, no dice gran cosa de la organizaci6n interna de cada uno de los elemen- tos del triingulo; en especial, 2 los antropdlogos lingiisticos no les dice bastante sobre la ceoria de Ia estructura de la lengua que deberia seguirse. En segundo lugar, excluye el problema metodolégico de los. tipos de material que deseamos encontrar, y como han de analizarse; ppor ditimo, sume todavia que hay una dimensién experiencial donce no hay mediacién, o donde se dan relaciones naturales con el entorno, Tal como han puesto de manifiesto los antropélogos culturales, esta es tuna afizmacién polémica, pues aun en el supuesto de que permanes- camos de pie y desaudos en medio de ta jungla 0 nademos en mited Pir uns cis de a mesforcheramientsy de sas impliaciones pois y 62> ones. venee Basile (1979) y Sa 70 “Torfas de la cultura del océano, nuestra cultura viaja con nosotros, pues permanecemos de pie (0 nadamos) en modos y.maneras que estin culturalmente dever- tinadas, y pensamos y nos representamos 2 nosotros mismos dentro de ese entorno mediante el pensamiento consciente que he sido mode~ lado por determinadas pricticas culturales de socializacién, incluyendo aguellas que definen nuestra relacién con el bosque y el océano. Una vez hemos empezado a concebir la culzura como un conjunto de sistemas relacionados aunque diferentes de mediacién que depen- den de diversas clases de herramientas comunicativas y cognitivas, la unidad de ls nocién de cultura empieza a cuestionarse en serio. En otras palabeas, empieza a ser dificil hablar de «unav cultura, aunque ain ¢s posible utilizar el adjetivo «cultural» para estudiar sistemas de media tién que usan algunos grupos concretos en determinadas acciones. El término cultura, sin embargo, pierde su capacidad para representar indiscriminadamente a una poblacién entera o a un grupo. Esta decons- truceién de la nocién de cultura se dessrrollard més extensamente en Ia proxima teorfa que voy a abordar, aquella que concibe la cultura como un sistema de practicss. a teorfa de la culeura como una actividad de mediacin entre la gente y el mundo que habitan (mental y fisicamente) no es sino une extension de la nocién de lenguaje como sistema de raediacién. Se base en las homologias entre las herramientas y los signos (que abarcan a ls, palabras) y se construye sobre esa metifora, especialmente sobre la idea de que el lenguaje es un producto histérico y, por tanto, es algo que debe entenderse dentro del contexto del proceso que lo produjo (Rossi-Landi, 1973: 79). La vision instrumental del lenguaje sigue a la teoria del lenguaje como un sistema de clisificacién, puesto que reco- noce que las expresiones lingtifsticas nos permiten conceptualizar y relexionar sobre los acontecimientos al mismo tiempo que nos pro- porcionan los medios de intercambiar ideas con los demi; aunque tar bign acepta que las expresiones lingiisticas no son dnicamente representaciones de wna realidad externa, sino que constituyen una bbuena parte de esa realidad y son a la vez instrumentos para la accién en el mundo, Hablar del lenguaje como una actividad de mediacién significa hablar del lenguaje como una herramienta para hacer cosas en el mundo, para reproducir tanto como para cambiar la realidad. A tra- vés del lenguaje hacemos amigos 0 enemigos, exacerbamos o intenta- ‘mos resolver conflictos,aprendemos sobre muestra sociedad e intentamos a Aneroplogi lngalsica contrporizar cn lo canbiis L cor el Inge como tn sctividad de mediacion s¢ acerca ala teora del lenguaje gue prop han los te6ricos de los actos de habla (véace cl capitulo 7) Ea arabes casos, el lengua ¢s un instrumento de accién (para representar 0 guia ediatas, una herramienta di 6 toda ls herramienas, aaa y constrine slave ste concep do Jengoaes aprexima bastante de Spit como evidence ty [...] el significado de dar tn empujé Ee letsgriede de dun emp pers para eee rm cen que me permite entrar en ella con facili- ad. Pero si llamo a la pueccay, ti lmada on les dllos no star pra ques srt slo Son Jr gu sg spn Llane a pore see acto nvis primitivo de darle un er 6 : mp = rnpujbn come me pete, Ue a said de sto son lng n sentido tite no een porta para nosonosdebid sla uncion medias Que ean $e powgoe seven de sgnos de medacién para rei stor mis (Sapir, 1949a: 163-164, En qué 2En qué consisten estos otros «actos mic importantes» a alae? Probable sn i formas de Balas ances ce ae Glundo gue sugieten estos mods ce habl ast del mando ye . La experiencia dizecta de las précticas cultarales —sestar aii» (Geertz, 1988)— se convirti6 en la fuente de gran parte de las descripciones y recogida de datos, pero, al mismo tiempo, la préctica de publicar textos con los relatos de los informantes quedé bastante zbandonad Paradéjicamente, aunque la observacibn-participante habia surgido coino un método més empitico para la recogida de inforrmacién sobre Jos habitos sociales de una comunidad, una ver que los etmégrafos empezaroa a hacet sus propias deseripciones sobre la vida social de Jos pueblos que estudiaban, lz comprobacién empirica de la expe~ rencia del trabajo de campo sufrié un considerable retroceso, y los lectores se quedaron sin poder acceder a ls fuentes textuales de aque Ils deseripeiones (Tediock, 1983) Al transcribir y traducir los textos originales, Boas se qued6 fasci- aado de las muy distints formas que cenian las lenguas de clasificar cl mundo y la experiencia humana, Utlizé esta observaciéa como oto argumento a favor del relativismo cultural: cada culcara debia enten- derse dentro de sus propios rérminos, en ver de como parte de un plan 7 Ancropologia ligidtica snagistral con escalafones incelecsuales 0 morales cuyos estratos slores solian ocupatlos aquellos que tenfan linaje euzopeo? Boas utliz6 su conocimiento de las lenguas amerindias para mos ar que el modo en que las lenguas clasifican el mundo es abitraria Cada lengua tiene su propia forma de construir un vocabulario cue divide el mundo y esablece categories de experiencia. Lo que en inglés podria representarse por diferentes palabras (agua, lago, fo, riachuclo, TTuvia, etc), en otra lengua se podria expresar por le misma palabra ¢ por derivados del mismo término (Boss, [1911] s£: 19) Deno de ene context él insertabe lo que es hoy el famoso ejemplo de las diferen- tes palabras para enieves en esquimal: Parece impose. poner deliv acho de ques goes de des expatan res fonts spices ase pbs» ‘mofemao] mean difvencin sence ls dines lenge, "aescaan n btear mtespcpd ceance temamos de mae elo lng (os pd, weno oor iden de ova se opis de mille ova tenina re a txpre agin com igi on pos sgua en us gran ens {00 prs oa cnrete gue tanec por ence grade 9 Desusto (0 y RUscHURL)y exten sn ermine ge cape fn aids del pen cmd nnn, nin ora yvonne Elton once go a vreau Sel coe se esr ments Snce mins indeendene n ingle Crp), expanse en ote lengus mediante ua Gavel ed Podemes encontr oko ejemplo del mime tip es paks ge sigan on eqn! a sev Pas an Sens ov cs ru tenes el eehlo gd pan OPE QUE AE un tee Piso, pts lane Racony one co pee tenons vENTSQUERO 3 ahs » Esconvesinte ene de modelos evlacioni de La socedades, gue inporzecewcorsar toes cv alg bial en ne cen Tabi wom ‘rhc on Senin comap mer ole Por an specie een con mero 2s Inge nlc (ra ne deg Inbar sts humane vine qu ene nigets qos eu) Yt oe ost thécsizon capo de enuno sainjescmaca ve nba depen, como tb sini el eran sl anon che specon como fr Sele cs hopiaio come mish spp gp os cuopecr tnd 88 Diveccided lingisica Como manifiesta Laura Martin (1986), las epalabras que designan sieve en esquimale se convittieron en una socorrida cita de referencia tin debates cientificos y populares sobre la relacién entre lengua, cul- fora ¥ pensimiento, y el niémero de palabras fue creciendo paulatina- mente basta llegar al centenar'. Aunque ciertamente 20 tendria nada de particular que une lengua tuviera mis palabras que oa dentro de un frea determinada de experiencia, Boas apuntaba a una causa mis gene- ralla aparicién de les distinciones léxicas pocia tener una motivacion ‘altural Sapir y Whorf modificarian posteriormente esta intuici6n. Ellos nrgiilan que si una lengua codificaba una experiencis particular del ‘mundo, su uso podria predisponer a los hablantes para ver el mando de seuerdo con la experiencia codificada en ella. Antes de examinar algu- ‘as de las implicaciones de esta intuicién, es necesario presenter algunas de las ideas de Sapir y Whorf que son relevantes para esta discusién 3.1.2. Sapir y la bsqueda de la Ligica interna de fas lenguas Edward Sapir (1884-1939), probablemente el ms faroso investigador de la historia de la antropologia lingiiistica, continaé y amplié el ince "és de Boas por as lenguas, prestando mis atenciém a las etrucruras lin~ gilsticas y especialmente al modo en que cada una de ellas es un Sstema perfecto y completo que debe e1teuiesse en sss propios tér rinos (Darnell, 1990). Crey6 que la lengua era una condiciOn impres- cndible para el desarrollo de la cultura, y continué la wadicion de Boas de criticar duramente cualquier intento de clasificar algurias lenguas como mis eprimisivasy 0 eimitadas» que otras". [No se ha encontdo nunca ninguna tribu que carezca de lengua y todas lis afrmaciones en senso contario pueden Gescartarse como mera supersticion... el lenguaje es un medio esenciaimente perfecto de expr sido y comunicacién entre todos los pueblos conocidos, Podemos aven- ura sn riesgo que de todos los aspectos de la culeuta el lenguaje fue el partin meses que bs pares srquinales menconséas por Bois se dean eid de dos ices y unsiea wel que no exe um lengua esq sno na rere de ‘nsbdade Se leogon que perencren 2b ma ype e inal oinupinc (vse Woodbury 198), Eno tien que vl eguinal diferencia ance como dings ol epail. que inguen ene sieve y copa (Marin, 1586-42223), "para un cia resinte del abo sobre lengas qrimisias, wlase Wherebicka| (9 9 Antropoogia tings primero que evolucioné hacia formas desarrolladas, y que su perfeccién csencial e una condicin necessria para el desarrollo global de la cults, (Sapis, 1933: 155) a fascinacién de Sapir por la logica interna de cada sistema lin. gilistico Ta dlustra perfectamente su entusiasmo por la nocién de fonema, una unidad abstracta de anilisis lingiistico, a la que regresa- remos en capftulos posteriores. Sapir era muy consciente de las pode- rosas consecuencizs psicologicas que se desprendian de ls idea de que las lenguas tuviesen su propia légica interna. Lo que mis tarde seria conocida como le hipécesis «Sapir-Whorfe o hipétesis de erelativismo lingtistico» es en parte el resultado de su creencia en la fuerza sociali- zadora y uniformadora de los lenguajes humanos. Al mismo tiempo, Sapir propugnaba la importancia de la individualidad en la culture, Veia la cultura como un juego simbélico entre individuos y sociedad Solia decir que los antropélogos screen en un mundo de individuos singulares y auténomos, pero en Ja unidad y continwidad de la cul~ tara» (Sapir, 1993: 141). Su distincién entze culturas egenuinasy y eespei~ vias» (Sapir, 1924) os una advertencia teérica fiente a los peligros de tna sociedad como la occidental industrializada, en la que vivi6 Sapir, donde 10 son reconocieas lac nevesidades de ras miembror individuales, Una cultura genuina es aquella donde reina la armonfa entre las necesida~ des individuales y sociales, como en las sociedades tradicionales ame~ Findias con las que Sapir establecié contacto durante su trabajo campo. Una culture espuria, en cambio, es aquella donde al individuo sele obliga a realizar labores frustrantes y espiritualmente vacias de sen= ‘ido en nombre de una mayor eficiencia, En una cultura genuina, «los individuos satisfacen ditectamente, con sus actividades principales sus propios impulsos creativos y emocionales, y en ellas hay siempre algo mis que medios para un fin» (1924: 316). El interés de Sapir por la poe sfa y por las fanciones estéticas del lenguaje eran parte de sus esfterzos para dar sentido a la lucha de los individuos contra lo que él pensaba ‘que eran las trabas (0 stiranfan) del sistema simbélico (i. el lenguaje) que tienen que user para expreserse a sf mismos. Como ha sefialdo Jane Hill (19880), la postura de Sapir con respecto al grado de clausura 0 «stancamiento de cada sistema lingiistico cambi6 con el tempo. Debe- ‘mos, pues, tener cuidado de no asignar a Sapir una postura demasiado determinista en la relacién lenguaje-pensamiento (. e. eel lenguaje Diversidad lingistica cetereina el pensamientor) 0 ura vision prestracemlisa de lenge Somo wn sistema cerrado (. ¢. «m0 podemos explicar a estructura del Iengaje por medio de fctores extlingisticon), Por ejemplo, abe la dada de sid) crefa de verdad que «cualquier lengua es un medio de expresion y comunieacién esencialmente perfectos (véase la ct més riba). Después de codo, en su famoso libro El lenguie hace la siguiente Geclzracién: «Desgraciadamente,o afortunadamente, ninguna lengua Sueumbe a la Gran de la consistencia. Todas las gramaticas Henen gote~ vase (Sapir, 1921: 38). En los siguientes capftulos, regresaremos pun- fualmence @ la obra de Sapir para examinar o extraer enscfianzas de sus aportaciones a dreas concretss de estadio dentro de lz sntropologia line ahistica 3.4.3. Benjamin Lee West visiones del mundo criptoipos Benjamin Lee Whorf (1897-1941) fae un ingeniero quimico que consi- quid hacer una doble cartera como agente de seguros de Exito y como Fingiisa, Su interés por ls lenges surgié, endo ya un adulto, des capacién por el conflicto virtual y real entre religién y ciencia, Pero incluso siendo un muchacho, de acuerdo con su biégrafo John B. Carroll (1956: 6), Whorf habia sido un évido lector de la prehistoria de Mesoa- nnérica y de la argueologia maya. Més rar, estudio hebreo para poder leer el Viejo Tesamenta,y se fiscind por un Kibro del dramaturgo,fslogo ¥ymistco Antoine Fabre d’Olivet, cvlado La langue hbigue reside, Fabre ‘EOliver proponia una teoria de la interpretacién segin la cual a cad let de alfabeto hebreo le correspondia un significado oculko. Estos significa dos podisn usarse como claves pata lo que el autor creia eran los signifi- ‘eados ocultos del libro del Génesis. Mis tarde, Whort extenderis este tipo de estudio, solo que sobre bases cientificas mis sélidas aunque no menos originales, al estudio de la gramitica. A medida que iba doeamentindose sobee la lnguay angie, Whos acer al eco de hs lengat indigenas americanzas.En unos pocos aos, ya presentabs ponencias ene Congreso Internacional de Americanisas y publicaba arciculos en revis- tas especializadas, Su encuentro con Sapir en 1928 y sus posteriotes esu~ ios en Vile le pusieron en contacto con nuevas fxentesintelectuales que agodizaron su comprensién de ls teor.a gramitica y clans. La contribucién mis famosa de Whorf a la teoria lingiistica es haber arojdo lo sobe la relacion entre lenge y cosmovsi6n. EL pensaba que la estructara de cualquier lengua contiene una teoria de 90 1 Antropotogia lingsica Ja cstruccara del universo, que él lamaba en ocasiones «metafisicas. Egy estructura se hace especialmente evidente cuando uno examina len gua y culeuras que son bastante diferentes de la propia: : Creo ue es gait saponer que tn hop que slo cones len ys ideas culls de propia oidad, Sen las massac: aes que nosoros sobre spacey emp nocioes gue a meee g ‘pone son intone anivenss En parcel un bop ene wa torn ointicén general de TEN como we anen gos ae care unifemeete yon id ad aeano Conn tmarcka 2 un mimo psf, desde fread on pears hacia un pasado;o, pare dice lawl s imagon,en ei que el chen, vador es arastado pols content de a draien,njandon rors tanement deus paid, hai un fr, (hor 1956575 Apc age yea hos onion una NEA como la que nosotros posecmos delete y del empo'y lane pose ato de arava in embargo se eta de un nen diss de cualquier de ls ots don (Whore, 19562158) Para Whort, el objetivo del andlisis lingistico es describir estas cos- moviionss Puesto que no pueden infeise a partic de preguntas dier= tas a los informantes, que no suelen ser conscientes de sus lesions o hibits, ban de scudiase binds en bsereeonee niticas de patrones gramiticos y, en especial, en comparaciones entre isagusradcalmentecferences ene come por temples chang (@ otras Ienguas europeas) y el hopi (u otra lenguas amerindias). El eu io sistematico de los modelos del lenguaje —Whorf tambign wtilizaba ¢ltérmino «configuraciones-— puede revelar no solo categorias abier- 4s u overt (también lamadas fenotipos), sino también categorias encubiertas o covert (tamnbién llemadas criptotipos). En inglés, por sjemplo, cl plural de los nombres es una categoria abierta, porque esti ‘atada bien por el suf «0 por ots gos dea fist w oracin con las que ocurren (ie, forma del verbo, el uso de un articulo). Un nom- bre como fs [pez], por ejemplo, puede no fexionar en pial fe a ign) (Peces), pero su nmero puede rellejase en la forma del verbo fle sods os cis vexnaes de Whosf de agu en adelante, be moe vase, be ull ai props 2 Diverse lingiitica hain the tank) (los peces estin en la pecera] o en la presencia 0 ausen- a del articulo (fish eppeared) [los peces aparecieron]. Los verbos incran sitivos en inglés son, en cambio, una categoria encubierta, porque no tenen tn sufijo particular ni un marcador que los distinga de otros por de verbos. La clasifcaci6n de la palabra no es aparente hasta que st plan tea la cuestion de si usarla o referirse a ella en uno de estos tipos expe- ciales Ge oraciéa, y entonces comprendemos que esa palabra pertencee ‘una clase que requicre algiin tipo de watamicnto diferencial, que puede ser incluso [un] tratamiento negativos (19566: 89), esto es, el hecho de que slgunas reglas no pueden aplicarse, Solo aplicando determinadas zeglas nos damos cuenta de algunos verbos ingleses 0 espatioles como go (i) ie (acostarse), rise Qevantarse), glean (beillat), sleep (dorm 21), appea (aparecer), rejoice (disfrutar) se comportan de forma sipilar y distinta de otros verbos [i e. de verbos transitivos como «ook (coeina#), push (empuja), se (vet), take (tomar) y show (mostrar). Por ejemplo, no podemos user verbos intransitivos en oraciones pasivas. No decimes it suas being gone (fae ido) o it as arrived (fae Negedo) El reconocimiento de estes categoris covert es una importante incai- iba por diversas razones. En primer lugar, mucsira que hay lenguas que reaizan distinciones no solo en cuanto ala forma que tienen las palabras ole que pucdcu lia, sive tasibién en cuanto alo que no pueden hacer, ma ides que Noam Chomsky desarrolaxia siviéndose de las frases inaceprables en argumentos lingifsticos (véase mls abajo). La nocién de categoria covert 0 criptotipo puede verse también como un precursor de la nocién de estructura profanda (Chomsky, 1965), un nivel de categorizaciOn lingiistca que no es visible o audible, pero sin al cxal no es posible explicar por qué una lengua se comporta del modo en que lo hace (véase el capitulo 6). En segundo lugar, le creencia en los criptotipos significé que los lenguajes que podian aparecer como ssim~ ples en un plano superficial (Je. lenguas que no hacen cistinciones expli- citas de género o mimero) podsian ser mis complejas en un plano mis bsuracto 0 implicito (Worf, 1956b: 83). Este fue una de las formas en lis que Whorf vinculé su investigacién a sus puntos de vista politicos y morales, Estaba comprometido con la idea de reducir el sentido europea de superioriéad ¢ impulsar una shermandad del pensamiento» (Carroll, 1956: 27). Un analiss lingiistico detenido nés permite apzeciar la com- plejidad de los sistemas lingtifsticos que a un nivel superficial podrian ser simples. Finalmente, la identificaci6n sisternética de modelos abiertos o 3 Antropolagia lings ‘cocubiertos en una lengua determinada permite formulae hipévess ver. ficables empiricamente sobre el grado de conciencia que los hablaates tienen respecto de sa propio uso de la lengua, un tema que han estudieds recientemeate Siverstin (1981), Lucy (19922) y ozs (Lucy, 1993) (vtxe elepigrate 6.8) Ese relicion entre lenguaje y cosmovisién, que ocupa el nsicleo de) pensamiento de Whorf, no ha dejado de ser una parte importante de le ancropologi lingtistica (Hill, 19883; Koerner, 1992), pero han cambindo nuestra nociones de lengua y cosmovisin, asi coma nvestas ideas scbre la relaci6n entre ambas (Gumperz y Levinson, 1991, 1996: Hill y Man. hheim, 1992}, lo cuat ha supuesto, por un lado, una modificacién y en parte, tn crecimiento del émbito de los fendmenos investigados bajo ly niibrica de relatividad lingtisticay,, por el oto, una impugnaeiér de alganos de los presupuestos sobre los que se basan los trabajos de Stpie xy Whorf. La nocién de cosmovisién utilizada por Whorf (asi como por Sapir y Boas) se asocia a una particular teoria del lenguaje que anuncia, labor desempetiada por los sociokingtistas y ots investigadores dedi- | Interpretaciones el bidén ya ne contiene el bidén ya noes peligro: rmentales gesolina se puede furar t \ (Obrervaciones no 1 bidn de gasoline el babajadorfuma linguisticas sas0lina cigatillos Figura 3.1. Di de uno de las ejemplos de Wr sobre tas esas de inendies (Lugy 19928: 50

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