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EL MANDAMIENTO MS IMPORTANTE.
(Mt 22, 34-40)
Introduccin
Es inexplicable la arrogancia con la cual los fariseos, enemigos y
adversarios declarados del Seor, intentan ponerlo a prueba, por medio de
preguntas tramposas, despus que l ya haba tapado la boca a los
saduceos: En aquel tiempo, habindose enterado los fariseos de que
Jess haba dejado callados a los saduceos, se acercaron a l. Uno de
ellos, que era doctor de la ley, le pregunt para ponerlo a prueba. Hay
como un simulado odio, en el corazn del fariseo, en contra de aquellos que
sobresalen por transparencia, ejemplaridad de vida y riqueza de
pensamientos. Jess, en efecto, con la novedad de sus ideas molestaba a los
fariseos, que vivan bien aferrados a las tradiciones y crean firmemente en
la eficacia salvadora de las normas y leyes que reglamentaban la
conducta. El legalismo caracterizaba su estilo de vida y no podan aceptar
otro.
No obstante, la cuestin sobre el mandamiento ms grande de la ley,
corresponde a una preocupacin real, que es la de encontrar un principio
unificador dentro de las varias formulaciones de la voluntad de Dios. Entre
la enorme lista de los preceptos judos, de hecho, haba que establecer,
necesariamente, prioridades. Es en este contexto que un doctor de la ley,
irnicamente, le pregunta a Jess: Maestro, cul es el mandamiento ms
grande de la ley?.
La unificacin de los dos amores por parte de Jess.
El Maestro, sin embargo, a sabiendas de la trascendencia de la pregunta,
responde con autoridad y contundencia: Amars al Seor, tu Dios, con
todo tu corazn, con toda tu alma y con toda tu mente. En su respuesta
Jess radicaliza la ley del amor disminuyendo todas las dems.
nicamente la simplificacin y unin de los dos amores, a Dios y al
prjimo, colocan al hombre delante de Dios. Una asociacin de amores
que, por ninguna razn, deberamos descuidar siendo expresin clara de la
voluntad soberana de Dios.