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grupos juveniles o han sido llamados a trabajar con esta poblacin, en distintos
espacios. La meta final debe siempre ser ver a cada joven convertirse en verdadero
discpulo de Cristo.
El grupo juvenil nunca debe ser visto como una masa homognea. Como dice el
refrn popular Cada cabeza es un mundo, es decir, cada joven tiene su propio
grado de madurez.
No incluya a todos los jvenes en el mismo saco. Puede ser que algunos ya
hayan experimentado una genuina conversin, pero otros an no habrn vivido
esta experiencia, por eso es importante la diferenciacin individual en este
sentido.
Cada joven vive una realidad muy propia. Unos tienen hogares slidos en
relaciones, metas y principios, otros por el contrario, viven con familias
disfuncionales con las cuales se les dificulta desarrollar su vida integralmente,
habr quienes estn en el camino del Seor por conviccin pero tambin otros
que lo harn por costumbre. Sin embargo, Dios anhela a todos.
Cada joven vive en un contexto particular que debe ser tomado en cuenta a la
hora de estructurar un programa, por eso se debe adecuar el programa al rea, ya
sea rural o urbana, marginal o solvente.
El programa debe atender las necesidades de los muchachos, y a la vez,
ayudarlos a prevenir conductas de riesgo, con el fin de cooperar a que el
propsito de Dios se lleve a cabo en sus vidas. Si se descuida esto no habr
eficacia en el cumplimiento del servicio encomendado por Dios.
Trabaje por amor y vocacin hacia el grupo juvenil. Recuerde que ah van a
convergir toda clase de jvenes y adolescentes; algunos sern fciles de motivo
de alegra, regocijo y ternura pero otros le significarn un gran reto y en
ocasiones, hasta motivo de frustracin. Por tanto, su amor y vocacin deben ser
tan genuinos que le permitan integrar a todos por igual en el grupo y crear un
ambiente acogedor y restaurador de relaciones.
3. No pase por alto los elementos que son fundamentales en el programa juvenil
Conclusin
Se han de desarrollar programas que alcancen la meta de ver a cada joven convertirse en
verdadero discpulo de Cristo hasta que todos lleguemos a estar unidos por la fe y el
conocimiento del hijo de Dios, y alcancemos la edad adulta, que corresponde a la plena
madurez de Cristo. Efesios 4.13.
Que el Seor nos ayude!