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&. B. Macpherson _ SU EPOCA _ Alianza Editorial Vf IV, Modelo Ne 3: La democracia como equilibrioy La analogia empresarial de mercado EI Modelo N° 3, el modelo que llegé a imperar en el mundo occidental en Ios decenios centeales del siglo XX s€ presentaba como sustitucion del fracasado Modelo N® 2. Es, en medida que no siempre se comprende, una reversi6n a una elaboraciéa del Modelo N° I. Esa es la ‘medida, al mismo tiempo, de su congruencia con la socie- dad de mercado 9 con el hombre buses, des ins Ciencia cada vex mas evident He calificadoal Modelo N° 3 de modelo del equilibrio. Lo mismo cabsfa calificarlo, como se hace algunas veces, de modelo eltista pluralist. Es posible que el nico nom: bre que resultara lo bastante descripeivo fuese el que combinara los wes cérminos «modelo eitisa ploralista de ‘equilibrio», pues las tres caracteristcas le son gualmente ‘senciales Es pluralista en el sentido de que parte del supwesto de que la sociedad a la que debe adaprarse un sitema politico democritico moderno es una sociedad plural, ¢s decir, una sociedad formada por individvos, 1. Modelos y precursores El cardcter de Ia investigacion No se suete describir la «poco de algo o de alguien hasta que el objeto de! estudio ha desaparecido. -Debe- ‘mos considerar, pues, que la democracia liberal esté tan a punto de desaparecer que ya se puede uno atrogar el derecho de escribir acerca de su época? En resumen, bx respuesta mis breve, que prejuzga cl argumento que voy a cexponer, es que «Si», de suponer que se entienda la cdemocracia liberal, como se suele entender todavia, corn0 Jademocracia de una sociedad capitalista de mercado (por ‘muy modificada que parezca estar esa sociedad pore auge ‘ie\ Estado del bienestar); pero que «No forzosamente», sise entiende que democracia liberal significa, como in- terpretaban John Seuart Mill y los demdcratas liberales &ticos seguidores suyos de fines del siglo XIX y principios del Xx, una sociedad en a cual todos sus miembros tengan igual libertad para realizar sus capacidades. Por desgracia, el término de democracia liberal puede significar cual- quiera de las dos cosas. Porque «liberal» Jo mismo puede 10 €. B. Macphusson significar la libertad de los fuertes para aplastar a los débiles mediante la aplicaciéi de fas normas def mercado que una libertad efectivamente igual para que todos urili- Sen y desarrollen sus capacidades, La segunda libertad es incompatible con la primera. EI problema reside en que la democracia liberal, du rante la mayor parte de su existencia (existencia que, ‘como argumentaté, no se inicid hasta hace unos 150 afos incluso como concepto, y mis tarde como institucion cefectiva), ha tratado de Combinar ambos significados. Su texistencia seinici6 en sociedades capitalistas de mercado, y desde un principio acept6 el supuesto basico incons. iente de éstas, que podtia parafrasearse como sigue: «Et mercado hace al hombre». Pero ya desde muy pronto, ‘nada menos que con Joha Stuart Mill a mediados del siglo XIX, insisti6 en la eeivindicacién de la igualdad de dere- hos de cada uno al desarrollo de la propia personalidad, y cen gran medida se justific6 con esa reivindicacién. Desde tentonces, las dos ideas de la democracia liberal han man- tenido una unién dificil, en la que cada una de ellas ha tenido sus altibajos. ‘Hasta ahora ha prevalecido la isin del mercado: se ha supuesto, conscience o inconscientemente, que «liberal» significa scapitalista», Y es verdad, aungue los liberales éeicas, de Mili en adelante, hayan eratado de combinar la libertad del mercado coa la libertad para el desarrollo de la propia personalidad, y hayan intentado subordinar la primeraa la segunda. Han fracasado, por los motivos que se explican en el capitulo III Me limito aqui a sugerir que no es forzoso adoptar Ia actitud de que la postura liberal ha de depender everna- mente de que se acepten los supurstos capitalistas, aun- {que historicamente se haya entendido asi. El que los valores liberales hayaa surgido en sociedades capitalistas de mercado no es en si mismo motivo para que forzosa- mente se haya de limiese paca siempre a esas sociedades el principio éxico clave del liberalismo: la libertad del hom- bre y de la mujer para realizar sus capacidades humanas Por el conerario, cabria argiir que el principio ético, osise prefiere el apetito de libertad individual, se ha hecho ya reais Uhesal 5 96 6 demasiado grande paca su envoltura capitalista de mer alo y puede exist igual de bien o mejor sin ella, lo mismo ue la cxpacidad productiva del hombre, que ha aumentado de forma tan enorme con el capitalismo com- petitivo, no desaparece cuando el capitalismo abandooa la Hibeecompetencia ose ve ssieido por also forma de Sugeriré que la contiauacién de todo lo que quepa caiftearcorectamente de democracia liberal depen de aque se le quite importancia alos supuestos de mercado y se le dé mis importancia a la jgualdad de derechos al desarrollo de la propia personalidad. Creo que hay algu- nas perspectivas de que ocurra asi, Pero no hay ninguna seguridad de que vaya a pasar. Por eso me he sentido justificado para utilizar este sombrio tculo con las pala- bras «y su epoca» ‘Lo que mas me interesa en este breve trabajo exami- nar los limites y las posbilidades de la democracia liberal Permitaseme ahora explicar por qué lo he hecho en eér- ‘minos de modelos, y por qué he decidido que determina. dos modelos eran adecuados y suficientes. Ello levark a lun examen de determinados modelos aneeriores que he geleado a la categoria de precurseves dele demoraca La utilizacin de modelos 4) ePor qué utilizar modelos? Usiio el érmino de «modelos» en sentido amplioen elsentido deuna consrucign cebica, destinadasexhibc ¥ explicar lis relaciones tales, que subyacen ass aba tlm de cals uno declaw Ennion nar fox que se ocupan sobre toro de fendmenos no sept ties de variacign porlavolontad humana ni porel cambio ‘aca los modelos sucesvos (como los de Tolomeo, Co- pernico, Newton o Einstein, som explcacionessucsivas This completasy mis suficientes de unas relaiones reales invariances, En las ciencias sociales, que se ocupan de 2 CB. Macpherson fendmenos que, dentro de limites hist6ricamente cam- biantes, son variables conforme ala voluntad humana, los ‘modelos (o las teorias, como también podriamos llamar- fos) pueden tener otras dos dimensiones adicionales. En primer lugar, pueden tratar de explicar no s6lo la realidad subyacente en las relaciones actuales o histéricas tentre seres humanos dotados de voluntad e influidos por lahistoria, sino ademas la probabilidad o la posibilidad de ‘que mis adelante cambien esas relaciones. AI aclarar las principales lineas del cambio, ademas de las caracteristicas aparencemente invariables, del hombre y de la sociedad hasta ahora, pueden trarar de discernir las fuerzas y los limites del cambio que cabe prever actuarin en el fururo. [No todos los teéricos que han formulado leyes del cambio han entendido que éste procedera linealmente: Maquis- velo, por ejemplo, pensaba que el movimiento ciclico Formaba la pauta hist6rica del cambio social y politico que ‘cabia prever prevaleciese indefinidamente en el porvenir. Pero desde la Hustracin del siglo XVilL, con su idea del progreso, lo mas frecuente ha sido creer en el cambio Tineal. De los teéricos que han creido ver en el pasadouna sola directriz del cambio, no todos 1o han proyectado hhasta un futuro remoto, de suponer quelohayan hechoen absoluto: por ejemplo, autores delsiglo xVtli como Mon. tesquieu, Turgot, Millar, Ferguson y Adam Smith, que vislumbraron 0 formularon laley de las cuatro etapas dela sociedad —cazadora, pastosil, agraria y comercial— ten- dian a suponer que la etapa comercial era la iltima Pero ten el siglo XIX hubo otcos ~—tan diferentes entre si como Comte, Marx y Mill— que proyectaron, con mas o menos rigor, una linea general de desarrollo del pasado hacia el futuro. ¥ evidentemente estas teorias, vayan en un sen: tido 0 en otro, se basan explicita o implicitemente en modelos. Ta segunda dimensién adicional de los modelos en ta eorizacién politica es de tipo ético, y corresponde a la prescupacién por lo que es deseable, bueno 0 correcto. Los modelos mis destacados de las ciencias politicas, por fo menos a partir de Hobbes, han sido can explicativos como justficativos o apologéticos. En proporciones dife- aca Uberal ya spuca 8 rentes, constituyen exposiciones de lo que es un sistema politico o una sociedad politica, de como funcionan 0 podrian funcionar, y declaraciones acerea de por qué son buenos, o de por qué estaria bien disponer de ellos 0 disponer de ellos en mayor cantidad. Algunos teéricos lemocricicos han visto de forma bastance clara que sus teorias son una mezcla de todo es0, Otros no, 0 incluso lo hhan aegado. Quienes parten del supuesto ticito de que rado lo que existe esti bien, tienden a negar que estén haciendo juicios de valor. Quienes parten det supuesto ticito de que todo lo que existe esta mal, dan mucha importancia a sus supuestos éticos (y al mismo tiempo tratan de demostrar que son viables). ¥ entre ambos extremos queda espacio para una extensa gama de mati- En rodo caso, si seaspiraa demostrar que un modelo de sistema politico o de sociedad, sean los existentes 0 unos fo existentes pero deseados, es viable (es decir, cabe esperar de él que funcione bien alo largo de un periodode tiempo relativamente prolongado, hay que formular algw nas hipétesis acerca de los seres humanos que lo van a hacer funcionar y con los que va funcionar. De qué tipo de comportamiento politico son capaces? Evidente- mente, ésea es una pregunta clave. Por ejemplo, un sis- tema politico que exigiera de los ciudadanos una raciona- lidad 0 un celo politico mayores de los que cabe demos- ‘rar que poseen, y mayoresdelos que cabe preverque pean en walquiercicunstancia social imaginable, seria algo que n0 ‘meteceria mucho la pena defender, La estipulacién que scabo de subrayar es mportance, Nonosimtamos forzo- samente ala forma en que se comporta politicamence la sente de hoy dia. No nos limitamos a esa forma si pode- mos indicar razones para prever que ésta podeia cambiar si se introducen cambios, por ejemplo, en las posibilidades tecnolégicas y en las relaciones econdmicas de su socie- dad. Casi todos, aunque no todos, los tebricos politicos de todas las tendencias —cradicionalistas conservadores, in dividualistasliberales, reformistas radicales y revllcio- narios— han comprendido perfectamente que la viabili- CB. Macpherson dad de todo sistema politico depende ea gran medida de como hayan configurado, © puedan configurar, todas las demisinscucione soles y econmicas ala gence com a ‘que debe funcionar el sistema politico, 0 que debe hacer que funcione éste. Es algo en lo que estin de acuerdo futores tan diferentes como Burke, Mill y Marx, aunque la mayor parte de los tedricos anteriores del liberalismo, dligamos desde Locke hasta Bentham, prestaron muy poca atencidn aeste aspecto. Y se he apreciado engeneral, porlo menos en los sglos NIX y XX, que a forma mis importance len que todo ei conjunto de instituciones y relaciones socia- es configura alagence como actores politicos se encuentra ‘en la manera en que configuran la conciencia que tienen las ences de si mismas. Por ejemplo, cuando, como ocurria en la Edad Media y algo después, las disposiciones sociales imperantes han inducido pricticamente a todos a aceptar ‘una imagen del ser humano como humano en virtud de su aceptacién de las obligaciones de su condicién o de su “posicidn en la vida, fancionari un sistema politico jerér- quico tradicional, Coando una revolucién comercial y otra industrial han modificado tanto lus cosas que ya n0 se aacepta esa imagen, hace falta una imagen diferente. Si esta ‘ltima es a dei hombre como alguien que es esencialmente tun consumidor y apropiador maximizador*, entonces existe una queva conciencia, que petmite y requiere un sistema politico comlmente distinco. Si mis tarde, como rechaz0 de los resultados de esto, la gente llega a verse asi misma de otra forma, resulta posible, ¢ incluso necesario, algin otro sistema politico. ‘De manera que, al contemplar los modelos de demo: cracia —pasados, presentes y posibles— debemos estar muy atentos a dos cosas: lo que presuponen acerca de toda lasociedad en que ha de actuar el sistema politico demo- critico ylo que presuponea acerca del caracter esencial de las personas que han de hacer que funcione el sistema (lo cual, evidentemente, en un sistema democritico, significa [a gente en general, y no s6lo una clase gobernante 0 dirigente) + Ao am de libro se emplea el acologsno eo9smico smaximizadors en i sentido econcmico de sear o hace ao al tix IN de Ts Ls demeceaca beret y 58 gpoee Is Es posible que decir, como acabo de hacerlo, #la socie- dad en que ha de actuar el sistema politico democriticon, parezca sugerir que o hay mas que un sistema politico al que se pueda calificar de democritico, que la democracia zo es mas que un mecanismo para elegir y autorizar a gobiernos o, de la forma que sea, lograr que se promuh guen leyes y se adopten decisiones politicas. Pero debe- mos tener presente que es mucho mis frecuente, y siem= pre lo ha sido, concebir la democracia como mucho mas que eso. Desde Mill, pasando por L'T.Hobhouse, A.D.Lindsay, Woodrow Wilson y John Dewey, hasta los actuales partidarios de la democeacia partcipativa se ha entendido la democracia corno una calidad que impregna toda la vida y todo el funcionamiento de una comunidad nacional o mis pequefs, 0 si se prefiere como un tipo de sociedad, todo un conjunto de relaciones reciprocas entre la gente que constituye la nacién o la unidad de que se trate. Algunos teéricos, sobre todo del siglo XX. insisten ea mantener separados esos dos sentidos. Algunos prefe- Firfan incluso excluir totalmente el segundo sentido, para lp cual definen la democracia simplemente como un sis tema de gobierno. Pero en todo analisis realsta los dos sentidos se funden. Porque los diferentes sentidos de la democracia, en el sentido estricto del término, son ¢on- Brucates con diferentes tiposde sociedad, ylosrequieren, ‘Ya se ha dicho bastance acerca de os modelos en gene- sal para indicar por qué se puede realizar cémodamente tun andlisis de la democracia liberal en términos de mode- Jos. E) estudio de los modelos de la democracia liberal es ef estudio de lo que cree que €s la gence que la desea, 0 «que cescaria ampliarla, o que desearia que existiera alguna variance de su forma actual, y también de lo que cree que Podria o deberia ser. Eso es mas de lo que se puede hacer ‘mediante el mero anilisis del funcionamiento y las insti- tuciones de cualquiera de los estados democriticos ibera- les existentes. Y ese conocimiento adicional es impor- rante, Pues lo que cree la gente acerca de ue sistema politico no esalgo ajeno aéste, sino que forma parte de él Esas creencias, cualquiera sea la manera en queseformen, determinan efectivamente los limites y las posibilidades de evolucién del sistema; determinan lo que puede acep- tar la gente y lo que vaa exigir. En resumen, trabajar con modelos hace que resulte mas facil tener presente que la Gemocracia liberal (igual que cualquier otro sistema poli- tico) contiene dos ingredientes necesarios que quizi n0 aparezcan en la superficie: a) para ser viable no debe alejarse demasiado de los deseos y las capacidades de los setes humanos que deben hacerla Funcionar; de ahi que el modelo de democracia deba contener (o dar por descon- tado) ua modelo de hombre; yb) como para ser viable necesita contar con ¢l asentimiento y el apoyo generales, el modelo debe contener, explicita oimplicitamente, una teoria écicamence justificativa 8) Por qué unos modelos histiricamente sucess? Si nuestro objetivo consiste en examinar los limites y las posibilidades de la democracia liberal contemporinea, apor qué dedicarnosa un estudiode «su época»? ;Por qué ‘no limitarnos a un anilisis contemporaneo? No seria mis ficil establecer un solo modelo de democracia liberal actual, mediante la enumerscion de las caracteristicas ob- servables en la prictica y a teoria comunes de los estados del siglo XX que todos estarian de acuerdo en calificar de democracias liberales, es deci, los sistemas en vigor en casi todo el mundo de habla inglesa y en la mayor parte de Europa occidental? Seria muy facil construir un modelo de ese tipo. Las estipulaciones generales son bastante obvias. A los gobiernos y las asambleas legislativas se los elige directa o indirectamente mediante elecciones perid- dicas con sufragio universal e igual y alos electores se les da normalmente la posibilidad de optar entre diversos partidos politicos. Existen suficientes libertades civiles (libertad de palabra, de prensa y de asociacién, y protec «iG contra a derencidn y el encarcelamiento arbitrarios) como para que el derecho de optar sea efectivo, xiste tuna igualdad formal ante la ley. Existe algiin tipo de pro- teccion de lzs minorias. Y existe una aceptacion general del principio del miximo de libertad individual compasi- ble con la misma libertad para los demi. Muchos de ios polieslogos contemporineos establecen tun modelo de ese tipo. Puede servir de marco para la investigacién y la exposici6n del funcionamiento efectivo, el necesario y el posible de la democracia liberal contem- porines. Tambien cabe utilizarlo para angumentar en pro de la superioridad ética de la democracia liberal sobre ‘off0s sistemas, ;Por qué, pues, no utilizar nosotros un solo modelo construido a partir de la practica y la ceoria actuales? ;Por qué estudiar modelos sucesivos que han imperade por turno desde hace mis o menos un siglo? EI motivo mas sencillo es que la utlizacién de modelos sucesivos reduce el peligro de concemplar el Futuco con ojos miopes, Si se utiliza un modelo tinico resulea dema- siado facil bloquear las vias del futuro; demasiado facil caer en la idea de que la democracia liberal, ahora que la hemos logrado, por las fases que sea, es algo fijado en su molde actual, De hecho, la utlizaciéa de un solo modelo contemporineo, casi obliga a adoptar esa posicién. Por- que si se aspira a que un modelo tinico actual de la demo- cracia liberal sea realista como modelo explicativo, debe estipular determinados mecanismos actuales, com6 el sis- tema de partidos competiivos y el gobierno totalmente indirecto (esto es, representativo), Pero actuar asi equi- vale a eliminar las opciones que puede brindar la modifi- cacién de las relaciones econémicas y sociales. Es posible ‘que haya grandes diferencias de opinidn acerca de si es correcto calificar de democracia literal, a algunas formas de democracia concebibles en el futuro, pero se trata de algo que es preciso debatit, y no eliminar automatica- mente por definicién, Una de las cosas que se deben estudiar es si la democeacia liberal en un gran estado nacional puede evolucionar hacia una mezcla de demo. Ccracia directa indirecta; es decir, si puede evolucionar en el sentido de una mayor participacion, que puede exit mecanismos distintos del sistema habitual de partidos Exisce otro motivo para preferir modelos sucesivos: es mas probable que la usilizacién de éstos revele todo el contenido del modelo contemporineo, todo el caricter del sistema actual. Porque el modelo que impera actus! ‘mente es en si mismo una amalgama, producida mediante 1s CB Macpherson el rechazo parcial y a absorcidn tambien parcial de mode~ losanteriores. Cada unode los tres primeros modelos que he elegido fue el modelo prevalecience en un momento determinado, es decir, ha sido el generalmente aceptado por quienes eran incluso minimamente partidarios de la democracia como expasicién de lo que es ésta, de para (qué sirve y de las instituciones que necesita. Y cada mo- delo sucesivo, a partir del primero, se formulé como ataque a uno 0 mas modelos anteriores. Cada uno de ellos se ha presentado como correcciGn o sustitucin de su predecesor; el punto de partida ha sido siempre un ata- ‘que, por lo menos contra algunas partes de un modelo anterior, incluso cuando, como ha sido frecuente, el nuevo modelo incorporaba elementos considerables de tro anterior, a veces sin que quienes lo formulaban se dieran aparencemente cuenta de ello. Asi,cada uno de los modelos se superpone hasta cierto punto a los anteriores. Por eso es mas probable que comprendamos todo el caricter de la democracia liberal contemporinea, y su direccién y sus posibles limites futuros, si contempiamos los modelos sucesivos y los motivos por los que se crearon y por los que fracasaron. it) Por qué estos modelos? ‘Aunque estemos persuadidos de las virtudes de lacons- teuccién de modelos y de la validez de analizar la demo- cracia liberal mediante el examen de sucesivos modelos prevalecientes, cabe hacer la pregunta de por qué optar, como he hecho, por no retroceder mis alla del siglo XIX. ¢Por qué no llegar, por lo menos, hasta Rousseau y Jeffer- Son, 0 hasta las ideas democriticas relacionadas con el puritanismo del siglo XVHJ, como suelen hacer quienes desean hallar las raices de la democracia liberal moderna? Es una pregunta a la que no se puede dar respuesta simplemente por definicién, salvo que sea con un r220- ‘amiento circular. Seria muy facil formular una definicién de la democracia liberal conforme a la cual se pudieran incluir en ella algunas teorias y visiones de la democracia anteriores al siglo XIX. Por ejemplo, si se redujeran los a democrs aspectos esenciales de la democracia liberal tres o cuatro estipulaciones —por ejemplo, una idea de la igualdad de derechos de los individuos al desarrollo de la propia per~ sonalidad, a la igualdad ance la ley, alas libertades civicas bésicas y a la soberania popular con ua voto politico igual para todos los ciudadanos—, cosa que no parece irrazona- ble, y se excluyeran todas las estipalaciones acerca de la representaci6n, los sistemas de partidos, etc., entonces, algunas ideas mas ancguas de la democracia podrian ser consideradas como democritico-liberales. Igual de r3z0- nable resulta incluir estipulaciones acerca de la represen: tacion, etc.,y excluir varios conceptos anteriores. La defi- nicion del modelo depende de juicios de valor acercade los que son los aspectos esenciales, y no es posible defen- der e508 juicios con la mera invocacién de una definici6n. Entonces, zes que no nos queda una base para optar centre diferentes puntos de partida de la democracia libe ral? Creo que no. Pues silo que nos preocupa es el posible faturo de la democracia liberal, hemos de prestar atencién a las relaciones entre las instituciones democriticas y la estructura subyacente de la sociedad. Y existe una de esas relaciones, de la que suelen prescindir los actuales esr cos de la democracia liberal, que cabe considerar decisiva I Se trata de la relacién entre democracia y clase, Desearia aducir ahora que los problemas mis graves, y menos estudiados, del presente y l futuro de la democta- cia liberal se deben al hecho de que generalmente la democracia liberal se ha ideado para adaptar un plan de gobierno democritico a una sociedad dividida en clases; ‘que esto no se intent, en la teoria ni en la préctica, hasta dl siglo XIX, y que, por ende, no debe incluirse a los ‘modelos y las visiones anteriores de la democracia entre los modelos de la democracia liberal Los precursores de la democracia liberal 1) Democracia y dase En cuanto se centra la atencién en la relacién entre democracia y clase, el registro hist6rico entraen una pauta x CB. Macpherson nueva, Por supuesto, no es ninguna novedad sefalar que en la tradicion general occidental de pensamiento poli- tico, desde Plain y Aristoteles hasta los siglos XVII y XIX, la democracia se definia, si es que se pensaba en ella, como el gobierno de los pobres, los ignorantes y los incompetentes, a expensas de las clases ociosas, civiliza- das y ricas. La democracia, vista desde los estratos supe- riores de sociedades divididas en clases, signficaba la dominacién de una clase, la dominacién de la clase ea vocada. Era una amenaza de clase, tan incompatible con tuna sociedad liberal como con una Sociedad jerirquica. La tradicién occidental general, hasta los sighos XVIII y XIX, era, por tanto, ademocratica o antidemoceitica Pero, de hecho, en todo ese lapso de mas de dos mil afios si que hubo repetidas visiones democraticas, defen- sores de la democracia e incluso algunos aspectos de democracia en la prictica (aunque éstas sltimas nunca abarcaron a toda una comunidad politica). Cuando obser- ‘vemos esas visiones y teorias democriticas, veremos que tienen algo en comiin, que las separa claramente de la los medios de la vida, era a propiedad de una parcela de tierra, El derecho inicil ala tierra, el derecho del primer ‘cupante, estaba limitado por dos condiciones: «que 610 Seocupe de ell erreno}ia canidad que se necesita para subsist; [)] que se tome posesion deel no mediante una Yana ceremonia, sino por el tabajo y el cultivor®. De Inanera que Rousseau encontro una base en el derecho tiataral paras insistencia en lalimitacion dela propiedad Habis otro motivo pars que Rousseau necesitars esa limieacin del derecho aa propiedad, y ambien lo exp Cité: exe derecho limitado era el nico compadole con la solerania de la voluntad general. Una sociedad verdade- ramente democrtica, tna sociedad regica porlavoluntad -Reneral, requiere ral gualdad en propiedad que singin ciudadano sea lo bastante opulento para poder comprar a ‘o2t0,y ninguno lo bastante pobre para ser constresido a venderses*, Segin parece, In mencign de la compra y It venta de personas no se refiere ls eslavitad, pues cl principio se establece como norma permanente aplicable 2'los cindadanor, es decir, & los hombres libres. Es de Suponer, pues, que se trata de ana prohibicion de la compra y la venta de trabajo asalariado libre. Ademas, slasleyes son siempre titles alos que poseen yperjudicia: ies a los que no tienen nada: de donde se sigue que el «estado social slo es ventajos0 alos hombres en tanto que todos tienen algo y ninguno de ellos tiene nada en dema- EI motivo de Rousseau para pedir esa igualded era bastante claro. Se desprendia directamente de su insisten- Cine a soberania de la voluntad general Pues cuando las diferencias en cuanto a la propiedad dividen a los hom- bees en clases con intereses opuestos, Ios hombres se regitin por intereses de clase, que son, por lo que respecta a toda la sociedad, interesesparticulaes, de modo que no podrin expresar una volunad general oriencada al bien Eomiin. Laaparicion 9 el funcionamiento constante de ls ‘oluntad general requeria una sociedad de una sola clase de propictarios trabajadores. Tal sociedad se podia lo- rat por In accién del gobierno, «Por ello es una de las Drincipales funciones del gobierso prevenir la desguale * ©. B. Macpherson dad extrema entre las fortunas, no arrebatando lariqueza 4 sus poseedores, sino privando a todos los hombres de los medios de acumulari; i mediaace la consteuccién de hospitals paralos pobres, sino impidiendo que los ciuda- danos sean pobres>"" Si pasamos al tedrico al que se suele calificar de primer sran partidario estadounidease de la democracia, nos en- contramos con un argumento parecido, aungue menos sistemético, Thomas Jefferson tenia una confianza en la gente del comin nada habitual en cas: ninguno de los presidentes de los Estados Unidos que le sucedicron, Seria excesivamente cinico pensar que él era asi porque estaba libre de las tentaciones que brindan las eecnicas modernas de relaciones pablicas presidenciales. En todo as0, deja bien claro, nto en sus declaraciones publicas como en su cartas privadas, que su confianza en el pueblo era una confianza en el propietario-tabajador indepen- dience, a quien consideraba la columna vertebral, y de ‘quien esperaba que siguiera siendo esa columna, de la sociedad estadounidense. En su obra publicada mis important, las Notas sobre Virginia (1791), aclar6 que su opinién positiva de la naturaleza humana se limitabaa quienes tenfan una solida Independencia economica La dependencia engendra servilismo y venalidad, sofoca el ger- rmcn de la viread y prepara las herramieacas adecuadas para los esgaios de laambicién...en general, ba proporcisa que el resto delas clases de ciudadanos aporta en cada Estado con respectoa Ja que aportan sus labeadores es la misma proporcion que la de sus partes malsanas asus partes sanas, y es un buen barémeteo por el que medir el grado de su corrupcidn,..Las masas de las agrandes ciudades aportan tanto al apoyo de un gobierno puro ‘como aportan las llagas ala salud del cuerpo humano™ La misma idea se expresa en una carta escrita a John Adams en 1813) Aqui todo el mundo puede tener un terreno gue labrar por si mismo, silo deses; 05 pretiere el ejercicio de cualquier otra industria, puede exigt por ell al compensicidn que 80 6l0 se puede permitie una subsisteacia comola, sno los medios para ‘compensar [a cessci6n del trabajo llegar ala vejen. Todos, por rT 1 democeaca thera y sa ép0c8 » sus propiedades o por su sieaacién satisfactora, estin incerese dios en defender las leyes y el orden. Y esos hombres puedes reservarse segura y provechiosamente un sino control de sus negocios palblicos y un grado de libertad que en manos de la fanaile” de las ciudades de Europe se verian instanrimeament= ppervertidos en a demolicion ya deseeuccioa de todas las cosas poblias y privadas' A juicio de Jefferson, la democracia exigia una sociedad ceala que todos fuesen econdmicamente independientes Jefferson, al razonar # partir de la situacion estadouni- dense, 20. exigia que todos fuesen propicrarios. trabajadores, sino tnicamence que todos pudieran setlos {querian. No tenia objeciones al trabajo asalariado, pero ‘so efa dnicamente porque al poder disponer de werras sratis, los asalariados eran can independientes como los Tabradotes, ¥ eumpoco ponia objeciones a que algunos, como él mismo, poseyeran grandes fincas, sempre Gut todos los demas ruvieran, 0 pudieran tener, una pequena finca suficiente para darles independencia En las cecuns- tancias que Jefferson consideraba imperantes en los Esta- dios Unidos, y que consideraba como requisito previo para la democracia én cualquier parte, no existia, pues, ninguna divisién fundamental en clases Si dejaba margen para la existencia de una relacin asalariada, eta tn mente porque, en esas circunstancia, n0 Hevaba a una sociedad dividida en clases. El requisito previo de Jeffer son para la democracia, gual que el de Rousseau, er una sociedad de una sola case Cabe objetar que el tipo de sociedad contemplado por estos autores cemocriticos anteriores al siglo XIX como requisito previo de la democracia no et, al fi y al cabo, tuna sociedad de una sola clase, dado que dejaba a las mujeres como clase subordinada, que ao podia poseer propiedades productivas por derecho propio. Ademas, Como ya hemos visto, en lo que insistian 10s adversarios democraticos de la sociedad dividida en clases era en que toda clase sia propiedad productiva dependia de, y se veia explotada por, la clase que tenia esas propiedades. Cabe + En francs ene orginal IN. del T. ww CB Macpherson aducir perfectamente que las mujeres se hallaban preci- samente en esa situacidn, y desde luego, los primeros autores democraticos no se destacaron por adoprar una acticud en contra: de hecho, Rousseau pensaba que era necesario mantener 2 las mujeres en situacion de depen- dencia. Entonces, Zao estaban esos autores asumiendo lo que cabe calificar de sociedad dividida en clases? Yo creo que no, Porque hasta el siglo XIX se conside- aba cominmente que las mujeres no eran miembros de pleno derecho de la sociedad. Estaban en la sociedad civil, pero no eran parte ineegrante de ella. A ningin tedrico se Ie ocurrisfa tratarlas como una clase al describit 0 pres- cribir el caricter de clase de una sociedad. Un demécrata del siglo Xvitl podia concebir una sociedad de una sola clase y excluir ala mujer, gual que un antiguo demécrata stepiense posi concebi una sociedad de una sola casey excluir alos esclavos 'Y tampoco cabe decir que las mujeres constiayeran una clase en el sentido pleno del término. Es cierto que, cen a medida en que las mujeres no podian poser prepie- dades, entraban en nuestra definicign minima de clase. ¥ tena medida ena que se las mantenia er la dependencia y se las explotaba, entraban en el concepto subyacente de clase como relacidn entre explotedos y explotadores Pero existe una diferencia muy grande entre la forma en due se las explotaba y la forma en que se explotaba a la clase trabajadora carente de propiedades (a la que tam- poco se consideraba en los siglos XVII y XVIII como for- mada por miembros de pleno derecho de la sociedad civil"). Creo que la diferencia es tan grande que, en consecuencia, es improcedente decie de la mujer que era tna clase Porque, apartidel siglo xV11,a medida que larelaci6n capitalista’de mercado fue sustituyendo a las relaciones feudales u otras relaciones basadas en la condicién social como medio por el que los propietarios se beneficiaban del trabajo de los no propietarios, se fue comprendiendo {ue el nico mecanismo permisible para lograr ese bene- ficio ers la relacion entre asalariados libres y propietarios, del capital que les daban empleo. La relacién salarial, una rT Le democracia thers y se poe u relaci6n estricamente de mercado, se convirtié en el criterio de Is clase, Y en el siglo XVi,cuando Rousseau y Jefferson estipulaban una sociedad de una sola clase, “durante algun tiempo después, las mujeres no formabaa tuna clase conforme a ese criterio. Claro que estaban ex: plotedas por la sociedad dominada por los hombres, que oblgaban a la mayorfa de ellasa desempefar la funcion de reproducir la fuerza de trabajo sin mas compensacién que Ja subsistencia. Pero se las obligaba a ello mediante unas sisposiciones juridicas mas parecidas a una relacién feu- dl (0 incluso esclavista) que a una relacién de mercado. En la medida en que la clase estaba determinada por la relacign capitalista de mercado, y se veia que estaba de- terminada por ella, las mujeres como tales no formaban una clase, ni se las concebia como tal. En esas circunstan- «as, los autores que arremetian contra la sociedad divie dida en clases, pese a no tratar a las mujeres como clase, estaban de hecho estipalando una sociedad de una sola clase. Por e30 creo que podemos seguir calificando a los te6ricos de la democracia anterioresal siglo XIX de defen- sores de una sociedad de una sola clase (o sin clases). Este breve estudio de modelos de democracia anterio- res al siglo XIX es, espero, suficiente para sostener mi generalizacién de que todos ellos se adaptaban a una sociedad sin clases 0 a una sociedad de una sola clase. Y por eso creo que lo mejor es estudiar todas las teorias democriticas anteriores al siglo xIX como algo ajeno a la tradicin democritica liberal. Para que se pueda incluir una teoria en esa cradicion, evidentemente ha de ser tanto democritica como liberal. Pero lo que por regla general, y yo creo que con raz6n, se considera que constituye Ta tadicién liberal, desde Locke y los enciclopedistas hasta ahora, ha comprendido desde un principio la scepeacion de las libertades de mercado de una sociedad capitalista, La pauta es bastante clara Los liberales de los sighos XVII y XVII, que no eran en absoluco deméctatas (digs. mos desde Locke hasta Burke), aceptaban plenarmente las relaciones capitalistas de mercado. Igual ocurria con los demécratas liberales de principios del siglo XIX,y en el capitulo II veremos hasta qué punto sucedia asi en los 2 CB. Macpherson casos de Bentham y James Mill. Después, desde aproxi- madamente mediados del siglo XIX hasta mediados del XX, como veremos en el capitulo III, los pensadores democritico-liberales intentaron combinar la aceptacion de la sociedad capitalista de mercado con una acticud de humanismo ético. Ello produjo un modelo de democracia norablemente diferente del de Bentham, pero que seguia incluyendo la acepracién de la sociedad de mercado. Como el componente liberal de la democracia liberal ha incluido de forma bastante constanee la acepeacién de las relaciones capitalistas, y por ende de la sociedad dividida en clases, parece adecuado colocar las teorias democrii- cas anteriores al siglo XIX, codas las cuales rechazaban la sociedad dividida en clases, fuera de la categoria de- ‘mocratico-liberal. Eran, por asi decirlo, modelos arcesana: les de democracia, y como tales lo mejor es considerarlos como precursores de la democracia liberal Si se opina que esta division sigue siendo un tanto arbitraria, no insistiré. Lo importante no es la clasifica- ida, sino el reconocimienco de lo hondo que han pene- trado los supuestos de mercado acerca dela naturaleza del hombre y de la sociedad en la ccoria democritico-liberal. Es posible que el lector se preguate si los motivos aducidos para nuestea clasificacion no comprometen al autor con la proposicién de que la democracia liberal debe comprender siempre la sociedad capitalista de mercado con su divisién de clases. Si el término «liberal» ha sigaifi- cado siempre eso, 0 por lo menos siempre fo ha incluido, gdebe seguirse utiizando Gnicamente en ese sentido? Entonces, {a0 resulta incoherente pasar a preguntar, como hago en el capitulo V, cudles son las perspectivas de tuna teoria democratica que minimiza o abandona los su- puestos del mercadey tarar esa pregunta como una inves. tigacién de un posible modelo futuro de democracia libe- ral? No creo necesario responder afirmativamente a estas preguntas. Yo aduciria que el motivo por el que el tér= ino «liberal» significé la acepracién de la sociedad capi talista de mercado durance el siglo de formacién de la

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