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no haba tenido ocasin de usar en todo el viaje. Con ella abri un bal mediano,
de madera oscura y perfumada, que tampoco haba tenido motivo para abrir
hasta hoy. Sac una larga tnica de lana negra y la visti por encima de su ropa
de capitn. Sac tambin unas botas nuevas, de cuero fulgente, que calz tras
quitarse las botas gastadas que haba usado durante todo el viaje. Se lav el
rostro en una palangana de agua salada; luego se moj el cabello blanco y lo
pein con los dedos.
Don Cristbal Coln dej de respirar: se puso
Al abrir la puerta del camarote se encontr de frente con los marineros de las
tres naos. Cuando vieron al nuevo almirante, envuelto en lana negra y con botas
relucientes, se hincaron de rodillas: algunos lloraban de alegra, otros llevaban
en los rostros el bochorno del amotinado arrepentido. El almirante don Cristbal
Coln los mir sin decir palabra.
con sus botas de cuero esplndido, fue el primero en saltar del bote y pisar las
nuevas tierras de la reina de Castilla. Los maravillados acompaantes del
descubridor seguan sus pasos de cerca.
A las nueve de la maana las tripulaciones de las tres naves se haban baado
en la playa cristalina y descansaban sobre la arena blanca. El almirante de la Mar
Ocano hablaba con sus capitanes bajo la sombra de un rbol extrao, cuyo
fruto ola a perfume y tena forma de corazn. De pronto, cinco indios desnudos
salieron de la arboleda. Cuatro eran jvenes y robustos; el quinto, mucho ms
viejo, caminaba con la ayuda de un palo. Los jvenes traan papagayos, hilo de
algodn en ovillos y azagayas. Al ver a estas criaturas que irrumpan de repente
en la playa, los marineros se alarmaron y corrieron a buscar sus espadas. Don
Cristbal Coln se acerc con prisa, orden la calma entre sus hombres y luego
camin lentamente hasta los indios asombrados. Cuando se detuvo frente a ellos
los jvenes lo miraron con extraeza, pero el viejo, apoyndose del brazo de uno
de los muchachos, se puso de rodillas con mucho trabajo. Luego baj la cabeza
en seal de respeto y le dijo a don Cristbal Coln en voz baja, en una lengua
que ningn espaol pudo comprender:
Maestro, al fin has regresado!
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