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CONTENIDO
Sus orígenes.
Sus fundamentos.
Sus errores.
A. Variante "ético-sentimental"
B. Variante "dialéctico-existencial"
1) La corriente "Cristocéntrica"
2) La corriente de la "demitologización"
Neoortodoxia
Demitologización
Mandato cultural
Positivismo
Teología de la secularización
Teología de la esperanza
Teología de la liberación
Teología de "proceso"
2. Sus orígenes.
"¿No habéis leído que el que los hizo al principio, macho y hembra
los hizo y dijo: Por tanto el hombre dejará padre y madre y se unirá
a su mujer y serán dos en una carne?" (Mt. 19: 4, 5).
Estas palabras del Señor que refieren con aprobación a lo que está
escrito en el libro de Génesis cp. 2 v. 21 a 24, confirman entonces
cuanto está relacionado con el hombre y la mujer, según las
Escrituras que cuentan su creación directamente por Dios, su sexo y
su constitución como matrimonio. Que el señor Vergara se las arregle
ahora con el Señor Jesús (que también vivió en una época pre-
científica) y al que ahora el señor Vergara tendría que decirle que
corrija su doctrina porque la evolución enseña otra cosa... Veamos
ahora lo que el apóstol Pablo tiene que decir sobre estos asuntos:
"Mas temo que como la serpiente engañó a Eva con su astucia..." (2ª
Cor. 11: 3).
3. Sus fundamentos.
2) Por ser un libro humano, debe ser abordado como tal y examinado
por métodos críticos exactamente como se hace con cualquier otro
libro humano y antiguo.
4. Sus errores.
1. A. Variante "ético-sentimental".
2. B. Variante "dialéctico-existencial"
El texto que acaba de una vez con todos esos errores de esta
variante indebidamente tenida por "Cristocéntrica", es el texto
clásico por excelencia sobre la inspiración, tantas veces
repetido y que dice: "TODA ESCRITURA" (como libro, como
escrito, en todas y en cada una de sus partes, no sólo en
algunas), "ES INSPIRADA DIVINAMENTE" (luego es Palabra de
Dios objetiva e intrínsecamente —en sí misma) y, por lo tanto,
en virtud de lo que es, también ES "útil para enseñar, para
redargüir, para corregir, para instituir en justicia, para que el
hombre de Dios sea perfecto, enteramente instruido para toda
buena obra" (2 Ti. 3: 15-17). Frase lapidaria, sin duda alguna,
para esta variante en foco: no hay allí lugar alguno para
"relativismos" ni "trasmutaciones". Las Sagradas Escrituras y
su inspiración pertenecen, por su propia naturaleza, a lo que
tiene carácter de ABSOLUTO.
Yerra asimismo esta variante, al decir que los tales "mitos" —que
según ellos no son sólo los relatos de la creación, caída y expulsión
de la primera pareja humana del Edén, sino también los relatos que
tratan de la concepción virginal del Señor Jesucristo, su vida sin
pecado, la expiación de nuestros pecados en su preciosa sangre, su
resurrección corporal, su segunda venida, etc.—, la
"demitologización" extrae la "verdad" que yace dentro de ese "ropaje
mitológico" que es el relato bíblico y que la tal "verdad" será
entonces el "mensaje existencial", o sea "la palabra de Dios para el
hombre actual". Y yerra en esto muy gravemente, porque llamar
"mitos" o "ropaje mitológico" a los registros bíblicos que revelan
hechos y verdades fundamentales de la fe cristiana, sin los cuales no
existe cristianismo real alguno, es más que mero error conceptual, es
crasa apostasía y grave blasfemia, es total negación de la verdad
bíblica. Pretender "demitologizar" lo que tiene que ver con la Persona
y la obra del Redentor para extraer el "mensaje existencialmente
histórico", es negar a la Persona existencialmente histórica, o sea a
Su presencia con los suyos todos los días hasta el fin del mundo,
como El mismo lo declaró (Mt. 28: 20), para poner en su lugar lo que
al "demitologizador" le parezca ser el "mensaje" existencial que
pueda desprenderse del "ropaje mitológico" que habla de Cristo en
las Escrituras. Esto es prácticamente fabricar otro "Cristo" y otro
"evangelio" que a nadie pueden salvar (véase Ga. 1: 6-12); y es
sacar la autoridad de la verdad, del lugar donde Dios la colocó: en las
Escrituras, para adjudicársela gratuitamente al criterio meramente
humano, subjetivo, falible, del "demitologizador", lo cual es vana
presunción y puro autoengaño. El propio pontífice de esta corriente,
Rudolf Bultmann, dijo: "Yo expongo la teología como antropología, es
decir, como doctrina del hombre." (Citado así en el libro "Teología
actual" por varios autores, p. 78). Veamos: puro antropocentrismo
producto del propio espíritu humano. ¡Ay!, de tales
"demitologizadores". Harían bien en tratar de "demitologizar" (para
usar sus palabras) lo que les manda Dios por medio de Ezequiel
profeta que escribió así:
Si tal prevención vale para las personas, también vale para escritos o
publicaciones que difunden doctrinas extrañas a las Escrituras. Es a
tales escritos que debemos medirlos con la misma vara con la cual
sus autores se atreven a medir a la Palabra de Dios. Para usar un
término de ellos mismos, debemos "desmitologizarles" sus libros y
artículos, para discernir cuál sea el error que se nos quiere entregar
revestido de ropaje de aparente erudición teológica, que, al
penetrarla en su mismo meollo, resulta vana sutileza originada en el
espíritu del hombre, cuando no inspirada por espíritus de error
(comp. 1 Ti. 4: 1, 2). ¡Alerta!, pues. Y ahora, al detalle:
1. Neoortodoxia
2. Demitologización
3. Mandato cultural
4. Positivismo
8. Teología de la esperanza
9. Teología de la liberación
Con cuanto antecede, es suficiente para tener al menos una íntima idea de
cuáles son las principales corrientes de pensamiento, así llamado
"teológico", que han hecho o siguen haciendo ruido en estos últimos
tiempos. Repitamos solamente aquí que muchos de sus actuales propulsores
hallan el caldo de cultivo para sus ideas dentro de las ollas "made in
Geneva", o sea, dentro de los cauces del "ecumenismo" del "Concilio
Mundial de Iglesias" con sede central en Ginebra, Suiza.