“NO HAY OTRO EVANGELIO” Gal. 1:7-8.

TRES JUICIOS / 1ª Corintios

11:31.

EL JUICIO PROPIO

“…golpeo
“… mi cuerpo, y lo pongo en
servidumbre…”…”
(1ª Corintios 9:27)

Como cristianos y precisamente porque

somos cristianos, tenemos el deber por la
gracia recibida, de examinarnos y juzgar
todo lo que pertenezca a la vieja
naturaleza caída.
Cuando una persona no es cristiana,
normalmente trata de tapar los desvíos de
su carne. Pero cuando una persona es
cristiana, tiene el deber de examinarse y
no compararse con otro hombre;
examinarse y abrir su nuevo corazón a
Dios, reconociendo las obras de su
naturaleza caída; de esta forma nos
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“NO HAY OTRO EVANGELIO” Gal. 1:7-8.

ponemos de acuerdo con el Señor, al

expresarle que tal comportamiento es de
nuestra humana debilidad, la carne.
Reconocer las obras de la carne en
nosotros es un paso muy importante hacia
una vida de victoria. Pero también hay
que considerar que:

“Pero los que son de Cristo han

crucificado la carne con sus pasiones y
deseos”
(Gálatas 5:24).

Es una gracia preciosa, ponernos de

acuerdo con Dios en el sentido de
reconocer que cualquier manifestación de
la carne en nuestra vida fue muerta en la
cruz; esta conducta determina un andar
cristiano victorioso.
Si en algún caso, hemos perjudicado a
algún hermano, es de vital importancia
que de nuestro interior, surja el acto de
amor, de pedirle perdón al hermano que
sufrió el agravio. De esta forma
sumaremos grandes victorias a nuestra
vida cristiana; no poniendo tropiezos a
nuestros hermanos,

"No seáis tropiezo ni a judíos, ni a

gentiles, ni a la iglesia de Dios"
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(1ª Corintios 10:32)

Y como somos hermanos debemos

responder efectivamente a la comunión,
es necesario saber que:
"El hermano ofendido es más tenaz
que una ciudad fuerte, Y las
contiendas de los hermanos son como
cerrojos de alcázar." (Proverbios
18:19)

Si esta situación no es reparada las

condiciones de nuestra comunión se
agravarán.
Si nuestra vieja naturaleza no es juzgada,
no es examinada, será una carga muy
trabajosa para nuestras vidas y un gran
tropiezo para la iglesia del Señor.

El apóstol Pablo dice:

"… todo lo que el hombre sembrare,

eso también segará” , “ …el
el que
siembra para su carne, de la carne
segará corrupción…”
corrupción ”
(Gálatas 6:7-8)
6:7-8

Cualquiera que actúe en poder de la vieja

naturaleza no juzgada, tarde o temprano
se perjudicará grandemente. Por eso para
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“NO HAY OTRO EVANGELIO” Gal. 1:7-8.

nuestra enseñanza, el Señor habla a

través del apóstol Pablo: “ SI NOS
EXAMINÁSEMOS ” , dando una imagen
cotidiana de juicio a nuestra vida natural,
fuera del Espíritu.
Dios puso sus leyes espirituales en el
Nuevo Pacto. El Pacto de la Sangre de
Jesucristo trajo como consecuencia:

"Obedeced a vuestros pastores, y

sujetaos a ellos..."
(Hebreos 13:17)

"no dejando de congregarnos, como

algunos tienen por costumbre…"
(Hebreos 10:25)

Estas son órdenes del Señor, y el no oír

trae corrección de Dios a nuestra vida.
Junto con la salvación eterna obtuvimos
la mente de Cristo, ella nos proporciona
por la gracia de Dios de facultad plena
para examinarnos, a esto denominamos
juicio propio. Si somos ejercitados en
examinarnos Dios no tendrá que
corregirnos, pero sino estamos ejercitados
en tal juicio, lo hará el Señor. El azota y
disciplina al que ama, para que sea
participante de su Santidad; por la clara
razón de que la salvación es imperdible,
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Dios corrige para que el cristiano

participe de su Santidad.

EL JUICIO DE LA IGLESIA
Cuando la conducta de un creyente se ha
tornado tal que perturba a la asamblea,
el pastor, en representación de la iglesia
debe corregir la situación. Es
responsabilidad del pastor y de la iglesia
mantener el orden, respeto y amor como
vínculos de la comunión.
Estas son conductas públicas de hechos
realmente vergonzosos, que la iglesia no
puede pasar por alto. En la iglesia de los
Corintios, el apóstol Pablo tuvo que
reprender públicamente por falta de
examen
"…sois
"… carnales…”
“Porque diciendo el uno: Yo
ciertamente soy de Pablo; y el otro: Yo
soy de Apolos…" (1ª Corintios 3:3-4)

Miremos la tremenda exhortación que

Pablo hace en público:

"¿No sabéis que sois templo de Dios, y

que el Espíritu de Dios mora en
vosotros? Si alguno destruyere el
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“NO HAY OTRO EVANGELIO” Gal. 1:7-8.

templo de Dios, Dios le destruirá a él;

porque el templo de Dios, el cual sois
vosotros, santo es."
(1ª Corintios 3:16-17)

Este es el juicio de la iglesia.

El apóstol Pablo tuvo que obrar
públicamente porque no había juicio
propio ni de la asamblea en la ciudad de
Corinto. Tal era la situación, que Pablo
dijo:

"Ciertamente yo, como ausente en

cuerpo, pero presente en espíritu, ya
como presente he juzgado al que tal
cosa ha hecho."
(1ª Corintio 5:3)

Este era un caso de fornicación,

"De cierto se oye que hay entre

vosotros fornicación, y tal fornicación
cual ni aun se nombra entre los
gentiles; tanto que alguno tiene la
mujer de su padre."
(1ª Corintios 5:1)

Entonces la orden del apóstol fue:

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"… Quitad, pues, a ese perverso de

entre vosotros. "
(1 Corintios 5:13)

Pero es bueno observar, con que claridad,

Pablo
mantiene el principio de la total
seguridad de la salvación,

"el tal sea entregado a Satanás para

destrucción de la carne, a fin de que el
espíritu sea salvo en el día del Señor
Jesús."
Jesú
(1ª Corintios 5:5)

El apóstol separa bien la nueva creación

de la vieja creación. Su carne, la vieja
creación era la que debía ser destruida;
pero su ser interior, su nueva creación,
Cristo en el corazón, sin dudas era salvo.
Esto confirma la total seguridad de la
salvación, doctrinas que algunos (en su
ignorancia) consideran libertinaje,
llamando profano a lo que Dios llama
santo.
Esto trajo un arrepentimiento en el que
había cometido tal acción,

"Pero si alguno me ha causado

tristeza, no me la ha causado a mí
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“NO HAY OTRO EVANGELIO” Gal. 1:7-8.

solo, sino en cierto modo (por no

exagerar) a todos vosotros. Le basta a
tal persona esta reprensión hecha por
muchos; así que, al contrario, vosotros
más bien debéis perdonarle y
consolarle, para que no sea consumido
de demasiada tristeza. Por lo cual os
ruego que confirméis el amor para con
él. Porque también para este fin os
escribí, para tener la prueba de si
vosotros sois obedientes en todo. Y al
que vosotros perdonáis, yo también;
porque también yo lo que he
perdonado, si algo he perdonado, por
vosotros lo he hecho en presencia de
Cristo, para que Satanás no gane
ventaja alguna sobre nosotros; pues no
ignoramos sus maquinaciones. "
(2ª Corintios 2:5-11)
2:

Otro caso de juicio en la iglesia es

cuando una persona se presenta con ira,
griterías, chismes y poniendo hermanos
contra hermanos, causando divisiones en
la iglesia, hay que aplicar el mensaje
paulino,

"Al hombre que cause divisiones,

después de una y otra amonestación

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deséchalo, sabiendo que el tal se ha

pervertido... "
(Tito 3:10-11)

Si nos examinásemos personalmente no

causaríamos problemas en la
congregación. Cuando la congregación
tapa los desórdenes de división, por falta
de juicio, el pastor debe corregir, tal
acción, para salud de la congregación.
Siempre todo obra para bien, así es en el
Pacto de la Gracia

"Y sabemos que a los que aman a

Dios, todas las cosas les ayudan a
bien, esto es, a los que conforme a su
propósito son llamados." (Romanos
8:28)

Imagínese una congregación, irrespetuosa,

desordenada, sin pautas espirituales
verdaderas, ¿quién quisiera poner el
cuidado de su alma y la de su familia a
un grupo de personas irrespetuosas? El
examen personal y de la iglesia producen
un seguro camino de victoria para todos.
Pero esto debe hacerse ordenadamente,
nunca buscar otra cosa que la victoria del
hermano y de la iglesia.

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“NO HAY OTRO EVANGELIO” Gal. 1:7-8.

EL JUICIO DIVINO
Cuando no hay juicio personal ni juicio
de la iglesia, entonces viene el juicio
divino, cosa nunca querida por Dios. Dios
es un Dios de infinita misericordia. El
caso de la rebelión de Coré, citada en el
libro de los Números en el capítulo 16.
Este hombre se subleva con una porción
del campamento oponiéndose a la
autoridad de Moisés. Por lo tanto la
tierra se abrió y los tragó, porque la
autoridad de Moisés era dada por Dios,
en sus eternos propósitos para su pueblo.
En el libro de Apocalipsis 1:13, el Señor
se pasea entre los siete candeleros que
son las siete iglesias, juzgando entre
iglesia e iglesia. A algunas advirtiéndoles
de su mal andar, para que puedan vencer
y a otras alentarles para que sigan
victoriosas. Es a saber que este juicio es
para recompensarlas.
Estos avisos de juicios divinos, son reales;
Dios siempre avisa. Pero su misericordia
prevalece al juicio. Es verdad, sus hijos
pueden perder con gran dolor el premio
de su carrera, pueden haber corrido en
vano, pero nunca perderán la vida eterna.
La vida eterna comprada por Cristo Jesús
en la cruz para su amado pueblo, jamás

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se perderá. Ningún cristiano perderá su

salvación.
Todos los hijos de Dios brillarán como las
estrellas a perpetuidad.

IGLESIA CRISTIANA
TABERNÁCULO DEL
SEÑOR JESUCRISTO

Reuniones:
Martes, Jueves 19 Hs.
Domingos 18 Hs.

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