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NE RESIDENCIA va WSs eH fore J 2 TRABATO a 7 See to Eapecidce / f 3 RECOLECCION = Fr) rere Woke La Ciudad Colombiana PREHISPANICA, DE CONQUISTA E INDIANA JACQUES APRILE-GNISET Banco Popular EDUARDO ROBAYO Presidente Fondo de Promocién de Ja Cultu: ALICIA EUGENIA SILVA “a Directora Impreso en Colombia TALLERES GRAFICOS BANCO POPULAR Bogoté, 1991 * ISBN 958-9003-58-3 (volumen) ISBN 958-9003-57-5 (obra completa) if Caratula: Modelo espacial de un habitat indoamericano (hipétesis) AGRADECIMIENTOS Inlelado en 1076 en tas aulas, conch SP Wil un trabeio de profesor y auc csr, s6lo. se podla concebit 7 fealtear euan Siate, a Ualverian nace LA pesar Be Peclas, escallos y defietenci cpllos y eficencias, se pudo evar a cabo gracias al spose continue ae ‘me, Broporelenaran cok desores ce la Facultad ‘de Arevitectara Yas directives de In Universidad det En cuanto a la transmutacién inespe- y Lorenzo Fonseca, y a la “varita lea” de Cecllia Mejia y Alicit ia Silva Para todos, esta constancia de mi gra titud. EL AUTOR PRESENTACION En junio de 1968 Jacques Aprile-Gniset entonces miembro de ta Mision Técnica Francesa y profesor de Urbanismo en la Facultad de Artes de la Universidad Nacional en Bogotd, publicé un mimeégrafo titulado El Fenémeno Urbano en Colombia, En la introduccion al documento decia lo siguiente: Este pequefio texto elaborado sin ninguna pretensién, tiene por objeto hacer llegar hasta los alumnos de URBANISMO III de nuestra facultad, lo mismo que a todos los del Departamento de Planificacién Urbana, toda la complejidad e interés del estudio de la CIUDAD. Su contenido es una serie de constataciones sobre varios aspectos del he- cho urbano en Colombia. De ese documento al libro que hoy nos ocupa han transcurrido varios aiios, sin embargo, las palabras de su introduccién permanecen casi intactas. Una visién a la historia de la ciudad colombiana, ela- borada sin ninguna pretensién se ofrece ahora a todos los investiga- dores, estudiantes y ciudadanos que quieran beneficiarse de su conte- nido, para hacerles Uegar toda la complejidad e interés de va ciudad, el tema fundamental del trabajo de este investigador que, con una voluntad sélida y a prueba de contingencias insiste en entender y explicar ese fenémeno indescifrable y seductor. La mirada de Jacques Aprile-Gniset sobre el pais abarca hoy pricticamente toda su historia y su geografia. En las primeras paginas de un libro suyo casi desconocido en el pais, Colombié, de la co- leccién Petite Planete, publicado por Seuil en Paris en 1971, y reedi- tado en 1977, se lee lo siguiente: Invitacién al viaje: Entre Ja legada a un largo corredor en el aeropuerto de Bogota y la partida a bordo de un viejo barco carguero en Cartagena trans- currieron cuarenta y cinco meses. Durante esos cuatro escasos afios recorri més de 50.000 kilémetros a través de Colombia, Desde mi pri- mera estancia tuve que emplear diez tipos de aviones, desde aquellos que salpican los campos de algodén con una nube blanca hasta los Boeing 727, pasando por el histérico Dakota o el DC-4 tranquilo y s seguro, He viajado en taxis interurbanos, en rapidos autobuses, en buses Wenos de campesinos que viajan al mercado y también en los “Jeep”. He conocido trenes asfixiantes que se desplazan sobre su tinico carril aferrado al suelo como un sendero de mulas, A veces me he desplazado a caballo y ms frecuentemente a lomo de mula, He re- montado los rjos en grandes canoas equipadas con su “Johnson” y los estrechos cafios en fragiles piraguas indigenas que se vuelcan iacil- mente en un rapido... Y he caminado mucho. Fui por todas partes con Jos ojos asombrados y las orejas bien abiertas, deshaciéndome del viejo europeo que me habitaba para ser libre e intentar comprender, olvidando el mundo diferente del cual vine, Esos cuatro anos ya se han vuelto veinticuatro y los recorridos se han ‘multiplicado, El conocimiento se ha vuelto cada vez mds y més seguro y al mismo tiempo mds complejo. De este proceso han quedado diferentes registros que se resumen hoy en el contenido de este libro, en el que el historiador se confunde con el viajero y en el que el juicio se apoya no sélo en los documentos sino en el conocimiento directo de Ta mayoria de los fendmenos tratados. En sus primeros trabajos, Jac- ques anticipé muvhos intereses que posteriormente habrian de cobrar importancia en la discusién sobre la ciudad: el proceso historico de 1a Jormacion, el valor de los centros historicos, la intervencion en el te jido de la ciudad, la vivienda de los sectores populares. Cada uno de €sos temas ha tenido un desarrollo, una continuidad y una sintesis, Dotado de una lucidez extraordinaria, Aprile-Gniset perfora la reali- dad y la deshace para reconstruirla en las estructuras inteligentemente “elaboradas de su discurso que se coloca siempre generosamente al al- cance de sus estudiantes —es el profesor innato que sabe que el cono- ‘cimiento es un bien comin que se enriquece en la cdtedra— de sus ‘colegas y de los ciudadanos, beneficiarios finales de su exploracién, El trabajo de interpretacién histérica de la formacién de la ciudad ‘colombiana que se presenta en este libro es una dé las contribuciones ___més importantes que se hace en el momento en que el estudio de la ‘Gudad colombiana apenas comienza a brotar y a desarrollarse en di- ferentes centros investigativos y docentes del pais, La visién de Apri- le-Gniset no es sdlo Ia de un urbanista ensimismado en los hechos fisicos. En el texto esté la visién del historiador social que percibe, tras los hechos fisicos, las redes intrincadas de las relaciones politicas y eco- ‘némicas, del sometimiento de unos y del dominio de otros. El conflicto esti presente en cada uno de los capitulos a excepeién quizd de la mi- elias @ la ciudad precolombina, en 1a cual se vierte el afecto por lo cido, por lo violentado por una civilizacién que no pudo en- que encontré en el territorio americano, ‘avés de sucesivos intentos a partir de a GF fi i t de sucesivos quel “pequefio texto’ aproximacién al problema de la ciudad colombiana se ha hecho cada vez mds certera. En 1978, Jacques y Gilma Mosquera, su aliada personal e intelectual, publicaron los Dos Ensayos sobre la Ciudad Colombiana. Al releerlos hoy se percibe cémo esos ensayos son por una parte un desarrollo del primer texto y por otra son las hipdtesis que sustentan buena parte del contenido del libro que ahora, en forma mucho mds extensa y detalleda las desarrolla. Los Dos Ensayos son como una pequefia obra de miisica de cémara, Con los mismos temas, Jacques ha compuesto la gran obra sinfénica de Ss Eorvists no puede ser completamente objetivo, Soy un alum- no de Jacques-Aprile y mejor atin, soy su amigo. De él he recibido innumerables y continuas lecciones silenciosas, a través de su integri- dad personal y académica, de su entusiasmo y pasién por la geografia (a historia y la vida del pais y de sus habitantes mds olvidados wee rigor intelectual de su labor investigativa, El disponer, como ciuda- dano y como investigador de este libro, es un obsequio més que se recibe de quien incansablemente ofrece al mundo la corriente con tinua de su saber. ALBERTO SALDARRIAGA ROA Bogot4, D. E,, enero de 1991. PREFACIO En este texto se recogen y se condensan algunos estudios nuestros sobre la cludad colombiana, realizados entre 1966 y 1986, Corresponden a labores de distinta indole, de las més variadas excalas territoriales, con los mds diversos objetivos, ademds, realizadas con medios desiguales y métodos diferentes. Es ‘en Popaydn en donde tuvimos nuestro primer encuentro con la cuadricula, cuando a solicitud del cabildo disenamos el boceto de un plano director para Ia ciudad. Luego desde la Universidad Nacional (Bogotd) realizamos trabajos comparables para Quibdé (1966), Neiva (1967) y Pitalito (1968). Recorriendo Tolima y Huila, desde Colombia hasta San Agustin, desde Algeciras hasta La Plata'y Natagé, estos dos iiltimos estudios nos permutieron entender el proceso histérico de formacién del sistema urbano en la regién del alto Magdalena. También en 1968 nos solicité el CID. colaborar en Ia biisqueda de alternativas, con el fin de proponer al Distrito un plan maestro para el futuro de Bogotd; trabajo sumamente dil para detectar la formacién urbana regional y la conurba- cién en media luna, uniendo Ia Sabana y la capital, En el aflo 1969, desde Ia Universidad Nacional, en Medellin, nos dedicamos al andlisis det mallaje urbano regional que se Jue desarrollando histéricamente con una dilatacién “en caracol", 4 partir del poblamiento mestizo del siglo XVI en el valle de Aburrd. Indagamos Ja conurbacién lineal a lo largo del rio Medellin, desde Caldas hasta Barbosa, lo mismo que algunas caracteristicas del crecimiento de la capital antioqueiia y de su estructura socio-barrlal, Con estos registros y las repetidas observaciones sobre 1 LA FORMACION ESPACIAL AMERICANA PREHISPANICA LOS HABITATS EN LA LITERATURA DE LA CONQUISTA 32 CAPITULO Il = EL URBANISMO PREHISPANICO EN PUEBLITO 50 CAPITULO IV EL URBANISMO PREHISPANICO EN BURITACA 68 CAPITULO V BURITACA VERSUS PUEBLITO 14 CAPITULO VI HABITATS ABORIGENES MODERNOS: LAS ALDEAS EMBERA DEL CHOCO 122 BIBLIOGRAFIA 151 CAPITULO 1 GENERALIDADES -.. El poblamiento de América se realizé por el Oeste y no por el Este, (Paul Rivet) Uniendo un ctimulo de datos, informaciones y estudios, proporcio- nados por la biologia y la antropologia, la etnologia, la arqueologia y la lingiiistica, el profesor Rivet elaboro a principios de este siglo la siguiente hipdtesis, aun yigente: el continente americano, antes des- habitado, se poblé hace poco por medio de una colonizacién realizada por corrientes migratorias provenientes del oeste, desde Siberia hasta Oceania, las cuales poco a poco se radican y se sedentarizan en las distintas regiones, en un proceso que pudo iniciarse hace unos diez mil afios y que aun persistia a principios de nuestra era. Esta proposicion general, aqui resumida, encierra tres indicaciones de suma utilidad para abordar el estudio del proceso de formacion de los habitats aborigenes en Colombia: el cardcter “reciente” del pobla- miento, el proceso largo y continuo de llegada de los flujos migrantes, su diversidad de origen geografico y étnico. En primer lugar, la radicacion “reciente de los colonos —inmi- grantes— explica, hasta cierto punto, el porque no encontramos en los yacimientos arqueologicos (como habitualmente se yerifica en otras latitudes) la superposicion “sedimentada” de varias etapas y eiviliza- ciones, Por el contrario, en general, los hallazgos presentan vestigios y huellas de una sola etapa; historicamente “joven”, ésta experimento un ciclo muy corto entre su surgimiento y su extincién, del orden de uno o dos milenios. En segundo lugar, siendo que la llegada de estos flujos se extiende sobre varios milenios, esta circunstancia incide en el caracter desigual del poblamiento, considerado a escala continental y desigual, en cuanto a voliimenes demograficos, segtn la region. También desigual, segun el periodo historico de instalacién y colonizacién, estas Ultimas presen- tando modalidades diversas, originadas en el grado diferenciado de desenyolvyimiento alcanzado por las sociedades originales de los mi- grantes, gon Por fin, provenientes los flujos de los mas diversos horizontes geograficos (Siberia, Indonesia, Australia, Melanesia y Polinesia), y cada grupo Hegando con el patrimonio de una herencia peculiar, se poblaria el continente con multiples civilizaciones y presentaria luego ja maxima diversidad cultural. 17 jéyenes pero de diferentes edades, un y la maxima diversidad, son tres rasgos rector comin: la heterogeneidad. Sin s as presentan un ritmo sumamente lento de crecimiento “desarrollo técnico-productivo; salvo unas excep- nodelo— se refiere a la sociedad indoameri- in espafiola a principios del siglo XVI. T la magnitud territorial del espacio indoameri- , Su/naturaleza y las modalidades de su amoblamiento | de varias fuentes de informacién: testimonial = -aborigenes modernos, esumen se ha acudido alos mds diversos mate- ses : crénicas que dejaron Aguado, Juan de Cas- ta saves diver- aaa politica y tina Zciudages", Fuente; Segun eronistas del siglo XVI y descubrimlenton ‘oldec8, puables, poblazones, Pusbiezusios y lugarsjoe, arqueoidglees modernes. ‘Formacién espacial americana prehispanica 19 4 La densidad demografica es muy variable: alta en las faldas de la Sierra Nevada y muy alta en el altiplano, desde Cundinamarca hasta los Santanderes, lo mismo que en la zona montafiosa de Narifio. Den- sidad mas baja en Caldas, en los yalles del Cauca y del Magdalena; Poblacién mas escasa en el Sinu, los Llanos del Oriente, las selvas del Guaviare o de la vertiente del Pacifico. 5. En la mayoria de las regiones prevalece el patrén de pobla- miento del habitat rural familiar disperso, rodeado por las tierras de cultivos. 6. Un nimero variable de unidades familiares conforma el habitat de una comunidad solidaria, aleanzando lo que Ilamariamos hoy el tamafio de una comarea, es decir, una extensién geogrifica y territorial del orden de 566 leguas, © 7 Frecuentemente yarlas comarcas albergan comunidades que tienen nexos y parecen “federadas”, con relaciones de solidaridad o de convivencia. 8. No siempre estos habitats tlenen un nucleo “urbano”, 9. Los caminos tejen redes entre las comunidades y a veces siguen con las mismas especificaciones durante 20 6 30 kilémetros, ligando una comunidad con la de otra comarca, 10. Hay una generalizacién de los caminos en todas las regiones exploradas, con una amplia tipologia, que va desde senda estrecha hasta larga calzada —ancha y recta—, caminos en escalera y enlosa- dos, desde el “caminito” hasta la “via muy trillada”. 11. Los pasos de los rios anchos se hacen por medio de canoas. 12. En Jos rios estrechos y tumultosos se generaliza el uso de Puentes permanentes, construidos con vegetales. Su ancho esta con- cebido para el paso de una persona a pie, pero sin limitacién de peso. nee frecuencia “el paso” esta dotado de un bohfo-fonda o 14. Las agrupaciones de viviendas incluyen una amplia tipo! de tamafios demograficos. Hay aldeas de es 10 bohtos, ansveee 30 6 50 familias. Son frecuentes los Pueblos que alcanzan 100 tambos. No es raro, en ciertas regiones muy densas (Sierra Nevada y altiplano) encontrar ciudades mas complejas, albergando centenas de familias. 15. A nivel nacional —pero sin que se pueda generalizar— domina ¥ parece privilegiado el esquema urbanistico, con traza de tipo circular y un sistema de relaciones radiales, 0 sea el Plan radio-concéntrico Se plasma espacialmente por medio de una vasta frea colectiva central v ae ates, Por un anillo de viviendas. E excluir la presencia del tipo Caney rectangular ovalado. Late ee pea ends sobre planta circular, tipo tambo o bohio, con 17. Sila pledra se usa en obras publicas y de ingenieria, lo mismo ibe aed de la vivienda, no participa de la construccién 18. Se usan exclusivamente paredes v que (en climas frios), y el tectiads de an ities ee 20 19. El reparto del espacio interior se hace por medio de habitos x tradiciones, sin uso de paredes. Por lo general la casa tiene un solo espacio interior, sin divisiones construidas, 20. En la mayoria de los casos la casa esta ocupada por una sola familia nuclear, pero también se encuentran caneyes alargados en los cuales se alojan las diversas familias de una comunidad. 21. En ningun pueblo se encontré un “templo” o cualquier edificio dedicado al culto. 22. Por el contrario, tanto en poblados como a veces afuera y sobre los caminos, se encuentran casas para actividades colectivas, reuniones, posada, almacenaje o mercadeo, 23. La casi totalidad de los pueblos son destruidos y abandonados por sus moradores antes de que lleguen los soldados. Otros seran incendiados por los mismos expedicionarios, En todas las zonas reco- rridas por los soldados opera el repliegue de los habitantes hacia lugares mas altos, en donde van construyendo un nuevo habitat. Estos nuevos habitats seran el objeto de las “correrias’ de los siglos XVII y XVIII y daran lugar a las concentraciones por “reduccién” en “pueblos de indios", - 24. Para designar a Jos nicleos de vivienda, los cronistas, sin usar medidores cuantitativos, utilizan las palabras: ciudad, pueblo, poblazén, pueblezuelo, aldea, lugarejo, “algunos bohios”, caserias, caserio, etc. Es imposible evaluar o sugerir su extension superficial 0 su tamafio demografico, salvo muy pocas excepciones. 25, Con base en la lectura de las diversas obras citadas, hemos realizado un registro completo de los asentamientos que cita cada autor. Confrontando luego los distintos listados, se pudo establecer por cada region un catalogo de su red de pueblos. En la Ultima fase del trabajo se reunieron estos datos en un solo mapa sintético, con el cual se logro una vision aproximativa del poblamiento terrjtorial americano prehispanico hacia 1530-1580. Este mapa necesita las siguientes observaciones: a) La aparente concentracion de “ciudades” en ciertas regiones y su carencia en otras, tienen que ver con las “correrias de rancheo” del espafiol y la poca o larga persistencia de su presencia, Su larga estadia en Ja costa Caribe o en el altiplano cundi-boyacense, permiten, después de treinta 0 cuarenta afios de ocupacién continua, conocer muy bien la red urbana regional. Por el contrario, se sabe aun muy poco de ella en regiones que apenas fueron recorridas por una expe- dicién fugaz (en el Sint o el antiguo Caldas, por ejemplo). Por eso la aparente desigualdad de la densidad del sistema urbano entre una y otra region. b) Se tuvo que actuar con mucho culdado para evitar trampas tales como éstas; —Indicar como nombre de asiento lo que era la designacion de una tribu, de una comunidad, del territorio de una etnia viviendo en habitat rural disperso, sin nucleo “‘urbano", 21 _ Designer dos veces un mismo centro, mencionado por varios “Gutores bajo nombres distintos o con uno hacia 1550 y otro cincuenta ‘fis’ después, "Registrar como prehispanicos a pueblos que eran nuevos hacia "1560-1580 y que s6lo fueron centros de repliegue de comunidades expul- " sadias de su asentamiento original por las primeras columnas militares, " —Toluir'como creacién aborigen a unos pueblos de “indios de la “corona”, retiueciones que desde luego fueron posteriores a la radicacién "espafiola y que, sin embargo, se levantaron contra el ocupante hacia 1570-1600 y, por tal motivo, también fueron destruidos, ¢) Con todas estas precauciones —y otras— se pudo establecer el ‘mapa adjunto, en el cual quedan registrados mAs de 250 nicleos de diyersos géneros y tamafios demograficos, desde “algunos bohios” hasta importantes y muy populosos centros comerciales regionales. En sintesis y para resumir, se pueden agregar las siguientes obser- -vaciones nuestras: Los modelos tisicos y territoriales de este periodo se ajustan a las ‘necesidades de numerosas comunidades esparcidas en el territorio, generalmente dependientes de un bajo nivel de desarrollo téenico, Las ‘observaciones de los primeros cronistas, sobre cultivos y espacios agricolas, indican que esta cuestién se resuelye cultivando amplias extensiones. También dejan suponer una relacién hombre-tierra, earacterizada por una baja demografia, la cual no tiene mayor difi- cultad en alimentarse con tlerras abundantes, Tanto la disponibilidad de tlerras, como su manejo colectivo, y una escasa divisién del trabajo ‘Pueden explicar en gran parte la inutilidad de la propiedad privada. _ Para el objeto de este estudio los rasgos mds caracteristicos son ‘Ja produccién en economia doméstica, reallzada por medio del trabajo ‘“Comunttario en tierras colectivas; Ia auto-gestién y administracion Jocal auténoma, sin Estado (quizi exceptuando la zona del complejo chibeha del altiplano, en donde existe un poder central de tipo pre- Aeudal, segtin parece). Unos pocos excedentes sirven para el trueque con otras comunidades yecinas y exigen una infraestructura de comu- Predomiina et habitat depen up 0 dé pequefias comuni - tarlas de agricultores. Slendo dominante el habitat aes -exeluye Ja existencia de numerosas aldeas de cultiyadores, general- Mente de trazado circular (se dice también radio-concéntrico, o sea en aoe de una rueda de blcicleta). i 'patron demografico y espacial de nuclearizacién opera ‘Gel modelo de 1a aldea. Una pequefia unidad social y tisica Se ‘Pocas familias, formando un conjunto residenclal de reducido tamafio ¥ con gran autonomia territorial. onda Boblado tiene como elemento basico un gran espaci ¥clreular de uso colectivo, el cual unitica un anilie de viviendas igual see ceticas sot bie Planta también circular. i se observa la reducida extension del suelo resery: erat , 0 sea alas viviendas. Por el contrario el espacio pabllonae ‘Mbreuso de la comunidad puede alcanzar hasta mas del 50% del total, 2 Modelo teérico-hipotético de habitat prehispanico Este nucleo, solidarizando unas viviendas, es el centro rodeado por las sementeras y las tierras de labranza y el conjunto conforma el habitat de la comunidad. Muy a menudo este habitat abarea tierras templadas y calientes y el asiento residencial se ubica hacia 1.000 6 1,500 metros sobre el nivel de] mar, es decir, en la frontera climatica. Tal localizacion favorece 1a obtencién alternada de cosechas de diferentes zonas climaticas a poca distancia del asentamiento. Bn la casi totalidad de los casos estudiados hemos observado el predominio de la geometria del circulo, desde el habitat hasta algunos de sus componentes, el asentamiento, el espacio publico, las viviendas y su misma organizaci6n interior. Entendemos que el circulo es 1a expresién espacial ideal del con- tenido y del nivel de desarrollo productivo, social, técnico y cultural aleanzado por estas comunidades. Hemos sefialado anteriormente como en todo el territorio se observa la heterogeneldad étnica y, por consigulente, una gran diver- sidad cultural. Estos rasgos inciden en las pautas de amoblamiento territorial; se expresan por medio de una amplia tipologia, en cuanto se refiere a los patrones de poblamiento y de asentamientos. Aunque no sean los unicos, se destacan por su frecuencia, los siguientes tipos: —La unidad familiar campesina aislada, con casa unica y rodeada Por sus labranzas, modelo muy difundido. Una de sus modalidades es 23 Ja vivienda rural noanama o embera de los rios del Chocé, modelo de larga trayectoria histérica, pues ya existia en los afios de la Conquista y persiste hasta hoy. —tLa agrupacion elemental de dos o tres viviendas, reuniendo en un “caserfo” (0 en un “rancherio”) yarias familias nucleares con vineulos de parentesco. Una yariante de este tipo seria la vivienda familiar campesina con divisién residencial por sexos y el alojamiento de sus integrantes en dos construcciones, Persiste hasta hoy este mo- delo en clertos habitats rurales kogi e ijca de la Sierra Nevada. —tLa casa-aldea: es una construccién amplia, unica y de multiusos, albergue multifamiliar compartido Por unas diez o veinte familias, formando una comunidad agricola doméstica. Liamada “caney” por Jos cronistas, se Ia conoce hoy con el nombre de maloca, y este tipo de asentamiento nucleado sigue vigente para algunos grupos aborigenes, Tadicados en las cuencas del Orinoco o del Amazonas, Los modelos anteriores se encontraron —y atn persisten— en regiones poco pobladas, —El habitat doble, aislado y nucleado, en dos lugares usados en alternancia. Cada familia dispone de una yivienda-finca (o de pro- duceién) en medio de las labranzas, y de una vivienda de relaciones Sociales en una aldea. Estas Pautas de doble residencia aun operan en la Sierra Nevada y constituyen una nueva tendencia, pero inducida desde afuera, en las cuencas de los rios Atrato, San Juan y Baudé, —ta aldea es la agrupacién de viviendas de familias de agricul- tores, reuniendo muy a menudo un Promedio de 30 a 50 casas. Parece ser el nucleo de una comunidad, Ccupando un territorio agricola de tamafio comarcal. Modelo Muy difundido en el siglo XVI, descrito desde Ja costa Caribe hasta el Ecuador. —tLa red territorial articulada y formando un sistema integrado, Supone una alta densidad demografica y se observa una constelaci6n de aldeas girando en 6rbita de unos Centros mas importantes, Durante la Conquista se encontré este tipo de poblamiento en la Sierra Nevada y en el valle de Popayan, Quiza Pueblito y Buritaca constituyan dos ejemplos de este modelo. —Fase superior de la anterior parece ser la “federacién Con maxima densidad de Poblacién, alcanzando un Ee ek fico-regional, con una densa red de relaciones y un sistema “‘federado” corresponde a una sociedad compleja, Incluye vivienda rural aislada y cripciones de la regién de Quito y en Colombia se resent oS plano cundi-boyacense, desde Bacata (hoy Boece y ae feeder ie Alcazares”, hasta las regiones de Duitama y Tunja. En esta ultima region, segun parece, la sociedad muisea-chibeha habia alcanzado un notable nivel de desarrollo social Y productivo y disponia de un Tami- ficado aparato Politico-administratiyo. Sin embargo, estos adelantos nO sé expresan aun en notables diferencias, en cuanto Se refiere al urbanismo y a la arquitectura. 24 Alto de Mira a Gracias al uso de la piedra en obras publicas, de urbanismo, y en los cimientos de las construcciones, los hallazgos de la arqueologia moderna favorecen la region de la Sierra Nevada, Multiples descubri- mientos recientes permitieron comprobar la existencia en sus faldas de numerosos vestigios de asentamientos prehispanicos, de diversa naturaleza y tamafio. Con eso podemos formular aqui algunas obser- vaciones relativas a la localizacién preferencial de los sitios en la geografia, al esquema de organizaciOn del habitat en el sitio, a los patrones de disefio de los asentamientos. No obstante, varias considera- es obligan la maxima prudencia: a Se abe que la region entera alberga mas de 200 nucleos. Aqui s6lo se haran anotaciones relativas a Alto de Mira, Antigua, Buritaca 200, Frontera, Piramide, Pueblito, Tankua y Tigres. Bs decir que la muestra queda muy reducida, algo menor del 4%. Por lo tanto, no autoriza ningun tipo de generalizacion a escala regional o comarcal. 2. Nada hasta ahora permite saber si estos asentamientos fueron contemporaneos y sincronicos o si existieron segun un proceso historico diacrénico, Por lo tanto, se corre el riesgo de comparar aqui objetos 6pocas distintas. Saat Geis ioeaitina nada permite detectar su proceso evo- lutivo interno, el nucleo inicial, las etapas siguientes; ni mucho a establecer en qué momento de su ciclo se interrumpl06 0 se a = Se esta registrando una unidad global, sin poder distinguir aritanee por las cuales pasd; ni en qué fase de su ciclo vital quedo peti la. 25 4. Las observaciones que se formulan a continuacién se realizaron ® partir del conocimiento actual y parcial de los nicleos. Es muy Rane jas futures excavaciones las yuelvan afilcos. En fin de cuent ae Se podrén analizar acentadamente estos caserios, cono- ciendo la totalidad espacial de los habitats y su completo sistema de 5. Los calculos tentativos que se Presentan se hicieron con base en lo exhumado, Pero descubrimientos futuros Pueden modificar el eee considerado, el niimero de terrazas o de anillos, la extension t, resultando una modificaci6n de las densidades aqui Hasta ahora los hallazgos se consignan por medio de estas cifras: NP de anillos liticos Relacién anittos/terraza, [Alto ae Mir —$-——g re | de 65 Menos de 1 de 1 60 més de 1 4 mas de 1 i mas de 1 a més de 6 Tigres mas de 1 Considerando un determined __ Consi lo perimetro de los hallaz etapa actual, se puede intentar determinar la extension de la localided, 26 Pueblito A partir de este dato, y conociendo el niimero de terrazas y de anillos exhumados en cada sitio arqueoldgico, se pueden realizar unos cilculos hipotéticos de densidades, desde luego meramente indicativos y provisionales: POR HECTAREA ‘Asentamlento NY de terrazas NP de anillos ‘Alto de Mira mas de 14 5 9710 Antigua 19 90/100 Buritaca 200 11 14 Frontera menos de 3 3 Piramide menos de 4 4/5 Pueblito 23/24 31 Tankua menos de 5 27 Tigres 4 4/5 De entrada, estas cifras causan clerto desconclerto, pues una dife- renola abismal se observa entre un habitat con tres viviendas por hectarea y otro con cerca de cien. Mas alla de las cantidades numé- ricas se perfila una diferencia cualitativa; nos encontramos frente a hfibitats de distinta naturaleza. En otras palabras, hay habitats exten- sivos y otros intensiyos. Frontera, Piramide y Tigres presentan una densidad baja. Mientras tanto Alto de Mira, Buritaca, Pueblito y Tan- kua registran una densidad mediana, aunque variable. Buritaca, a pe- sar de su gran extensidn y de la presencia de mas de 200 anillos liticos, 27 Tigres siendo el més estructurado desde el enfoque urbanistico, y quiz el mas Poblado, presenta una densidad moderada. Finalmente, Antigua apa- rece samt un Sees muy compacto y sumamente denso. Ina comparacién entre los planos de los distintos sot peeeycaeela plans niieleos, permite a) asentamlentos se emplazaron en tierra caliente, 2 ‘bajo de los 300 metros sobre el nivel del mar. Seis se diesen eae zonas templadas de Ia sierra, entre 1.000 y 1.500 metros, b) ‘Dodos se beneficlan con un rio en sus inmediaciones y varios Se ublearon entre dos rios. Ademés, algunos estén atravesados por Unos cafios, situacién muy notable en el Alto de Mira, Buritaca, Fron- tera, Pueblito y Tigres. De tal modo que el agua de uso doméstico nun. ca queda a mas de clen metros de las moradas y de los consumidores. anne ee mavoria de los asentamientos se originaron en un filo. (‘Unos conservaron una forma lineal, con una hilera de anillos, blen sea sencilla o doble, a lo largo de la cuchilla, otros, segin parece, en su crecimiento rompleron este patron original, Los’ pequefios asente, tos, como son Antigua, Pirdmide y Tankua, presentan una forma Sigulendo estrictamente el ee del filo. Alto de Mira corresponde 4 Un niicleo més complejo, con dos ejes laterales conectados al eje y Una expansion por medio de digitaciones. Buritaca parece ‘haber sido inielalmente un asentamfento lineal de filo, Pero en una fase, quiza posterior, surgen radiales ¥y luego sistemas laterales, hasta patios trama de relaciones, 3 los se emplazaron en una topografia de ladera y se tmedlo de terrazas superpuestas, 0 sea en franjas ho, rigontales, siguiendo las curvas de nivel, segin un patron “escalo- nado”, éstos son Frontera y Tigres. e) Pueblito es la tnica localidad que eligié una hondonada. Si tuada en el lugar de confluencia de varios riachuelos con la quebrada de La Boquita, obviamente esta localizacién fue dictada por la cer- cania del agua doméstica. f) Con esta situacién geogréfica, Pueblito resulta ser el mas vul- nerable, desde el punto de vista estratégico. También es el ‘nico poblado donde se observan indicios de un intento de control de los accesos, En los dems, ningun obstdculo estorba o restringe el acceso. No parece haberse contemplado la amenaza externa, como determi- nante de las pautas de ocupacién del sitio, organizacion del espacio y disefo del conjunto, g) En seis localidades, los lugares, terrazas y anillos, indicando el uso publico multitudinario, se emplazaron en la parte alta de la lo- calidad, aquella que se beneficia con las mas amplias visuales sobre el entorno. Por el contrario, en Frontera, “el centro” se situé en la posicién baja, en la proximidad del rio Buritaca y, por lo tanto, no domina el entorno, sino que esta rodeado por altas cimas. En Pue- blito los lugares colectivos, situados en la parte baja de ia confluencia de los riachuelos y caminos, estan como en un circo, rodeados de 1a- deras y vistos desde Jas terrazas de las viviendas. En este caso, excep- clonalmente, los moradores, desde las alturas y desde sus solares, pue- den contemplar lo que ocurre en el centro del conglomerado. h) La extension de las areas de uso central y colectivo varia de menos de una hectarea hasta tres; el promedio parece ser vecino de dos hectareas. 4) El trazado del conjunto es marcadamente lineal en Pirimide, Antigua y Tankua. Es multilineal y extensiyo en Tigres, mientras en Alto de Mira adquiere forma de “pata de pato”. Determinado a la vez, por el eje mayor y por el curso paralelo de La Boquita, el trazado es doblemente lineal en Pueblito. Finalmente el esquema organizativo es de cardcter extensivo y con mallaje (o entramado) en Frontera y Buritaca. En definitiva, se advierce una marcada unidad entre estos nueve niicleos, lo cual no impide una clerta libertad 'y variedad en algunos patrones, Dejando de lado la arqueologia y el siglo XVI, pudimos verificar en diversos lugares, y por medio de observaciones de campo realiza- das en los habitats indoamericanos modernos, la persistencia de cier- tos rasgos prehistoricos. Algunas caracteristicas de la Buritaca antigua ain subsisten en varias aldeas de la Sierra Nevada, que lo- graron preservar su unidad étnico-cultural; otros patrones del siglo XVI persisten en El Tambo chocoano de la cuenca del Baud6, en las regiones del Vaupés y del Vichada, a las orillas del rio Apaporis. 29 Es asi como se pudo comprobar tanto Ia generallzacién territo- rial como la persistencia histérica de la geometria del circulo, en los habitats y de la planta circular en Ia vivienda, No es exagerado decir que si en algo se puede comprobar la persistencia tenaz de la cultura amerindia es en la vivienda, en su forma, proporciones y volume- tria, en su concepeién y disefio, como en sus materiales y técnicas constructivas. Ahora bien, solo etndlogos e indigenistas en busca de “indios para vitrinas” pueden celebrar este hecho. No hay que alegrarse de una per- manencia y una continuldad, que tanto se parecen con el letargo. Al fin y al cabo expresan un dramatico inmovilismo, un marcado estan- camiento social, Ia inmutabilidad productiva, Este hecho atestigua que se fosiliz6 la parte del mundo aborigen que, logrando preservarse, que- d6 alslada del contacto externo. Logicamente, en un territorio domi- nado desde afuera durante mas de cuatro siglos, hoy en dia estas diminutas culturas marginales, gus habitats y sus espacios, como su estética y su arquitectura, no son sino residuales dentro del conjunto nacional. 31 Para tratar de entender la magnitud territorial, la naturaleza del espacio indoamericano prehispanico y las modalidades de su amobla- miento construido, se dispone de dos tipos de fuentes de informacién: 1. Los primitivos asentamientos, hoy desaparecidos, y las huellas que quedaron impresas en la geografia, 2. La literatura de la conquista espafiola. LAS FUENTES ARQUEOLOGICAS Hay un consenso para reconocer que la arqueologia cientifica sélo se inicla en Colombia con Preuss, a principlos de nuestro siglo, y se centra durante décadas sobre la cultura de los habitats de San Agus- tin. ¥ solamente se abre el “frente” de trabajo de.la Sierra Nevada, con los estudios de Mason en los afios yeinte y los de Reichel-Dol- matoff en la década del cuarenta. En otras palabras, la arqueologia es una ciencia muy reciente en el pais y hasta hoy son muy pocas las excavaciones que permiten observaciones sistematicas de gran mag- nitud territorial. Ademds, es bueno recordar que la arqueologia clen- tifica moderna surge después de Jos siglos de una “arqueologia salvaje” de la codicia, la cual fue particularmente destructora. Esta titima inicia sus estragos en el momento que el espafiol pone su ple en el territorio y actia mas bien en forma de saqueologia de las se- pulturas aborigenes, para proseguir después —y hasta nuestros dias— con Ja tradicién de la guaqueria empirista. Con todo lo anterior, nuestros conocimientos tienen dos Umitan- tes: primero, se reducen en muchos casos a las costumbres funerarias, _y segundo, se ubican en unas pocas zonas del pais. En definitiva, nos dicen mucho sobre los muertos, pero nos ensefian poco sobre los vivos, su vida y sus habitats. Parad6jicamente, mientras desaparecia la casa del vivo, ha perdurado hasta hoy la morada del muerto. ‘materiales tangibles nos obliga, con mucha a las fuentes escritas. Pero buscar una vision prehispanico de los habitats aborigenes en Ja le Ja Conquista, es una tarea poco menos que ingrata leer algunas 10.000 paginas para llegar a la ultima itos mezclados de frustracién e insatisfaccién. El lector “por lo demas dubitativo, perplejo, adem&s muy inseguro, de un esfuerzo desproporcionado con su producto. > Jo general los autores usan unas recetas narrativas. Muchas $ proyocan el fastidio de una formula cien veces repetida y, copiadas de un autor a otro, Siendo que la fuente es la misma ‘nica, solamente los primeros autores innovan; los que siguen, 0 ‘tepiten fielmente sin ninguna ereacién o, por el contrario, s6lo son -creativos en medida igual... a su propia imaginacién. __ De otro lado, sobre las ‘obras flota Ia pesada sombra de la litera- si wal y muchos capitulos tienen un encanto igual al de la . ‘de Rolando, del Caballero de 1a Rosa y de Ja tradicién épica one in de gesta, del siglo X11, Por otra parte, en estos derroches s dad y de imaginacion, a veces es mis lo que se calla que lo que dice. Por fin, en muchos casos, el objetivo de glorificacién que per- sigue el texto, de entrada lo invalida. En definitiva, y parad6jicamente, si nos ensefian poco en cuanto al mundo americano nos ensefian mu- cho, sobre Ja ignorancia, los prejuicios y la incomprensién de un Soldado, sobre la mentalidad, la ideologia y las creencias de un fralle se s eee Y a pesar de todas nuestras reticencias, para saber espacio de la civilizacion indoamericana prehispanica, nos ae A ae a la visién de aquellos que fueron sus ene- ‘En resumidas cuentas son pocas estas obras, , pues en 130 afios s6lo zg paies Sels autores, los ctiales son cronolégicamente: Pe- iro Cleza xs Leon, Antonio Medrano, Fray Pedro de Aguado, Juan de Castellan = ge Reese Simin y oo8 fin Lucas Fernandez de Piedra- . iy res, put Neuen sc pu indlearse algunas huellas bio- ____ —Pedro Cieza de Leén. Nacldo en 1518, llega a Améri - afios. eae aco, hacia 1540-1546, participa en ie findactan ae Fe de Antioquia, de Anserma y de Cartago, Empleza a escri- _ birsu Crénica del Peri en el Nuevo Reino de Granada y la termina en setpafia,: @ donde regresé en 1550, después de 17 afios de permanencia las Indias. Se publica su obra en 1553 y muere a los 42 afios, en Cronologia de a literatura de la Conquista —Antonio Medrano, Fraile Franciscano que llega a América en 1560 y muere hacia 1572. Escribe la primera parte de una obra que ter- minard Fray Pedro de Aguado y que conocemos bajo el nombre de este ultimo. —Fray Pedro de Aguado, Fraile Franciscano, nacido en Espafia en 1513, llega en 1561 a Santa Fe, cuando ten{a 48 afios. Amplia y termina hacia 1682 la obra inconclusa del anterior. Se publica a finales del siglo XVI en forma Incompleta —mutilada y muy censurada, como lo demostr6é Juan Friede— en su obra titulada Recopilacién Historial. —Juan de Castellanos, Nacido en Espafia en 1522, llega a América hacia 1580, Cura de Tunja, se dedica a una obra apologética de los conquistadores, Elegias de Varones Iustres de Indias, que termina an- tes de morir, en el afio 1607. Fray Pedro Simon, Fraile Franclscano, nacido en 1574, se radica en Santa Fe en 1604. Escribe hacia 1623-1626 sus Noticias Historiales de las Conquistas de Tierra Firme en las Indias Occidentales. Muere en el Nuevo Reino de Granada en 1630, Lucas Fernandez de Piedrahita. Presenta la triple singularidad de haber nacido en Santa Fe en 1624, de ser plebeyo ¢ hijo de un car- pintero y de una india, o sea que era mestizo, Eclesidstico, escribe en- tre 1666 y 1676 su obra Noticia Historial de las Conquistas del Nuevd Reino de Granada, LAS OBRAS En la breve evaluacién que sigue, slo se consideran las obras desde los propésitos de la presente Investigacién: los habitats, el urba~ nismo, la arquitectura y las obras piblicas de las clvilizactones indo- americanas prehispanicas. El primero de los cronistes, Pedro Cieza de Leén, soldado de Ba~ dillo y luego de Robledo, participé durante afios en todas las “corre rias” y “rancherias” (“sallendo velnticinco y treinta soldados, fueron 4 Ranchear, o por decirlo més claro, a robar lo que pudiesen hallar”, esoribe el soldado con clerta lucidez). 35 ores es el tinico que actuia como protagonista ona; y como testigo ocular describe 10 que ve, su informacién con anécdotas que ocu- ‘Desde el punto de vista territorial, sdlo prrié personaimente, o sea desde Panama hasta Santa Fe de Antioquia, el Valle del Cauca has- ‘vez el Valle del Cauca hasta Popayan, valle ‘antes de seguir hacia Ecuador y Peru. En |, ia obra se suspende en 1546 en la ‘Nuevo Reino de Granada (Colombia) y dos o _ tres afios més en cuanto a Ecuador y Pert. in mérito de Ja obra de Cleza es que, por lo general, stlo menciona ‘Jos sitios por donde pas6. Su terminologia adolece de una imprecision ‘ Se caer encontrar en los demis autores. Para todos los asen- = tos sélo usa la palabra “pueblo”, pero también la emplea en el 3 atido de “comarca”, de “etnia”, y a veces para designar la zona de _poblamiento rural disperso de una misma comunidad. ____ Con todas estas reservas, indica o menciona un gran nimero de “aslentos urbanos elementales y tlene el mérito de precisar asi el pobla- Ea ‘Yegién muy descuidada por los autores posteriores. Es que aporta datos sobre él sistema urbano y el habitat, desde idio hasta Ecuador. Menciona mis de diez poblados en el Quin- jundi y Timba, en el Valle del Cauca, otros diez asenta- peeitas pee eomayans ah el Patia nombra ¢l Pueblo de la ; iS. Por fin uno con su nombre) mds de 25 uieblos en la regién del actual Narifio, Es decir, que en mu sola ruta encontré mas de 60 niicleos urbanos aborigenes. Describe en varias oportunidades los puentes sobre los rios. Tam- 9s por las lomas (Regién de Nutibara). erie En su breve de ae su breve descripcién de los asentamientos nunca olvida men- | —No guardan religion alguna, no tienen ni templo ni casa de adoracién. -que repite desde Urabé hasta el rio Mira. _ Motivo "De la provin Dela provincia de Arma y de sus eostumbres, y de otras cosas notables E eo ee ae donde 1a villa tomé nombre, es muy grande y oblada y Ia mi todas sus comarcas; tiene mis de veinte mil ‘guerra, 0 los tenfa cuando yo escribi esto, que fue la primera vez que entramos cristianos espafoles en ella, sin las mujeres y nifios. Sus casas son grandes y redondas, hechas de grandes varas y vigas, que empiezan desde Gbajo y suben arriba hasta que hecho en lo alto de Ja casa un pequefio arco redondo, fenece el enmaderamiento; la cobertura es de paja. Dentro destas gasas hay muchos apartados entoldados con esteras: tienen muchos moradores. Capitulo XXIII De la provincia de Carrapa y de lo que hay que decir della: La provincia de Carrapa esta doce leguas de la ciudad de Cartago, asen- tada en unas sierras muy Asperas, rasas, sin haber en ellas montafas mas de la cordillera de Los Andes, que pasa por encima. Las casas son pequefias y muy bajas, hechas de cafias, y la cobertura, de unos cogollos de otras caias yenudas y delgadas, de las cuales hay muchas en aquellas partes. Las casas © aposentos de los sefiores, algunos son bien grandes y otros no. Region del Valle y de Cali: Por las sierras que abajan de la cordillera que esta al poniente y valles que se hacen hay grandes poblaciones y muchos indios, que dura su pobla- isn hasta la ciudad de Cali, y confinan con los de las Barbacoas. Tienen sus pueblos extendidos y derramados por aquellas sierras, las casas juntas de Bier en diez y de quince en quince, en algunas partes mas y en otras menos; las casas de los indios son grandes, redondas, la cobertura de paja; tienen pocas arboledas de frutales; oro bajo de cuatro o cinco quilates alcan- ser nucho, de lo fino poseen poco, Corren por sus pueblos algunos rios de buenas aguas. Estos indios estan apartados de valle y rio grande a dos y a tres leguas y a cuatro, y algunos mas, y a sus tempos abajan a pescar a las lagunas y 21 Ho grande dicho, donde yuelven con gran cantidad de pescado. Cae esta provincia en los términos y jurisdiccién de In ciudad de Cali; junto a ellos, y en la barranea del rio esta un pueblo no muy grande, por die con las guerras pasadas se perdié y consumié la gente dél, que fue mucha, “Junto a este valle confina un pueblo, del cual era sefior el mas poderoso de indos sus comarcanos, y a quien todos tenian més respeto, que se llamaba Petecuy, En medio deste pueblo esta una gran casa de madera muy alta y tedonda, con una puerta en el medio; en lo alto della habia cuatro ventanas, por donde entraba claridad; la cobertura era de paia; Mas adelante deste pueblo, de que era sefor Petecuy, hay otros muchos pueblos; los indios naturales dellos son todos confederades y amigos | Sus Pueblos tienen desviados alguna distancia unos de otros. Son grandes las a. Puerredondas; 1a cobertura, de paja larga. Sus costumbres son como los que habemos pasado. Capitulo XXIX En que se concluye lo tocante a la ciudad de Cali y de otros indios que estan en la montafia, junto al puerto que laman la Buenaventura. Sin estas provincias que he dicho, tiene la ciudad de Cali subjetos a st otros muchos indios que estan poblados en unas bravas montafias de las mAs {tperas sierras que hay en el mundo. Y en esta serrania, en las lomas Gee haven y en algunos valles estén poblados, y con ser tan dificultosa como digo pytan Tena de espesura, es muy fértil y de muchas comidas y frulss de todas aoa ery en mas cantidad que en los lanos. Hay en todos aquellos monte: muchos animales y muy bravos, especialmente muy grandes tigres, que han metrto y cada dia matan muches indios y espafioles que van a la max © Vite mueriglis para ira ia ciudad. Las casas que tienen son algo pequetss la BSbija, de unas hojas de palma, que hay muchas por los montes; cercadas 37 Ciudad pajiza, pero bien fundada, Escombrada por parte del oriente: Es una de sus plazas enlosada De lajas grandes, puestas igualmente, Y su hechura va triangulada Por cada parte cien pasos de frente, Y en las tres puntas tres grandes caneyes, Moradas y aposentos de sus reyes, Que son también pajizos aposentos, Do suelen morar muchos de consuno, Y se podian bien sobre trescientos Soldados alojar en cada uno, Con servicio, caballos y ornamentos, Dando lugar a todos oportuno: Eran pues estos tres de las esquinas Del rey, hijos, mujer y concubinas, Como llegasen pues a Taironaca, Y el lugar estuviese todo vaco, El espafiol ningin provecho saca cs Jabor poco menos taliza cerca de 3.000 pa- iteratura con historia, el autor fe ae z Donde pens6 hallar prospero saco, ma j0 historlador. Imagina largos Porque demas de la defensa fl De Pedro de Ribera sé que trajo nuevo vocabulario “de la Como trescientos pesos de oro bajo, “esta Wegando a América, Blogiando soldados que mas que conquistadores parecen guaque- poniuniebrasjenmascaredas, tos, Castellanos muy a menudo transforma su poesia en un Hbro de poauece Pere sienifiest. que tontabilidad, Pero siendo mas minucioso para registrar el valor exacto tos lenguaje, pero muy de un saqueo, mas preciso para describir el paisaje, muy cuidadoso con car Sto cE SO ja geografia, por el contrario, casi siempre omite o ignora el “espacio social’ En Ja region de E] Banco y 1a laguna de Zapatosa, dice de una pequefia aldea: ‘Tras una punta vieron la barranca Y el pueblo parecio que se desea En enjuto lugar y parte exenta Y sus caneyes eran como treinta. ae enlosados y en escaleras, hacia los pueblos localizados en las yer- caminos tan estrechos, a veces, que no En Ja regién de Arauca: Dieron en un pueblo de seis 0 siete casas. Pe ass ; ea caren ate ido uno de estos Yy mas adelante, hacia el sur, en la regién del Ariarl-Guaviare, les fundan la ciudad de sefiala tres pueblos abandonados e incendiados, pero luego se encuen- tran otros: Y ansi hallaron yermos los asientos, volviéndose con harto desconsuelo, porque la falta de mantenimientos todos en general la padescian, tanto que los cogollos de las palmas eran principio y postre de la cena, y algunas hierbas otras conoscidas. Por fin, esta vision del poblado aborigen de Popayan: Continuando su descubrimiento; Hallaron cuatro leguas del cercado El pueblo Popayan conmemorado, Crecida poblacion en gran manera, Y¥ toda suntuosa caseria, ‘Mas sola paja cubre la madera; Y entrellas una casa que tenia Cuatrocientos estantes por hilera, Tan grueso cada cual, que no podia, Por una y otra parte rodeado, Ser de dos espaftoles abrazado, Catorce los horcones, y cualquiera El mayor que producen las florestas; Admiracion causaba la cumbrera Por verse pocas plantas como estas; Casa decian ser de borrachera Donde solian celebrar sus fiestas: Alojaronse pues en un recodo Ellos y bestias y el servicio todo, Y¥ quizd podamos rescatar esta descripcién de la regién de Ticrra- dentro: ‘Hallaron ser dificil a carrera Para ver las vertientes deseadas Y en mas de treinta leguas de camino Nunca se vido paso sin vecino. Poblados montes y las partes rasas Los fondos valles hasta los altores, Y pueblo se hallaba de mil casas Grandes, de seis y siete moradores En cada una, donde de sus brasas Y humos divididos son sefores, Con hijos y mujeres y sirvientes Albergados en partes diferentes. La obra de Medrano-Aguado, por extensa y muy completa que sea, tampoco esta exenta de reservas por parte nuestra. Una se origina en el hecho de que Aguado escribe con la preocupacién de “corregir” los errores que atribuye a su colega. Por otra parte cuando describe de “yisu” Mega muy tarde y tlende en atribuir en 1580 a Jas comunidades clertos rasgos, que a lo mejor no tenian yeinte afios antes, Por fin, es poco lo testimonial y la mayor parte proviene de relatos de segunda mano, Ademas, sus manuscritos fueron abundantemente mutilados en Espafia y después del paso de la censura, el editor nos entregé un texto profundamente adulterado; a pesar del magnifico esfuerzo de Juan Friede para restablecerlo en su integridad original. 41 ol joblazén, pueble- alguna en cuanto a su ta- eas que en las otras obras 9, alguna que otra vez, el valor in generalizada, es el hecho aaa To que se ve, igno- we paso inadvertido de los orama muy incompleto y muy egiones se favorecen con una larga lon extensiva, y con eso logran los ficial y “epidérmico”, Por ejem- salen privllegiadas las regiones de se; mientras tanto ni se cita el ace nee el sur de Narifio. A continuacién se citan algunos parrafos extraidos de la obra de Medrano-Aguado para corroborar lo anterior, teniendo en cuenta diferentes zonas. En la regién de La Victoria, Caldas: Es gente los amanies de mas razn en su vivir y orden de sus repiblicas que los patangorus, los cuales tienen sus pueblos trazados con concierto, las casas juntas y las calles por orden y compas, y pueblos formados aunque no muy grandes sino lugares de ochenta o noventa casas. En la region de Tunja: Llegados los nuestros al cereado del cacique Tunja, el general se aped de su caballo, y con su alférez Antonio de Olalla y el veedor Diego de Aguilar, mandando que los demas estuviesen a punto y apercibidos para lo que se ofreciese, se entro en el cercado, sin embargo, de que los indios, con solas voces y grandes alaridos, pretend-an estorbar la entrada y hacer que se detuviesen; pero como los alaridos pocas veces ofendan, el general entro en aquel cercado donde Tunja tenia sus casas, que no era menos vistoso que el de Bogota, aunque de maderas y canas, y los bohios y casas de paja, y esto se ha de entender cominmente en lo que trataremos de este Reino, que cuando Gecimos bohios, es vocablo que los espafioles Ilaman y tienen puesto a las casas de los indios, y que estas casas son de varas hecha la armazon y cimien- tos y cubiertas de paja, segtin mas largamente lo trataremos en otra parte. Sobre la vivienda en tierras callentes: .y Mevandolos a sus propias casas los aposentaron en ellas, que eran unos bohios que cominmente los espafoles llaman caneyes, por ser de dife- rente hechura que los demas, y ser las casas de que usan los indios de tierras calientes, por la mayor parte hechas de aquesta hechura: son de vara en tierra y no muy anchos; tienen de largo a setenta, ochenta y a cien pasos; son cubiertos de palmicha, 0 de hojas de bihaos, 0 de paja o heno, que en tierra rasa se cria, En cada bohio de estos vivia casi toda una familia o cognacion, porque se hallaba en cada casa de estas haber y morar de cincuenta personas para arriba En los Llanos de] Guaviare: Las mujeres de estos Guayupes andan de la propia suerte que los varones, excepto que cubren sus partes vergonzosas con cierta tablilla o corteza de Arbol puntiaguda que traen atada a la cintura. Sus casas o bohios son larzos y de vara en tierra, a quien los espafoles laman caneyes, en donde habitan ¥ moran muchos indios casados juntos, y su dormir es en hamacas de algodon 0 de damajagua. En el camino encuentran los espafioles una especie de posada y granero, que parece ser el ancestro de 1a fonda; |. .pero esta falta la suplieron muy bien los perros que siguieron, gran tato a los indios y los hicieron alejar y apartar gran trecho de donde los ee ceeriedes seicpecnts) un dato aproxima- rm ode Sa ae pba besy xe! Tiiestros estaban, los cuales, siguiendo su camino, fueron por él a dar en el as (¢ iudad de Mia HE bohio de la borrachera, el cual hallaron bien proveido de maiz y sal y tres Y Sau ean cuaviare). peruatro cuichinatos mansos y algunas mayas, que son unos animalejos peque- a ee fos, a manera de gozques, cuya carne es muy sabrosa y gustosa de comer. Alojéronse dentro del ‘bohio todos los soldados y los indios del servicio que consigo llevaban, y procuraron satisfacer a sus vientres, que con muy gran causa estaban atribulados de la hambre pasada. ion y obras publi- ancestr: “ En cuanto a la ingenleria de vias de comunicac! in de la ented cas cas, se usa una terminologia tipologica, Incluyendo palabras como an caminillo, senda, sendero, troche, via, camino, camino ancho, etc. tempi 43 el hic REaore ftges ni EERE featl En esta interesante pigina de Aguado se diferencian los caminos de una red y se da una buena descripcion de una aldea radio-concén- trica de agricultores: El gobernador, pasando por lo que su maese de campo Esteban Martin habia dicho, torné @ mandar que sallesen los que estaban apereibidos, y que si no querian ver lo que en aquella tierra habia, que apartandose de la poblazn de la provincia de los Choques donde estaban, pasasen a descubrir y ver lo que adelante habia; con lo cual se despidié y apart6 Esteban Martin con sus cincuenta compafieros, y dejando las poblazones que cerca del alojamiento estaban, paso adelante por tierra muy cerrada y sin caminos y por entre ciénagas y arroyos que fatigaban y afligian demasiadamente la gente que consigo Tievaba, lloviéndoles muy continuos aguaceros de noche y de dia; y después de haber caminado tres o cuatro dias, con harto trabajo, ya que esta- ban para dar la vuelta al real, por parecerles de ningin efecto ni provecho aquel su caminar, deparéles su fortuna una angosta senda o caminillo peauefio inusitado por el cual caminaron otros dos dias, y al tercero, ya tarde, dieron en unas labranzas de indios, y en una tierra muy doblada y quebrada y razo- nablemente poblada por los altos, donde encontraron un camino ancho y bien seguido, y caminando por él anduvieron toda aquella noche bajando quebra- das 0 arroyos muy hondos, y subiendo a lo alto, Ya que era cerca del dia, Hegaron junto a un pueblo o lugar de hasta treinta casas que en lo alto de un cerro estaba fundado, de tal suerte que con las propias casas hacian o cercaban una plaza de mediano grandor, de condicion que si no era por las propias moradas de los indios no se podia entrar en la plaza, y éstas eran flanas a manera de ramada, excepto que a un canto de cada bohio estaba hecho un retrete o partadijo para dormitorio de los moradores, y el restante estaba lleno de grandes tambores y otros instrumentos de que aquellos indios usaban. EI capitan Esteban Martin se detuvo antes de entrar en este pueblo por poner en concierto su gente, que como habia caminado toda la noche venia ¥igo desconcertada y aun cansada, y los indios del servicio y carruaje que traian muy entendido por el camino. De sus correrias por la regién del Tachira nos queda esta descrip- cin de dos poblados, con miltiples observaciones relativas a la con- formacién del habitat: Habian visto los espafoles de la parte del rio donde estaba el pueblo de Jos Estanques, que daba muestra de haber en él mucha gente, por las muchas casas y labranzas que en él se vian, por lo cual el capitin no quiso dividir su gente, sino llevarla toda junta para con presteza socorrer a la necesidad que se le ofreciese y la fortuna le pusiere en las manos; y asi, pasando el rio Gvtatadamente por algo arriba de donde la poblazén de los indios estaba, puso la proa con su vanguardia Juan Rodriguez contra el pueblo de los Estanques, cuyos naturales casi se estuvieron en sus casas hasta que vieron bien ceren de ellas a los nuestros; porque por ser la gente de este pueblo piGulada en guerrear entre sus comarcanos, estaban confiados de que no les us casas y tierra, y vieron sus terri- a desamparar sus casas y huir cada cual con pesado temor por do podia. Diéronse los espafioles a seguir su alcance, y en 1 tomaron algunas personas que pretendiéndose defender con sus rasticas armas, se volvian contra los que los seguian, dando muestras de hombres feroces y de gran vigor, y hhubo en este pueblo mujer que viéndose opresa ‘del temor que por ver junto a si un espafiol que la iba alcanzando tuvo, no hallandose con armas para defenderse, sepapid en sus propias manos la purgacién e inmundicia de su. cuerpo, ¥ com ella ofendié al que la seguia, de suerte que, aunque no herido ni descalabrado, 45 “porque « er tie como en otras muchas de la: ci ayreeteris ese! Jos varones pain blo habia a la puerta o junto de \de y bien hecha y honda en que los indios recogian ‘regar sus labranzas y legumbres; porque como en icho calor del sol, sea la tierra muy seca, hay gran las con agua de pie, lo cual hacen estos \¢ © aljibes, y por causa de ido de los Estanques. Holgironse en é1 los espafioles, “comida para toda la gente, y dende a ciertos dias afi, yuna de Maracaibo, la cual sual via dieron en un pueblo que al principio que o jeblo del Arcabuco, por estar metido y escondido ‘montafias, x fue dicho el pueblo Quemado, y asi se de que al tiempo que los espafioles se acercaron y entraron ‘los moradores y naturales de él, queriendo probar su fortuna, hicieron fuertes en sus propias casas, las cuales defendian de suerte que, sin notorio peligro, los soldados no se ‘ellas, los soldados y ln otra gente lo quemaron y destru- | espafioles la via del valle arriba, por donde el rio de de camino vista a la poblazon que lamaron de ie 8 : i & E Br que en lengua de los propios naturales es ¥y alli se alojaron con mucho contento y alegria, porque demas ‘indios de buena disistin y pacificos, sin alterarse ni salirse de hacer otra resistencia ninguna a los nuestros, daba muy gran itento ver Ja mucha poblaz6n que por alli habia, toda junta, por muy acompafiada de grandes y fructiferos arboles en que entraban ae e arabes nyears caymitos, ciruelos, pifias y otros géneros de arbo- _ les que s6lo servian de acompanar y hermosear los pueblos, y juntamente con _ esto tenfan junto a sus casas hechos muchos corrales en que criaban paujiles, pay tactslen 7 otroe rection géneros{de_ayes_ de diversos’ colores, que 2 _ Tas puertas de sus casas tenian, que daban muy gran lustre a la poblazon de _ El franciscano Pedro Simén, con una visién mu; \ y conformista de Ja Conquista, practica la autocensura previa. Asi evita los choques Posteriores entre sus manuscritos y los censores reales. Su largo texto, . ‘aunque incompleto desde el punto de vista de su cobertura territorial, aoe ga muy poco a sus predecesores. Con mucha frecuencia no hace no repetir lo que otros ya habian registrado, llegando a yeces hasta _trasladar pirrafos enteros de Aguado, sin siquiera cambiar las comas. ae logo urbano” de Pedro Simén no pasa de unos 50 asenta- ge curtains géneros, algunos de los cuales no figuran en la pula ae io-Aguado. Siendo que la mayoria de estos pueblos giran a Santa Marta, podemos suponer que unos no existian iran y surgieron antes de 1625. Algunos quiz existian, pero en auctigien See ee m de nombre. Otros seguramente son eRe Osos vo los de “Indios de Ia Corona”, que sélo se con- sormare as Por fin, quiz4, estin mencionados unos puel eee produ oe oe Jas comunidades hacia la Tra. Son asentamientos le 8 Taironas libres, converti- —@ locas de canta ofensiva nativa y que en varias oportunidades _ Ponen “ ‘peligro, eee cuneate de Santa Marta. Slo seran des- euldon, Poco a poco, por los espafioles hacia 1570-1620. En su obra se encuentra la descripcién de un poblado llamado Tairona, hacia 1590: Despachd el maese de campo Rojas luego al alguacil mayor Namado Ponce con tres cabzcas de los muertos en 1a batalla, por sefias de lo sucedido en ella. Con que luego partié el teniente con todo el ejército al mismo pueblo Sin Corona, desde donde salié luego el Rojas con los mismos soldados de la guazabara la vuelta del pueblo de Tairona, dos jornadas de alli, fundado sobre Tas margenes del mismo rio de don Diego, Mostraba ser este pueblo de los mAs principales de aquella provincia, porque aunque pajizo, era de esas casas bien fundadas y curiosas: la una de sus plazas, que era triangulada, de anchura cada Angulo de cien pasos, todo el suelo enlosado de losas bien labradas y ajustadas, en cuyas puntas habia tres grandes caneyes o bohios, tan capaces que podian alojarse en cada uno con comodidad trescientos soldados y de ahi para arriba, porque eran aposentos de su rey, en que vivia él en el uno, y en los dos, sus hijos, mujer principal y concubinas. No se prometieron los nuestros mal pillaje a la entrada, en el que lo hallaron todo vacio de mora- dores. Pero quedaron engafiados en sus deseos, pues slo pudieron ranchear algin oro bajo, del que sacé el Pedro de Ribera hasta trescientos pesos. En esos mismos afios una expedicién militar penetra en otro valle de la Sierra Nevada: 4. ¥ porque si hay algiin paraiso terreno en estas tierras de indios parece ser éste, no excusamos decir algo de este valle, que le pusieron ahora estos dos nombres los nuestros, Caldera y Valle de San Marcos, Est& todo coronado de altas cumbres desde donde hasta lo hondo habra ocho leguas, por partes menos, todas sus cuchillas quebradas, de duleisimas aguas de oro (que como culebras de cristal se deslizan de sus cumbres hasta lo profundo del valle). espaldas y amagamientos poblados de crecidos pueblos de indios que se veian todos de todas partes de sus laderas con agradable vista, los mas de mil casas grandes que habria, que en cada una vivia una parentela. Pero lo que mas deleitaba la vista era sus muchas plantas de raices y maices, batatas, yucas, fiames, auyamas, ajies, algodonales y las arboledas casi todas frutales, ciertos manzanos, guamos, gudimaros, mamones, guayabos, ciruelos, cures, pifiones, platanos y otros muchos fructiferos, y de madera para sus casas y quemar en Tos bohios del diablo, donde (como dijimos) ardia fuego toda la vida, la lena olorosa, que los tenian estos caneyes y otros en que guardaban sus joyas, plumas y mantas y donde hacian sus fiestas y bailes de extrafa grandeza (pues eran los mas de a sesenta y setenta pies de a tercia de largo), limpieza ¥ curiosidad, como la tenian en ios patias enlosados de grandisimas y pulidas Piedras, con’sus asientos de lo mismo, como también los caminos de lajas de Pitercia: En cierto pueblo habia una escalera bien labrada de seis o siete esca- Tones de vara de alto, y otra angosta por medio para subir a ésta, donde se ponian a ver las fiestas que se hacian abajo en un extendido y bien losado patio. Hablo a Ins veces de pretérito y otras de presente, porque estas cosas algunas permanecen, y de otras no hay rastro. En el Bajo Magdalena una columna espafiola recorre la laguna de Zapatosa y llega a Ja “ciudad” de Tamalameque: La isla que se hace en estas lagunas que Waman los indios Parabuey, aunque por una parte la cercan aguas rebalsadas que hacen laguna y por otra Jas corrientes del rio de Cesare con que la tienen aislada, con todo eso tiene una angosta cinta de tierra firme por donde se puede entrar en ella a pie, hunque por ser tan angosta es facil de defender su entrada por alli a los pueblos que tenia fundados dentro, Entre los cuales era el mas famoso el del P sor Tamalameque, el cual aunque no era muy grande, le tenian por cabeza 47 ‘tiempo del que hubieran ‘mayo nuestras de sus esperan- | tierras las barquetas y dejandoles n brio, Antén Rodriguez de | capitan Sanmartin con los rio arriba, la siguieron yn una mesa de sabana n hasta treinta leguas ‘pueblezuelos de seis u grandes poblacio- jactado, de unas 800 storiador, pues escribe guado, eter original y merecen ormacién queda para in se reflere a la cludad tribuido 400 Otra poblacién en Ja misma regién: Desde el sitio en que se hallaban los nuestros, por ser Pere eeiye carcaidinaacts|Uaarpatlacen de Gn eeene armies a aunque estaban bien cerca no pudieron divisar el extremo de la otra parte. Tenia las calles derechas, las casas bien juntas y sobresalia entre todas una que estaba en medio, de tan elevada y anchurosa fabrica, que preguntaron al Cacique guia qué casa sefalada era aquella a que respondio ser la del Cacique Cuarica, sefior de aquella ciudad, que le servia de morada, y templo para muchos idolos que tenia de oro macizo de la estatura de nifos de a Cincuenta unas, entre los cuales estaba el de una diosa de estatura de una mujer perfecta. Lucas Fernandez de Piedrahita describe una aldea y su granero en Ja regién de Cticuta: .. por la gente enferma que llevaba y penuria de viveres que sentia, y fue ereciendo tanto, que los oblig6 a dejar el camino que habian levado, y marchar a mano izquierda por tierras Asperas y no holladas de otros espafoles, donde pretendiendo aliviar el hambre en una aldegiiela hasta de sels casas, se pusieron sus moradores en defensa aunque pocos, y lo hicieron tan valero- Samente, que a los nuestros no fue posible ganarlas, por la flaqueza con que iban, y precisados a ceder en el combate, dejaron la porfia de ganar las casas, y acometieron a otra algo apartada, que debia de ser almacén de la aldea, Zegiin la provision de maiz, carne y raices que habia en ella, en que cebados algunos espaiioles que se habian deslizado de la pelea que sustentaban los indios en su seguimiento, porque para el hambre no hay orden que no se rompa, dieron ovasién para que animados los contrarios con el buen suceso que hablan tenido y el desorden de los nuestros, cargasen tan reciamente Sobre los que se habian adelantado al saqueo del almacén. Por fin Fernandez de Piedrahita, refiriéndose a la Sabana de Bogota, da esta descripcién de Ja arquitectura de un edificio suntuario que él llama “palacio principal de los Reyes”: _veran unas casas grandes y redondas que remataban en forma pirami- dal aunque las labran hoy casi todas cuadradas; cubrianias de paja porque ignoraban el arte de la teja; las paredes formaban de maderos gruesos, enca- fiados por las partes de afuera y dentro, y argamasados con mexcla, que cian de barro y paja. Tenian pequefas las puertas y las ventanas (uso comin entre los indios) y dividian lo anterior de la casa en forma de caracol, en que tenian aposentos y retretes, o dejabanlas rasas con solo un tabique de carrizo, que servia de resguardo para impedir la entrada de los vientos por Ta puerta, y la vista o registro de los que estaban fuera; y estas puertas Iabraban de cafias unidas con cordeles de fique, que es a manera de cafiamo, dejandolas en forma de celosia, 0 hacianlas de tablas, y para cerrarlas tenian. chapas con guardas y llaves fabricadas de madera; a las casas llaman Thy- thuas, y los espanioles bohios. a9 INTRODUCCION Este informe se apoya en diversas fuentes de informacion, de las que se destacan las siguientes: a) Unas observaciones y registros de campo, realizados en los vestigios del asentamiento en 1986. b) Durante nuestra estad{a se logré una entrevista con el arqueé- logo Gilberto Cadavid, quien nos proporcioné muchos datos valiosos. c) La biblografia arqueoldgica existente, consultada en la biblio- teca del Instituto Colombiano de Antropologia, en Bogota (ver biblio- grafia al final de la Primera Parte). d) La cartografia disponible, o sea los dibujos y mapas Teprodu- cidos en las obras escritas. Se le agreg6 un plano que facilité en Pue- blito el arquedlogo Gilberto Cadavid. Vale la pena mencionar dos circunstancias, limitando 1a interpre- tacién de nuestras observaciones; a) El acceso libre a Pueblito desde 1920 hasta los afios 70 y la falta de interés del Estado, han producido muchas alteraciones en. Ja con- figuracién original. El observador registra unas incongruencias, pero no esta en condicién de corregirlas. Obstaculizan la Interpretacién 0 Ja prohiben, y quedan interrogantes sin respuestas. b) Siendo que solamente se excavé una minima parte del asenta- miento, aqui se habla sobre lo que se ve hoy. Asi es que todas nuestras reflexiones estan sujetas a modificaciones y revisiones, si as{ lo exigen futuros descubrimientos. GENERALIDADES Hay que recordar brevemente que la parte central y mas densa del asentamiento dista menos de cuatro kilémetros del litoral. Situada a menos de 300 metros sobre el nivel del mar y en el costado norte de una colina, se ubicé en la parte alta de la hoya de Ja quebrada de La Boquita, la cual después de un curso muy sinuoso, desemboca en Si i Puebiito, Slendo que las cabeceras de La Boquita se forman con varios jarroyos y cafiadas, secos durante gran parte del afio, los primeros moradores eligieron en forma preferencial el sitio mas bajo de la colina, lugar de confluencia de varias pequefias cuencas, ase| ‘una provisién de agua todo él afio. En el sector central del poblado se unen al curso de La Boquilta, las quebradas del Zaino, de El Tigre, Las Lajas y otras cafadas esporddicas, Confluyen hacia una depresion en forma de hondonada, en Ja cual multiples obras ‘urbanisticas, de inge- mieria y de arquitectura, densamente concentradas y muy variadas, permiten identificar el niicleo central eivico del habitat (Grafico N° 3). 53 1a morfologia presumible del conjunto del F eaoiNe|a adjiinto) habitat de Pueblito (Ver El habitat cuenta con varias zonas y distin! = ee y tos modos de pobla. 1. Una zona aparentemente muy extensa, de “tamafc " —si asi puede decirse. Aunque ha sido explorada, es Sanaa eonocida y sin delimitar. Experimenta un habitat disperso de baja densidad, de tipo “rural”, Se estima que puede albergar unos 500 anillos de construcciones. 2. Al interior de le zona anterior, hay otra de habitat concentrado denso de extension més reducida. Esté conformada por niicleos, a manera de vecindarios o de barrios: cada uno muy compacto, incluye numerosos anillos colocados con clerta continuidad en la geografia, comunicados entre si por una densa red de relaciones, La disposicién de los anillos adopta preferencialmente el patron lineal, siguiendo las sinuosidades de las principales corrientes de agua; forman hileras entre una quebrada y un camino paralelo a su curso, En esta zona del conglomerado, estudiada entre 1920 y 1950 por yarios arquediogos, se registraron cerca de 300 plataformas artificiales, mostrando huellas de los cimientos para construcciones, lo mismo que numerosas obras civiles de ingenieria. 3. Al interior de la zona del habitat concentrado, se advierte “el corazon” del conglomerado. No pasa de unas 3a 4 hectdreas, pero den- tro de un espacio sumamente homogéneo en términos geogrificos y topogrificos, lo que no ocurre con las zonas 1 y 2, La unidad del sitio se caracteriza por la confluencia de varios riachuelos, uniéndose en una hondonada en forma de anfiteatro, encerrada por las faldas de las colinas que Ja rodean. En esta hondonada natural se realizaron obras de aterrazamiento, hasta lograr la conformacién de cuatro amplios terraplanes escalona— dos, en hilera y comunicados entre si: tres de ellos al oeste de la quebrada, sobre la margen jzquierda, y el cuarto, ¥ mas extenso, al este, sobre la margen derecha (ver Grifico N? 2). ‘Sobre estos terraplenes se organizo un juego de plazas, en las cuales se ubicaron en forma preferencial —aunque no exclusiva— los Giversos espacios libres y los edificlos de grandes dimensiones, que parecen conformar el centro civico de 1a poblacion de la totalidad del habitat, Es sobre este reducido sector central de caracter comunitario donde se concentran las observaciones y reflexiones que presentare- mos a continuacién. DESCRIPCION DEL NUCLEO CENTRAL Accesos El camino selvatico de llegada a Pueblito desde el sur-oeste pre~ senta dos tramos distintos (ver Grafico N° 1). La vertiente orientada ‘al sur y el valle del rio Piedras es una simple trocha circulando a través de colinas arenosas, dridas y cubiertas por un bosque seco. Pasando ja cuchilla en el lugar de El Palmar se entra en la vertlente norte, y se percibe un marcado cambio. El bosque, mas frondoso, es ademas refrescado por la presencia de numerosos riachuelos; también se siente la brisa del mar cercano, el cual se distingue a través de la vegetacién. Bajando por el camino crece la humedad y van surgiendo grupos de gigantescas rocas de granito. El camino sigue siendo de tierra hasta un lugar que podemos considerar como “la entrada” a la cludad. Es decir, un sitio dominado por un denso grupo de rocas enormes for- mando una “puerta” estrecha, a manera de “retén”. Mas alla se inicia Ja calzada pavimentada con grandes losas, alternando tramos en rampa con otros en escalera. Después de recorrer el sector central y de atravesar la quebrada de La Boquita, el camino enlosado sube por la ladera de una colina, en direccién norte-este. Luego se asocia con el mismo curso de la quebrada, insinudndose en el caos rocoso de su curso, y conserva su pavimento de Josas hasta legar a la playa. Con esta breve descripcién de la principal via “comarcal”, vemos el tratamiento diferenciado que se dio a los tramos norte-sur. Si las futuras excavaciones lo confirman como via principal, sus diferencias, en cuanto a especificaciones y calidad, pueden ser el indicio de relaclones mayores con el litoral que con el valle del rio Piedras. Por otra parte, también se llega al centro desde el norte, por un “estrecho” entre grandes rocas; aqui, igualmente, este lugar deter- mina un cambio en las especificaciones de la via. Es decir, que en ambos accesos al sector central el caminante pasa forzosamente en medio de enormes rocas muy apretadas, entre las cuales apenas cabe una persona. Ambos lugares evocan la idea de “retén”, de control. Sugieren también un propésito evidente de proteccion y quiza la uti- lizacion de un medio natural de defensa. No podemos especular sobre Jos motivos, pero la intencién se lee claramente en la geografia: no se facilita sino que se dificulta la llegada al sector central de Pueblito. Cabe aqui recordar que en las crénicas de la Conquista se repite con frecuencia el relato de una batalla entre americanos y espafioles tratando de llegar a un poblado alto, obligados estos uitimos a comba- tir de sublda. Unos pocos campesinos aborigenes, usando piedras y rocas, defienden con éxito un estrecho desfiladero rocoso terminando en embudo, en el cual se atascan los caballos. Localizacién Bien sea desde el norte (el litoral y Arrecifes) o desde el sur (rios Piedras y Calabazo), se llega al sector central bajando. E] centro se inscribe en una topografia “en anfiteatro”, y sé ubica en su parte baja. Sobre las “gradas” del anfiteatro, o sea las vertientes de las colinas que lo rodean, se ubican en posicién. mas alta las terrazas artificiales, en las cuales se descubrieron numerosos anillos Iiticos para los cimien- tos de construcciones. 57 Grafico 6 "CALABAZO ‘Pueblite, Gritieo 6: esquema de 1a red maestra de relaciones Conformacién y morfologia Muy definido por el “anfiteatro” natural, el sector central se inserta, ademas —pero no totalmente—, en un acentuado meandro de Ja quebrada La Boquita. ¥ contribuye en su estructuracion el trazado del eje principal que Jo atraviesa, en forma longitudinal. Est4 compuesto por dos zonas separadas por la quebrada, pero ‘unidas por la calzada principal, presentando una absoluta continuidad espacial y visual: La Zona 1 o zona oeste, inscrita en “la vuelta” de La Boquita, y que hemos Hamado “el anfiteatro”. La Zona 2, 0 zona este, sobre la margen derecha de la quebrada y que por su conformacién hemos Mamado “la concha”. La Zona 1 es la m&s amplla, con una extension total superior a dos hectdreas, Presenta desniveles que se corrigieron por medio de obras de explanacién. Asi se logré conformar tres terrazas principales, atravesadas y unidas por el eje de la calzada principal, la cual alcanza 59 ‘de los ingenleros indo- de terrazas a dis- escalonadas (ver central alcanza unas especifi- cado cardcter de avenida o Ja central @ nivel y Ia bajo de Ia altura de la Se puede comparar con un brazo (el eje), la palma de la mano (la glorieta) y los dedos (la red local) Las obras Ademés de su unidad geografica y topogritica, y mientras no sean cuestionados o refutados por nuevos descubrimientos, varios indicios permiten identificar este lugar como el sector central de Pueblito. Entre otros se tienen: —Las dimensiones de los terraplenes para las cuatro plazas. —La misma concentracién en hilera de estos cuatro amplios espacios. Zl carfcter de avenida que adquiere a via axial, con un tramo recto de mas de 200 metros, —La magnitud de Ins obras de ingenteria en todo el sector. —El tamafio excepelonal de las losas utilizadas, alcanzando a veces 3 metros de largo, dos metros de ancho y hasta 30 centimetros de espesor. —La calidad de Ia talla de clertas losns, perfectamente ortogona- les, planas y ademds pulidas en ambas caras, —La cantidad de obras civiles complementarias, entre Ias cuales se destacan: un canal, con un tramo en trinchera y otro en tunel, este {iltimo cublerto con grandes lajas ortogonales apoyadas sobre pllotes de granito; unos diez puentes atravesando La Boquita o alguno de sus afluentes; los muros de conteneién reforzando, en clertos tramos, el talud que domina el lecho de la quebrada. —Por fin el tamafio inusitado de algunos de los anillos que sirvie- ron como cimientos para las construcciones. De los 119 anillos censados y medidos en el sector central (ver Plano N° 4), apenas 9 corresponden ‘a construcciones con un didmetro de 12 y mis metros, Siete de ellos se ubican en las cuatro terrazas centrales. - ‘Tanto su concentracién como sus dimensiones espaciosas indican un lugar con funcién diferente a la vivienda sencilla y una capacidad humana muy superior a una casa “unifamillar” (ver Griifico N° 8). ‘Terrazas Se advlerten varios tipos de terrazas para anillos de cimientos, Cuando se eligié un sitlo mas o menos plano sélo se sobre-elevo el piso natural con un aporte de tlerra y sobre este soporte se constru- yeron el anillo y la edificacion. Cuando el sitio presenta declive, un pequefio muro de contenclén reeibe el excedente de tierra de In parte superior, que se quitd para lograr el terraplén de la construccién. Este muro es, unas veces, un segmento de cfrculo y otras una medialuna. No hemos visto un doble muro, uno inferior (de terraza) y otro superior (de contenclon del talud). Por lo general 1a terraza recibe una sola construcclén. Sin 61 seer at Sills de eto srayst Centra t2'y ‘a camel seegg on ‘itl especial. CAL ABAZC Pueblito, Gratico 7; bites del centro embargo, varias terrazas con un solo muro continuo , alber: ‘asta tres anilllos. san aes y _Dado el estado actual de las excavaciones es muy aleaiorio tratar Ge identificar, fuera de Ja cesa, .espacios libres complementarios de la vivienda, o sea de uso privativo, pensando en conceptos como el solar, sl batlo, : antejardin, etc, En otras palabras, no se “lee” en el espacio ni ion “predial” y un espacio de dominio parti es ait particular clatamente Anillos Se hace referencia aqui a Jos anillos liticos cireulares y eompletos, con rasgos indicando que soportaban algun tipo de edificacién (acceso, umbral de puerta, escalera, etc.). Cabe mencionar de entrada que a2 jodos 10s anillos de ese sector, sin ninguna excepefén, presentan una planta estrietamente circular. + in Ja extension central cublerta por el Plano N° 4 se hallaron un total de 119 basamentos cireulares, 0 antllos. Presentan una amplia gamia de dimensiones, siendo que los més exiguos no pasan de 4 metros Ge didmetro y que uno alcanse 20 metros. Un censo por frecuencia dio Jos siguientes resultados: Didmetro [Ne de anilios 4 metros 19 Comentarios al Cuadro: Bl didmetro minimo se presenta como una exeepcién y desde juego como enigma. Rl patron’ de més aceptacion corresponde a la dimensién de 6 metros. _Reunidas, las categorias 6 y 7 metros agrupan 52 soluciones. —-Agregando un rango inferior y un rango superior, se observa como el grupo 5, 6, 7 y 8 metros de diémetro y rete Ia gran mayoria de las obras, o sea 88 unidades. —De 9 metros en adelante Jos anillos suman 30 unidades, 0 sea menos del 25% del total. _.§6lo ies anillas superan los 12 “metros de diametro, es decir menos del 3%. Desde luego, la diferencia entre un minimo de 4 metros y un maximo de 20 significa una relacién de 1 a 5 del espacio construido, sugiriendo en seguida: 2) Ea tinica excepeln es un barborismo. Un eniosado rectangular bordeada por pizarras coleadas de conto, obta completada con clinientas, iue hecho hace algunos afles pos Lun Gelone, que sobre estor cimlentos con=truyé su casa, Otra alteracién, quiz con el mismo Grigen, contiste en na Toes en la ctal algwien inerustd y sellé con cemento un melate a manera de oratorio, con él sitio de le vela, 63 aii pena eS et ays Se Pusbiito, Plano Nt 4; tectorlzaclén y toponimla de referencia sta dotado con una amplia es, 8, bien talladas y . en forma piramidal; el nformado por tres hileras de piedras z auzienda! haste, alcanzar el nivel del la geografia, los anillos estén dis- "0 doble, en este caso a ambos - disposicién lineal cuando se ada. En algunos casos se nota un tuclear, pero imperfecta por incluir cercania proyoca desde ‘Ros deja varios interrogantes, n cada construccién?, o gUn onstrucciones? O s . Ia capacidad demogratic c del asenta- On, y las pautas de organiza on al dependen mucho de las respilestas aoe ir en 1a convivencia, en un mismo lugar, basamentos de casas de distintas dimen: $2 ven anillos de gran dlametro, legiar o excluir una dimension. ALGUNAS PARTICULARIDADES Si en algo se destaca la ingenieria de Pueblito, es mas que todo en la multitud de obras relacionadas con las quebradas y cafiadas, Muros de contencién en varios tramos, canalizacién en tunel y puentes no son obras monumentales en cuanto a su tamafio, pero si muy numerosas. Utilizando tanto el granito como el gneiss en una misma obra, también se observan diversos grados de elaboracién de Ja materia prima: piedras toscas en su estado natural, otras a las cuales se les dio una talla muy burda, losas de granito con distintas calidades de ejecucién hasta un maximo de sofisticacién, en cuanto a su regulari- dad; pizarras de gneiss obtenidas por fragmentacién en hojas. Estas iiltimas con frecuencia se colocan semienterradas, hincadas vertical- mente en el suelo, de canto. Las escaleras observadas presentan unas dimensiones bastante generosas, siendo que, con frecuencia, la parte plana del escalon alcan- za un promedio de unos treinta centimetros. En ellas, muy a menudo, se ven distintos tipos de materiales, con diferentes grados de ejecucién y acabado: piedra bruta, procesada en forma somera, tallada, pulida, Jo mismo que él tratamiento del gnelss en pizarras y en laminas muy delgadas. Esta combinacién de procesos, tecnolégicamente distintos en una misma obra, quiz4 pueda sugerir una transformacién gradual, una evolucién con remiendos, sustitucién y transformacién, con progreso y adelanto. 67 GENERALIDADES Durante los Ultimos 3 aios se multiplicé la literatura técnica sobre Ja arqueologia de Buritaca 200. Pero, por lo general, tiene una difusion limitada a los circulos de arquedlogos y antropélogos. Por lo tanto, en este capitulo trataremos de evitar la repeticion de estas textos, Sin embargo, es necesario ubicar al lector con unas generalidades. A unos 40 kilémetros del litoral Caribe, en medio de 1a tupida seiva de tipo “bosque tropical muy humedo”, que cubre las estribaciones de Ja parte baja de la faz norte de la Sierra Nevada, se encuentran los vestigios del asentamiento. Muy compactados, éstos se concentran principalmente sobre un estrecho filo dominando dos profundas de~ presiones por donde corren de sur a norte, el rio Buritaca al oeste, y dos de sus afluyentes al este, las quebradas de Quiebrapatas y El Cacique. Las obras se encuentran desde 900 hasta 1.200 metros de alti- tud, en una gona con una temperatura promedio de 22 grados, siempre suayizada por un abundante régimen de luvias, alcanzando los 3.500 mm, al aflo. ‘Toda la zona parece haber sido el habitat de und densa poblacion durante un periodo, que los analisis quimicos delimitan entre los siglos VEIT y XVI de nuestra era. En la sola hoya hidrogrifica del alto Buritaca, en los vitimos aftos se detectaron unos diez asentamientos a lo largo del rio, en una zona de unos veinte kildmetros de didmetro. Presentan varias analogias con Buritaca en cuanto a sus condiciones geograficas y climaticas; también se construyeron sobre un filo alto yen Un umbral entre tlerras de climss caliente y templado, facilltande la siembra diversificada y las casechas ‘anuales alternas en ambos pisos térmicos. MORFOLOGIA GENERAL ¥ ZONIFICACION De entrada, se evidencia cémo las condiciones naturales del espa- clo geogrifico conforman un dristico grupo de “eontraintes” (gcons~ tricelones?). La dictadura del medio natural incide con mucha fuerza en las pautas del establecimiento humano. ‘Los habitantes tendrian janismo monumental , en donde se jenclal, varias corrien- 1 yuxtapuestos al centro, tinuidad en to cons- 'al’centro y parecen nientos colectivos, a Independencia del pledras Burltaca. Grafico 1: orografia y agua potable 71 d) Un sistema complejo de relaciones, incluyendo redes de comuni- caciones “interurbanas", intraurbanas, intersectoriales, de servicio, ete., formando un mallaje articulado. Con lo anterior se evidencia la compieja organizacion espacial del asentamiento. En adelante se tratara de caracterizar cada uno de sus camponentes, SECTORIZACION, 'TOPONIMIA ¥ GLOSARIO A medida que se iban hilando nuesizas observaciones se pudicron delimitar ciertas unidades y inego caracterizarles con mas precision. Por analogia, las hemos calificado usande ei vocabulario corriente del urbanismo. Algunos sisios, por su conformacién, evocan una idea y por ello nos atrevimos a darlé un nombre. Lo anterior conclaye con el mapa de referencia adjunto, que se debe complementar con Jas siguientes explicaciones (ver Mapa de Sectorizacion): 1. Se dividio el conjunto en cuatro zonas: a) La zona central, caracterizada gor el eje del tile y Ja hilera de terrazas, b) La zona norte, que por su distancia de la anterior y su homo- geneidad interna, nos parece mas una aldea que un barrio: la aldea de La Gatlera, : c) La zona oriental, especie de proiongacién del centro, en ia cual hemos distingtide dos pequeftas unidades que Vamaremos “parties”: el barrio del Filo Alto y el de la Quebrada. @) La zona ceste, la mas extensa y densa, en donde podemos distingnir varios sectores: muy ligado al centro el barrio bajo; a cierta distancia ia Aldea del Canal y Ja Aldea de Piedras, dos conjuntos en les cuales reconovemos unos elementos de homogeneidad, andlogos a aquellos de La Galleva. 2, Cada zona se divide en sectores, los cunles segin, su morfologia, densidad y exiensién, constituyen eldess, barrios 0 pequefias agrups- clones menores que se identiilean con ¢l nombre de “vecindarios” (V1, ‘V2, ete.) Otras categorias correspondientes a médiilos inferiores se defini- ran ms adelante, como aon Ia terraza, el solar, el.vatio, el antllo, etc, TRAZADO ¥ RED DE RELACIONES Cabe primero resaitar Ja escala del territorio estadiado y del siste- ma vial que jo recorre. Recordemos que los dos puntos extrémos del couglomerado son distantes unos 800 metros y que la superficie “urba~ hizada” no legs a treinta hectdreas, Algunas distanclas internas se recorren caminando, en los siguientes tiempos: ~-Vinleado por el norte, desde el rfo hasta La Gallera, 15 minutos. —Desde La Gallera hasta la “piscina” N° 3, cinco minutos. —Desde La Gallera hasta el extremo sur ciel conjunto, en Je parte baja de la Aldea de Piedras, menos de media hora. 72 Buritaca. Sactorizein ¥ toponimla de referencia ‘Buritaea, Ked de relaciones 73 jas pendientes y la suficientes y el traba- dio, agregando otras stividad, continuidad ) sea que el sistema maes- un eje principal —el curso del rio Buritaca, nivel entre 1.020 y 1.040 gue su recorrido hacia los , el 202, Frontera, Alto a de Buritaca, también lo es en direc- taca, ‘Tigre y el 202. Por el Plano general ael Allo de Mira (Fomado de Serie, Marcarits; 1981) _ red esta compuesta por un grupo de vias de Se desprenden de las anteriores y se conectan a D extremos, Presentan continuldad, tramos largos y, por lo , corren horizontalmente en 1a topografia o toman las curvas gonal, buscando pendlentes menores, Su recorrido sigue un sen- ___ Est conformada por una red a veces dificil de identificar en los -‘mismos sitios, pero que se precisa sumando las observaciones con el _ ‘trabajo cartogratico. Se trata de un grupo de caminos internos de diversos tipos e importancia, pero que tienen en comin un perfil muy “vertical”, es decir, sumamente pendiente, por tener un trazado que ‘ataca la topografia en forma frontal, perpendicular a las curvas de , con 10 cual se caracterizan por sus numerosas escaleras. Esta rilia a su vez se divide en dos categorias: H Caminos de servicio y conexién entre sectores y “barrios”: Beers ‘ramales” y con frecuencia se conectan en sus extremos a ___) Senderos domésticos, con tramos co! . Sy os” es conectan condos ramale longtuainae. —— £ ‘mapa adjunto ilustra el principio de la red de relaciones. Sobra decir que algunas vias “atipicas” son dificilmente clasificables, por Jo que no entran en ninguna de estas categorias. : Dimensiones ____Hecha esta primera clasificacién, vale la pena : ‘etenimiento algunas peculiaridades del sistema a ayuda a entender algunas especificaci Aujos previstos: lanes, técnicas —La via axial, con un ancho total titil de 2 metros desde El Porton hasta la terraza baja, en realidad presenta en este tramo 3 carriles muy diferenciados: el carril central de un metro de ancho y a cada lado uno lateral de 0.50. Permite el transito horizontal simultaneo de tres personas, como se pudo comprobar. Esta escalera, con una longitud de unos 100 metros, compuesta por 280 escalones, presenta un desnivel de 40 metros entre los extremos y tres descansos en su recorrido. —Los ramales o arterias de sectores tienen un ancho promedio, aunque variable, entre 1 y 1.50 metro. —Las calles y caminos internos pueden ser inferiores a un metro. —Los senderos domésticos se componen de una sola losa de 30 a $0 centimetros de ancho. —En las escaleras se verifica una tipologia de escalones: altos, de unos 30 centimetros, medianos de unos 20 centimetros, bajos con una pizarra delgada de unos 10 centimetros de espesor. En cuanto a la huella (parte horizontal), segin la topografia, puede ser muy estrecha (10-15 centimetros) o muy ancha (40-50 centimetros). —La escalera que une una via con una terraza, con mucha fre- cuencia fue concebida para el transito de una sola persona y es muy estrecha (0.50-0.60). Desde luego esta tipologia de especificaciones se relaciona con el uso preferencial de clertos materiales y su grado de elaboracién: viedra bruta. piedra tallada pero tosca, talla refinada, pizarras delgadas, etc c) La via axial, eje principal corriendo por el filo y produciendo un esquema urbanistico con trazado lineal, corresponde a un modelo (o patron) generalizado en Ios asentamientos de cuchilla de la reaion. También existe este eje mayor en Tigre, Alto de Mira Frontera v el 202. Ahora bien, esta gran calzada sdlo es axial en su tramo bajo. En uno intermedio y central adquiere un cardcter de via en cornisa, bor- deando el filo por el costado oeste. En su tramo final superior corre en cornisa por el borde oriental del filo y sobre la terraza “del gran muro”, Lo anterior sugiere una construccién evolutiva y por etapas. sobre la cual volveremas mas adelante. Tipologia de intersecciones Se ha sefialado el cardcter articulado del sistema; se verifica en un mallaje completamente interconectado. En tal sentido se dedics especial atencién a la variada tipologia de cruces e intersecciones de todo género, Entre las numerosas modalidades se destacan unos patro- nes mas frecuentes, como son: a) Pal cillo. = acon corenis es la convencional bifureacién en ¥ de dos vias en un mismo nivel del suelo, Con cierta frecuencia una de las vias Tega en declive y se conecta a la otra por medio de una escalera. Menos frecuente es el caso en el cual la unién ocurre en una escalera, enton- ces el cruce se da en un pequefio descanso en las gradas. 77 ‘este lugar se con- de encuentro, De cién con Ja perma- ‘Por un drea enlosada evo- edio de una amplia se forma y se divide ma como sitio de juntura. 5, Cinco flujos, uniéndose en una terraza amplia y cruzandola. ‘8. Tres tipos distintos de encrucijada en X. Recogen respec- tivamente, siempre en forma radial 5, 6 y 8 flujos, unos horizontales y otros verticales, Llama la atencién el hecho de que estas tres inter- secciones estan distribuidas a lo largo de un mismo ramal, una arteria importante de Buritaca. 9-10-11, Tres tipos de disefios complejos, combinando circulacion con un espacio de permanencla estacionaria. En 9 este espacio son las plazas enlosadas del conjunto publico del Canal, en donde confluyen como diez flujos locales o de travesia, en forma por lo dem4s pocc “legible”. En las plazos altas de La Gallera tenemos un modelo bastante parecido, con siete entradas uniéndose en la terraza superior (N° 10). Por fin en 11 tenemos el disefio radio-concéntrico de lo que se ha llamado La Rotonda, plazoleta enlosada en la cual se unen varias vias de distintas categorias, S6lo se presenté aqui una seleccién de las multiples soluciones que se ven en todo el conjunto de Buritaca, EL SECTOR CENTRAL Inscrito en la topografia de la cuchilla, el centro esta muy deter- minado por el mismo disefio del filo, sus pendientes y su estrechez, pero corregidas estas condiciones naturales por aterrazamientos de gran magnitud y otras obras de ingenleria, usando una sofisticada tec- nologia de la piedra. La via mayor de la ciudad, el “eje central”, es la espina dorsal ligando y cohesionando las distintas partes del centro, y su mismo trazado permite identificar las zonas. En el mapa de sectorizacién se reconocen cuatro componentes; a) La terraza baja, extremo norte del sector central, caracterizado por su inscripcién en una curva de la calzada, corriendo por el borde occidental del filo, con una hilera de terrazas y de obras en la parte oriental. b) Bifurcando, Ia calzada se vuelve via en cornisa sobre la la- dera oriental y a partir de este desvio las terrazas se ubican en su costado occidental. Se encuentra un primer grupo de terraplenes con- formando la terraza central (o intermedia, si se prefiere). c) A un nivel superior se distingue por su monumentalidad y su tecnologia, Ia terraza alta, o sea El Mirador. d) La calzada axial del filo remata en un crucero en forma de ¥, plazoleta de convergencia de varias vias y que se ha llamado La Mano. Si las tres terrazas presentan una continuldad espacial, muestran diferencias en su morfologia y estructura interna, Hay una gran ho- mogeneidad entre las dos terrazas del conjunto superior. Por el con- trario, la terraza baja se presenta como algo distinto, con una aparente mezcla de usos que no muestran las anteriores. Coneretamente se parece a algo agregado, a una adicién. 79 Las dimensiones son mas o menos las siguientes: desde La Mano = ni hasta el extemo de Ja terraza baja unos 260 metros de longitud. Hl ancho del filo aplanado varia de 12 2 22 metros y se puede aceptar un promedio de] orden de los 15 metros. Es decir, que el sector central, en st maxima extensién, ocupa unos 3.760 metros cuadrados, Si se excluye la terraza baja, el conjunto superior tiene una longitud de unos 160 metros y, con el mismo promedio de 15 metros de ancho, ceupa una superficie de 2400 metros cuadrados. Esta parte superior del sector central, ineluyendo Je terraza central, la terraza alta y La ‘Mano, merecen algunas observaciones (ver Grafico N°? 2, Hi Centro). El conjunto esté compuesto por una sucesidn, en fila, de siete explanaciones prinetpales formando un igual ntimero de terrazas su- perpuestas en distintos niveles, de manera esealonada y comunicadas por una red de cireulacién generalmente lateral y las obligadas esca~ leras para pasar de un nivel a otro (ver Grafico N° 3). Estas terrazas centrales presentan algunas particularidades, como son: a) Su dimension inusitada aleanzande a veces mas de 20 metros planos en longitud con unos quince de ancho, lo que da idea de la magnitud de la obra de explanacién. b) En eorrelacion con io anterior, Ia altura también inusitada de jos muros de contencién, particularmente los mires laterales, alcan— zando en Tl Mirador (terraza alta) 8 metros en la faz occidental y cast 11 metros sobre la ladera del costado oriental. ¢) El variede tratamiento del piso: circulacion general, cireulacién interna y aceesos. Clertas superiicies tlenen su piso natural de terra, otras estan enlosadas. La misma, disposicién y el tamafio de las losas tienden a diferenciar los canales de circulacién de areas de permanencia. ‘Aqui abe mencionar las distintas caracteristicas de las lajas usa~ das en los espacios libres. De hecho ciertas particularidades, como son su tamaiio o su grado de claboracién, permiten visnalizar 0 por Io menos sugerir— una diferenciacién en la yooacién de los diferentes espacios de colocacién. A grandes rasgos, se distinguen tres tipos: 1. Losas de peauefias dimensiones en patios de, casas. Se eomprobo que poeas veces su tamatio Mega a medio metro cuadrado o excede unos veinte kilos. Podrian ser de elaboracion, manutencién y transporte individuales. 2. Placas medianas colocadas en el piso de, patios comunes y pia- zoletas. Tanto su tamafia como st peso implicant un trabajo en asocio, lo mismp.que su transporte... : 3. Laminas de grandes dimensiones para lugares de uso pébiico muy concurrides. Su disefio, corte, élaboracién y acabados, lo mismo que dimensiones entre uno y euatro metros cuadrados suponen una diveceion de Ja obra, tanto en In cantera como en el ugar de eoloca- cién. un trabajo en grupo y un transporte con varios trabajadores, usando sistemas mecénicos de desplazamiento. 4) La forma general cireular pero irreguiar, imperfecta, de algunos anillos aperentemente destinados a Jos cimientos de wna construceién. e) La alternancia de espacios Hbres abiertos y de areas para cons- trueciones, pero unidos por nexos, en forma complementaria. Ness Buritaca. Gritieo @ (arsibay: esquema y topogratia del contra, Graticr Sector cent 0 4 (abajo}: perfil 80 81 ndo en el plano de referencia, sola- in didmetro interior superior a ocho maximo de 16 metros. Dispersos en La destaca su concentracion en la terraza esta estructurada por una linea con- en cada terraza, el elemento que mas se des- ma anillar, sobreeleyado y rellenado, que n in, @ Jas viviendas supuestamente. Prac- st ‘una regla con pocas excepciones, Siempre se sublendo hasta el umbral, por medio de dos 0 tres pel- Jo 10s 50 6 60 centimetros por encima del nivel de Ia te- lente, en las dos terrazas superiores del sector central, edificios aparentemente de grandes dimensiones, se accede oed”, o sea a nivel, o con una muy reducida diferencia, del Siendo que.corresponden a amplios anillos indicando unas cons- ies de gran tamafio, para concentraclones numerosas, eviden- __ Clan la vocacién colectiva o piiblica de las mismas. Pero no se observa _ Un deseo de destacar este edificlo realzando su acceso. Parece que este Papel tendiente a sefialar y a destacar el rol del edificio, 10 cumple la misma terraza y su alto muro de contencién, Pero lleando al nivel de Ia terraza, no se bused aumentar mas Ia monumentalidad del lugar resaltar el caracter especial de la construccin. ____En resumen, el centro de Buritaca se presenta como un variado _ gtupo de dreas de distintas dimensiones destinadas unas a concentra- _ clones al aire libre y otras a reuniones en un recinto techado, cerrado _ no, Pero nada indica el ritmo de utilizacién de estos espacios, bien sean ablertos o construidos: frecuencia cotidiana y permanente, uso _ beriédico, ciclico, ocasional o excepcional. En cuanto a la funcién es- pecifica que se atribuy6 a cada edificio, plaza o Plazoleta, es ain un enigma. Pero es posible relacionar el ntimero y la dimensién de los versos elementos con su probable capacidad humana. Entonces se Peotone lasta hoy censado juiza, algunos satélites eran a je una y otra parte del filo, bien sea en las laderas oeste le 5 © este, eed desde 1976-1977 unas terrazas artificiales, con un total “Ae 2at ancien bresentando rasgos comunes e indicios (como los basu- -Teros dom mae estaban destinados a las viviendas de los lease ie especial atencién a los distintos elementos que vform a vivienda y a su modo y nivel aoe ¥ nivel de agrupacion, se han cla- sifieado ‘estos componentes considerando su creciente complejidad en In organizacion y estructuracion espaciales. Ahi van Ins categorias adoptadas durante el andlisis. En esta parte se adoptara un modo de exposicin, considerando diversas pautas de ocupacién y organizacion espacial, desde lo sencillo hacia lo complejo, asf: 1. El solar y sus diversos espacios, 2. El anillo de los cimientos para la casa, 3. La terraza: a) Unifamillar; b) Bifamiliar; c) Multifamiliar. 4. El nucleo vecinal o “vecindario”, 5. La agrupacién barrial o “barrio”. 6. La aldea, de autonomia relativa. En la clarificacién de los anteriores conceptos, se escogié para cada ‘uno, los rasgos que lo definen y caracterizan, son Jos siguientes: E) anillo Es In unidad espacial de vivienda familiar nuclear.’ Fisicamente se presenta como un 4rea facilmente identificable y delimitable, por medio de obras indicando su contorno, En el solar se advierte una di- vision espacial-funclonal con: —E] espacio construido o casa. —Los espacios libres, a su vez divididos en: a) Patio lateral esquinero sencillo. b) Eventualmente, segundo patio lateral en In esquina opuesta del solar. ¢) Patio frontal en terraza, que también se llamara “antejardin”. d) Areas de acceso, circulacién y drenaje de las aguas uvias. e) El basurero, en la parte inferior del solar y, eventualmente en sus costados (ver Grafico de la Terraza Basica). El solar Corresponde al médulo minimo del alojamiento construido, o sea la casa. Se presenta como un anillo de piedras sobreelevado en Ja te- rraza. Este ‘murito” tiene una altura que varia entre 20 y 50-60 cen- timetros, y es sobre el relleno interno que se asienta la casa. Su circularidad sdlo es interrumpida por la escalera de acceso, indicando el umbral de la entrada a la edificacién. De los 240 anillos, 6 de ellos muestran un doble umbral indicando dos entradas, 4 en Ia Aldea del Canal y agrupados, y dos mds en el sector central de la terraza alta. Son mas frecuentes los anillos que no presentan umbral con peldafios enlosados; por lo general corresponden a un anillo bajo con un desni- yel entre la terraza y el piso de 1a casa, equivalente a la altura de un peldafio o sea de unos 20 a 30 centimetros. Se atececenyes atl Sy Nis ge ne revutrn permite dtecie In conarmaion sears del pe y ie dsicas caters nat oceaniacign fanny ae fete ch fe cada de Brac ofa fdencla, peo #8 setatised of emg aa, Ca eta 83 La terraza Primera obra de ingenieria de magnitud, con col \- te, explanaclon y obras Ieas de proteecion superior © interior, del= mitando el solar “familiar” o sea la unidad de vivienda, Presenta a veces obras complementarias con muros de contencién en forma de contrafuerte. Puede ser (reducida o de gran extensién) para un solo grupo familiar y un anillo unico; éste es el caso mas frecuente. Tam- bién puede ser para dos anillos y dos casas con espacios compartidos; por ejemplo, un patio central y un acceso para ambos grupos de mora~ dores. Se llama terraza “bisolar” o “bifamiliar”, Por fin en ciertos casos, poco frecuentes, una misma terraza continua y alargada, aloja tres médulos de solares: se denomina terraza “multifamiliar”. En este tltimo caso son, mas que todo, la unién y la continuidad en los muros superior e inferior, los elementos constructivos solidarizando los mé- dulos internos; se puede presentar un pequefio desnivel entre el piso de una vivienda y el de la otra. El nucleo vecinal Es el primer nivel de agrupacion multifamiliar con visibles nor- mas de planeamiento y de sectorizacién en el uso de los espactos pu- blicos, Esté comptesto por los solares y viviendas de varias terrazas, aglutinadas por medio de algun espacio de uso comin claramente definido y una red de relaciones internas; ciertas obras superan la capacidad de mano de obra familiar y sugieren el trabajo comunitario. ‘Un vecindario (aparentemente en su primera fase e Incompleto) puede reunir 4 6 5 solares de dos o tres terrazas. Un nucleo vecinal completo puede agrupar entre 6 y 12 anillos, ocupando varias terrazas. El “barrio” Bajo este nombre se considera una agrupacién numerosa y com- pleja de viviendas que presenta una cierta homogeneldad, cohesion entre los componentes, una red propia de relaciones, pero también es- trechos enlaces viales y de cercania en cuanto a su localizacion aleda- fia al sector central, La aldea Por el contrario, la Aldea se define a partir de su distancia del centro, un visible aislamiento, la discontinuidad del poblamiento entre ella y el sector central y una relativa autonomia, que se verifica en la presencia de espacios libres publicos, plazas, plazoletas, acompafiando a todo ello algunos edificios de concentracién comunitaria, ‘Hechas estas definiciones se seguira retomando y analizando cada elemento observado: El solar* Es la tecnologia de explanacion, usada para la elaboracion de la terraza, la que define la forma del solar, la cual se asemeja a la figura, el término después de alguna reflexion y va lacion, een jane St en ir rae ones ee HE wetiaeds phon Stoo Ween er bib 85 cuales se conjugan una stico, una disponi- ) (forma, yolumenes, 'y de los dos muros que territorial minima 1 grupo compacto y soli- funciones de la vida sumamente racio- }, entre las dos medialunas forma- const én del alojamiento, A su vez determina cuatro S de et por re- a es toa del 1 al 2 cei : excepcién, con una de clreulacién entre la parte posterior de hea del talud. Con frecuen- iat y en su piso se observa un canal, do para la recoleccién y el drenaje de las s ablertas. ee en los patios 1a- guléndose éstos por el ta- \ hilera de las losas, generalmente ‘ermanencia. En cuanto a Ser de acceso y de terminal o de paso, Jos moradores de Jas casas vecinas. les Coateeiie de los solares, existentes, y muy es de las frecuencias EEGs ane ae aatemeteon ‘cuadrados. Considerando i . construida €s, con mucha itad y que los espacios no construidos ocu- pan la mayoria de su superficie. Esto constituye sociolégico, sobre el cual se volvera en la titima are ds sive eaattina! En cuanto al dominio de los moradores sobre el solar, una hipote- sis se fue modificando poco a poco, en el transcurso de| proceso inves- tigativo. En una primera fase se consideraba que Ja carencia de algin tipo de linderos evidenciaba 1a ausencia del concepto de “propiedad privada residencial”, Posteriormente se cayé en la cuenta de que esta hipotesis era incorrecta por basarse en un modelo caprichoso de sepa- racién predial, usando el lindero como parte de la geometria ortogonal y determinandose asi una clara delimitacién entre lo publico y lo privado. De hecho, con el uso de otras geometrias, pueden haber tam- bién otras modalidades para deslindar los espacios residenciales domésticos de uso privativo. En tal sentido, se podria decir que el so- lar-ojo, por medio de los dos muros curvos en los cuales se inscribe, presenta un nitido deslinde, desvirtuando litigios con espacios piblicas, Jimitrofes o vecinos colindantes. Avanzando las pesquisas, por fin se hi- zo hincapié en esta altima proposicion. Siendo que senderos, escaleras y en general varias estructuras de comunicaciones de uso publico atra- viesan el solar “familiar”, lo anterior demuestra un doble uso, privativo y colectivo, de ciertas areas de la terraza. Desde luego el planteamiento anterior conduce a nuevos interrogantes, relativos a la concertacién, Ja planificacién y acuerdos mutuos, y a obras en asocio por medio del trabajo interfamiliar. El anillo y 1a construccién: Con pocas excepciones (2 6 3 sobre un total de unas 240), en cada solar se ven los cimientos anillares de la plataforma sobreelevada para el asiento de la construccién. En cuanto al modelo, el tipo es el anillo perfectamente redondo; los modelos distintos, atipicos, no le- gan a 15 unidades, es decir, menos del 6% del total, Las excayaciones permitieron comprobar que eb anilo-murito es exterior a la construccién, lo que hizo pensar que su papel era mas que todo de recibir las aguas Uuvias del techo. Pero midiendo el ancho probable del alero del techo parece que mis bien caen fuera del muro y sobre la terraza las aguas luvias. Si es asi, tendria el murito-anillo el doble papel constructivo de sobreelevar el piso de la casa (en parte precisamente para evitar la humedad) y de contener la tierra del piso sobreelevado. Tampoco se puede descartar la busqueda estética de un elemento con vocacién de mueble o banca, por ejemplo. En cuanto a la escalera-umbral indicando la puerta no se ubica, segin una pauta tinica que tendria que ver con los cuatro puntos cardinales, Pero si se observan unas constantes: —Nunca la puerta se abre sobre la p —€on mucha frecuencia se abre sobre la te —Muy a menudo corresponde al sendero y o hasta la terraza. —Cuando el patio (0 closo que la terraza frontal, arte posterior del solar, rraza-baledn. Ja escalera de subida, uno de los dos patios Iaterales) es mas espa- caso poco frecuente, puede presentarse un 87 —Una quinta parte, el 21%, correspon unos 12 metros cuadrados de aabetttele” fe mapeossipcadas, de —Con 94 casos (el 49.4%) se ve come entre 12 y 20 metros cuindrados. ois td cues SoCo —Las categorias 4, 5, 6 y 7 metros de didmetro, c 2 rior entre 12 y 38 metros cuadrados, suman 150 ECR EE ul —Es en Piedras que se localiza el mayor numero de anillos exiguos de 2-3 metros, ¥ es en Piedras y en el Canal que se encuentra el mayor numero de anillos con 4 metros, En La Gallera se destaca el grupo de los anillos con 6 metros de diametro. En Piedras 38 anillos, de un total de 54, tienen entre 4 y 6 metros de didmetro. : En cuanto a la arquitectura de Ia vivienda solo se adquieren tres o cuatro evidencias: era de planta circular, construlda con vegetales, de un solo yolumen, con una superficie ati! promedio de 20 metros cuadra- dos, un solo acceso menor de un metro de ancho y presentaba en su base exterior una banca circular a 40-60 centimetros sobre el nivel de la terraza. No hay ninguna evidencia que permita afirmar que la casa es- taba cerrada con paredes verticales; con techo formando paredes incli- nadas; o si era un simple “paraguas", exento de cerramiento perimetral. En una ultima reflexion, examinando tanto en el espacio como en el] mapa los enigmaticos anillos de 2 y 3 metros de didmetro, totalizan unos 24 casos con dos mas de geometria irregular y se distribuyen en todos los sectores, barrios y aldeas del habitat. Por su localizacion es- tan a variada distancia de un anillo mas grande. En clertos casos esta distancia de una construccién mayor, siendo muy reducida, sugiere 1a idea de ampliacién del solar original, con una construccién adicional para algun tipo de uso y funcién complementarios de Ja construccién principal: una dependencia. Pero en otros casos, este exiguo recinto es parte de una unidad completa con terraza, accesos, escaleras, anillos, patio sencillo o doble; pero todo en escala de miniatura y como desti- nado para nifios o enanos. ‘También se observaron casos en que este pequefio edificio quedé aislado de los grupos de viviendas, pero siempre sobre un camino y a veces atravesado por dos vias de la “parrilla". Con todo eso resulta algo dificil atribuirle un uso preciso. Por prueba directa en los sitios se cay6 en la cuenta de que apenas puede caber acostada una persona, a lo sumo dos con incomodidad, pero que en posicién sentada caben cuatro, Io que desde luego enfrenta el uso nocturno con el diurno; con lo cual se puede hipotetizar sobre el uso residenclal para una ca- tegoria especial de residentes 0 de un uso distinto, bien sea de alma- cenaje o de trabajo. La terraza a) La unidad basica o “unifamiliar” Obra bisica, antecedlendo 1a organizacion del solar y Ja construc~ clon de Ja casa, es la terraza, Obra capital, pues determina por su diseno y extensién Ia superficie del solar, su posibilidad de subdivi- sin racional, la calidad del espacio domestico y, por ende, de 1a misma 89 ives omens De tenneno Algunos tpes de cortes y explanaciones para solares ol ‘0, constriida con le vida” de pocos | menudo se confunde— blico con el espacio doméstico ‘una clerta libertad de circu- orivativa para acceder existencia de un es- rigido concepto de , como en el solar. ha lograr el espacio plano do ¢ | primero, con su respec- [conjunto queda en un un pequefio desnivel, del las dos obras gemelas el efecto, en su punto de unién, dos idelo anterior, se convierten en un ‘de plazoleta disfrutada patio-plazoleta aparece miliar y de uso compar- ficacién significan unos En cuanto a su ejecucion los accesos y Ja circula- también el trabajo aso- A terior indica una clerta 5 de relaciones cotidianas entre igiere la hipdtesis de vinculos de le ambas unidades, Se considera aqui familiar o “multifamiliar”) como ‘a expresi6n espacial de 1a ‘d IqueOs SUcesivos para la adi- 1 mismo plano horizontal, lo cual no ferencia de nivel, Ja cual se ab- tmuros-terrazas escalonados. Es a topografica, no Mega a ser rup- $ adiclonales se logra una homo- a Ted de relaciones. Como se rece distribuido a lo largo de ite unidas y comunicadas, y con ita colocacién horizontal so- gue el conjunto de solares se pre- sente en forma de hilera y que las casas estén dispuestas, segin el modelo lineal de agrupacion. Por lo general algiin accidente geografico interrumpe la dilatacién de la hilera de terrazas. Pero se advierten con- juntos de hasta 4 solares y terrazas, aleanzando un desarrollo frontal de unos 40 metros, A pesar del obsticulo de la topografia, se registran en Buritaca mas de diez conjuntos de terraza extensa, lo que demuestra que era un modelo de agrupacion residencial y social muy apreciado. El nucleo vecinal o “vecindario” El aticleo doméstico vecinal consiste en una asociacién de solares formando un grupo denso, compacto y solidarizado, de viviendas com- partiendo el uso de un territorio residencial comin. Se presenta espa- clalmente como una agrupacién homogénea, unificada por medio de obras de interés comun, de las cuales se beneficia cada célula fisica y social que la integra. Su poca extensién geografica, la yuxtaposicién de las células familiares en forma continua, una relativa unidad topo- grafica —que puede expresarse de diferentes maneras, en forma horizontal, vertical, diagonal, escalonada o circular-nuclear— y la cer- cania de los diverses componentes del conjunto, son rasgos que eviden- clan unos obligatorios nexos de convivencia cotidiana. Ademas de un espacio libre comin, el niicleo dispone de su propia red interna de re- Jaciones: se observa un mallaje interior de senderos, asegurando los yinculos domésticos primarios y permanentes. Se considera aqui el “vecindario” como el primer nivel de agrupa- cién fisieo-social en el cual se verifica, sin lugar a dudas, Ia existencia de espacios de uso colectivo de clerta extension; homogenizan y cohe- sionan los distintus integrantes del conjunto, Este espacio, general- mente localizado en posicién central, se encuentra rodeado por los solares del conjunto, is EI nucleo vecinal también se identifica por medio de clertas pautas de nuclearizacion y un disefio urbanistico visiblemente planificado 0 concertado, en el cual se detectan rasgos constantes: —El carfcter “cerrado” de la agrupacién, Aunque de reducida ex- tension y pocos integrantes, conforman un conjunto espacial total y delimitado. —E] espacio comin (plazoleta, crucero, etc), aglutinador del nucleo. —Su red de relaciones con el entorno, o sea un grupo de caminos y senderos convergentes, trazados segtin el modelo radio-concéntrico, Ocupa un nicleo vecinal, bien sea un grupo de terrazas formando hilera horizontal o bien varias terrazas en distintos niveles; en este tiltimo caso estén conectadas entre si por banqueos intermedios y obras de comunicacion. En el primer caso se desarrolla en unos 40-50 metros, en un solo nivel general y retne 46 5 solares en hileras. En el segundo, mas complejo, el nucleo retine entre 6 y 12 solares ocu- pando en varios niveles una superficie del orden de unos 1.000 metros cuadrados o sea de unos 20 de ancho por unos 50 metros de longitud. 93 fecindario 3: primer nivel de agrupa- ‘Wocludatia "dian" tuacAveseasuni'ine- Semtin Tila entre tret"caminas) sO Veeindario 5: nuciear Patron horizontal doble En una superficie plana suficlentemente ancha, el nucleo se con- forma con dos hileras de casas enfrentadas, separadas por un 4rea comin. Puede reunir unas 8 a 10 casas, como en el vecindario que se observa desde “La Mano” en la ladera occidental. Patron vertical en linea El conjunto se presenta sobre un filo, perpendicular a la pendiente. Es decir, conformado como una escalera de terrazas; es una hilera de viviendas superpuestas, cada una en un nivel topografico. EI declive muy abrupto garantiza unas visuales ablertas a los moradores de cada solar. Patrén poco frecuente, quizd el caso mas significativo es aque! del “Filo Alto”. 9s lada transversal pa- sistema diagonal de 9 ite escalonada en ec Iquier terraza, ob- exige un sistema s caminos y senderos, jamente dificil iden- tiffear y delimitar el conjunto con seguridad. fate i . tro) con varlaciones tanto en el barrio de [a @iltorade, dorid, an vate sition de Piedras Alto, Patron circular-nuclear Consiste en Un grupo variable de solares (6-8) dispuest circtilar o semicircular, segin el caso, alrededor ca Ate, seas central de referencia y de visible uso comin. Este lugar de cohesion del conjunto puede ser un grupo de rocas, un crucero, la union de va- rios caminos convergiendo en forma radio-concéntrica, un espacio li- bre de tipo plazoleta (enlosado o en tierra, segin el caso) o un edificio central colocado a manera de “glorieta’, No es muy frecuente este patron, quiza por el hecho de implicar Jaboriosas obras de banqueo. Dos modelos distintos se observan en la Rotonda y en la Glorieta, Se considera de sumo interés ¢] estudio del nucleo vecinal, por ser el primer nivel de agrupacién espacial claramente disefiado, con evidencias de una vida social interfamiliar y un nivel primario tonomia territorial. Desde luego, no se puede formular ninguna hip6~ tesis en cuanto al principio social que presidia a la agrupacién fisica de los residentes. La ugrupacion barrial Otro nivel de agrupacién, de mayor tamafio fisico y demografico, podria asimilarse al concepto de “barrio”. Se distingue del vecindario por medio de los siguientes rasgos; El caracter homogéneo de su espacio geografico, —La concentracién de obras, terrazas y solares en un determinado “sector. —Una ocupacion continua del suelo, sin interrupcion, —Una mayor extensi6n superficial. . Varlos elementos cuantitativos (mas que todo un gran namero de solares y anillos), generando una clerta densidad e indicando un peso demografico superior. La presencia de un sistema de relaciones en “parrilla” o sea con una doble red, vertical y horizontal, compuesta por vias de distintas categorlas, como son: ramales, calles, caminos y senderos. ‘Ademas, por su proximidad al nticleo central de equipamientos co- lectivos, los barrios carecen de autonom{a, en cuanto a espacios pabli- 00s 6 Zonas y edificios de caricter clvico, Por lo tanto experimentan estrechos Inzos de dependencia en relacién con el sector central, lo cual también se verifica en Ia cercania det mismo. Considerando estas condiciones se han identificado con clerta nitides dos barrios: aquel que se ha llamado de Filo Alto con un total de wnos quince solares hasta ahora detectados y el barrio de ja Quebrada, totalizando unos veinte anilios excavados hasta la fecha. En cuanto a este iltimo, pre- senta una notable organizacién en terrazas paralelas superpuestas, recorridas por dos ramales horizontales, comunicando el centro con 97 its frecuente “in ampllo patio |, no presentan ‘del centro por una niento, sino que se lo desocupado sca de un conglomerado de 25 a 30 hectareas. Por lo diez a quince minu- ® minutos entre los dos fallera, nivel do agrupacion len sean barrios o ve- unidades distintas separadas jue, En La Gallera se des- res niveles topopraficos distintos: en la ite y el sur se notan tendencias de dila- otros hitcleos en formacion inciptente. por el camino hacia el rio res, tino alto y otro bajo. Mste barrio norte y uno sur. ‘de tipo cuantitativo, En el ullos y slates Ocupando unos 6.000 Son mas de 40 unidades de vivienda ‘éste en vienda ‘luna hectérea, Por fin, en ‘asl 60 anillos en una super- ‘Medida que legitiman un Ji biisqueda de una autono- arrio eran de uso exclusiva- 6 él Indicio mAs importante, iultifunclonal y una zonifi- én diversas Areas de uso hitos estéticos formados mMunitarios como In obra para encuentros multi- Hes, ¥ también anillos del biiblicos muy concurridos y dn anterior de Ia agru- pO, redactadas durante @1 interés de mostrar In In gran libertad crea- Aldea La Gallera No es ni sector ni barrio de Buritaca y no depende incondicional- mente de su centro, Artictilada con 61, es sin embargo una unidad con su propia dotacién, la cual te garantiza una relativa independencin funcional, Tiene sus propias areas de vida social, algunos anillos para edificios amplios de gran concurrencia, Mas determinante ain, la al- di iti en una interseccién que deja al habitante de La Gallera yendo hacia el sur, libre de escoger una vin ui otra, sin tener la obligacién de pasar por “el centro”, Este ultimo hecho, aparentemente {nalgnifi- cante o anecdético, expresa un alto grado de autonomia, E) sistema de relaciones reproduce el modelo en "Arbol", con los ramales y “la ma- no"; en La Gallera cuatro vias se unen en abanico en direcclén sur, s6lo sale una hacia el norte, ‘La alden presenta algunas obras de prestigio colectivo; el conjunto de La Rotonda, perfectamente empedrado, Ins dos plazas de las te- rragas, intermedia y superior, unidas por una magnifica escalera frontal monumental en dos tramos. La Gallera tiene personalidad propia y en todas partes se notan la planificacién y el orden; un perfecto control y dominio del espacio, Ejemplo de lo anterior: —£1 nucleo vecinal de La Rotonda, el cual parece una sinfonia dedicada al circulo, —Disefio circular del conjunto, trazado radioconcéntrico de la red de relaciones, por lo menos seis senderos enlosados (vistbles) se unen en Ja plaza central enlosada con laminas grandes; alrededor de ésta se observa la disposicion anillar de las construcclones —éstas y sus anillos obedecen a la estricta geometria del circulo—; y, por dltimo, la glorieta de referencia central, un anillo de tres metros de didmetro con el piso interior enlosado. Aldea del Canal ‘ El conjunto se apoya sobre el camino comarcal y se desarrolla entre éste y otro superior paralelo, del tipo ramal. Se comunica con e) filo por medio de seis vias transversales verticales, formando parrilla con las anterlores, Considerando que e! conjunto no pasa de unas trein- ta viviendas —{quiz4 haya mds en la parte baja de la ladera?— sor- prende el namero, Ja magnitud y la calidad de sus obras civiles y equipamentos comunitarlos. Se distinguen dos barrios, uno creclendo on forma vertical a ambns orillas del canal del Maquenque y el otro de expansién horizontal y paralelo a la pendiente. Bn Ja aldea se ven obras espectaculares que hacen del conjunto flgo muy refinado, en cuanto a su concepeldn, disefio y ejecucién, como son: “Las obras del Canal, con unos 50 metros de desarrollo visible, —La Isla, conjunto de tres anillos residenciales insertos en las obras del Canal y rodeadas por las aguas. —Tres plazas superpuestas, pero solidarizadas y comunicadas por un sofisticado sistema de escaleras. 99 , Incluyendo una y grado de elaboracién. un “tejido” con un s dreas libres en su horizontales y los y ‘terrazas erva en un mismo barrio o en: iones de anillos, No se pri- en y anillos de distin- amos hay duplica- Pero tal aparente nian un papel distinto al mente sugieren: el ac- tre viviendas y zonas una futura extensién itiples formas, de las de la composicion enieria civil, ca- formando el piso de el paso. Una roca, o un grupo imponente, refuerza el cardcter de un sitio de convergencia, un cruce de vias, una plazoleta enlosada o un espacio libre de uso comin, con piso de tierra, Es decir, que las rocas a veces se mimetizan con una obra, y a veces resaltan, se destacan, en Ja forma buscada explicitamente. En este ultimo caso parecen consideradas como objetos de “amoblamiento urbano” de cardcter estético y orna- mental. También las rocas, con frecuencia, se insertan en los conjun- tos de residencia. Se integran a los muros de contencién de las terrazas, en su pavimento, amoblan los patios y en ciertos lugares atestiguan la busqueda de una expresién plastica, actuando como re- ferencias escultéricas naturales. Por fin, y eso reviste una clerta importancia, en Piedras las zonas publicas, bien sean libres o construidas, no conforman un conjunto que se destaque y por su monumentalidad, En otras palabras, el centro no es tan evidente y legible espacialmente como en La Gallera 0 en el Canal. Se ha dedicado especial atenci6n en el registro de las areas de uso comin, bien sean abiertas o construidas, con evidente yocacion de lu- gares de encuentros y relaciones interfamiliares, de intercambios y practicas sociales de todo tipo: civico, ideologico, econémico, ltidico, etc. Cada nivel de agrupacion identificado y aqui resefiat al a su escala territorial y demografica, presenta dreas de uso comin. En Ja reducida terraza “unifamiliar” se expresa por medio de] camino de paso utilizado por vecinos. En la terraza compartida constituye preci- samente el espacio de asocio, el patio central comun para los moradores de ambas casas. En la terraza alargada multifamiliar se suman las reas de circulacién con varios patios frontales, formando una suce- sion continua de espacios libres comunes, Se ha visto cémo en el ve- cindario el espacio publico del nicleo se evidencia como pauta de su disefio, con distintos modelos formales y grados de elaboracién. En cuando a la Ultima categoria de la presente clasificacion, la aldea esta dotada con gran provisién de espacios colectivos y sus propios edificios de reuniones multitudinarias. DE LO TIPICO ¥ LO ATIPICO En esta investigacion sobre el urbanismo de Pueblito y de Buri- taca, tuvimos que ajustar nuestro método de trabajo considerando las posibilidades, y adaptarlo a las dificultades que se experimentan en ambos lugares. Es asi como en Pueblito el reducido territorio “legible” nos oblig6 a usar herramientas y medidores que son los que caracteri- zan la encuesta por muestreo, abarcdndose una minima parte del con- junto del habitat: técnica investigativa que obliga a mucha prudencia, en cuanto se refiere al uso e interpretacién de los datos cuantitativos meramente numéricos y parciales. Por el contrario, en Buritaca nos beneficiamos con un “universo” analitico amplio y una tal cantidad de obras que permiten usar las técnicas clasificatorias basadas en el coneepto de tipologias, y autorizando unos cAlculos con el método arit- mético de los porcentajes. 101 pean que empezar con los comunes en cuanto a @, usando la técnica de clasificacion por tipo- 1 territorial (comprobada ia durante un determi- Patrones y modelos aceptacion colectiva y nuldad temporal. Tambien on de la experiencia, del lentado en tradicio- estas practicas Tepetitivos y son anteriores. ; Otras quedaron idades y se mani- 0 co Se refuerza aun su ‘ exigian una respuesta distinta y no convencional, a dimensiones, proporciones, volumetria o forma: Le eae puesta técnica o e..ética, la cual obligaba a una innovacién, y ésta a su vez implicaba Ja transgresion de la norma usual. De esta manera las obras atipicas indican una gran libertad —individual o colectiva, segun el caso—, para buscar soluciones nuevas a necesidades sociales y problemas técnicos distintos. ¥ esta lbertad se verifica en la profusa imaginaci6n creativa de los constructores. Por ultimo, quizA con lo atipico de una obra unica se expresa algo que no podia (por su uso, su vocacion) ser sino excepcional, aunque participando plenamente del conjunto. Pero nada tampoco indica que era contemporanea de las demas obras. De hecho, la obra atipica puede ser vestigio de una etapa pasada. Pero también puede ser semilla de algo nuevo. En este ailtimo caso podria ilustrar un momento de innovacion, siendo precursora de una nueva fase. Y en ambos casos, atraso o innovacién, quizé lo atipico nos permita, por lo menos, romper la inmutabilidad aparente del conjunto y considerarlo a través del tiempo, como un objeto en movimiento y sujeto a transformacién. Finalmente, estas obras nos permiten refle- xionar sobre la demarcacion —o el deslinde— entre las conductas ge- neralizadas, expresando el peso de la ideologia colectiva y el “espacic” de libertad de que disponia el individuo morador de Buritaca, para expresar su imaginacion y creatividad personal. A continuacion se presenta un catalogo parcial de estas obras. Los numeros de] listado corresponden al plano adjunto de obras atipicas. Lugar: aldea de La Gallera 1. Anillo de mas de 11 metros de diametro interno, tamafio sola- mente superado en todo el conjunto por dos anillos del Mirador Cen- tral. Ademas presenta la particularidad que siendo ubicado sobre la plaza de La Rotonda, el umbral de entrada se localizo en la parte trasera. 2. “La Glorieta” de la plaza de La Rotonda, pequefo anillo menor de 3.50 metros de didmetro interno, con “murito” muy bajo, sin indi- cios de entrada y con su piso interior completamente enlosado, 3, Estructura sobre planta cuadrada midiendo 5 x 5 metros, con un solo umbral de entrada. 4. Anillo menor de 3 metros de didmetro y sin umbral. La misma obra en el numero 4A. 5. En el borde de una terraza, especie de pozo, con profundidad igual a la altura de ésta, Presenta una escalera en la parte superior. Se ha considerado como Ja primera escalera de acceso: inutil y tapada después de la construccién de la gran escalera frontal. 6. Sobre esta misma terraza, actuando como remate visual cuando se sube por Ja escalera monumental, se ve una pequefia obra contra el talud superior. Un murito bajo y convexo se une con los dos extremos de un corte empedrado en el talud, de forma céncava. Mide menos de 103 irregular de me- el inicio del eje 1 presenta un multitudes das en la pie- nntidos. Ta: dibujo como hora un enigma. to “escultérico” que se ntos de forma irregular que no ilo, se Iocalizan en feria ex- a de geometria conven- drados con huellas de una disefio aproximadamente © menos 11 x 12 metros. 3 metros y 5 entre los lando una escalera ee nto compuesto por la le- o de forma irregular y lor de contencién del principal, para el metros de desarrollo, 16, Alrededor de un anillo para construccion, se hi muro curvo midiendo un metro de altura, con Pi tigae ai aus de ancho y 6/7 metros de desarrollo, con relleno interior en tierra y separando dos canales de desagiies, ambos enlosados. 17. En posicion extrema en el barrio de Quiebrapatas, una te- rraza “bifamiliar” con dos anillos separados por 50 centimetros; en este punto, el mas estrecho, se enfrentan las dos escaleras de acceso a eada anillo, Lugar: cercanias del Canal 18. Interseccion de cuatro vias que se unen en la terraza de un pequefio solar con 10 metros de desarrollo, en el cual se observa un anillo de cimientos de dos metros de diametro interior. 19, Un conjunto de obras de cierta magnitud, entre las cuales se destacan; —Las dimensiones de la terraza y del solar, aleanzando 20 metros en su maximo diametro. —El tamafio excepcional del conjunto o sea alrededor de 360 me- tros cuadrados, —Un anillo para construccién con 10 metros de didmetro interior. —La amplitud de los patios rodeando el anillo en todas Jas direc- ciones y la notable calidad de la ejecucion de sus pisos enlosados, —Dos accesos directos de esta terraza con la via comarcal que la bordea. —Tres caminos locales atravesando la terraza. gn relacién con los caminos, no menos de cuatro escaleras de acceso a la terraza. Lugar: aldea de Piedras 20. Caso bastante parecido al anterior. Amplio solar y ancha te- rraza frontal, aleanzando hasta 6 metros entre el anillo de cimientos y el borde del muro inferior. Cinco caminos convergen en forma radial sobre el 4rea enlosada de la terraza, con sus respectivas escaleras. 21. Dos rocas colocadas verticalmente sobre un camino local en escalera en forma que dificulta el paso, por razones que quedan enigmaticas. 22. Dos pequefios anillos de 3 metros de didmetro (uno irregular), edificados sobre una roca exigua y sin solar ni patios. 23. A unos cuatro metros de los anteriores, igualmente colocado sobre una roea, un anillo con solo dos metros de diametro interior, 24, Quizé la obra mas extrafia y desconcertante es el unico muro recto de cierto desarrollo, Se trata del muro inferior de una terraza, nleanzando mas de dos metros de altura y quince de desarrollo frontal, compuesto por dos secclones rectas en V, formando Angulo obtuso, unidas por una escalera lateral. 25, Pequeno anillo de cimientos de 2,50 metros de didmetro, colo- cado en la parte delantera de la terraza, con patio posterior y que parece ser la construccion anexa de otra situada a menos de 1.50 de distancia. 105 es io, que de ninguna manera es ex- fipologia de escaleras atipicas, a Gallera y del Canal, hasta la ‘ortogonales pulidas en ambas casa, las soluciones atipicas s, que formarian un den- forma quizi paraddjica se Sie } qued6 un interrogante éNo serdn las escaleras familiares la ‘solar y sus ocupantes, o un ele- rarse como provisional y perecedero, es decir, valid Penge teritete neta thet avunveaigie agtanae besa aa:al estado actual de las excavaciones. Después de una confrontacién entre futuros hechos arqueoldgicos y algunas hipdtesis aqui formuladas, se comprobara si estas tiltimas son validas y vigentes o fueron refutadas y, por lo tanto, tienen que ser descartadas, Sobre el papel regional de Buritaca Evidentemente, Buritaca es un elemento integrante de un con- junto, abarcando un amplio territorio de tamafio “comarcal”, com- puesto por varios asentamientos solidarios, Pero es todavia muy aven- turado pensar, o afirmar, que era la pieza mayor del sistema; el polo mas importante alrededor del cual se encontraban satelizados los de- mas asentamientos, en posicién relativa de dominacién administrativa, politica o econdémica. Hasta ahora las labores arqueologicas se realizaron desde el litoral hacia las vertientes, en sentido norte sur, concluyendo en Buritaca. Por lo tanto, asentamientos y red de relaciones parecen confluir hacia esta localidad, en abanico abierto hacia el norte. Parece muy prema- turo dar por asegurado este esquema de organizacién territorial del jnabitat comarcal, siendo que atin se ignora lo que hay arriba de los 1,000 metros. En el mejor de los casos, el habitat ocupa unas tierras mas altas y su descubrimiento no s6lo invalidaria el esquema anterior sino que ademas invertiria el sentido del “abanico”, abriéndose éste hacia el sur y la montafia. Lo anterior nos remite al papel especifico que podia cumplir Bu- ritaca en el conjunto del habitat comarcal. El abanico abierto hacia el norte significa que Buritaca estaba localizada mas arriba y algo apar- tado de la zona de poblamiento mas densa. Situacién comparable a aquella de los centros-santuarios encontrados en varias civilizaciones antiguas, Pero si se comprueba la inversion del esquema, con caminos abriéndose hacia el sur y confluyendo desde este punto hacia Buritaca, debemos pensar en un papel diferente; por ejemplo, el sitio de conver- gencia de productos y productores, buscando un centro de acoplo y de {ntercambios sobre el camino, asegurando relaciones con la economia de Jas comunidades del litoral. En resumen, Buritaca parece ubicada en posicién alta, en rela- cién con su territorio vivo. Pero solamente con la identificacién com- pleta de la red de relaciones, se podria situar el asentamiento y refle- xionar sobre su papel: ahi es cuando se sabra si estaba localizada en posicin alta o baja. Buritaca pueblo o ciudad? En Buritaca, al otro lado de la quebrada de Quiebrapatas, se ex- humaron algunas terrazas de cultivos. Es plausible pensar que los ya cios del perimetro urbano correspondian a cultivos en huertas vecinas de la vivienda, Ambos hechos hacen pensar en una estrecha relacién entre la economia agricola y la poblacion del asentamiento. 107 ito era “una ciudad”, miento territorial, al ifia, a la manera como / que revisar las no- excluyente de un espacio modalidades de apropiacién baja densidad residencial y la misma alternancia zonas de huertas y espa- evocando la idea de habitat llamado “agr6polis". Desde no desvirtua la necesidad de cohesién de la comuni- lectivos y de cons- conviecién de que nada resulto sho con imprevisién o improvi- la existencia de un viejo pa- ‘durante persistentes practicas Previa, una planificacién ccién; el resultado de esta voluntad 1 disefio y a 1a calidad de su ejecuctén, R intas; la localizacion del ‘“‘solar” w obedecia a algun tipo de asigna- €l tipo de sistema social y de coor- del espacio general y de los nificacién previa o sobre la marcha? ,O evolutivo espontaneo? able que el conjunto que hoy se observa ¥ ejecutado en una sola etapa corta acién progresiva, en una ela- medio de una sucesion de fases rica. No se nota el cambio o el movimiento, ni en el sentido de la progresién espacial y el crecimiento del asentamiento, ni en el perfec- cionamiento de una tecnologia o la mejora de Ja ingenieria, Es decir, que no discurre en la geografia y en las obras el transcurso del tiempo, Parece como si todo hubiera sido construido simultaneamente o en poco tiempo. Es mas, las mismas estructuras visibles no presentan modificaciones, arreglos, remiendos, dando la impresién de haber per- manecido asi, sin cambio, desde el dia de su ejecucién. No se distingue la aparicion de una “nueva” técnica para muros, contrafuertes 0 es- caleras. Es imposible detectar si tal sector o barrio surgié antes o después de este otro. En Buritaca no hay por donde agarrar los afios 0 los sig!os, Todo es aparentemente idéntico en su inmovilidad e inmu- tabilidad. El tiempo se detuvo, se coagulé y desaparecié: no hay tiempo. Y¥ con eso es, para los investigadores por lo menos, imposible siquiera sugerir una secuencia historica y espacial. Pero por otra parte es necesario incorporar al estudio “un calen- dario”, el tiempo histérico. No se puede considerar a Buritaca como obra inmutable, inalterable, producto de un instante “total” y defini- tivo. Obviamente el producto que se contempla hoy es un resultado adquirido por medio de un proceso, de un movimiento continuo a través de un determinado tiempo, incompleto por haber sido interrum- pido su curso. Pero en el estado actual del conocimiento, es imposible detectar este movimiento, su ritmo y sus pulsaciones, sefialar sus fa- ses 0 determinar sus tendencias. No obstante, hay que superar esta dificultad e identificar las piezas que permitan adquirir una vision dinamica del asentamiento. Buscar los hilos que den pie para iden- tificar etapas, quizA por medio de fases constructivas, con sus modi- ficaciones y sus respectivos adelantos tecnolégicos. En este caso parece l6gico considerar un proceso con progreso. O sea, involucrar al tiempo historico el movimiento, la contradiccion y unos adelantos téc- nicos de cardcter modificador. "3 De hecho nada indica una operacién urbanistica breve, una sola etapa rapida de programacién y ejecucién de las obras. Por el con- trario, unos indicios, aunque muy endebles, sugieren cambio y modi- ficacién. Cuando se ve una escalera hecha con peldafios mestrando un material distinto, piedra diversamente procesada, nada indica que todas fueron colocadas en el mismo momento. Quizé estamos frente a una obra hecha y luego modificada, corregida, con remiendos poste~ riores y realizados durante un largo tiempo Sobre Ja interrupeién del proceso Con base en las crénicas de los sigles XVI y XVI, la literatura arqueologica reciente sostiene, muy a menudo, que Buritaca fue des- truida hacia 1590 por bandas armadas espafiolas, que yenian haciende incursiones desde Santa Marta. Efectivamente, refiriéndose a los lla- mados “pueblos taironas”, Juan Castellanos y Fray Pedro Simon (en- tre otros) afirman que estos asentamientos causaron admiracion a los espafioles. Pero no dieron el paso de la admiracin al respeto... y los 109 ‘abandonada por |asentamiento no ella de presencia ‘la emigracion. Pero los habitantes para ‘a las modalidades del ual continua, odo masivo y con- es que los habi- pi6 su ciclo vital. | transcurrir histérico en las mismas obras ‘Es un terraplén apenas arato litico de consoli- sin el anillo de la segunda itinuidad, que se interrumpe le una escalera muy vacio de la ladera residencial vecinal leta. Alrededor de La adas sugieren el sentido jue aparezca atin un con- ican un habitat en proceso Buritaca no se extinguié en ésta fue interrumpida en rfologia del conjunto urbanistico. m su fisonomia definitiva. Era “proceso, viviendo una fase en una “bisqueda del grafico de varios asenta- de campo realizados en Buritaca, Buritaca, Hipétesis de cronologia se presenta la siguiente hipétesis tentativa, basada, mas que todo, en e] anlisis del sistema de relaciones y la red de comunicaciones: —El asentamiento se fue dilatando por etapas durante un largo perfodo. La conformacion del centro fue un proceso urbanistico, de ingenieria y constructivo, que se realiz6 por etapas, ligadas a la dila- tacion territorial y demografica del conjunto residencial y a la apari- cién correlativa de necesidades nuevas, implicando su crecimiento. Las fases mas visibles del proceso de expansi6n son las siguientes (ver mapa “Hipétesis de Cronologia"): e Fase inicial Compuesto por un juego de cuatro espacios publicos en fila, el centro se inscribe en la terraza alta. El remate de la plazoleta de La Mano es la rotula de la red principal de comunicaciones. Ahi se des- prenden del “tronco”, o sea el eje central, varias vias de tipo “ramal”, ligando el centro con tres conjuntos residenciales: —El “barrio” de Filo Alto, el cual parece una prolongacién resi- dencial del centro. —El “barrio” oriental, llamado de La Quebrada. —tLa parte superior de la Aldea de Piedras. Segunda fase Expansi6n del centro hacia el norte. Para alojar sus nuevos equi- pamientos, se organiza la segunda terraza (central), conformada por tres terraplenes articulados; cada uno con sus respectivas areas de uso ait itonomia de “‘servi- plblico de “Piedra més que un cambio ona el lado oriental lon se necesita para slones residenciales Canal adquiere su erfil relativamente hori- r triple objeto acortar travesia del centro. le entrada (sector “del suscita un nueyo hecho 1 cual poco a poco se va densificando y luego adquiere una cierta autonomia espacial y fun- cional, por medio de un ntcleo de equipamientos puiblicos. Llega a con- formar la aldea de La Gallera, tae Desde luego, no se desconoce la fragilidad de este intento: pura- mente exploratorio y quizd prematuro, adolece por la debilidad prove- niente de su escaso apoyo empirico. En cuanto a su validez, en este asunto seran los arquedlogos quienes tendran la ultima palabra. En cuanto a los autores de este estudio no les quedé duda alguna. Por la grandiosidad y hermosura del impresionante escenario natural, la extensién y la magnitud de las obras, la plasticidad, tanto del con- junto como sus elementos constitutivos, la sabia articulacién de éstos, Ja asombrosa variedad tipoldgica de cada patron, la profusion de tipoz en cada uno y las multiples variaciones, la riqueza de un sinnimero de soluciones tecnologicas, la armonia de las proporciones, desde las mas modestas hasta la monumentalidad, el juego de los voliimenes bajo el solo Ja lluvia, desde la estética urbana hasta la inagotable imaginacién creativa de sus gestores en los acabados y los detalles, la perfecta unidad de las texturas y del color en la luz o la sombra, tanto orden en tanta fantasia, diversidad y libertad, por todo eso Buritaca queda hasta hoy unica en Colombia, y la maxima obra colectiva de arte que nos legé esta tierra. En ningun lugar del pats, ni de ninguna época posterior, se ha visto obra humana de tal magnitud y calidad y que merezca tanta admiracién, humildad y respeto. Resultado, quizd, de mil afios o de cien generaciones, concentra en dos laderas més historia nacional, que el pais “de los 450 afios”. No obstante, esta prodigiosa exuberancia creativa, uniendo el saber, Ja imaginacion y la sensibilidad, seria luego asesinada y sepultada, para ser sustituida por el misérrimo y mondtono estereotipo, mandado de Espafia por los intolerantes Reyes Cat#licos. 113 INTRODUCCION En Ja literatura arqueologica moderna se advierte una insistente polémica, la cual parece originada en unas discrepancias en torno a estas preguntas: ¢Hay o no indicios de unidad cultural entre todas las comunidades antiguamente radicadas en la region de la Sierra Nevada? «Hay rasgos de identidad entre las del litoral y aquellas de la zona montafiosa? Unidad absoluta, unidad relativa, diversidad cultural con hetero- geneidad y peculiaridades locales, segiin parece, conforman los tres grupos de respuestas. Desde luego, en esta persistente controversia, cada protagonista presenta sus piezas para apoyar su argumentacién. Por lo general se argumenta con base en comparaciones entre hallazgos y lecturas, y comparaciones entre lugares y periodos. Estando al margen de la contienda, sin embargo no se puede escapar a la tentacién de esta- blecer una matriz comparativa de las tipologias identificadas en cada uno de los asientos. Asi que con base en las pesquisas en materia de ingenieria de obras civiles, urbanismo y construccién, se quieren con- signar aqui algunas comparaciones entre Pueblito y Buritaca. Para nadie quedan dudas al respecto: el pueblo del litoral y el de la montafia pertenecen a sociedades con pautas diferentes de asenta- miento; quiz se originen en una misma formacién social, pero en momentos distintos de su existencia. Por lo tanto, en cuanto se refiere a ingenieria, urbanismo y construccién, a modelos tecnoldgicos, a tipo- logias de obras, trazados, materiales y elaboracion, a categorias de nucleos y agrupaciones, a la misma forma y morfologia de los asenta- mientos, parece licito realizar una serie de comparaciones entre ambos habitats: bien sea para comprobar analogias 0 resaltar diferencias. Aunque no sea su propésito, quiza aporten algo a la polémica antes citada. EL MEDIO NATURAL Las primeras diferencias notables se originan en un ambiente geoclimatico distinto: 115 con clima seco en una , pero a poca distancia s dieron prioridad a ciertos ivilegian la escogencia topo- ueblito como en Buritaca, onjunto central. En Buri- ly estrecho, que no excedia, en su fa § metros de ancho. En Pueblito la ‘tres hectéreas, anteriormente muy -asentamientos se eligid un lugar de una depresién, desde cualquier punto de Pueblito bajando. Atravesado y partido da, dis jone de agua a pocos metros, pero erate. Yendo desde d lo un conjunto encerra- Buritaca —tipo “nido de aguila"— e ; cuatro pene cardinales se llega lende L centro, cual siempre lo aplasta ‘sus impor voltimenes, dibujados en Con Io anterior, lo monumental y 1a 30 A Buritaca, pero estan ausentes itafia se asocia 1a simbologia Ta subida. comin, ascendiendo hacia areas colectividad. En el asenta- s oe see oe Siendo el “anfiteatro ii pees 2 visual sobre los elementos tat. En ambos casos, el sector central esta rodeado Lae ey tesidenciales de diversos tipos y exten- dni cal Su misma posicién alta constituye su } que éstas fueron consideradas por los utilizaron las murallas naturales. confor- eas, Para controlar ambos accesos (este ¥ Pueblito y Buritaca, Locallzacién geogrifica comparada ACCESOS Aparentemente, en Pueblito el acceso principal es unico. Es el camino que comunica con el mar: del litoral va subiendo por el curso de la quebrada, en posicién baja, atraviesa el centro del asentamiento, seguin el modelo axial. En la region de Buritaca los diversos caminos de la comarca corren por los filos y sélo bajan para atrayesar un rio. El camino de entrada a Buritaca (llegando, bien sea por el norte o por el sur) se desprende de la via regional. Se entra al sector central por medio de un desvio. También este eje principal atraviesa y recorre en forma longitudinal todo el sector central del asentamiento. Una analogia, es que en ambos centros la via axial es un largo tramo recto con especificaciones generosas, para des- tacar un propésito monumental y resaltar el caracter excepcional, el que reviste el acceso a un lugar “diferente”. RED PRINCIPAL DE RELACIONES Otra analogia radica en el hecho de que en ambos asentamientos se ve un lugar en donde confluyen varias vias de distintas categorias y yocacion. Son los sitios del “Triangulo” y “Ja concha”, en Pueblito, y “Ta Mano", en Buritaca. Pero el proposito es similar, aunque con un disefio distinto. Este lugar se convierte en la rétula de una red conver- gente de comunicaciones, iiniéndose las vias en el sitio de maxima con- centracién de edificlos civicos y de areas publicas, destinadas a con- centraciones multitudinarias. TRAZADO ¥ FORMA URBANA En Pueblito la persistencia de numerosas zonas, ain sin registrar y excavar, dificulta una vision global de Ja totalidad del conglomerado. Sin embargo, en el sector central se observa claramente el disefio radio- concéntrico de los caminos y senderos, ‘Ademas, tanto la ubicacién como el ntimero de puentes refuerzan el caracter convergente del sistema de relaciones. Por otra parte, se nota la incidencia de aguas escasas en la misma forma del conjunto. Es asi como yarios caminos y senderos tienen un recorrido paralelo a una cafiada o a un riachuelo. ¥ la mayor densidad de plataformas para construcciones sé verifica a la orilla de 117 _marcada forma lineal, Jas diversas quebradas, I tes de las laderas, sctor central, ubicado sobre tenemos un sector central ita como un conjunto concen- bie 1 con un tejido de dispersién, é eon y aldeas”. Algunos 2 que las zonas exentas de obras en huertas caseras, cercanas a los niicleos esta hipétests, se reforzaria Ia idea de una menos Socidlogos y mas gedgrafos, ica, Buritaca se parece mas distancia, Buritaca parece que, tanto en Pueblitn como en Buritaca, el con habitat disperso en predios de cultivos antecedié Agr n luyendo con la localizacién y habitat nucleado, denso, de tipo asegurar y comprobar esta asentamientos, sélo conocemos a de maxima concentracién y ‘pasa de unas quince hectéreas, zar y registrar unas plataformas con dificaciones en esta parte norte, 1a Es decir, que en esta zona se verifica una densidad residencial de aglomeracién del ord hectarea. En Buritaca, con las ultimas Caan d Soha ubicar un total de unos 260 anillos para construcciones de todos los tipos y dimensiones. Con lo cual, la densidad de aglomeracion no pasa, de unas 13 casas por hectarea. Tratar de medir el posible nivel demogratico de Pueblito y Buri- taca, es poco menos que aleatorio y aventurado. Con una aritmética mecanica se podria atribuir un promedio de 6 6 7 personas a cada casa y, asi, concluir que la poblacién residente “en Ja ciudad” era del orden de 1.500 a 2.000 personas. Pero este calculo resulta simplista, por la siguiente razon: La antropologia moderna describe el habitat contempordneo kogi e ijca con doble residencia alternada: Ja vivienda de ocupacién per- manente, en las parcelas de cultivos y la vivienda esporddica, en un caserio. Es decir, que se combinan y articulan en un mismo territorio dos tipos de habitat y de vida: aislada, en habitat disperso de produc- cién, y agrupada, en habitat nucleado de relaciones sociales. Con lo cual cada familia dispone de dos casas (y hasta tres en clertos casos). Obviamente la poblacion de este territorio se debe calcular sobre la mitad de las casas registradas. Sin embargo, aqui se presenta un escollo, y es que nada indica que el doble habitat, kogi e ijea moderno, era ya costumbre antes de la Conquista. Se ignora si es tradicién pre- hispanica o, si por el contrario, fue producto de la politica de “reduc- ciones” en “pueblos de indios”, que implantaron a partir del siglo XVI el Consejo de Indias y el clero doctrinero. ¥ finalmente no hay nada que indique, en los casos de Buritaca y Pueblito, si regia la vida en habitacion unica o multiple y alternada. Pero con estas incdgnitas surgen otras preguntas. EL PAPEL DEL CENTRO Delimitando tentativamente el perimetro central a partir de la ubicacién de sus elementos mas evidentes o caracteristicos, se ve cémo en Pueblito alcanza una extensién cercana a las tres hectdreas. Mas compactado sobre el estrecho filo, en Buritaca no totaliza mas de unos 3.000 metros cuadrados, o sea una relacién superficial de uno a diez; dicho de otra manera, el centro de Buritaca ocupa una extensién de suelo diez veces inferior al de Pueblito. Ahora bien, se debe considerar una diferencia fundamental en la distribucién de areas y edificios publicos; en Pueblito (segin parece) se observa la concentracion de los equipamientos colectivos en un solo sitio; en Buritaca se distribuyen en forma “descentralizada”, con unos ntcleos de servicios en el Canal, en Piedras y en La Gallera. De todas maneras se ve una contradiccion, o una desproporcién, entre un centro complejo y muy completo, por una parte, y por otra el bajo nivel demografico probable, No se ve la relacion entre las necesi- dades de la poblacién de unas 300 casas (a lo sumo), 0 sea, de unas 2.000 personas, y la magnitud del centro, su extensién, el numero de Areas y edificios, el tamafio de las construcciones, la monumentalidas 119 qui ‘con el nivel de equipa- registran en las ciudades staba exclusivamente _contrario, ¢tenia una la poblacién de otras isperso, bien sea radi- los anillos y por ende de fa y en la presncia de Ja acién entre lo construido es reera parte y la mitad ‘Tanto en Pueblito como en Buri- una construccién unica. Nada ‘tre hombres, nifios, mujeres, aa Ras los tambos residenciales, las dimensiones 6 y 8 metros en ambos asentamientos. , inferiores 2 4 metros de didmetro, son Honales en Pueblito. Conviven vecinas da permite saber cual fue la terrazas sin revestimiento de losas y patios con suelo en tierra aj piso- fe eer sie de una menor necesidad de proteccién contra También se ven en Buritaca unos muros de cot fuertes con una altura desconocida en Bune a desconcertante el hecho de ver un muro de cuatro metros de altura sobre la plataforma un anillo sur elevado, en otro de 70 centimetros ae altura; todo lo anterior para soportar un mero albergue en vegeta- les, de muy poca duracién, que no llegaba a 4 metros de didmetro. Evidentemente aqui la arquitectura es rapidamente perecedera, mientras las obras de urbanismo buscan la perennidad. Pero quizi haya en Buritaca una simbiosis entre la arquitectura y las obras civiles, De hecho arquitectura se confunde aqui, y se asocia, con la idea de inge- nieria. Buritaca nos ofrece la oportunidad de pensar en ritmos, voli- menes y proporciones a partir de obras de urbanismo, de caminos y escaleras, de terrazas y muros de contencién. En cuanto a la tecnologia de las obras de ingenieria, en la terraza y el solar, se evidencian notables variaciones de un lugar a otro. Evi- dentemente, se originan en razones climaticas y la diferencia en el régimen de luvias. Banqueo muy cuidadoso y canales de desagiies, son una preocupacion evidente en la ciudad de la sierra, pero no parecen determinantes en la ciudad del litoral. En cuanto al trabajo de la piedra, se observa en Pueblito una elaboracion muy sofisticada de las lajas, inexistente en Buritaca, En el pueblo “bajo”, con frecuencia se ven lajas de tamafio monumental, con un corte perfectamente ortogonal, absolutamente planas, sin aspe- ridades ni rugosidades y con sus dos caras pulidas y lisas. En el pueblo de la montafia, con la excepcién de dos o tres escaleras y umbrales, no se ven lajas ortogonales, planas y pulidas de gran tamafio. En cuanto a la forma de la casa, la planta circular constituye el modelo exclusivo y unico en Pueblito; en Buritaca es la regla comin y las pocas excepciones no suman un 10%. De ello, a propésito, escribe Leonardo Ayala en la Historia del Arte en Colombia, refiriéndose a Pueblito: Solo se hallaran, como excepeidn, en dos sitios alg! gular, que los arquedlogos consideran un rasgo tardio, europeo. ¥ en Ja misma obra, subrayan también Carlos Morales y Dicken Castro: Cabe sefialar que, a pesar de que se encuel Jares, éstas no corresponden a la tradicion kogi, introduccion en su cultura Pero la planta circular parece ser un asunto meramente yolumé- trico 0 geométrico y que solo interesa a los arquitectos, no parece interesar a los etndélogos y antropologos. Y¥ en toda la extensa ee tura arqueologica sobre esta region, nadie siquiera se pregunta por q| las casas eran circulares, sunas de planta rectan- producto del contacto intran algunas casas rectangu- ‘por cuanto fueron de reciente 121 en un circulo, por lo ‘unos circulos y que 1 el pasado, cuando tro poder nos 1, Y mientras no se El drbol floreciente era 1 nutride por el circulo ionaba la paz y la via, y el norte con sus Cea Todo el e roulo, El cielo es terra es redonda, lo mismo que en el mdximo de su furor, hacen su nido en circulo gién gute nosotros, El sol La luna hace lo mismo y ios y siempre yuelven donde itd en un circulo, desde la ; pra cada cosa en la as eran redondas como dispuestas en circulo, is aks", University of oa | Indio Sioux de It, en 1931.) LOCALIZACION GEOGRAFICA Desde el rio Truand6, al norte, hasta el rio Istmina, al sur, se extiende la sinuosa y menue ct ae ‘Esté conformada. por colinas bajas, que por lo general culminan a 500 y hasta 700 metros de altura; sus maximas cumbres nunca alcanzan 1.000 metros sobre el nivel del mar. Esta cadena de colinas corre para- lela al litoral Pacifico, entre éste y el valle del rio Atrato. Regidn selvatica, con grandes extensiones de bosques primarios, y pantanosa con alto régimen de pluviosidad, variando entre 6,000 y 10.000 milimetros de lluvias anuales, el Baud6 se presenta como una zona con condiciones geograficas particularmente inhéspitas y poco favorables para la vida humana. Seguramente por esta razon, siempre y hasta hoy, ha presentado una muy baja densidad demografica terri- torial. En el pasado, comprobada su relativa pobreza en minerales y Su eScasez en oro, nunca llam6 la atencidn de la administracién colo- nial espafiola. Sigue siendo hoy una regién de marcada depresién, en cuanto a la produccién econdémica, y practicamente al margen de las corrientes del desarrollo del pais. Quizd estas dos razones expliquen el aislamiento en que quedo hasta ahora sumida la zona del Baudo. Ambos factores garantizan el caracter de refugio que siempre tuvo, desde la Conquista hasta nuestros dias, para la poblacién autéctona embera. Sobre la latitud de Quibdé (mas o menos 5.50 grados al norte del Ecuador), y al oeste del rio Baudé, en unas colinas situadas a unos 20 kilometros del litoral, nacen dos pequefios ros muy cortos: el rio Chori, que desemboca en el Pacifico cerca de Jurubida, y el rio Nuqui, mas al sur, el cual desemboca en el mar, frente al pueblo pesquero cabecera del municipio de Nuqui. En el curso alto del rio Chori vive una pequefhia comunidad de agricultores emberas, girando alrededor de una aldea situada a 200-300 metros de altura sobre el nivel del mar y que se llamara Chori en este informe. En la parte alta del pedregoso y crista- lino rio Nuqu{, y en un resguardo de unas 10,000 hectareas protegidas por el gobierno, se encuentra un habitat de campesinos emberas, y su aldea Namada El Tambo. Aqui se consignan las observaciones de campo, realizadas en estos dos habitats aborigenes chocoanos en octu- bre de 1986. ALGUNOS HITOS HISTORICOS Vale la pena insistir en el caracter muy restringido de este objeto de indagaciones: 1a estructura fisica de los habitats, los modelos de amientos y de Ja vivienda, su arqui- agrupacion, el disefio de los asenti 123 | podemos desbordar este temario del etndlogo, Sin embargo, ludas al respecto; en todo pos emberas de la selva cho- clout Bee ons — signe un vaste ‘ensemble c2 fait, aux méthodes facials et Rue coneeption olitgue eonsiderent comme ‘attarde: dans tel ou tel ation qui loin derriére lut antage ur Aistoire, i 7 ies) oh Rt I conolure qu'elle wexiste pan” __Usando la terminologia del etnologo se puede decir que es relativa- ‘mente facil obtener una vision “sineronica”: por el contrario es practi- camente imposible el viaje en el pasado, “en reversa”, para hilar jos hechos histéricos y conseguir una vi “4 ta” aeiduieas gu islon “diacronica” de estas Sin embargo no podemos descartar las escasas int - yenientes de los cronistas espafioles o de los Genvaneietoa Se sabe, por ejemplo, que unas bandas de europeos trataron de penetrar en el Chocé hacia 1530-1540 y que fueron rechazadas por los habitantes del Atrato y del San Juan, Los sucesivos intentos de Ladrillero y Anda- goya para establecer un puerto-base militar en “la Buenaventura”, se saldaron con un fracaso; y a principios del siglo XVII seguian los abori- genes chocoanos acosando a los soldados radicados en la bahia, e impi- diendo todo intento de conquista territorial. Aqui vale la pena observar cémo la costumbre nativa del habitat disperso y la ausencia de nucleos densos, actian en beneficio de los habitantes y en contra de los intrusos. Estos no pueden, como en otras regiones, someter un territorio y su poblacién, destruyendo su foco principal: un pueblo, un centro de cohesién de la comunidad, su apa- rato socio-politico de administracién. Se enfrentan a una resistencia dispersa en las selvas y a cada casa en Ja orilla de un rfo; cada pequefio grupo ataca, combate y se retira, sin que los soldados puedan destruir sus bases, numerosas y esparcidas. Estas dificultades quedan registra- das en un informe del Capitin Sinchez de Narvaez, redactado en Anserma, en el afio 1553: +. porque de ello resultarfa salirse los indios que estén en las montafas y barbacoas... que estuviesen huidos en las dichas barbacoas... huidos en sus ladroneras a esconder... se irfan a meter con los demas en las barbacoas... Vuelve mas adelante a insistir en las “ladroneras de los dichos indios”, asocla “montafias y barbacoas”; califica a los habitantes de “ind6mitos y belicosos”, “‘barbaros e idélatras”. Ya se adopta el término de barbacoas para designar la casa alta, sobre pilotes, que luego se lamaria boh{o o tambo. Un capitin Velasquez, entrando por el valle del rio Cauca y pe~ netrando al Chocé por el alto rio Tatama, no tendra mas éxito y su intento de fundacién de la cludad minera de Toro, en 1573, no resiste a los emibates de los campesinos emberas. A principios del siglo XVII varias exediciones efimeras tratan de subir por el rio San Juan, una en 1601 y otra en 1605, con igual fracaso. En 1606 se sefiala por primera vez un establecimiento espafiol, las mas datos. minas de oro de Novita, sin Claude Levicstrauss: 2) Sobre esta Imporibilidad de ceconstruccién histérica, obserya iotalement Inconnue Wiad Ges traditions ornies et des vestiges, arehéDlo€ Ques, $1, *t. peuptes ture, quelle Pg eure astitutions, ce qu nous est vl ce elles’ deja cette Spoque Seirdl. O we je soln crexpliquer Site aod, lnsee a a hleeen® dies excel. fe at mae eae estrvearat, 108) -qued6 en el Informe, de Antonio de do y ampliado en 1671. Pero sigue la e que establece Lucas Fernandez de ; ticas estas provincias de oro; y aunque se han ‘ellas por diferentes capitanes con gran copia de ides, las han asolado los indios lastimosa- ellas pueblo alguno reducido a nuestra fe, ni espe- ss Jas Instrucciones de la Corona obligan a los espafioles yan, Caloto, Buga, Cali y Anserma a nuevas expedi- ‘Segtin un informe de Antonio de Veroiz, se logran ‘mineras en Lloré y Negua, hacia 1688, Sin embargo x] gadece una penuria de mano de obra: His ia, sefor, no tiene tanta gente como la envidia ha publicado. "como lo sefiala este capitan, no es que la provincia esté desha- ino que “viven en retiros inexpugnables los indios”. La disper- le los habitantes es al mismo tiempo un peligro militar, y un or de limitacién de la mano de obra minera; el capitan de Veroiz @ en un nuevo informe del afio 1695: que en el rio Bebara hiciese pueblo con los indios naturales de él y = ‘de los retirados que quisiesen salir de sus retiros y poblarse alli,.. y pretendi ‘salir a unos retiros a sacar indios retirados. . . Un informe posterior sefiala que en 1732 se logré consolidar sobre el rio Atrato “el pueblo de San Francisco de Quibd6, o Citara”, y en adelante se habla comunmente de las “provincias de Citaré”. Sin embargo no se detiene la resistencia, como lo revela en 1780 un informe del capitan Juan Jiménez Donozo: --< en 1758 se sacaron varias familias de indios de los pueblos de Tigre, Tarena, etc, y se fundaron en el rio Murindé; pero doce afios después, hallan- dose mal contentos, mataron su Capitan y Fiscal y se volvieron al Tigre y Ta etc. escapandose el cura por fortuna. __ © agrega unas observaciones, en las cuales vemos cémo la super- vivencia, ‘de las comunidades y su amparo son garantizados por el modelo territorial de habitat disperso: « Estos indios, huyendo de los pueblos, se esconden por las quebradas ats Flos, Jo que, como estén tan despobladas, les es facilisimo, y de los que habia) fugitivos cerca de Pacarandd se form alli, no ha muchos afos, una Boblacién: coma hy sucede también en Cupica, paso 0 arrastradero a la mar s oe Beane ae ombre, y alin dicen hay un pueblo de estos huidos oe eaenaenala que “en el rio Bebara esta el pueblo de este nombre, dividi ae aS espareido”. Se vuelve obsesivo obligar a los aborigenes al cambio de pais, buscando “parajes a proposito para quitar los end ay i eee ae . nie, indios que habia cimarrones en e508 eae omingodo, los platan edo pee platanos de los sembrados Con estas notas esta indicando 1a larga tradicion de los habitats- refugios en las cabeceras de los rios del Chocd. También nos informa sobre el hecho de que el cimarronismo no tue un “privilegio” de los esclayos negros, sino que también fue modelo de habitat escondido y clandestino, alejado de los centros espafioles, que permitié 1a super- vivencia de las comunidades emberas, El mismo autor sefiala como los intentos de “reduccién” y el continuo cimarronismo nativo, Provocan la fundaci6n repetida cuatro veces, entre 1728 y 1780, en sitios distin- tos, del pueblo de Murri, El mismo capitan eseribia sobre el Choco hace dos siglos * Sin embargo que en estas provincias corren manantiales de oro, estin por desgracia sus habitantes en la iiltima miseria El fracaso de la empresa de la conquista del Chocé se evidencia en visperas de la Independencia, cuando en un informe al rey, fechado en 1803, declara el gobernador: Novita, Quibdé y Tado, pueblos principales de esta gobernacion. En cuanto a los habitantes de estas regiones habia declarado con desprecio Lucas Fernandez de Piedrahita, a mediados del siglo XVII: Tenjan alguna noticia del diluvio y de la creacién del mundo, pero con tanta adicién de disparates, que fuera indecencia reducirlos a la pluma Ciento cincuenta afios mas tarde el gobernador comprobaba en estos términos la persistencia de la cultura embera; Los indios... De nada sirve que en los dias que aportan a sus pueblos los recoja el cura para adoctrinarlos, porque siendo rudos e inseparables de su idioma, no pueden aprovechar con una ensefianza momentanea. Por eso sus costumbres no han perdido las raices del barbarismo y la supersticién nada declina al olvido.* En resumen, durante tres siglos de ocupacién espafiola las institu- ciones coloniales arremetieron continuamente, bien sea con la cruz 0 la espada, para tratar de aniquilar le resistencia territorial, étnica y cultural, de las comunidades americanas del Choco. Para éstas el mejor amparo estarfa en el aislamiento y la disper- sion geografica, factores que contribuyeron fuertemente en la adopcl6n y persistencia del habitat rural esparcido, de baja densidad. Desde luego, durante estos siglos la accién de la administracién espafiola y del clero, apuntaria siempre en romper la cohesién étnica quebrando los patrones del habitat; tratando de imponer el habitat nucleado, la agrupacién concentrada de la poblacién en aldeas ie a registxo demografico y tributario, de control laboral y de dominacion cul roglea, De les detectan cémo la misma e ideolégica, De 1a misma manera los espafiol forma circular de la casa americana aglutina y solidariza a los pete Tes y contribuye a su cohesion. Se empefian también en una larga luc! Historia Documental del Choc6, publicada rovienen de la 1 3) Todos estos extrac por los Archivos Nacionales, Bogota, 1954 127 -vivienda y obligar a los ortogonal. Politica terri- siglo XX y que observ Levi-Strauss: dedor de la casa de los hombres | practica del culto, que los misio- as, rapidamente aprendieron que consiste en hacerles abandonar puestas en hileras paralelas.t fracaso, la Corona se empefid er en la gobernacién del San Juan “pueblos de indios”. Pero éstos, al al jo servil en las minas de oro, no yen hacia la selva y las “reducciones” quedan suben hacia los nacimientos de los rios, “Agua tenga el rio, mas rapido sea su 1 dif cll resultara la navegacion y me- fugitivos de la intrusion de sus enemigos. Este rte en estrategia duradera, persistiendo ie] acuatico en la selva, estos rapidos tumul- jliguidas, sembradas de rocas y piedras, con- o de los grupos emberas y son la 6ptima | el siglo XVIII reiteradas instrucciones insisten del Chocé se conformen cinco “pueblos de speran; unos se mestizan rapidamente y otros a Or negros libertos y mulatos. Los pocos aborigenes “reduccién”, otra vez abandonan estos pueblos y de nuevo eccion de Ja selva. El siglo XTX deja la situacién anterior s cambios y los numerosos embates del clero, actuando en Convenio de Misiones acoplado al Concordato, tampoco o prosperan, — , 1a manumisi6n de 1850 tendria repercusiones tardias. siglo van ereclendo los movimlentos migratorios de 1a son miras ala mineria independiente o la colonizacién 10S casos la convivencia entre grupos negros y embe- bioldgico y el surgimiento de una especie de lal, En otros casos, frente a la penetracion mulatos, los nucleos emberas migran, buscando esibles, En cuanto a las relaciones entre ambas comu- n el racismo introducido por la ideologia dominante: tre la aceptacion prudente y el franco desprecio ine des huttes autour de 1a malson, d st peoncerne la vie sociale et 1a practique du culle. que les missio= ie. ack ant te appris que le pis se moyen de faize ‘bandana es Néles."" (Claude ‘Léviestesuss: "Trlstes. Tropiques, Seguin parece, la situacion actual reproduce los vaivenes de épocas anteriores. Hace unos veinte afos una ofensiva conjunta del Estado y del clero de misiones concluyé en forma exitosa. Se habia logrado agrupar unas pocas familias en algunos villorrios, a 1a orilla de tal o cual afluente de los rios Atrato, San Juan o Baud6. Pocos afios después suis escasos moradores los fueron abandonando, hasta que unos que- daron casi desiertos. Hoy en dia, segun parece, existe un movimiento aborigen, supues- tamente independiente (aunque centralizado en Bogota, a nivel nacio- nal y en Quibd6 e Istmina, a nivel regional), incitando la agrupacion residencial de los emberas, es decir, asociando agrupacion con organi- zacion y supervivencia cultural de las etnias. Se ver4, en adelante, como estas “organizaciones indigenas”, dominadas por instituciones estatales, las misiones catélicas y el Vicariato del Choc6, terminan organizando “reducciones” modernas y formando “pueblos de indios” del siglo XX. Y también veremos cémo, tanto en Chori como en el tambo del rio Nuqui, se repite la historia. En ambos asentamientos se verdn obras Inconclusas y casas sin terminar, y otras que sélo se usan en forma ocasional, muy esporadica, pero no como habitat unico, permanente o definitivo. Algunas ya han sido abandonadas por sus moradores: éstos regresaron a su habitat tradicional, a sus costumbres, a ese modo de vida, que les permitio durante siglos resistir al aniquilamiento. ALDEA DE CHORI Habitat disperso Entrando por el mar, muy rapidamente se estrecha la ancha desembocadura del rio Chort, el cual presenta el tipico corte de los rios chocoanos, con un ancho de unos diez metros en promedio y una profundidad de uno a dos metros maximo, y un curso lento de aguas barrosas y opacas. Pasando la zona costera baja, en donde flujo y reflujo generan una vegetacién anfibia de manglares, se llega a una zona ondulada donde el bosque alterna con los tallos de platano, cafia, yuca o maiz, de la poblacion negra de Jurubida. Luego de varias horas sublendo a remo de palanca termina la zona de sembrados de estos cultivadores, radicados en las playas del litoral. Se acentua la topo- grafia riberefia con colinas mas altas y, con frecuencia, alcanza unos diez metros el talud bordeando el rio. Después de cinco 0 seis horas de nayegacion (segiin la época del afio, el volumen y la corriente de las aguas, el movimiento de la marea, etc.) el viajero entra en el resguardo oficial embera del alto Chori. El habitat rural de la comunidad aborigen se manifiesta por medio de claros pequefios, abiertos en la selva densa, con ‘uno de sus sone sobre el talud del rio y de vez en cuando la yivienda de una familia. Estos tambos, sobre pilotes altos dejando libre la altura de oo a piso, se ubican siempre en una pequefia eminencia Co e _ y se localizan con frecuencia en un dngulo de éste, permitiendo uni 129

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