Razón, política y pasión: 3 defectos del liberalismo
5/5
()
About this ebook
Walzer analiza la desigualdad alojada, por así decirlo, en las asociaciones involuntarias, cuya importancia rara vez reconocen las teorías liberales, la experiencia real de la desigualdad y la "energía apasionada" sin la que no es posible oponerse a las estructuras sociales y los órdenes políticos que sostienen la desigualdad.
Read more from Michael Walzer
Naciones, identidad y conflicto: Una reflexión sobre los imaginarios de los nacionalismos Rating: 0 out of 5 stars0 ratings
Related to Razón, política y pasión
Titles in the series (100)
El culto moderno a los monumentos: Caracteres y origen Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsLos historiadores del arte críticos Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsManeras de hacer mundos Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsLos pintores cubistas: Meditaciones estéticas. Sobre la pintura. Pintores nuevos Rating: 5 out of 5 stars5/5Escritos sobre Leonardo da Vinci Rating: 5 out of 5 stars5/5Mujer o árbol: Mitología y modernidad en el arte y la literatura de nuestro tiempo Rating: 5 out of 5 stars5/5La literatura artística española del siglo XVII Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsTeoría poética y estética Rating: 3 out of 5 stars3/5Naufragio con espectador: Paradigma de una metáfora de la existencia Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsTextos de Historia del Arte Rating: 5 out of 5 stars5/5Dar a ver Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsRetrato de Giacometti Rating: 5 out of 5 stars5/5Sobre la dialéctica de modernidad y portmodernidad: La crítica de la razón después de Adorno Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsLa estética de la Edad Media Rating: 4 out of 5 stars4/5El lugar del espectador: Estética y orígenes de la pintura moderna Rating: 5 out of 5 stars5/5La imaginación Rating: 1 out of 5 stars1/5La responsabilidad del artista: Las vanguardias, entre el terror y la razón Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsHistoria de las ideas estéticas y de las teorías artísticas contemporáneas. Vol. 1 Rating: 5 out of 5 stars5/5El gusto Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsHistoria de las ideas estéticas y de las teorías artísticas contemporáneas. Vol. 2 Rating: 5 out of 5 stars5/5La idea fija Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsDalí: lo crudo y lo podrido Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsMalinconia: Motivos saturninos en el arte de entreguerras Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsCézanne y el fin del impresionismo: Estudio de la teoría, la técnica y la valoración crítica del arte moderno Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsLa fábula del bazar: Orígenes de la cultura del consumo Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsEscrito, pintado: Dialéctica entre escritura e imágenes en la conformación del pensamiento europeo Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsLa forma de lo bello Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsEupalinos o el arquitecto y El alma y la danza Rating: 5 out of 5 stars5/5Remedio en el mal: Crítica y legitimación del artificio en la era de las luces Rating: 0 out of 5 stars0 ratings
Related ebooks
Asamblea Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsUn Manifiesto Socialista Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsAgonística: Pensar el mundo políticamente Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsEstados amurallados, soberanía en declive Rating: 5 out of 5 stars5/5Los pocos y los mejores: Localización y crítica del fetichismo político Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsLiberalismo político Rating: 4 out of 5 stars4/5Disenso: Ensayos sobre estética y política Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsLa educación política en Maquiavelo y otros escritos Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsLa igualibertad Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsMás democracia, menos liberalismo Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsPor un populismo de izquierda Rating: 5 out of 5 stars5/5Democracia, agencia y estado: Teoría con intención comparativa Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsClaude Lefort: La inquietud de la política Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsPensar la polarización Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsLa razón populista Rating: 4 out of 5 stars4/5En defensa del populismo Rating: 5 out of 5 stars5/5Hobbes y Rousseau: Entre la autocracia y la democracia Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsRadicalizar la democracia: propuestas para una refundación Rating: 5 out of 5 stars5/5La pregunta por el régimen político: Conversaciones chilenas. Ensayo Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsObras IV. Política y subjetividad, 1995-2003 Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsHabitar y gobernar: Inspiraciones para una nueva concepción política Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsDemocracia: Amistad y pugna Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsRazones públicas: Seis conceptos básicos sobre la república Rating: 5 out of 5 stars5/5Abecedario democrático Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsLa filosofía frente al comunismo: De Sartre a hoy Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsDemocracia sin atajos: Una concepción participativa de la democracia deliberativa Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsIdeología, identidad y Hegemonía: De Marx al Postmarxismo Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsÉtica y política: en Maquiavelo, Weber y Marx Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsLa libertad democrática Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsDemocracia y neutralización: Origen, desarrollo y solución de la crisis constitucional Rating: 0 out of 5 stars0 ratings
Political Ideologies For You
Un mundo feliz de Aldous Huxley (Guía de lectura): Resumen y análisis completo Rating: 4 out of 5 stars4/5El engaño populista Rating: 3 out of 5 stars3/5El Capital Rating: 4 out of 5 stars4/5El Manifiesto comunista Rating: 4 out of 5 stars4/5Psicología de las masas Rating: 5 out of 5 stars5/5Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana Rating: 4 out of 5 stars4/5Teoría del Estado Rating: 5 out of 5 stars5/5El mundo escindido: Historia de la Guerra Fría Rating: 4 out of 5 stars4/5La era del conspiracionismo: Trump, el culto a la mentira y el asalto al Capitolio Rating: 5 out of 5 stars5/5El manual del dictador: Por qué la mala conducta es casi siempre buena política Rating: 5 out of 5 stars5/5Vivir sin mentiras: Manual para la disidencia cristiana Rating: 5 out of 5 stars5/5¿Qué es el populismo? Rating: 4 out of 5 stars4/5Sobre el anarquismo Rating: 4 out of 5 stars4/5El secreto mejor guardado de Fidel: Los fusilamientos del narcotráfico Rating: 0 out of 5 stars0 ratingsLa guerra de guerrillas Rating: 5 out of 5 stars5/5LA DOCTRINA DEL FASCISMO: Benito Mussolini Rating: 4 out of 5 stars4/5El libro negro del comunismo chileno Rating: 5 out of 5 stars5/5Israel la Guerra Asimétrica y el Terrorismo Global Rating: 5 out of 5 stars5/5La izquierda reaccionaria: Síndrome y mitología Rating: 3 out of 5 stars3/5Generación idiota: Una crítica al adolescentrismo Rating: 5 out of 5 stars5/5AMLO en el poder: La hegemonía política y el desarrollo económico del nuevo régimen Rating: 5 out of 5 stars5/5Los derechos del hombre Rating: 5 out of 5 stars5/5
Related categories
Reviews for Razón, política y pasión
1 rating0 reviews
Book preview
Razón, política y pasión - Michael Walzer
6-23.
1
Asociaciones involuntarias
Todas las personas que conozco están formando asociaciones continuamente. La libertad para juntarse a su arbitrio con personas de toda condición goza entre ellos de la mayor estima. Con buenas razones, por supuesto: la libertad de asociación es un valor central, un requisito fundamental de la sociedad liberal y de la democracia política. El error llega, sin embargo, cuando se pretende generalizar este valor y crear –ya sea en la teoría o en la praxis– un mundo en el que todas las asociaciones sean voluntarias, una unidad social formada, en su totalidad, por unidades sociales fundadas libremente. La imagen ideal de individuos autónomos que eligen sus vínculos libremente, o que incluso eligen no tener ningún tipo de vínculos, es un buen ejemplo de mal utopismo. Los sociólogos nunca le han visto ningún sentido, y dentro de la filosofía moral y política debería producir el mismo escepticismo. Ninguna sociedad humana podría vivir si no tuviera otro tipo de vínculos. Ahora bien, ¿cómo se puede justificar ese otro tipo de vínculos frente a hombres y mujeres que proclaman ser libres? ¿No exige la libertad que rompamos todas las ataduras que no hayamos elegido ni estemos eligiendo ahora? Las asociaciones que no son voluntarias, los sentimientos que esas asociaciones provocan, los valores que inoculan, ¿no representan ya, de por sí, una amenaza para la sociedad liberal?
Voy a defender la tesis de que nada necesita la libertad con más urgencia que la posibilidad de sacudirse los vínculos forzosos; pero que, sin embargo, no toda disolución efectiva de esos vínculos es buena, ni tenemos que tomárnosla siempre a la ligera. Hay muchos grupos muy valiosos de los que no nos hacemos miembros voluntariamente, hay muchas obligaciones vinculantes que no son de ningún modo resultado de nuestra aprobación, y muchos sentimientos gozosos e ideas de provecho entran en nuestra vida sin ser resultado de nuestra elección. Podemos imaginarnos una vida humana tal, y las múltiples vidas humanas habituales en las que está insertada, como «construcciones sociales» en las que como individuos, hacemos nuestra mezcla. No podemos imaginarnos de modo verosímil una vida que hubiéramos creado nosotros íntegramente. Nos sumamos a un grupo, formamos asociaciones, organizamos y somos organizados en el marco de constricciones más complejas. Estas constricciones adoptan formas diferentes, de las cuales al menos algunas tienen su propio valor y son legítimas. Recordemos las célebres frases de Rousseau en el primer capítulo del Contrato social: «El hombre ha nacido libre, y por doquiera está encadenado [...] ¿Cómo se ha producido este cambio? Lo ignoro. ¿Qué es lo que puede hacerlo legítimo? Creo poder resolver esta cuestión»¹. Pues bien: la primera frase es falsa; no hemos nacido libres.
Y como no hemos nacido libres, tampoco hemos nacido iguales (cosa que es quizá más evidente). La asociación involuntaria es la razón más inmediata de la desigualdad, pues ata a los hombres a lugar determinado, o a una serie de lugares en la jerarquía social. La autonomía liberal se presenta con la promesa de que va ha romper esas ataduras, permitiendo a los individuos hacer sus elecciones o, al menos, aspirar a ocupar los lugares que deseen. Pretende que, de este modo, no sólo hará más libre y móvil a una sociedad, sino también irá haciendo cada vez más iguales a los hombres y las mujeres. Pero ésta es una promesa falsa. Pues la jerarquía social sólo puede llegar a ser puesta realmente en cuestión cuando reconocemos la realidad de las asociaciones involuntarias y operamos sobre ella. Es una estupidez negarla, y es imposible eliminarla. La asociación involuntaria ha sido y será siempre uno de los rasgos fundamentales de la existencia social, y quienes se manifiestan en favor de la igualdad son tan ineludiblemente criaturas suyas como quienes luchan por ser libres.
II
Voy a tratar más de cerca cuatro tipos de constricciones sobre las que no podemos disponer. Las cuatro se presentan ya muy temprano en nuestras vidas. Nos obligan, incluso nos fuerzan a participar en asociaciones de diverso tipo. Y restringen también nuestro derecho a abandonarlas, aunque en una sociedad liberal no pueden eliminar del todo ese derecho. Sobre las dos primeras han escrito los sociólogos, mientras que los filósofos que se han ocupado de teoría política y moral tendrían algo que decirnos acerca de las dos últimas. Creo que será útil considerar en qué consiste la constricción de cada una.
1. La primera constricción es de naturaleza familiar y social. Nacemos ya como miembros de un grupo de parentesco, de una nación o un país y de una clase social; y nacemos con un sexo. Tomados conjuntamente, los cuatro elementos de la constricción ejercen una amplia influencia en el tipo de personas con las que nos uniremos el resto de nuestra vida (incluso si no podemos soportar a nuestros parientes, si el amor a la patria nos parece sentimentalismo barato y si no llegamos a tener nunca conciencia de pertenecer a una clase o ser de un sexo). A la mayor parte de nosotros también se nos bautiza o se nos circuncida muy temprano, siendo todavía lactantes, y pasamos en la adolescencia por la confirmación o el bar-mitzvah, con lo que se nos introduce en uno u otro tipo de asociación religiosa. Se trata de un ingreso concreto y no voluntario del que resultan, como se suele enseñar a los niños, derechos y obligaciones. Pero los padres inician también a los hijos en la vida de un modo más indirecto que la socialización religiosa y política fuera de casa y que la experiencia cotidiana de la pertenencia a una clase o un sexo. –Todo ello crea presupuestos biográficos que luego, en la edad adulta, favorecen determinadas asociaciones, y no otras. En los últimos años se escribe mucho acerca del fracaso de la familia, pero la verdad es que la mayor parte de los padres tienen un éxito notable en educar a sus hijos de manera que luego se parezcan mucho a ellos. Por desgracia, eso es muchas veces un signo de su fracaso, como cuando, por ejemplo, los padres de clase baja no son capaces de abrirles a sus hijos el camino hacia la sociedad de gente bien o la clase media. De todos modos, la mayor parte de los padres no quiere que su prole se aleje mucho de ellos, sino que prefieren unos hijos a los que puedan mirar como propios. En la mayor parte de los casos, lo consiguen. También es verdad que no lo logran por sí mismos, sino que encuentran en su entorno apoyos para ello.
Los jóvenes pueden romper con su medio, pueden liberarse de los vínculos familiares y de las relaciones sociales, pueden vivir fuera de las convenciones sexuales de la sociedad. Pero sólo a un precio que la mayor parte de ellos no está dispuesto a pagar. Por eso, los vínculos de los padres son, con mucho, los mejores indicadores de los vínculos que ellos mismos establecerán más adelante, tal como llevan mucho tiempo constatando los politólogos al investigar la militancia política y el comportamiento electoral. Aunque la cultura política de América le asigna un elevado valor a la «independencia», la mayoría de los hijos están dispuestos a seguir el modelo de los padres. Y, del mismo modo que los electores demócratas o republicanos son, con toda probabilidad, hijos de padres que votaban, respectivamente, a los demócratas o los republicanos, también los electores independientes tenían, con muy alta probabilidad, padres que votaban a los independientes². A la hora de elegir religión puede esperarse todavía con mayor seguridad que la pertenencia de los padres a una comunidad religiosa les predetermine aún con más fuerza. Incluso podría afirmarse que, en el caso de la religión, «elección» no es, seguramente, la palabra más adecuada. Resulta notable lo efectivos que son los rituales en la edad temprana para asentar los vínculos religiosos. Por eso, para la mayor parte de las personas sería más exacto describir la filiación religiosa como una herencia. Es verdad que algunas prácticas protestantes como el bautismo de adultos o el llamado renacimiento