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Los efectos causados sobre el país más pobre de América Latina han sido
devastadores. Los cuerpos recuperados al 24 de enero superan los 120.000,
calculándose que el número de muertos podría llegar a los 200.000. También habría
producido más de 250.000 heridos y dejado sin hogar a un millón de personas. Se
considera una de las catástrofes humanitarias más graves de la historia.
Apenas una semana después del terremoto, otro semejante ha sacudido Haití. Un
fuerte terremoto de intensidad 6,1 en la escala de Richter sacudió la capital,
Puerto Príncipe, donde se han derrumbado edificios ya afectados por el devastador
seísmo del pasado día 12.
Durante unos segundos, los ciudadanos haitianos vieron cómo la tierra se movió de
un lado a otro. Algo insignificante en muchos puntos del planeta pero no aquí,
donde construcciones enteras penden de una fina varilla de hierro y donde todo
parece estar al borde de la destrucción definitiva y total.
Hasta ahora se habían sentido varias réplicas pero esta última ha sido mucho más
fuerte. El peligro aumenta porque la gran mayoría de la gente vive en la calle y lo
hace al pie de la que fue su casa hasta hace unos días.
Bellerive aseguró que Haití "puede tomar por sí misma" las riendas de la
reconstrucción e incluso seguir asumiendo los compromisos de su deuda, pero
aclaró que "necesita el apoyo masivo de la comunidad internacional".
Mientras tanto, cerca de 800.000 personas están siendo acogidas en 500 campos
improvisados y ya funcionan una treintena de hospitales con capacidad para
realizar operaciones.
La ONU informó también de que más de 235.000 personas han abandonado Puerto
Príncipe para dirigirse a las regiones rurales de la isla, menos afectadas por el
terremoto, y unas 800.000 personas viven en campamentos improvisados en la
capital haitiana.
Las autoridades tienen previsto iniciar esta semana el realojo de quienes se han
quedado sin hogar, pero ya han surgido serias discrepancias entre el Gobierno y las
agencias de la ONU. El Ejecutivo pretende crear dos o tres grandes campamentos
donde reubicar a la población mientras se reconstruye Puerto Príncipe. Sin
embargo, fuentes de la Organización Internacional de Migraciones (OIM) dijeron
que esos planes no son realistas porque crean muchos más problemas, logísticos y
sociales, que los que solucionan.