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ensayo Alejo Carpentier 2014
El reino de este mundo Luis E. Álvarez Álvarez
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Fabulaciones Pruebas de galera
Página 1
Homenajes
Calas
Incitaciones Alberto Acosta-
La telaraña El siglo de las luces en la ensayística de Luisa Campuzano Pérez

Libros Librerias Luis Álvarez, 03 de julio de 2013

Los lectores opinan


Durante más de tres décadas, Luisa Campuzano (La Habana, 1943) ha venido aportando valiosos estudios sobre Cala, Alejo Carpentier,
una palabra condevarias
Luego insisto manera que sus ensayos sobre el tema –aunque en su mayoría dispersos o publicados fuera de la Isla– han llegado a ser una fuente de
acepciones utilizada en plural,
consulta imprescindible, sobre todo por la capacidad de enfrentar al gran narrador cubano desde una vibrante contemporaneidad. Por otra
Miradas del espectador es el título de un libro pótumo
parte, la agudeza de la autora, presente en toda su ensayística, parece más acerada aun en sus valoraciones sobre la obra carpenteriana,
Pase de revista sobre la cual ha aportado y desarrollado perspectivas fundamentales. de Alberto Acosta-Pérez,
publicado por la editorial
Poetas del mundo
En uno de sus primeros libros, Quirón o del ensayo –donde casi la mitad de su contenido conforma la sección titulada “Carpenteriana”–
Letras Cubanas.
Pruebas de galera ella abordó un problema que la crítica cubana había descuidado hasta ese momento: me refiero a su análisis de la literaturidad en El siglo

Revelaciones de las luces1, obra que ha investigado desde variados puntos de vista y a la que, como indica el título de estas páginas, ceñiré mi lectura.
En aquel temprano análisis de las alusiones y presencias literarias en El siglo de las luces, la autora enfrentó la novela desde una
Traduttore/traditore Cartas al cielo
perspectiva que privilegia la intertextualidad restringida –en este caso a Voltaire–, develando el substrato irónico, y por tanto paródico de
Teresa Cárdenas
Tropos la novela, que en buena medida va a revelar en otros de sus asedios a este texto fundamental de Carpentier.2
Angulo

De igual modo es renovador su ejercicio crítico cuando practica una temprana lectura posmoderna en su afilado estudio “Releer El siglo de
Columnas de autor
las luces en los noventa”,3 en el que la ensayista propone una interpretación del texto desde el contradictorio marco del proyecto de
Alberto Garrandés
emancipación humana de la Ilustración en su relación con la condición colonial y su corolario esclavista, que tanto han marcado la historia
Cartas al cielo, publicada por la
Emilio Comas Paret de Latinoamérica e igualmente ciertas zonas de la literatura regional. Es peculiar su manera de replantear un axioma de los estudios
Editorial
sobre Carpentier, pues demuestra que El siglo de las luces, en tanto nueva novela histórica, y, por ende, contestataria de Gente Nueva,
la historia ha sido
oficial
Jorge A. Hernández Pérez
una elnovela
y reveladora de una historia invisibilizada, se convierte desde este otro escenario de la revolución de 1789, multipremiada
americano, en un y
Jorge R. Ibarra Guitart catalizador no solo para replantear los estudios del Caribe, sino los propios estudios historiográficos europeos, en particular
posee un franceses,
alto al
sentido
proponer enfoques distintos, no acostumbrados, para indagar la valoración del impacto de determinados hechos históricos de allá en el
humanista.
Luis E. Álvarez Álvarez
mundo de acá, y viceversa. Su impenitente curiosidad la impulsó a desarrollar una idea apenas insinuada por Régis Debray, a partir de la
Marilyn Bobes cual despliega su propuesta de que Carpentier habría formulado en esta novela una verdadera inversión de perspectivas con relación a la
Revolución francesa, y también a los modos de narrar el mundo latinoamericano, mediante el uso de lo que Luisa Enlaces
Campuzano –siguiendo
relacionados
Ricardo Riverón Rojas
a Walter Benjamin– denomina una “lectura al revés”, concordante con los estudios poscoloniales. Todo ello le permite establecer como
Virgilio López Lemus aspectos centrales de la literaturidad en El siglo de las luces, y de hecho en toda la narrativa de su autor, los que tienen que ver con los
procesos de reorganización, recontextualización y resemantización de valores y códigos. Su noción, pues, de la novela histórica
carpenteriana no solo tiene relevancia para el estudio de esos textos en particular, sino para una visión más precisa de la novela histórica
Enlaces relacionados
latinoamericana. Es capital, en su análisis, la siguiente conclusión:

[…] esa “inversión de perspectivas” desarrollada por Carpentier en su abordaje narrativo de la Revolución francesa, podría
equivaler, grosso modo, a la “mirada desde abajo”, o la “lectura al revés”, o […] al “cepillado a contrapelo” que han
adoptado los estudios poscoloniales. […].
En el campo de la historia, núcleo original de estos estudios, el objeto privilegiado de estas lecturas al revés lo constituyen
las fuentes coloniales a partir de las cuales debe rescribirse, recrearse la historia de los pueblos colonizados. No creo ser
demasiado osada si digo que Carpentier practicó en El siglo de las luces una especie de lectura desde abajo avant la lettre y
que, a través de ella, reinsertó en la Historia, por el camino de la ficción, a sus verdaderos protagonistas, las gentes sin
historia.4

Todo este ensayo sobre El siglo de las luces es un pesquisaje de las diversas maneras en que Carpentier reformula la historia de América
desde una perspectiva claramente inversa a la que la historia eurocéntrica ha venido contando, con especial énfasis en temas como la
esclavitud africana. Campuzano aborda otra cuestión de gran calibre: el modo en que el novelista desconstruye el falso y tradicional
criterio de que la historia latinoamericana —por ende buena parte de su cultura y en particular su literatura— son ancilares respecto de la
europea.
En “La Historia a contrapelo: el Descubrimiento y la Conquista según Alejo Carpentier”,5 amplio estudio que se ocupa de esta novela y
también de otros textos del autor —Concierto barroco, El arpa y la sombra y el drama La aprendiz de bruja—, Campuzano muestra otra
faceta de enorme interés —y esencial originalidad— en su percepción de El siglo de las luces: el análisis de la especificidad de la nueva
novela histórica latinoamericana, en la que Carpentier ostenta una dimensión fundadora. Nuevamente, la ensayista contribuye no solo a la
comprensión del novelista y la apreciación de sus procedimientos y recursos, sino también a una percepción contemporánea del
subgénero en América Latina. Señala Campuzano:

En su vertiente crítica, la nueva novela histórica hispanoamericana, iniciada con El reino de este mundo (1949) por Alejo
Carpentier […], se basa, al igual que su predecesora decimonónica, en el rigor documental con que se presentan y analizan
los hechos narrados, y en la atención que se presta a recrear los contextos sociales y culturales en que ellos se producen.
Pero a diferencia de la “vieja” novela histórica, la “nueva” se constituye textualmente como cuestionamiento enfático y
subversivo de la historia oficial, y por ende, como relato metahistoriográfico muy marcado por la perspectiva político-
ideológica del autor, por el momento en el que la escribe, y por su poética, que en el caso de Carpentier implica —lo que de
hecho es enfatizado en el famosísimo prólogo de El reino de este mundo— toda una dimensión real-maravillosa.
El siglo de las luces […] es –sin dejar de ser por ello mucho más– el ejemplo paradigmático de esta primera etapa crítica
de la nueva novela histórica hispanoamericana.6

En «“Tarquinadas y licurguerías”: El siglo de las luces y los fantasmas de la Antigüedad en la Gran Revolución» 7, un ensayo reciente, aún
inédito, Campuzano reitera su conclusión de que El siglo de las luces se define y se escribe, frente al devenir europeo, desde una
perspectiva por completo diferente, derivada de una focalización estrictamente latinoamericanista, razón por la que también la novela
“redimensiona, universalizándola, la propia historia de América y, en particular, la del Caribe”.8 La investigadora conforma, por tanto, una
imagen específica de la literaturidad de El siglo de las luces, que se establece desde un punto de vista no magramente literario, sino
cultural en su sentido lato. Por ello en este estudio cierra su evaluación preliminar de la novela en tanto “nueva” novela histórica, con
estas palabras: «“Fresco y texto”, como la llamara Claude Dufour, en los que se habría hecho realidad esa histoire totale a la que
aspiraran Marc Bloch y la escuela de Annales, solo raramente alcanzada en la obra de los historiadores».9

Esta lectura cultural que singulariza sus copiosas valoraciones sobre Carpentier, quien resulta caracterizado como un autor que no solo
elabora su propia concepción sobre Latinoamérica, sino que adelanta al mismo tiempo una visión personal sobre Europa, amplía su
horizonte en este ensayo. En él, Campuzano analiza el texto desde intereses diversos y simultáneos: literarios, historiográficos,
culturales, a la vez que, tomando como motivación de su búsqueda la obsesiva asunción por los revolucionarios de 1789 de ideas, léxico,
identidades e instituciones inspiradas en la Antigüedad greco-romana, completa un acercamiento propuesto en un trabajo previo sobre la
presencia del mundo clásico en un segmento de la narrativa carpenteriana al que volveré más adelante.

La estudiosa parte, en primera instancia, de una perspectiva netamente filológica, pero de una filología contemporánea y vital, hecha de
lecturas infinitas y de la construcción por la vía de la intuición y el análisis lógico, integrados con una agilidad y un tino inapreciables, de
una serie de subterráneos vasos comunicantes. Leyéndola, es inevitable pensar que su visión de Carpentier concuerda limpiamente con el
espíritu mismo de la escritura del autor, cuya configuración como enorme cámara de ecos culturales resulta impermeable para un lector
chato o poco informado. En una palabra, los estudios carpenterianos de Campuzano reconstruyen la semiosis de Carpentier en un plano
de percepción cultural profunda y compleja.

Por eso su enfoque de la tradición clásica en Carpentier resulta único en su penetración y su pascaliano esprit de finesse. Partiendo de la
perspicacia irónica del Marx de las primeras páginas de El 18 Brumario… y del rigor histórico de Pierre Vidal-Naquet, Luciano Cánfora y
Michel Vovelle, la ensayista esboza en dos trazos cómo la Antigüedad greco-romana desemboca en ese histórico siglo de las luces que
Carpentier reinterpreta genialmente. De manera espléndida Campuzano fundamenta la sistemática presencia del legado clásico en la vida
social y los textos políticos de la Francia revolucionaria y para ello no solo apela a factores de la cultura, sino también a textos de los
precursores –los enciclopedistas– y a discursos, consultas, informes de los revolucionarios. Este punto de vista hermenéutico no pretende
dibujar un novelista erudito, sino uno subversivo y transgresor. La ensayista señala:

No sé si Carpentier tuvo a su disposición alguno de los escasos libros y artículos sobre este tema publicados con
anterioridad a la fecha de terminación de El siglo… Más parece que, conocedor grosso modo del peso de la Antigüedad
clásica en el imaginario político y cultural de la época, se nutriera directamente de sus abundantes fuentes documentales
para proporcionarle con ellas unas cuantas cerdas de grueso calibre a su cepillado a contrapelo de la Gran Revolución.10

Desde luego, tiene razón. Es ella misma la que aporta ese enfoque histórico-filológico que nos permite comprender mejor el entramado
irónico y la significación cultural, literaria y política de esta novela. Gracias a su concienzudo ejercicio crítico, podemos asomarnos a El
siglo de las luces en su dimensión contemporánea.

Su perspectiva sobre la tradición clásica en Carpentier ya la había conducido –como indiqué antes– a otro aporte de marcada
importancia: configurar una muestra de los códigos clásicos en la obra del gran narrador.11 Para ello analiza cinco novelas suyas: Los
pasos perdidos, El acoso, El siglo de las luces, El recurso del método y Concierto barroco. El resultado es deslumbrante: Campuzano no
solo establece “los intertextos clásicos y las referencias a autores, artistas, obras de arte, hechos históricos, héroes, dioses y mitos de la
Antigüedad greco-latina”,12 sino que perfila sus funciones literarias en los textos carpenterianos. No es asunto de erudición, sino una
nueva voluntad de la autora de, a través de Carpentier, indagar en las esencias de las letras latinoamericanas en busca de una
configuración teórica de nuestra literatura, de un modo que, como en los estudios antes comentados, se sustenta no estrictamente en la
literatura por sí misma, sino sobre todo en una visión abarcadora de los avatares y dilemas de nuestra cultura:

Creo que con ello, a más de ponderar en qué medida los códigos clásicos o algunos de sus registros contribuyeron a la
“traducción” carpenteriana de América, qué grado de dependencia de una perspectiva europea ellos testimonian y hasta
qué punto su empleo muestra la existencia de un inocente destinatario exclusivamente europeo, también hago un modesto
aporte al estudio de algo a lo que nos hemos referido anteriormente. Eso que José Lezama Lima llamara, en 1941, el
“misterio del eco” que con sus “invisibles lluvias y cristales”, tamizan la recepción de la cultura metropolitana y propician su
transmutación en americana, es decir, a ese complejo y traumático proceso de acercamientos y rechazos que constituye la
construcción de una voz propia en la América Latina.13

Esa indagación filológica no le impide percibir otros nexos transtextuales —y transculturales— presentes y vivos en la obra de Carpentier.
Campuzano presta también atención a “voces provenientes de todas las culturas —la Biblia, el Popol Vuh, los Libros de Chilam Balam, el
Siglo de Oro español, cronistas, viajeros—”.

Por otra parte, y aplicando un instrumental apenas empleado entre nosotros –que ella ha desplegado con notables resultados en media
docena de estudios sobre Los pasos perdidos–: el de la crítica genética, Campuzano se ha ocupado también del proceso de creación de El
siglo de las luces. A partir de su rescate, organización y análisis de una línea argumental de “El clan disperso”, novela inconclusa que
Carpentier escribiera entre 1943 y 1944,14 y de los «Apuntes para una novela no escrita, primera idea de El siglo de las luces», que
Armando Raggi, responsable del fondo documental Alejo Carpentier encontrara, estudiara y diera a conocer el año pasado,15 la autora se
ha acercado “a la fase prerredaccional de los primeros subcapítulos de El siglo…, en especial a la construcción de los personajes de Sofía,
Esteban y Carlos, y a la formulación y funciones de algunos escenarios y motivos de diverso carácter que tendrán singular relieve en la
novela”.16 Esta visita al taller del escritor, esta entrada en la llamada tercera dimensión de la literatura, conduce a conclusiones
irrebatibles, en particular en lo referente a la asunción por el autor de miembros de la familia Loynaz y de su casa como modelos para la
creación de los protagonistas habaneros de la novela y de su entorno.

Vuelvo a la perspectiva cultural de sus estudios carpenterianos para detenerme en cómo le permite también a Campuzano indagar en la
cuestión de la especificidad cultural cubana.17 Hay que subrayar que hasta el momento (2013), los estudios culturológicos en Cuba han
abordado poco o nada el tema de la insularidad, lo cual es una carencia de grave peso específico para una comprensión adecuada de la
cultura nacional.

Uno de los tópicos más productivos y menos frecuentados de la cultura cubana es el de la insularidad. Propuesta ya como
límite o como posibilidad, como freno o como impulso, como exclusión o inclusión, la imagen de la isla, no tanto tierra
cuanto mar, es también la imagen de la llegada o de la partida. En la larga duración, la llegada y la partida construyen la
sucesión de desplazamientos multitudinarios —colonización e inmigración de españoles, esclavitud de africanos, semi-
esclavitud de chinos, destierros y otras suertes de diásporas más o menos políticas, más o menos económicas— que
sustentan y traman la breve historia de Cuba; lo perverso de la génesis de lo que se ha llamado un pueblo nuevo y su
intensa densidad cultural.18

Al indagar la perspectiva insular en la obra narrativa de Carpentier —en El siglo de las luces, El arpa y la sombra, El reino de este mundo
y otras de sus novelas—, la ensayista hace confluir otras grandes voces de la literatura cubana, con lo que logra sintetizar un bosquejo
general de esa perspectiva insular, uno de cuyos momentos más afinados es el siguiente:

Para Alejo Carpentier esta insularidad cubana, tan pletórica de sentidos, adquiere dimensiones de otro calibre al ubicarse en
un espacio geográfico mucho más amplio, conformado por las islas del Mar Caribe, del Mar de las Antillas y el Golfo de
México, fértil y deslumbrante escenario donde con el llamado descubrimiento de América, se inaugura el sistema mundial
moderno, que se consolida en el largo siglo XVI como primer proyecto de globalización económica, política y cultural, lo que
traducido en términos de la poesía insular y solo referido a la Antilla mayor significa que nacer en Cuba, como dijo Lezama
Lima, sin duda, “es una fiesta innombrable”; pero ver la luz y vivir junto a este “mar violeta [que] añora el nacimiento de
los dioses”, siempre entraña riesgos y sobresaltos, porque es a la orilla del golfo que nos ciñe, como recordara Dulce María
Loynaz, “donde todos los años hacen su misterioso nido los ciclones” […].19

Apasionantes por la novedad de sus formulaciones, los estudios carpenterianos de Campuzano no solo brindan acceso a zonas poco
exploradas de la obra del eminente narrador. También, y sobre todo, nos introducen en una óptica cultural de ancho aliento y nos revelan
a una de las más notables ensayistas de Cuba.

Notas

1 Luisa Campuzano: “Algunas notas sobre la literatura en El siglo de las luces”, en: Luisa Campuzano: Quirón o del ensayo y otros
eventos, La Habana, Ed. Letras Cubanas, 1988: 129-143. (Antes publicado en: Imán. Anuario del Centro Alejo Carpentier. (1): 127-135,
1983).
2 Para un ensayo más reciente sobre relaciones intertextuales de esta novela, cf. Luisa Campuzano: «“Il gioco segreto”, de Elsa Morante y
El siglo de las luces, de Alejo Carpentier», en: Cuadernos de Italianística Cubana. XIV, 20 (2013): 25-36. En él también se atiende a la
relación de ambos textos con Les enfants terribles, de Jean Cocteau.
3 Luisa Campuzano: “Releer El siglo de las luces en los noventa”, en: Luisa Campuzano: Carpentier entonces y ahora, La Habana, Editorial
Letras Cubanas, 1997, pp. 67-84 (Antes publicado en: Maria Lúcia Poggi de Aragão y José Carlos Sebe Bom Meihy (comp.): América:
Ficção e Utopias, Rio de Janeiro/São Paulo: Expressão e Cultura/EDUSP, 1994, pp. 189-199).
4 Ibíd.: 75-76.
5 Luisa Campuzano: “La Historia a contrapelo: el Descubrimiento y la Conquista según Alejo Carpentier”, en: Alejo Carpentier y España,
Santiago de Compostela, Universidad de de Santiago de Compostela, 2005, pp. 19-40 (también en Casa de las Américas, 256, 2009, pp.
62-76).
6 Ibíd.: 20.
7 Versión muy ampliada de la ponencia presentada en el coloquio internacional “La nueva novela latinoamericana a medio siglo de El
siglo…”, celebrado en la Fundación Alejo Carpentier entre el 14 y 16 de marzo de 2012 (mecanuscrito).
8 Ibíd.
9 Ibíd.
10 Ibíd.
11 Cfr. Luisa Campuzano: “Traducir América: códigos clásicos en la narrativa de Alejo Carpentier”, en: Literatura iberoamericana y
tradición clásica. José Vicente Bañuls, Juan Sánchez Méndez y Julia Sanmartín Sáez (eds.), Universidad Autónoma de Barcelona-
Universidad de Valencia, Barcelona/Valencia, 1999: 101-110. (También en: Revista de la Biblioteca Nacional José Martí, año 90, no. 4,
1999: 50-62, y en: Luisa Campuzano: Narciso y Eco: Tradición clásica y literatura latinoamericana, Editorial La Bohemia, Buenos Aires,
2006: 129-148).
12 Ibíd.: 102.
13 Ibíd.
14 “Chez Loynaz y excursión a Vueltabajo, bis”, en: Casa de las Américas, 253, 2008: 127-138 (Páginas salvadas).
15 Armando Raggi: “De las primeras décadas de la república a El siglo de las luces. Génesis de una novela”.
http://www.fundacioncarpentier.cult.cu/carpentier/de/las/primeras/decadas/de/la/republica/a/el/siglo/de/las/luces/genesis/de/una/novela
16 Luisa Campuzano: “Hacia los protagonistas, escenarios y motivos habaneros de El siglo de las luces”, en: Casa de las Américas, 270,
2013: 22-32.
17 Luisa Campuzano: “Islas y mares de Alejo Carpentier”, “en: Espaces d’Alejo Carpentier, Jean Lamore (ed.), Presses Universitaires de
Bordeaux, Burdeos, 2008: 185-194. (Antes publicado en: República de las Letras, 91-92, 2005:76-88.)
18 Ibíd.: 185.
19 Ibíd.: 186.

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