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Un realismo espiritualista
La realidad, para el fascismo, no es el mundo material de las apariencias
superficiales, no es pensar que el hombre es un individuo aislado del resto
de sus semejantes, una entidad que dispone de s misma, gobernada por
una ley natural que, instintivamente, le inspira una vida de placer hedonista
y fugitivo.
El hombre fascista es un individuo que es nacin y patria, ley moral soldada
en los individuos y en las generaciones por la tradicin. Es un hombre
arraigado, con una misin destinada a suspender esa tendencia que tiene la
vida a enfermar, que quiere romper ese crculo vicioso del placer por el
placer para instaurar una forma superior de existencia que supere los
lmites del espacio y de los tiempos.
La vida del individuo declarado fascista, por la abnegacin, por el sacrificio
de los intereses particulares, por la misma muerte, realiza esta forma de
existencia en la que reside todo el valor del hombre. Nuestra concepcin es
una concepcin espiritualista que reacciona contra el materialismo que se
instaur en el siglo XVIII; antipositivista, pero positiva, no escptica ni
agnstica, ni pesimista ni dada a un optimismo faciln, como lo son en
general todas las doctrinas - todas negativas - que sitan al hombre en el
centro de la vida.
El fascismo quiere un hombre activo, comprometido en la accin con todas
sus energas. Lo quiere consciente de las dificultades y dispuesto a
afrontarlas. El hombre Fascista ve en la vida una lucha, est convencido de
que le corresponde conquistar una vida verdaderamente digna mediante