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Lucas 23,33-34.42-43).
Quien ha visto, sabe bien que aqul que hace mal, lo hace
nicamente por ignorancia o por sufrimiento, que es otra forma de
ignorancia-. Por eso, no hay lugar para el juicio ni la condena. La
visin desemboca en la compasin y en el perdn. No haba sido el
propio Jess quien haba dicho: Amad a vuestros enemigos? No
fueron tambin palabras suyas las de No juzguis? As como la
mente el yo- no puede vivir sin juzgar permanentemente de
hecho, pensar equivale, en parte, a discriminar o juzgar-, en el
estadio transpersonal el juicio es imposible.
Un dicho budista afirma: Si realmente supiramos lo que es bueno,
lo haramos siempre. Lo que sucede es que, aunque nos cueste
creerlo, mientras no llegamos a la conciencia unitaria (conciencia de
que todos somos uno), no sabemos lo que hacemos. Hasta que eso
no ocurre, somos como girasoles ciegos, que andamos perdidos
por falta de luz que nos oriente. Por eso tambin suele decirse, con
toda razn, que el yo es el reino de la ignorancia y de la oscuridad.
Por otro lado, desde la conciencia unitaria desaparece tambin el
miedo egoico (individualista) a la muerte; muerte y vida son slo las
dos caras de la misma realidad. Cuando Jess le asegura al
ajusticiado que hoy estar con l en el paraso, est proclamando
que nunca morir, porque nunca ha nacido. Muere nicamente el yo,
en cuanto forma separada, pero no la conciencia que en l se expresa
y vive.
Indudablemente, el perdn, el no juzgar y la confianza en la vida aun
en medio de la muerte son seales que manifiestan la conciencia
transpersonal (de sentirse uno con todos) de quien lo vive as.
Jess dijo: Padre santo, guarda en tu nombre a los que me has
dado para que sean uno, como t y yo somos uno Te pido que
todos sean uno. Padre, lo mismo que t ests en m y yo en ti, que
tambin ellos estn unidos a nosotros (evangelio de Juan
17,11.21).