Los días 6 y7 de Junio, se realizo en la ciudad de Córdoba, el II Seminario “Agua
y Geopolítica en el Cono Sur”. En dicha actividad disertaron personas vinculadas a problemáticas socio-ambientales: representantes movimientos sociales tanto de Argentina como de Chile, como así también, investigadores de distintas ramas y universidades (Bolivia, Argentina y Perú). Las diferentes problemáticas tienen como eje central al agua, su protagonismo es creciente en los diagnósticos realizados por diversos especialistas latinoamericanos al momento de alertar sobre los impactos socio-ambientales de diferentes industrias como la Salmonera en Chile, el modelo agro-minero exportador en Argentina y los distintos planes de infraestructura en construcción como el plan IIRSA (Integración de la Infraestructura Regional Suramericana). En este sentido, el estudio presentado por Tamara Pérez, bióloga con orientación en medio ambiente de la Universidad de San Simón de Cochabamba, refleja algunos impactos de las represas del Mardera en la región fronteriza Bolivia-Brasil. Su trabajo de investigación consiste en evaluar aquellas repercusiones, en términos de impactos socio-ambientales, que tendrán sobre la población, la flora y fauna de las zonas aledañas, la construcción de represas. Estas obras se enmarcan en un proyecto de iniciativa brasilera para la unión de los océanos Pacífico y Atlántico. Se proyectan cuatro represas: San Antonio y Jirau del lado brasilero y en construcción desde el 2007 y del lado boliviano, Cachuda Esperanza y Guajara Mirim, aun en etapa de estudio de factibilidad. A grandes rasgos, el estudio de la bióloga, da cuenta de los potenciales impactos directos e indirectos de las represas. Entre los directos encontramos el aumento de aéreas inundadas, el aumento de los niveles de mercurio (propio del suelo amazónico y potenciado por las explotaciones mineras en la zona) en el rio Beni; la perdida de bosques nativos y por ende la disminución de la producción maderera, de castaña y otras propias de la región; la disminución de ictiofauna, es decir, de diferentes especies de peces producto de modificaciones en los ríos; el posible aumento de enfermedades tropicales como la malaria, el dengue y la fiebre amarilla. La zona fronteriza esta habitada por 600 mil personas, aproximadamente, y en la región amazónica viven diferentes comunidades originarias, “poblaciones muy pequeñas y aisladas”, expreso la investigadora, quien, además, advirtió que a nivel poblacional el efecto de estos proyectos podría ser bajo, pero a nivel ecológico alto. Con respecto al gobierno nacional, expreso que hay una postura ambigua, es decir, no hay una postura oficial clara con respecto a la construcción de estas represas, en las cuales Brasil juega un rol fundamental a la hora de presionar a Bolivia para la elaboración de los informes de impacto ambiental. Finalmente de lo que se trata al momento de evaluar cualquier proyecto, es de preservar las economías regionales, en este caso, las actividades productivas están ligadas al rio y a los bosques, como así también, respetar la flora y fauna de la región sin alterar sus ciclos naturales.