Este documento resume el evangelio de Marcos 16:15-20 sobre la Ascensión de Jesús. Explica que este texto no formaba parte del evangelio original, sino que fue un apéndice posterior para concluir el evangelio con la misión y ascensión de Jesús. También analiza el tono exclusivista del texto sobre la salvación y condena, y cómo refleja las prácticas misioneras de las primeras comunidades cristianas más que las enseñanzas de Jesús. Finalmente, advierte sobre los peligros del proselitismo y propone una mis
Este documento resume el evangelio de Marcos 16:15-20 sobre la Ascensión de Jesús. Explica que este texto no formaba parte del evangelio original, sino que fue un apéndice posterior para concluir el evangelio con la misión y ascensión de Jesús. También analiza el tono exclusivista del texto sobre la salvación y condena, y cómo refleja las prácticas misioneras de las primeras comunidades cristianas más que las enseñanzas de Jesús. Finalmente, advierte sobre los peligros del proselitismo y propone una mis
Este documento resume el evangelio de Marcos 16:15-20 sobre la Ascensión de Jesús. Explica que este texto no formaba parte del evangelio original, sino que fue un apéndice posterior para concluir el evangelio con la misión y ascensión de Jesús. También analiza el tono exclusivista del texto sobre la salvación y condena, y cómo refleja las prácticas misioneras de las primeras comunidades cristianas más que las enseñanzas de Jesús. Finalmente, advierte sobre los peligros del proselitismo y propone una mis
En aquel tiempo, se apareci Jess a los Once y les dijo: Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creacin. El que crea y se bautice, se salvar; el que se resista a creer, ser condenado. A los que crean, les acompaarn estos signos: echarn los demonios en mi nombre, hablarn lenguas nuevas, tomarn serpientes en sus manos, y si beben un veneno mortal, no les har dao. Impondrn las manos a los enfermos y quedarn sanos. El Seor Jess, despus de hablarles, ascendi al cielo y se sent a la derecha de Dios. Ellos fueron y proclamaron el evangelio por todas partes, y el Seor actuaba con ellos y confirmaba la Palabra con los signos que los acompaaban. ****** EL RIESGO DEL PROSELITISMO Este texto no perteneca al evangelio original (que acabara en 16,8), sino que se trata de un apndice posterior para, a imitacin de los otros dos sinpticos, y de una forma estereotipada, terminar el evangelio con el relato de la misin (como Mateo) y de la ascensin (como Lucas). En el Marcos original no exista ningn relato de apariciones del resucitado. En el breve apndice aadido (Mc 16,9-20), se recogen, de manera muy sumaria, las que aparecen en los otros evangelios: a Mara Magdalena, a los dos de Emas (sin nombrarlos) y a los Once (en el texto que leemos hoy). De la misin, resulta significativa la contundencia con que se defiende la universalidad, sobre todo si tenemos en cuenta la polmica de las primeras comunidades en este punto. Cuando se escribe este apndice, tienen ya claro que los destinatarios de la predicacin son el mundo entero y toda la creacin. El texto del envo va acompaado de una exigencia y de una serie de signos sanadores. Llama la atencin que algunos de los signos (exorcismos, curaciones) remiten a la misma prctica de Jess, mientras que otros (glosolalia, milagros de autoproteccin) no tienen un referente evanglico directo. Probablemente, se trate de un sumario, en el que se recogen los signos habituales entre los sanadores contemporneos.
La exigencia (El que crea y se bautice, se salvar; el que se
resista a creer, ser condenado) reviste un tono exclusivista que hace difcil conectarla con lo que fue la prctica de Jess. Por un lado, la referencia al bautismo es, evidentemente, posterior. Jess no habra enviado a los discpulos a bautizar, sino a anunciar la Buena Noticia y a sanar (lo mismo que l haca). Por otro, la vinculacin de la salvacin o condenacin con el hecho de ser o no bautizado parece tambin ms propia de un grupo religioso que de Jess. Seguramente, todo grupo religioso se ha considerado portador de la verdad absoluta, de modo que haca derivar la salvacin o la condena del hecho de aceptar o no su propuesta. Y eso mismo le ocurri al cristianismo naciente. Sin embargo, parece claro que tales palabras no provienen del Jess histrico, sino que reflejan lo que luego fue la prctica misional de aquellas comunidades. Cuando alguien se ve como portador de semejante don, se comprende que viva la misin con tanto entusiasmo como amor, aunque no sea consciente de que aquello que entrega no es la verdad absolutamente entendida-, sino una creencia que pretende apuntar hacia aquella. Cuando se cae en la engaosa presuncin de identificar verdad con creencia, es inevitable el fanatismo y el proselitismo, por ms que se intente disimularlo. Por el contrario, superado ese engao, la misin de proclamar el Evangelio al mundo entero no puede entenderse ya como hacer proselitismo, ni porque se crea que fuera de la Iglesia no hay salvacin. No es tampoco presumir de que nuestra verdad es ms completa que la de quienes no comparten nuestra fe, por lo que habramos de poner los medios para traerlos a ella. Esto denota, cuando menos, un paternalismo peligroso que, por desgracia, tiende a aparecer incluso cuando se habla de nueva evangelizacin: quienes estn en la verdad se dirigen a los alejados. No es extrao que tal actitud resulte repelente a la conciencia moderna y produzca efectos contrarios a los que se perseguan. Lejos de esas trampas, la misin no puede ser sino la oferta humilde de la propuesta de Jess, que quiere dialogar con otras, para ofrecer mapas que nos ayuden a todos a vivir en plenitud. La frmula de la ascensin aparece estereotipada, pero su significado es claro: lo que somos no muere, sino que permanece introducido en el interior de Dios. Por eso me parece profundamente acertada la conclusin del texto que estamos comentando: El Seor actuaba con ellos. No puede ser de otro modo: todos estamos en todos. El Seor Yo soy, la identidad ltima que todos compartimos, es el nico que acta en m y en todos. www.enriquemartinezlozano.com