Professional Documents
Culture Documents
Convulsiones generalizadas
Convulsiones parciales
A lo largo de la historia, las grandes figuras del pasado se han pronunciado sobre la
epilepsia. Aunque no fuese considerada desde el principio como una enfermedad, la
epilepsia debido a su sintomatología tan llamativa, ha servido como fuente de
inspiración en la literatura, en el arte, en el cine y hasta en la música.
Desde luego, pocas enfermedades ofrecen una historia tan amplia y variada como la
epilepsia. Con una larga lista de nombres que la describirían según la "causa" y
pudiendo ser ésta de lo más diversa, desde estar poseídos, endemoniados o enfermos
mentales.
En la Grecia Antigua también se creía que la epilepsia era debida a la cólera de un dios
o ente maligno, y el único remedio era el exorcismo o la plegaria los dioses de la salud,
por su consideración divina y sobrenatural la denominaron “morbo sacro” o enfermedad
sagrada; era confundidas con la locura. Gracias a Hipócrates la medicina cientifica
evoluciono al separar el estudio de la mente de la religión. Para Hipócrates la causa de
la epilepsia es una alteración en el cerebro, esto es, una sustracción o adición de lo seco
y húmedo, del frío o del calor… de modo que quien conozca los humores será capaz a
través de la dieta de sanar la enfermedad, sin utilizar ningún tipo de práctica mágica.
Por lo tanto, el conocimiento médico se basa en saber de forma rigurosa cuál es la dieta
más adecuada, y cuál es la justa medida de esa dieta, y esta exactitud no puede provenir
de meras hipótesis, sino que ha de basarse en la experiencia.
Hay referencias a la biblia sobre los ataques epilépticos que eran tratados como
posesiones demoníacas. Debido al estigma bíblico, se la llamó morbus sacer, y se
dividió por mucho tiempo en grand mal y petit mal. El primero hacía referencia a las
convulsiones caracterizadas por inconsciencia, el paciente se caía al suelo y en algunos
casos se contorsionaba, apretaba los dientes y emanaba espuma de la boca. El petit mal
se caracteriza por un efímero momento de inconsciencia, a menudo quienes rodean al
paciente no se percatan del ataque
Wenas: esta ultima parte es por si sacamos algo que añadir pero
vamos… que no hace falta poner mucho
Pritchard dedica un capítulo a la "convulsión local o epilepsia parcial" (1822) y amplia la idea
de aura. Romberg (1795-1897) ordena en aura psíquica, sensorial, sensitiva y motora.
Reynols (1828-1896), aunque conserva el nombre galénico de epilepsia idiopática (que nace
en el mismo cerebro), transforma el contenido, refiriéndose a partir de entonces a aquélla de
causa desconocida (utilizado en la actualidad) en contraposición con la epilepsia sintomática,
cuya enfermedad básica se reconoce (las antiguas epilepsia plethorica, poliposa, humoralis,
scorbutica, syphilitica, uterina, entre otras).
Fueron necesarios alrededor de dos mil años para que, en el siglo XIX, cuando la neurología
emergió como disciplina distinta de la psiquiatría, este punto de vista fuera aceptado. Los
trabajos del neurólogo londinense Hughlings Jackson ayudaron en este sentido: en 1873
propuso que las crisis epilépticas eran el resultado de breves descargas electroquímicas
repentinas en el cerebro, y que las características de las mismas dependían de la localización
de estos impulsos.
A finales del siglo XIX Gowers diferenció entre epilepsias idiopáticas y sintomáticas, Jackson
reconoció el mecanismo intrínseco de la descarga epiléptica, y se utilizó el bromuro como
primer tratamiento útil en la epilepsia hasta que, en 1912, Hauptmann introdujo el
fenobarbital como primer fármaco antiepiléptico.