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La epilepsia es una crisis cerebral originada por una descarga excesiva de neuronas a

nivel cerebral. Ésta consiste en fenómenos anormales bruscos y transitorios que


incluyen alteraciones de la conciencia, motora, sensorial, autonómica,
psicológica, que son percibidos por el paciente o un observador.

Convulsiones generalizadas

1. Convulsiones de "pequeño mal": cuadros cortos, repetitivos sobre todo en la


infancia acompañados de pérdida de conocimiento y mirada en blanco.
2. Convulsiones tónico-clónicas ó "gran mal": afecta a gran parte del cuerpo con
contracciones violentas del mismo acompañado de pérdida de conocimiento,
dificultad respiratoria, incontinencia urinaria y debilidad después de la crisis.

Convulsiones parciales

1. Convulsiones parciales simples ó focales: no se pierde la consciencia, las


contracciones son en una zona concreta del cuerpo acompañado de náuseas,
sudoración y pupilas dilatadas.
2. Convulsiones parciales complejas: sensibilidad anormal con nauseas, pupilas
dilatadas, sudoración, alucinaciones olfativas o gustativas y cambios en la
personalidad. Puede ir acompañada de la pérdida de consciencia o no.

A lo largo de la historia, las grandes figuras del pasado se han pronunciado sobre la
epilepsia. Aunque no fuese considerada desde el principio como una enfermedad, la
epilepsia debido a su sintomatología tan llamativa, ha servido como fuente de
inspiración en la literatura, en el arte, en el cine y hasta en la música.

Desde luego, pocas enfermedades ofrecen una historia tan amplia y variada como la
epilepsia. Con una larga lista de nombres que la describirían según la "causa" y
pudiendo ser ésta de lo más diversa, desde estar poseídos, endemoniados o enfermos
mentales.

En la medicina babilónica encontramos las primeras descripciones escritas de la


epilepsia en la que el paciente inicia la crisis con un grito, gira el cuello, tensa las
manos y los pies y pierde la conciencia
En la cultura babilónica se equiparaba convulsión a posesión, el demonio actuaba en la
fase tónica y abandonaba al epiléptico en la fase clónica; el tratamiento era, en gran
parte, una cuestión espiritual. Se relacionaba también con el mal con los fantasmas
"temblar como un fantasma", y se asimilaba a las crisis nocturnas.
Se hace referencia a la epilepsia en el "Sakikku" o "libro de todas las enfermedades", en
el Código Hammurabien y en el pápiro Ebers (1580 a. De C) en ellos aparecen
referencias a la epilepsia en repetidas ocasiones, describiéndola como temblores que
afectaban a todo el cuerpo. También estos escritos recogen las privaciones sociales de
los afectados.
En la antigua medicina india antigua, consideraban la epilepsia como un desorden en la
mente, aunque alternándose explicaciones de origen natural y otras explicaciones de
origen sobrenatural.
En el Antiguo Egipto a epilepsia era considerada como un castigo de los dioses y era
una enfermedad mágica. Se pensaba que la enfermedad entraba por la vista, y los
tratamientos empleados eran de lo mas variados: desde un perfume llamado "kyphi"
hasta la práctica de trepanaciones para liberar los demonios que causaban las
convulsiones. A pesar de su religiosismo extremo y considerar la epilepsia como un
castigo los epilépticos eran considerados dignos de cuidado y respeto.
Tras la conquista de Alejandro magno la medicina egipcia adopto características de la
medicina griega.

En la Grecia Antigua también se creía que la epilepsia era debida a la cólera de un dios
o ente maligno, y el único remedio era el exorcismo o la plegaria los dioses de la salud,
por su consideración divina y sobrenatural la denominaron “morbo sacro” o enfermedad
sagrada; era confundidas con la locura. Gracias a Hipócrates la medicina cientifica
evoluciono al separar el estudio de la mente de la religión. Para Hipócrates la causa de
la epilepsia es una alteración en el cerebro, esto es, una sustracción o adición de lo seco
y húmedo, del frío o del calor… de modo que quien conozca los humores será capaz a
través de la dieta de sanar la enfermedad, sin utilizar ningún tipo de práctica mágica.
Por lo tanto, el conocimiento médico se basa en saber de forma rigurosa cuál es la dieta
más adecuada, y cuál es la justa medida de esa dieta, y esta exactitud no puede provenir
de meras hipótesis, sino que ha de basarse en la experiencia.

Hay referencias a la biblia sobre los ataques epilépticos que eran tratados como
posesiones demoníacas. Debido al estigma bíblico, se la llamó morbus sacer, y se
dividió por mucho tiempo en grand mal y petit mal. El primero hacía referencia a las
convulsiones caracterizadas por inconsciencia, el paciente se caía al suelo y en algunos
casos se contorsionaba, apretaba los dientes y emanaba espuma de la boca. El petit mal
se caracteriza por un efímero momento de inconsciencia, a menudo quienes rodean al
paciente no se percatan del ataque

En la Edad Media se perdió ese legado médico griego. Se volvió a atribuir a la


epilepsia una causa sobrenatural. Los enfermos y sus familiares rezaban, implorando
ayuda, a la Virgen María y a San Valentín, en particular. De hecho, en algunos países se
conocía la epilepsia como mal de San Valentín.

Wenas: esta ultima parte es por si sacamos algo que añadir pero
vamos… que no hace falta poner mucho

Pritchard dedica un capítulo a la "convulsión local o epilepsia parcial" (1822) y amplia la idea
de aura. Romberg (1795-1897) ordena en aura psíquica, sensorial, sensitiva y motora.
Reynols (1828-1896), aunque conserva el nombre galénico de epilepsia idiopática (que nace
en el mismo cerebro), transforma el contenido, refiriéndose a partir de entonces a aquélla de
causa desconocida (utilizado en la actualidad) en contraposición con la epilepsia sintomática,
cuya enfermedad básica se reconoce (las antiguas epilepsia plethorica, poliposa, humoralis,
scorbutica, syphilitica, uterina, entre otras).

Uno de los pioneros en desmitificar la epilepsia, Sería Charcot, separando la histeria de la


epilpesia y John Hughlings Jackson (1835 - 1991) quien estableciese la teoria neuronal;
reconociendo el mecanismo intrínseco de la descarga epiléptica, y se utilizó el bromuro como
primer tratamiento útil en la epilepsia. Edward Hitzig en 1900 quien establezca la zona
motora o prerrolándica y su relación con las convulsiones. Así se iniciaria la neurofisiología.

Fueron necesarios alrededor de dos mil años para que, en el siglo XIX, cuando la neurología
emergió como disciplina distinta de la psiquiatría, este punto de vista fuera aceptado. Los
trabajos del neurólogo londinense Hughlings Jackson ayudaron en este sentido: en 1873
propuso que las crisis epilépticas eran el resultado de breves descargas electroquímicas
repentinas en el cerebro, y que las características de las mismas dependían de la localización
de estos impulsos.

A finales del siglo XIX Gowers diferenció entre epilepsias idiopáticas y sintomáticas, Jackson
reconoció el mecanismo intrínseco de la descarga epiléptica, y se utilizó el bromuro como
primer tratamiento útil en la epilepsia hasta que, en 1912, Hauptmann introdujo el
fenobarbital como primer fármaco antiepiléptico.

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