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Salmo responsorial: 18
R/Los mandatos del Seor son rectos y alegran el corazn.
+ La ley del Seor es perfecta / y es descanso del alma; / el precepto del
Seor es fiel / e instruye al ignorante. R.
+ Los mandatos del Seor son rectos / y alegran el corazn; / la norma del
Seor es lmpida / y da luz a los ojos. R.
+ La voluntad del Seor es pura / y eternamente estable; / los
mandamientos del Seor son verdaderos / y enteramente justos. R.
Reflexin
Primera lectura: En este fragmento, uno de los ltimos del libro del
Eclesistico, el maestro Ben Sirh hace una lectura rpida de su vida y su relacin
con la sabidura a fin de invitar a sus discpulos a quererla, a buscarla, pagando el
precio, y a conseguirla pues vale el esfuerzo. El maestro concluye que s es posible
ser sabio, es decir, que s es posible vivir bien delante de Dios y del prjimo. El
sabio es el que sabe vivir, el que cumple con su vida el plan salvfico de Dios.
Entonces se resalta que s es posible pasar por el mundo y dejar una huella de vida,
una herencia de amor y de alegra en su descendencia. Que s es posible dejar a su
paso un jardn lleno de flores y de frutos. Que s es posible superar la simple
animalidad meramente instintiva y vivir a plenitud como ser humano. Pero para
alcanzar la sabidura primero es preciso desearla, buscarla y encaminarse hacia ella.
Segundo, se requiere pagar el precio. Se trata de un yugo, es decir, de un
compromiso, que implica todo un esfuerzo, tal vez un sacrificio, pero que tiene su
sentido porque lleva al ser humano a una vida ms plena. Por eso afirma: su yugo
me result glorioso. Finalmente el autor agradece a los maestros que le ensearon
durante toda su vida y da testimonio de la manera como pudo saborear los frutos de
una vida sabia. Precisamente ese es un gran significado de la sabidura: el que sabe
saborear la vida. El que aprende y vive a plenitud saboreando hasta el final cada
momento de su existencia. Ojal que nosotros tambin podamos aspirar, buscar,
comprometernos y vivir con sabidura.
Evangelio: La expulsin de los mercaderes del Templo se convierte en un
desafo directo para las autoridades del mismo Templo de Jerusaln. Aunque los
jefes conocan las tradiciones profticas que hacan del Templo una casa de oracin
abierta a todas las naciones, sin embargo, para ellos eran ms importantes los
controles y limitaciones que les daban poder. El Templo era ms una enorme caja
fuerte y un banco que un espacio para el crecimiento espiritual. La principal