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-Adelante, Pablo! Visita a los hermanos de Galacia, y a ver si esta vez te deja el Espritu
caer por fin en feso.
Empezaba la tercera misin de Pablo (Hch 18,22-28; 19,1-10)
Era a finales del ao 52, ya la primavera del 53, cuando Pablo atravesaba de nuevo la
cordillera del Tauro para visitar las iglesias de Galacia confortando a los hermanos.
Y por fin, esta vez, s!, por fin feso, la grande y bella ciudad de feso, rodeada de
otras ciudades que sern clebres en la historia apostlica, en especial con las cartas que
Juan les dirigir en el Apocalipsis.
Nada ms llegar, Pablo escucha con inters lo que le cuentan algunos:
-Tenamos aqu con nosotros a Apolo, un admirable judo de Alejandra. Hay que ver
cmo domina las Escrituras! Hay que ver con qu elocuencia habla! Hay que ver qu
testimonio da del Seor Jess!...
quila y Priscila le confirman todo a Pablo:
-S, es cierto; pero no conoca al Seor Jess ms que por lo de Juan el Bautista en el
Jordn. Nosotros le instruimos mejor, y march a Corinto mucho ms preparado. Los
hermanos de aqu le dieron carta de recomendacin y a Corinto que se fue
Pablo, de corazn grande, no siente nada de envidia; al contrario, se goza de que el
nombre del Seor Jess sea ms y ms conocido por evangelizadores que surgen en la
Iglesia como la mayor bendicin de Dos.
Igual que Apolo, estaban aquellos doce creyentes, a los que pregunta Pablo:
-Recibieron al Espritu Santo cuando abrazaron la fe?
Los doce del grupo dieron una respuesta extraa por dems:
-El Espritu Santo? Y quin es? Ni sabemos que exista un Espritu Santo.
Prosigui Pablo con no menor extraeza:
-Entonces, qu bautismo han recibido ustedes?
-El bautismo de Juan el Bautista.
Pablo tuvo bastante. Algunos discpulos de Juan, despus de recibir en el Jordn el
bautismo, haban regresado a sus casas, lejos de Judea, y seguan realizando el rito del
Profeta.
Adivinando abierta de par en par la puerta para evangelizar en feso, Pablo contesta:.
-Muy bien lo que dicen. Pero aquello de Juan no era sino una preparacin para lo que
haba de venir. Como deca el mismo Juan, Jess instituy el nico y definitivo bautismo.
-Y lo podemos recibir nosotros?
-Si creen en el Seor Jess, claro que lo pueden recibir!
Pablo los ve dispuestos, les instruye algo ms, hace que se bauticen los doce, y, es de
suponer, que con sus mujeres e hijos tambin.