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Domingo 10 de Agosto del 2008

¿Cuál es tu precio?
Pastor Tony Hancock
Introducción
Una mujer se encontraba sentada al lado de un hombre de
negocios en un vuelo de avión. Empezaron a conversar, y de
pronto, el hombre le dijo: Me he dado cuenta de que usted es una
mujer muy bella. Quisiera ofrecerle un millón de dólares para
acostarse conmigo.
Al principio, la mujer rechazó la oferta. El hombre no la presionó;
simplemente le dijo que lo pensara mientras seguían hablando de
otros temas. Por fin, la mujer le dijo: Está bien, yo me acostaré
con usted por un millón de dólares. El hombre se mostró
gratificado.
Al desembarcar del avión, el hombre dio la vuelta para hablar con
la mujer y le dijo: Quisiera decirle que me gustaría acostarme con
usted por sólo cincuenta dólares. La mujer se mostró muy
ofendida, y le respondió: ¿Qué me cree, una prostituta? El le
respondió: Sí, eso ya lo hemos establecido. Ahora sólo estamos
negociando el precio.
Esta historia contada por Ravi Zacharias demuestra la realidad de
que todos tenemos un precio. Adán y Eva tuvieron un precio;
Satanás astutamente halló ese precio, y todavía estamos pagando
las consecuencias. Tú y yo también tenemos un precio, y puedes
tener la seguridad de que el enemigo nos lo ofrecerá.
Sólo hubo un hombre que no tuvo precio; todo se le fue ofrecido,
pero no cedió ante la tentación. Si queremos aprender a tener
victoria sobre los planes del enemigo y vivir una vida de victoria,
tenemos que aprender de Jesucristo. Sólo El puede compartir con
nosotros su victoria sobre la tentación.
Lectura: Lucas 4:1-13
4:1 Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue
llevado por el Espíritu al desierto
4:2 por cuarenta días, y era tentado por el diablo. Y no comió
nada en aquellos días, pasados los cuales, tuvo hambre.
4:3 Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, dí a esta
piedra que se convierta en pan.
4:4 Jesús, respondiéndole, dijo: Escrito está: No sólo de pan
vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios.
4:5 Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un
momento todos los reinos de la tierra.
4:6 Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria
de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la
doy.
4:7 Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos.
4:8 Respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque
escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás.
4:9 Y le llevó a Jerusalén, y le puso sobre el pináculo del templo,
y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo;
4:10 porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, que
te guarden;
4:11 y, En las manos te sostendrán, Para que no tropieces con
tu pie en piedra.
4:12 Respondiendo Jesús, le dijo: Dicho está: No tentarás al Señor
tu Dios.
4:13 Y cuando el diablo hubo acabado toda tentación, se apartó de
él por un tiempo.
Jesús acaba de bautizarse, y ahora entra al desierto - un lugar
deshabitado, seco, lleno de animales salvajes. ¿Qué mal paso
habrá dado para llegar al desierto? ¿Por qué habría estado en ese
lugar abandonado? Ah, sí - la Biblia nos dice que el Espíritu lo
llevó allí.
En el desierto, Cristo se encontró vacío de comida y lleno del
Espíritu. La mayoría de nosotros vivimos la vida al revés. Si
queremos aprender a vivir en victoria, tenemos que empezar a
cambiar el orden de las cosas. Veamos cómo Jesús enfrentó las
tentaciones.
Para empezar, el diablo viene a Jesús y le dice: "Si eres el Hijo de
Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan". Satanás estaba
tentando a Jesús por medio de los deseos de su carne. Después de
estar sin comer por cuarenta días, era natural que Jesús tuviera
mucha hambre. De hecho, habría estado cerca de la muerte debido
a la falta de alimentación.
Satanás le tienta a satisfacer esa necesidad legítima de una forma
ilegítima. Le invita a usar su poder como Hijo de Dios para su
propia satisfacción. Jesús dijo en otra ocasión: "El Hijo del
hombre no vino para que le sirvan, sino para servir" (Mateo
20:28). Satanás le tienta a usar su poder divino para servirse a sí
mismo.
Habría sido muy fácil para nuestro Señor justificarse en hacerlo.
A fin de cuentas, si El se muriera de hambre en el desierto, ¿cómo
podría salvar al mundo? Si El se muriera de hambre en el desierto,
¿cómo podría morir en la cruz?
Habría sido muy fácil para Jesús justificarse, pero no lo hizo. El
respondió citando la Palabra de Dios, específicamente el libro de
Deuteronomio (cap. 8, v. 3): "No sólo de pan vive el hombre",
dijo Jesús. La cita termina: "sino de toda palabra que sale de la
boca de Dios". En otras palabras, hay algo más importante que lo
físico, que es conocer y obedecer la Palabra de Dios.
El diablo también te tienta por medio de los deseos y las
necesidades de tu carne. Te ofrece un sinfín de justificaciones
para que caigas. En el ámbito sexual, él te dice: "Es que en tu
caso es diferente. Ustedes tienen un amor especial". Te susurra:
"Es un deseo natural. ¡Todo el mundo lo está haciendo!"
La realidad es que no todo el mundo lo está haciendo. Aunque es
un deseo natural, tiene sólo una expresión diseñada por su
Creador - dentro del matrimonio. ¿Cuál es la respuesta a estas
tentaciones? Es darnos cuenta de que hay algo más importante
que satisfacer nuestros deseos. Si nos dejamos llevar por lo que
queremos, nos volveremos insensibles a lo que más importa en la
vida. Hay una dimensión de la vida que no podemos experimentar
hasta aprender a valorar la Palabra de Dios, recibirla dentro de
nuestro ser y vivir por ella.
I. Cuando el diablo te tienta a servir los deseos de tu carne,
Cristo te llama a recordar que la vida verdadera es espiritual.
Al ver que esta primera tentación no había funcionado con Jesús,
el diablo probó otra táctica. En una visión le mostró todos los
reinos del mundo, con toda su gloria y esplendor. Vio las grandes
capitales de su era, con sus edificios impresionantes; vio los
ejércitos que cubrían los campos de batalla como la arena cubre la
playa; vio los mercados, con su gran diversidad de lujosos y
exóticos productos.
"Sobre estos reinos y todo su esplendor te dará la autoridad", le
dijo Satanás. Sólo había una condición: "Si me adoras, todo será
tuyo". ¿Cómo pudo hacerle a Jesús esta oferta? La Biblia
identifica a Satanás como el dios de este mundo. Sabemos que él
es un ángel caído, y posiblemente antes de su caída recibió alguna
autoridad sobre la tierra que él conservó después de rebelarse
contra Dios.
Jesús ni afirma ni niega la autoridad que Satanás reclamaba.
Simplemente le muestra la falla fatal en su argumento, citando
nuevamente la Escritura (Deuteronomio 6:13): "Adora al Señor tu
Dios, y sírvele solamente a El" . Esto es lo que Satanás no había
querido hacer, la razón por la que él fue expulsado del cielo; quiso
hacerse igual a Dios.
Jesús mismo era igual al Padre, pero no insistió en su posición. Se
humilló y se hizo hombre, e insistió en sólo dar adoración a su
Padre. El diablo quiso ser más de lo que era; Jesús se hizo menos
para salvarnos a nosotros. Esto da peso a sus palabras: "Adora al
Señor tu Dios".
La tentación que el diablo le presentó a Jesús era una tentación a
la exaltación personal mediante las posesiones y el poder. Para
Jesús, era también una tentación a tomar el camino fácil. El había
venido para ganar el mundo, pero sólo sería por medio de su
sacrificio, pagando el precio del pecado. Satanás le dice que lo
puede tener todo sin sufrimiento.
Tú y yo también somos tentados a buscar la exaltación personal
mediante las posesiones y el poder, y a tomar el camino fácil para
conseguir lo que deseamos. Dios nos ofrece una vida de bendición
y de prosperidad, pero El nos exige que recibamos estas cosas de
la manera correcta - por medio del trabajo, del sacrificio y del
servicio. El diablo nos tienta a tenerlos de la forma fácil.
Esta tentación toma muchas formas. Puede ser la tentación de
hacer algo ilegal para obtener dinero fácil. Puede ser la tentación
de ser un tirano en tu familia para sentirte más hombre. Puede ser
la tentación de hacerle una mala pasada a un compañero de
trabajo para quedar bien con el jefe.
Frente a todas estas tentaciones, Jesús nos llama a adorar sólo a
Dios. Esto significa que su aprobación es lo más importante para
nosotros. Significa que nos sentimos más orgullosos de
pertenecerle a El que de cualquier otra cosa. Significa que,
cuando te preguntas: ¿quién soy?, no piensas en tus cosas, en tu
carrera o en tu familia, sino que primero piensas: soy hijo de Dios
y seguidor de Cristo. Entonces,
II. Cuando el diablo te tienta con posesiones y poder, Cristo te
llama a adorar a Dios solamente
El diablo ya tiene dos estráics a su cuenta. Ahora prepara su mejor
lanzamiento. Viendo que Jesús había respondido usando la
Escritura en su defensa, el diablo decide usar la misma Escritura
en su ofensiva. En conjunto con la invitación que le hace a Jesús,
el diablo recita un versículo de la Biblia para apoyar su
argumento.
Si el mismo diablo toma las palabras de la Biblia sobre sus labios
cuando le conviene, no todo el que cita la Biblia está diciendo la
verdad. ¿Cuál fue la diferencia entre la forma en que Jesús usó la
Escritura y la forma en que la usó el diablo? Jesús citó la Biblia
interpretándola de acuerdo a su significado, dentro de su contexto
original; el diablo sacó los versos de su contexto y les dio un
significado diferente.
Llegarán personas a tu puerta y aparecerán en tu televisor para
decirte cosas que parecen muy bonitas, y que apoyan con versos
bíblicos. Si tú no te sabes defender, será muy fácil que te engañen.
Tienes que conocer la Biblia y saber distinguir entra verdad y
mentira.
La tentación específica era la de poner a prueba a Dios para
mostrar quién era Jesús. Satanás lo llevó a la parte más alta del
templo y le invitó a tirarse de allí. De seguro vendrían los ángeles
para rescatarlo, argumentó el enemigo, y entonces todos verían
claramente quién era Jesús. ¡No tendría que pasar tres años de
arduo ministerio! De un golpe, establecería claramente sus
credenciales mesiánicos.
Sólo había un problema. Si lo hacía, Jesús pondría a prueba a
Dios. Esto representaría un cambio radical en la relación que El,
en su humanidad, tenía con su Padre. Nosotros debemos de vivir
en humildad y dependencia de Dios. La actitud que le exige a
Dios una prueba de su poder y su amor está completamente
opuesta a la humildad que Dios busca en nosotros.
Si quieres tener victoria sobre la tentación a poner a Dios a
prueba, tienes que adoptar una actitud de humildad y de
confianza. Si constantemente pones a Dios en tela de juicio, no
podrás experimentar su poder y su presencia en tu vida. Al
contrario: lo ofenderás. Así que,
III. Cuando el diablo te tienta con el orgullo, Cristo te llama a
humillarte ante Dios
Se cuenta la historia de un niño que había recibido instrucciones
muy claras de su padre que no debía de nadar en el río. Sin
embargo, esa noche llegó a la casa cargando su traje de baño
mojado. "¿Dónde has estado?" - le preguntó su papá. "Estaba
nadando en el río", - respondió el joven. "¿No te dije que no lo
hicieras?" - le dijo su padre. "Sí", - respondió el muchacho, "pero
llevaba mi traje de baño, y no pude resistir la tentación". Su papá
le preguntó: "¿Por qué llevabas tu traje de baño?" Su hijo le
contestó: "Me lo tuve que llevar, para poder nadar si me daba la
tentación".
Así vivimos muchos de nosotros: preparados para ceder ante la
tentación más que a resistirla. Cristo, en cambio, superó la
tentación. De hecho, si El hubiera cedido, no nos hubiera podido
salvar. Pero El resistió perfectamente cada tentación, y dio su vida
perfecta en sacrificio por nosotros. Ahora El nos llama a seguirle
en una vida de victoria. ¿Estás preparado para hacerlo? ¿Quieres
vivir una vida de victoria sobre la tentación?

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