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Honra a Jehová con tus bienes, Y con las primicias de todos tus
frutos; Y serán llenos tus graneros con abundancia, Y tus lagares
rebosarán de mosto. PROVERBIOS 3: 9 – 10 No te niegues a
hacer el bien a quien es debido, Cuando tuvieres poder para
hacerlo.
El deseo de Dios es que vivamos en abundancia en bendición, por
esta razón Jesucristo el dueño de todo se hizo pobre. (2 Corintios
8: 9) Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo,
que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que
vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos. (Mateo 8:20)
Jesús le dijo: Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo
nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar su cabeza.
Si Dios quiere a su pueblo en abundancia ¿Por qué muchos viven
en ruina en escasez?
Aprendamos algunos principios Bíblicos que nos ayudaran a
romper toda maldición y toda pobreza en nuestras vidas.
DIEZMOS
• Quien le da a Dios la honra (Proverbios 3: 9) Honra a
Jehová con tus bienes, Y con las primicias de todos tus
frutos
• A Dios se le honra con las primicias (Abel)
• A Dios se le honra con todos los frutos no con una parte.
• Esto traerá abundancia a nuestras vidas (v.10)
• Quien no practica estos principios acarreará maldición
(Malaquías 1: 6 – 8) (Malaquías 3: 6 – 12)
Principios que el diablo enseña para arruinar a las personas
“creyentes”
• Dale a Dios de lo que te sobra (Malaquías 1: 6 – 8) El hijo
honra al padre, y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo
padre, ¿dónde está mi honra? y si soy señor, ¿dónde está
mi temor? dice Jehová de los ejércitos a vosotros, oh
sacerdotes, que menospreciáis mi nombre. Y decís: ¿En qué
hemos menospreciado tu nombre? En que ofrecéis sobre mi
altar pan inmundo. Y dijisteis: ¿En qué te hemos
deshonrado? En que pensáis que la mesa de Jehová es
despreciable. Y cuando ofrecéis el animal ciego para el
sacrificio, ¿no es malo? Asimismo cuando ofrecéis el cojo o
el enfermo, ¿no es malo? Preséntalo, pues, a tu príncipe;
¿acaso se agradará de ti, o le serás acepto? dice Jehová de
los ejércitos.
○ No obedezcas a la Palabra de Dios (Malaquías 3: 6 -
12) Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de
Jacob, no habéis sido consumidos. Desde los días de
vuestros padres os habéis apartado de mis leyes, y no
las guardasteis. Volveos a mí, y yo me volveré a
vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos. Mas
dijisteis: ¿En qué hemos de volvernos? Robará el
hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y
dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros
diezmos y ofrendas. Malditos sois con maldición,
porque vosotros, la nación toda, me habéis robado.
Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en
mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los
ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y
derramaré sobre vosotros bendición hasta que
sobreabunde. Reprenderé también por vosotros al
devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni
vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de
los ejércitos. Y todas las naciones os dirán
bienaventurados; porque seréis tierra deseable, dice
Jehová de los ejércitos. Apártate de las leyes de Dios.
La Palabra no es verdad. Dios no te arruinará.
Diezma esta bien pero no ofrendes (v.8). Moisés vayan los
hombres pero dejen a los niños, vayan con sus niños pero dejen el
ganado.
LA OFRENDA
• Va más allá del diezmo
• Trae gran bendición y abundancia (Proverbios 11: 24 – 25)
Hay quienes reparten, y les es añadido más; Y hay quienes
retienen más de lo que es justo, pero vienen a pobreza. El
alma generosa será prosperada; Y el que saciare, él
también será saciado. (28) El que confía en sus riquezas
caerá; Mas los justos reverdecerán como ramas.
• La bendición es proporcional a la siembra si doy poco
(pudiendo dar más) recibo poco. (Lucas 6: 38) Dad, y se os
dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando
darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con
que medís, os volverán a medir. (2 Corintios 9: 6 – 10)
Pero esto digo: El que siembra escasamente, también
segará escasamente; y el que siembra generosamente,
generosamente también segará. Cada uno dé como propuso
en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque
Dios ama al dador alegre. Y poderoso es Dios para hacer
que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo
siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para
toda buena obra; como está escrito: Repartió, dio a los
pobres; Su justicia permanece para siempre. Y el que da
semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y
multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de
vuestra justicia,
• La ofrenda debe estar de acuerdo con nuestras capacidades
(Marcos 12: 41 – 44) Estando Jesús sentado delante del
arca de la ofrenda, miraba cómo el pueblo echaba dinero
en el arca; y muchos ricos echaban mucho. Y vino una
viuda pobre, y echó dos blancas, o sea un cuadrante.
Entonces llamando a sus discípulos, les dijo: De cierto os
digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han
echado en el arca; porque todos han echado de lo que les
sobra; pero ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo
su sustento.
• Dios jamás se olvida de nuestras ofrendas (Marcos 14: 3 –
9) Pero estando él en Betania, en casa de Simón el leproso,
y sentado a la mesa, vino una mujer con un vaso de
alabastro de perfume de nardo puro de mucho precio; y
quebrando el vaso de alabastro, se lo derramó sobre su
cabeza. Y hubo algunos que se enojaron dentro de sí, y
dijeron: ¿Para qué se ha hecho este desperdicio de
perfume? Porque podía haberse vendido por más de
trescientos denarios, y haberse dado a los pobres. Y
murmuraban contra ella. Pero Jesús dijo: Dejadla; ¿por
qué la molestáis? Buena obra me ha hecho. Siempre
tendréis a los pobres con vosotros, y cuando queráis les
podréis hacer bien; pero a mí no siempre me tendréis. Esta
ha hecho lo que podía; porque se ha anticipado a ungir mi
cuerpo para la sepultura. De cierto os digo que
dondequiera que se predique este evangelio, en todo el
mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para
memoria de ella.
La ofrenda muestra la grandeza de nuestro amor por el Señor
(Lucas 7: 36 – 50) Uno de los fariseos rogó a Jesús que comiese
con él. Y habiendo entrado en casa del fariseo, se sentó a la
mesa. Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al
saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un
frasco de alabastro con perfume; y estando detrás de él a sus
pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los
enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el
perfume. Cuando vio esto el fariseo que le había convidado, dijo
para sí: Este, si fuera profeta, conocería quién y qué clase de
mujer es la que le toca, que es pecadora. Entonces respondiendo
Jesús, le dijo: Simón, una cosa tengo que decirte. Y él le dijo: Dí,
Maestro. Un acreedor tenía dos deudores: el uno le debía
quinientos denarios, y el otro cincuenta; y no teniendo ellos con
qué pagar, perdonó a ambos. Dí, pues, ¿cuál de ellos le amará
más? Respondiendo Simón, dijo: Pienso que aquel a quien
perdonó más. Y él le dijo: Rectamente has juzgado. Y vuelto a la
mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, y no me
diste agua para mis pies; mas ésta ha regado mis pies con
lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos. No me diste beso;
mas ésta, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies. No
ungiste mi cabeza con aceite; mas ésta ha ungido con perfume
mis pies. Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son
perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se le perdona
poco, poco ama. Y a ella le dijo: Tus pecados te son perdonados.
Y los que estaban juntamente sentados a la mesa, comenzaron a
decir entre sí: ¿Quién es éste, que también perdona pecados?
Pero él dijo a la mujer: Tu fe te ha salvado, vé en paz.
LA AYUDA A LOS POBRES
• Es un mandato divino (Proverbios 3: 27 – 28) No te niegues
a hacer el bien a quien es debido, Cuando tuvieres poder
para hacerlo. No digas a tu prójimo: Anda, y vuelve, Y
mañana te daré, Cuando tienes contigo qué darle. (Gálatas
6: 10) Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien
a todos, y mayormente a los de la familia de la fe.
• Trae gran recompensa (Proverbios 19: 17) A Jehová presta
el que da al pobre, Y el bien que ha hecho, se lo volverá a
pagar.
El que no obedece jamás progresará (Proverbios 21: 13) El que
cierra su oído al clamor del pobre, También él clamará, y no
será oído.
MADURANDO EN LA FE
(EFESIOS 4: 11 – 15)