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Modesto análisis de las realidades barriales.

Proyecto de gobierno departamental


Aporte a la lista 609
Juan Olivera

Atte. Javier Rosa:

Introducción
Para cualquier ciudadano común tratar de comprender cuales
serían las políticas sociales a tomar para un real mejoramiento de la
calidad de vida es en extremo complejo.
Desarrollo
Aún hoy el modelo de la colonia es el ideal de vida perfecta,
donde los derechos de todos son vulnerados en el afán del beneficio
propio, donde la competencia es feroz por el poder y el dinero.
Conclusión:
Porque sin duda alguna muchas de las acciones no se toman más por
desconocimiento de la realidad que por falta de voluntad y es aquí
donde el referente barrial juega un papel preponderante de nexo...

Introducción:
Para cualquier ciudadano común tratar de comprender cuales
serían las políticas sociales a tomar para un real mejoramiento de la
calidad de vida es en extremo complejo.
Realizar un diseño de esas políticas, y un análisis del alcance
aún más complejo.
Sencillamente “no puede” solo manifiesta su deseo concreto
como una señal que hay algo que no funciona bien en el aparato
estatal y no puede articular ningún mecanismo que haga que su voz
se escuche; alguna manera de que se sienta parte del estado, que lo
comprenda.
Al decir de Don Serafín J. García:
...”porque no me enyenan con cuatro mentiras los maracanaces
que vienen del pueblo elogiando divisas ya desmerecidas”... así es la
decepción de nuestros ciudadanos que se sienten incomprendeos por
los referentes barriales que parecen representar al estado, debido a
su vinculación con referentes políticos de mayor peso.
Desarrollo:
Todas las cosas tiene respuesta y esta también.
La base esencial es crear en los ciudadanos “la conciencia
ciudadana”, la conciencia del involucramiento en los fenómenos
sociales, la participación.
No el meeting político, sino generando ciudadanía desde el seno
de la familia. Creando una micro sociedad que forme a las personas
de esa familia como ciudadanos responsables. Que erradique la idea
de que la responsabilidad es sometimiento y entienda que la
responsabilidad es respeto a los deberes y derechos.
Que entienda que la virtud de ser libres y vivir la libertad es lo
que lleva al orden supremo de una sociedad humanizada en donde
cada miembro es valioso importante y sobre todo necesario e
insustituible.
Los colonialistas que llegaron a “civilizarnos” destruyeron las
bases de nuestra sociedad, y solo algunos estudiosos como Tomás de
Moro se preocuparon por la estructura de aquellas civilizaciones, y vio
en aquellos primitivos realizado su sueño de sociedad y la llamó
Utopía “la tierra que no existe”.
Aún hoy el modelo de la colonia es el ideal de vida perfecta,
donde los derechos de todos son vulnerados en el afán del beneficio
propio, donde la competencia es feroz por el poder y el dinero.
Por eso hablar de construir ciudadanía desde un asentamiento
como La Carbonera en Montevideo rural donde los lidercillos barriales
toman las riendas de una carruaje que no tiene destino; es difícil.
Es difícil porque hemos comprado un modelo de sociedad donde
luego de correr detrás de la zanahoria que cuelga delante de nuestra
nariz tratando de alcanzarla nos resignamos a la vida que otro nos
impone.
La clave es construir ciudadanía donde todos somos parte de
una comunidad que si fracasa; fracasamos todos, y si triunfa es
nuestra la gloria.
Dar a las cabezas de las familias señales claras de un modelo a
seguir que tendrá que modificarse a cada paso pero que depende de
todos y cada uno de nosotros.
La sociedad Cubana dice que sus tres pilares son la educación,
la salud y el deporte.
Creo firmemente que el bienestar de los ciudadanos tiene que
tener al menos una de esas metas. Porque un pueblo sin educación;
un pueblo inculto; un pueblo en el que las antiguas políticas han
socavado las bases de la sociedad, y la han hecho miserable, adolece
de todos los males sociales.
Por eso la educación es fundamental.
Se necesita de todas las cabezas pensantes para salir de este
atolladero, este pozo cultural, este vacío al que nos han empujado
para hacernos esclavos del consumo que engrandece el capital de los
que tienen hasta el hartazgo. Y son ellos los que mueven los hilos de
la sociedad para esclavizar a los débiles y debilitar a los que vienen,
para esclavizarlos con las nuevas cadenas del consumo.
Todos los que nos hemos dado cuenta de esto debemos asumir
el compromiso de despertar de la somnolencia a los que duermen,
ayudarlos a desentumecerse y librarse de la telaraña.
¿Y nuestro sistema educativo que hace?
Existe una gran sobrepoblación escolar que hace que los niños
no estén bien atendidos por su maestro, pero tampoco encuentro que
los maestros están capacitados, con el debido respeto que merece la
mal paga tarea de enseñar. Creo modestamente que no están
capacitados para implementar nuevos métodos de enseñanza que
sean activos, dinámicos para que el que no creó la estructura mental
que lo lleve a desentrañar la teoría sienta que es contemplado ya que
alguien se preocupa de ayudarlo a ver otro camino. La formación el
aprendizaje según mi pobre concepción recorre tantos senderos
mentales como individuos hay, es deber del educador más que
adiestrar ayudar a encontrar esos camino hacia el entendimiento.
Hoy la educación adiestra a las personas como a máquinas a las
que les cargamos las instrucciones de la rutina y solo la ejecutan.
Basta tener que tratar con un profesional para ver como ellos piensan
que somos; piensan que somos como ellos, máquinas, y que nos
regimos por tablas o modelos de población olvidando nuestra única e
irrepetible individualidad, justo aquello que hace más rica la sociedad
cualquiera que sea; es claro que hay excepciones. Es con ellos que
los ciudadanos debemos tender redes para generar instancias de
compromiso social.
Toda este complejo y entramado sistema hace que muchos
adolescentes luego de cierta edad sean “expulsados” – pases
forzados- de los centros de educación primaria por su edad sin tener
las herramientas del conocimiento para avanzar hacia los estadios de
la educación secundaria.
Cuando llegan a la UTU o al Liceo se encuentran con una brecha
del conocimiento que los fuerza nuevamente a la deserción; su nivel
hace que sea imposible -con las herramientas del conocimiento que
posee - alcanzar a comprender el “lenguaje” al nivel que se le exige.
Y ahí abandonan los centros de estudio sin conocimiento, sin
educación sin saber hacer nada y parasitan la sociedad en todas sus
formas y terminan llenando cárceles o instituciones de reclusión sin
saber a ciencia cierta que los puso ahí y en una luz de reflexión se
dan cuenta que esa no es la vida que querían, pero ya está inmerso
en ella, en la realidad , y entonces se especializa en las herramientas
que lo llevarán a sobrevivir en ese mundo que todos nosotros les
hemos dado como respuesta a la pregunta: ¿ que voy a ser cuando
sea grande?
Las cárceles no son escuela del delito son escuelas de vida de
esa vida que todos les damos al voltearles la espalda, al emplear el
truco más sucio del mundo : “no te metas”.
Eso es la falta de ciudadanía responsable, no tender la mano al
caído, no hacer lo mínimo que esté a nuestro alcance para corregir
nuestra actitud.
Compromiso es la palabra motriz. El combustible.
Voluntad es el motor, comprometámonos a ser voluntarios de
nuestro mejor destino.
¿Qué podemos hacer concretamente en nuestros barrios?.
Seleccionar a los actores sociales, principalmente por su deseo
firme y voluntad de ayudar a una sociedad que aún está enferma,
adolorida, y entumecida de burocracia mental copiada del modelo
estatal. Partiendo justamente de la base de la sociedad; el individuo y
su micro entramado social, su familia; proyectar todo su potencia
hacia el entorno, mostrando sus habilidades y potenciando las de
otros. Es el actor social perfilado como el voluntario que redoble
esfuerzos en la lucha de conseguir una sociedad más justa quien
detecte esas habilidades y las ayude a potenciar y desarrolle los
entramados sociales para que el medio se beneficie de ese caudal
principalmente humano y del conocimiento muchas veces empírico
de oficios, artesanías, arte y cultura.
Así alguien que siente gusto por la cocina le sería fácil aprender
cuales son los alimentos a los que pueden acceder los miembros de
su núcleo social y evaluar su conveniencia para una alimentación
sana y a la ves sabrosa, y con ese caudal de conocimiento renovado
ayudar a otros miembros de la comunidad a potenciar sus recursos,
que conoce bien debido a su proximidad.
Así un carpintero, así un electricista.
No va a extender un título profesional – se entiende- pero va ha
hacer justamente lo que está haciendo falta. Crear la motivación para
el esfuerzo de desarrollo intelectual que le permita llegar al título.
Todos los actores sociales al incidir con su accionar en los
distintos grupos deben ser horizontales y respetuosos de los saberes
de los miembros.
Deberían naturalmente ser descartados los seudo-lideres que
quieren escalar posiciones de poder pisando las cabezas de sus
congéneres.
Deberían dejar el trabajo social aquellos que dicen: gracias a mi
se consiguió esto o aquello; y se olvidan de todos los que
anónimamente cincharon del carro y que le dieron las riendas, y los
salió azotando. Que yo sepa quien dirige va delante tirando más que
nadie para encaminar al grupo hacia el propósito que como líder tubo
la visión de comprender.
Sin embargo no se aplica eso se lleva a la gente de la nariz con
falsas promesas, no se es horizontal a la hora de decidir, no importa
la opinión del otro.
Que necesitamos en los barrios ser grandes economistas de
nuestros magros recursos, aprender a organizarnos para optimizar
nuestros recursos.
Que necesitamos en los barrios no más abusos de autoridad de
las mal llamadas comisiones barriales que tengan líderes que no
aíslen el barrio sino que se comprometan a integrarlo a la sociedad
como un núcleo del cual pueden salir grandísimos logros sociales que
nos benefician a todos, comisiones que defiendan y potencien el
enorme caudal de ideas productivas para el beneficio común en vez
de opacarlas por temor a perder el liderazgo.
Se necesita gente que simplemente haga su trabajo
objetivamente y cuando tenga una oportunidad como esta la use para
el bien común.
Necesitamos comunicación fluida con los ejecutores, la
posibilidad de hacer por nosotros mismos sin tanta burocracia,
siempre el estado ha desconocido el enorme potencial humano del
pueblo y solo se acuerda a la hora del voto. Desconoce que un grupo
organizado de ciudadanos puede y es más efectivo que el aparto
estatal y que solo dando libertad a los ciudadanos de hacer no solo
sería todo más rápido sino que nos ahorraría a todos millones.
Aún está latente en el inconsciente colectivo el monstruo de la
subversión, pero la insubordinación viene cuando hay opresión,
contrariamente a lo que se piensa que el ser libres, hace al caos y
que el orden solo se manifiesta por la demostración de poder. El
orden por el contrario nace de la libertad porque cuando se entiende
la libertad como un bien preciado no se la quebranta, y surge -lo que
muchas veces los líderes no demuestra- el respeto al otro.
Los barrios necesitan mejores vías de tránsito internas, pero
necesitan educación para cuidar los servicios y ahí vuelve el referente
barrial a pensar su situación particular para ayudar a que no se
formen basureros, que si colocan balasto no sea llevado a las
viviendas; porque los miembros de la comunidad, saben que si piden
articulan el mecanismo de la comunicación del referente que es tan
fluida que inmediatamente va a tener respuestas que redunden en
solución de su problema particular, cualquiera sea inclusive
negárselo, haciéndolo comprender que quizás su necesidad no sea tal
y que en realidad no se lleva el material del estado sino de todos sus
vecinos que como parte del estado son dueños.
Los Barrios alejados o de accesos complicados como el nuestro
necesitan mejores servicios de salud que se han de instalar o re-
instalar en función del compromiso de la comunidad entera de
participar en el manejo más apropiado para agotar las posibilidades
que ofrece el servicio usando todo su potencial; que si el compromiso
es real será casi inagotable. Un centro de salud en el cual los que
gestionan el servicio lo hagan “puerta a puerta” incentivando la
participación irrestricta de todos los miembros de la sociedad usando
y aportando ideas, y trabajo al proyecto.
Los barrios necesitan maestros que visiten a los niños en su
casa para así comprender mejor el porque de muchas preguntas que
desde el escritorio del aula quedan sin respuesta, necesitamos clases
abiertas donde la comunidad aporte su conocimiento al aula.
Necesitamos esas clases abiertas en el barrio y no en el salón de la
escuela, que la educación venga a iluminarnos y que no tengamos
que cruzar a la otra vereda para que el sol nos caliente.
Necesitamos que algunas ONG no solo vengan a hacer juegos,
sin involucrarse, a querer implantar modelos de sociedad y entender
que cada sub-mundo de las diferentes comunidades no puede ser
generalizado y estigmatizado.
Necesitamos en los barrios voluntarios que sean capaces de
formar redes familiares, potenciar micro emprendimientos, generar
espacios de fermentación de ideas con el fin de lograr un bien común.
Necesitamos que la familia se eduque en una actividad
recíproca e intergeneracional, donde cada miembro se nutra de los
saberes de sus vecinos, y genere ciudadanos nuevos, y sobre todas
las cosas celosos de la libertad que da el conocimiento.
Conclusión:
Se me pidió que fuera escueto y concreto pero sería
contradictorio intentar exponer vagamente las necesidades
particulares sin entender que como dije antes un referente barrial
debe tener una visión global de la sociedad para poder iniciar
acciones que redunden en la concreción de los objetivos particulares.
Porque sin duda alguna muchas de las acciones no se toman
más por desconocimiento de la realidad que por falta de voluntad y
es aquí donde el referente barrial juega un papel preponderante de
nexo, competente para tomar acciones que concreten los objetivos de
la comunidad que representa, y no actuar de filtro como muchas
veces se hace, por el beneficio de ascender en la estructura política.

Juan Olivera
adejola@gmail.com
096 221 068
La Carbonera MVDO.

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