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Yo seré a él Padre,
Y él me será a mí hijo?
6 Y otra vez, cuando introduce al Primogénito en el mundo, dice:
Yo confiaré en él.
Y de nuevo:
Tú eres mi Hijo,
Yo te he engendrado hoy.
6 Como también dice en otro lugar:
7 Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamo
r y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor r
everente. 8 Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; 9 y ha
biendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los q
ue le obedecen; 10 y fue declarado por Dios sumo sacerdote según el orden de Mel
quisedec.
Advertencia contra la apostasía
11 Acerca de esto tenemos mucho que decir, y difícil de explicar, por cuanto os
habéis hecho tardos para oír. 12 Porque debiendo ser ya maestros, después de tan
to tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primero
s rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis ne
cesidad de leche, y no de alimento sólido. 13 Y todo aquel que participa de la l
eche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño; 14 pero el alimento
sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen lo
s sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.
HEBREOS 6
1 Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante
a la perfección; no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras
muertas, de la fe en Dios, 2 de la doctrina de bautismos, de la imposición de ma
nos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno. 3 Y esto haremos, si
Dios en verdad lo permite. 4 Porque es imposible que los que una vez fueron ilu
minados y gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Sa
nto, 5 y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo v
enidero, 6 y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucifican
do de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio. 7 Porque
la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba p
rovechosa a aquellos por los cuales es labrada, recibe bendición de Dios; 8 pero
la que produce espinos y abrojos es reprobada, está próxima a ser maldecida, y
su fin es el ser quemada.
9 Pero en cuanto a vosotros, oh amados, estamos persuadidos de cosas mejores, y
que pertenecen a la salvación, aunque hablamos así. 10 Porque Dios no es injusto
para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nom
bre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún. 11 Pero deseamos que cada
uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin, para plena certeza de
la esperanza, 12 a fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquello
s que por la fe y la paciencia heredan las promesas.
13 Porque cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar por otro mayo
r, juró por sí mismo, 14 diciendo: De cierto te bendeciré con abundancia y te mu
ltiplicaré grandemente. 15 Y habiendo esperado con paciencia, alcanzó la promesa
. 16 Porque los hombres ciertamente juran por uno mayor que ellos, y para ellos
el fin de toda controversia es el juramento para confirmación. 17 Por lo cual, q
ueriendo Dios mostrar más abundantemente a los herederos de la promesa la inmuta
bilidad de su consejo, interpuso juramento; 18 para que por dos cosas inmutables
, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los
que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros. 19 L
a cual tenemos como segura y firme ancla del alma, y que penetra hasta dentro de
l velo, 20 donde Jesús entró por nosotros como precursor, hecho sumo sacerdote p
ara siempre según el orden de Melquisedec.
El sacerdocio de Melquisedec
HEBREOS 7
1 Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, que salió
a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y le bendijo, 2 a qui
en asimismo dio Abraham los diezmos de todo; cuyo nombre significa primeramente
Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de paz; 3 sin padre, sin m
adre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho
semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre.
4 Considerad, pues, cuán grande era éste, a quien aun Abraham el patriarca dio d
iezmos del botín. 5 Ciertamente los que de entre los hijos de Leví reciben el sa
cerdocio, tienen mandamiento de tomar del pueblo los diezmos según la ley, es de
cir, de sus hermanos, aunque éstos también hayan salido de los lomos de Abraham.
6 Pero aquel cuya genealogía no es contada de entre ellos, tomó de Abraham los
diezmos, y bendijo al que tenía las promesas. 7 Y sin discusión alguna, el menor
es bendecido por el mayor. 8 Y aquí ciertamente reciben los diezmos hombres mor
tales; pero allí, uno de quien se da testimonio de que vive. 9 Y por decirlo así
, en Abraham pagó el diezmo también Leví, que recibe los diezmos; 10 porque aún
estaba en los lomos de su padre cuando Melquisedec le salió al encuentro.
11 Si, pues, la perfección fuera por el sacerdocio levítico (porque bajo él reci
bió el pueblo la ley), ¿qué necesidad habría aún de que se levantase otro sacerd
ote, según el orden de Melquisedec, y que no fuese llamado según el orden de Aar
ón? 12 Porque cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también cambio de le
y; 13 y aquel de quien se dice esto, es de otra tribu, de la cual nadie sirvió a
l altar. 14 Porque manifiesto es que nuestro Señor vino de la tribu de Judá, de
la cual nada habló Moisés tocante al sacerdocio.
15 Y esto es aun más manifiesto, si a semejanza de Melquisedec se levanta un sac
erdote distinto, 16 no constituido conforme a la ley del mandamiento acerca de l
a descendencia, sino según el poder de una vida indestructible. 17 Pues se da te
stimonio de él:
11 Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por
el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de est
a creación, 12 y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su pro
pia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido
eterna redención. 13 Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y
las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos, santifican para la purificac
ión de la carne, 14 ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espírit
u eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias
de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?
15 Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto, para que interviniendo muerte
para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llam
ados reciban la promesa de la herencia eterna. 16 Porque donde hay testamento, e
s necesario que intervenga muerte del testador. 17 Porque el testamento con la m
uerte se confirma; pues no es válido entre tanto que el testador vive. 18 De don
de ni aun el primer pacto fue instituido sin sangre. 19 Porque habiendo anunciad
o Moisés todos los mandamientos de la ley a todo el pueblo, tomó la sangre de lo
s becerros y de los machos cabríos, con agua, lana escarlata e hisopo, y roció e
l mismo libro y también a todo el pueblo, 20 diciendo: Esta es la sangre del pac
to que Dios os ha mandado. 21 Y además de esto, roció también con la sangre el t
abernáculo y todos los vasos del ministerio. 22 Y casi todo es purificado, según
la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión.
El sacrificio de Cristo quita el pecado
23 Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen purifica
das así; pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que estos. 2
4 Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, si
no en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios; 25 y no para
ofrecerse muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada
año con sangre ajena. 26 De otra manera le hubiera sido necesario padecer mucha
s veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglo
s, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de
en medio el pecado. 27 Y de la manera que está establecido para los hombres que
mueran una sola vez, y después de esto el juicio, 28 así también Cristo fue ofr
ecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda ve
z, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan.
HEBREOS 10
1 Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma
de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamen
te cada año, hacer perfectos a los que se acercan. 2 De otra manera cesarían de
ofrecerse, pues los que tributan este culto, limpios una vez, no tendrían ya más
conciencia de pecado. 3 Pero en estos sacrificios cada año se hace memoria de l
os pecados; 4 porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede qui
tar los pecados. 5 Por lo cual, entrando en el mundo dice: