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Saludo
Testimonios
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Diezmos y ofrendas
Introduccin
o Charles Spurgeon en un sermn memorable sobre la gracia de
Dios comparti la siguiente ancdota:
o Un borracho se despert una maana de su embriaguez, con su
ropa puesta tal como se haba desplomado en la cama la noche
anterior. Vio a su nica pequea, su hija Millie, hacindole el
desayuno. Despabilndose le dijo, Millie, por qu permaneces
conmigo? Ella le respondi, porque eres mi padre, y porque te
amo. l se mir, y vi qu criatura tan torpe, harapienta e intil
era l, y le dijo, Millie, realmente me amas? La nia exclam,
S, padre, te amo, y nunca te dejar, porque al morir mam me
dijo, Millie, qudate con tu pap y siempre ora por l, y uno de
estos das dejar la bebida, y ser un buen padre para ti; por
eso nunca te dejar.
o Es maravilloso si agrego, como sucedi en la historia, que el
padre de Millie dej la bebida, y se convirti en un hombre
cristiano? Hubiera sido ms asombroso si no lo hubiera hecho.
Millie estaba confiando en la gracia inmerecida, o no? De
acuerdo a nuestros moralistas ella debi haber dicho, Padre,
eres un horrible hombre miserable! Ya he permanecido contigo
lo suficiente; ahora debo dejarte, pues si no, estar alentando a
otros padres a emborracharse. Bajo ese tratamiento tan
adecuado me temo que el padre de Millie hubiera continuado su
borrachera hasta su total perdicin. Pero el poder del amor
hizo de l un hombre mejor.
o Me encanta esa ancdota porque creo que es un ejemplo
fantstico de cmo la gracia y el amor de Dios pueden
transformar nuestras vidas cuando somos impactados por ella.
Conclusiones
o Recordar que la gracia nos ha sido entregada para:
Salvacin
Oportunidad para arrepentimiento de pecados
Oportunidad de crecimiento personal
Cumplir con la voluntad de Dios ac en la tierra
Ser administradores de los dones que l nos ha dado.
Tito 2:11-12 11 En verdad, Dios ha manifestado a toda la
humanidad su gracia, la cual trae salvacin 12 y nos
ensea a rechazar la impiedad y las pasiones
mundanas. As podremos vivir en este mundo con
justicia, piedad y dominio propio, NVI
Ministrar.