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Cuidado - Un Evangelio falso está destruyendo el cristianismo bíblico -

David Wilkerson

18:48 03/02/2010

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“Dijo también a sus discípulos: Había un


hombre rico que tenía un mayordomo y
éste fue acusado ante él como disipador de
sus bienes. Entonces le llamó y le dijo:
¿Qué es esto que oigo acerca de ti? Da
cuenta de tu mayordomía, porque ya no
podrás más ser mayordomo” (Lc. 16:1-2).

Jesús habló de cierto hombre rico que oyó un


reporte de que uno de sus mayordomos estaba
malgastando sus posesiones. Así que lo llamó a
que le diera cuentas, y le dijo: ¿Qué es esto que
oigo acerca de ti? Entrega cuenta de tu
mayordomía, porque ya no serás mayordomo”.

Esta parábola es muy importante para el cuerpo


de Cristo ahora. Es la trágica historia de un
siervo de Dios que pierde su poder y unción y
termina ofreciendo un evangelio rebajado y
barato. El hombre rico de esta parábola es Cristo mismo en quien moran todas las
riquezas de gloria. El mayordomo que está siendo despojado de la autoridad es
cualquiera a quien le ha sido confiada la Palabra de Dios, pero que ha sido hallado
culpable de desperdiciar los recursos de su Señor.

Este mayordomo era culpable de malgastar las posesiones de su señor, una


acusación que se podría hacer en nuestros días en contra de multitud de ministros,
de obreros cristianos y de ovejas. ¡Qué desperdicio vemos en el reino de Dios hoy
en día!

1. Los Elegidos de Dios desperdician tiempo, el más precioso recurso que


el cielo pudo confiar a la humanidad.

Los pastores ungidos de Dios, maestros y evangelistas son tan culpables como las
multitudes del redil que sólo buscan los placeres. Los mayordomos del evangelio
deberían estar redimiendo el tiempo y no malgastándolo en pasatiempos, deportes,
recreación y la televisión. Muéstrame un hombre de Dios que se sienta enfrente del
ídolo de la televisión, desperdiciando horas preciosas, perturbando su alma y su
mente con la corrupción del infierno, y yo te mostraré a un mayordomo injusto a
quien Dios traerá a cuentas y le despojará de toda autoridad espiritual.

Este mayordomo se consintió a sí mismo. El tomó los recursos de su amo y se los


derramó encima. Uno pensaría que todas las riquezas eran solamente suyas, por la
manera en que se gastaba los recursos y en que se consentía a sí mismo.
Hoy vemos este triste espectáculo en la iglesia, a cristianos yendo de un lado para
otro, desperdiciando los recursos divinos sin saber que Dios les va a pedir cuentas
por ese desperdicio.
2. El poder, otro de los gloriosos recursos de Cristo, está siendo egoísta y
tontamente malgastado.

Los reyes del poder en la casa de Dios son aquellos que malgastan el poder de su
amo para justificarse a sí mismos. Quieren ser conocidos y respetados como
profetas, como los hombres del momento, buscados como poderosos guerreros de
fe, acción y poder. Aman el aplauso de los hombres, la adulación como para un
héroe; les gusta ir por ahí oyendo esas palabras de autoaprobación. “¡Miren, ahí
esta! ¡Ahí va ese poderoso hombre de fe, acción y poder!” Pablo denunció esa
adulación a ministros. Debemos dar honor a quien honor merece, y ése es
¡solamente Cristo!

Los creyentes sin discernimiento hacen pequeños dioses de los autonombrados


profetas, sanadores, y maestros de nuevas revelaciones.

El poder malgastado está corrompiendo al ministerio y la casa de Dios. Los


cristianos superficiales son atraídos al poder como las abejas a la miel. Y una
terrible acusación en contra de la iglesia apóstata es oír a los cristianos decir: “¡Qué
bárbaro, qué poder tiene!”, en vez de susurrar con santa reverencia: “¡Está lleno de
Jesús! ¡Jesús se revela en él maravillosamente! ¡Hace a Cristo real!”

El verdadero mayordomo del evangelio no busca el poder para demostrarlo


enfrente de multitudes curiosas. Las multitudes pueden ver la fuerza del poder
sanador de Dios, como cuando Jesús sanaba a los enfermos. Sin embargo, a Él le
oían decir una y otra vez: “No le digas a nadie”. Dios le confía su mayor poder a
aquellos que van a los hospitales, a las calles, a los hogares, y en secreto, lejos de
los ojos de aprobación y de los aplausos, derriban fortalezas, atan a los demonios y
libertan a los cautivos, sanan a los enfermos y son verdaderos y desconocidos
ministros del poder sanador de Cristo. El verdadero don de sanidad no se
manifiesta en una atmósfera de espectáculo, sino que se manifiesta solamente
cuando es usado por siervos humildes que son completamente celosos de la gloria
de Dios, como Cristo lo era.

Un poco del santo poder de Dios que no es usado o aprovechado solamente para la
gloria de Cristo es un desperdicio. Es un mayordomo injusto gastando para sí
mismo lo que no le pertenece. Sin embargo, aún hay hombres que se levantan
grandes nombres para sí mismos, robándole la gloria y el poder al Señor, para
engrandecerse ellos mismos.

3. La fe es otro recurso de Cristo que está siendo desperdiciado por los


cristianos hoy en día.

¡Toda la fe verdadera proviene de Cristo! Cuando hablas de todas las riquezas de


Dios en Cristo Jesús, debes incluir la fe. Somos salvos por la fe de Cristo. Pero la
preciosa fe que debería haber sido cuidadosamente invertida, está siendo
desperdiciada en trivialidades. Los héroes del capítulo once de Hebreos se
apropiaron de su fe para conquistar reinos, tapar la boca a los leones, extinguir el
poder del fuego, poner en fuga a los ejércitos del enemigo, ejecutar actos justos,
recibir a sus muertos de regreso, y finalmente, para soportar torturas, vituperios,
azotes, prisiones y cárceles.

¡Hoy la fe de Cristo es a menudo desperdiciada en egoísmo! ¡Logros personales,


éxito, aumento de bienes, riquezas terrenales y prosperidad sin límite, con perfecta
salud y una felicidad sin mancha!
¿Por qué será que los cristianos pueden invertir todas las clases de fe en un intento
de llegar a ser prósperos y felices, pero no pueden tener fe para que su casa y sus
vecinos sean salvos? ¿Por qué tan poca fe para recibir la santidad de Cristo? ¿Por
qué tan poca fe para evangelizar a un mundo perdido?

Uno de estos días, muy pronto, Dios nos va a poner de espaldas contra la pared y
nos va a pedir cuentas de la forma en que manejamos Su preciosa fe. ¿La
gastamos sólo en trivialidades, como si la fe sólo existiera para hacernos la vida
más fácil? ¿No nos preguntará el Señor, con ojos penetrantes, por qué no usamos
sus riquezas sabiamente? ¿Qué pasará en el tiempo que viene pronto, cuando
legiones de demonios sean soltados sobre esta generación, y los gobernadores de
las tinieblas extiendan sus reinos siniestros, y furiosas tentaciones; cuando los
ejércitos de Satanás vengan en contra de nosotros, y los burladores y los
torturadores y los anticristos se levanten para acosar a los hijos de Dios? ¿Estará el
pueblo de Dios, los mayordomos de Dios, en la línea del frente haciendo una gran
demostración de fe para la gloria de Cristo, o estarán de pie delante del Juez para
ser despojados y echados fuera por malgastarla? ¡Señor, ayúdanos!

LA GRAN LECCIÓN

La gran lección de esta parábola va más allá de la tragedia de una iglesia que
desperdicia las riquezas de Cristo en intereses egoístas; va hacia el pensamiento
corrupto de los mayordomos cristianos que han sido despojados de la autoridad
divina. Los mayordomos del evangelio que desperdician el tiempo, la fe, el poder y
otros recursos divinos van, por consiguiente, a perder su autoridad espiritual en
Cristo y van a ser libres para comprometerse con sus propios planes y proyectos.
Perderán su unción y se arrastrarán inventando un evangelio que perpetúe sus
propios intereses.

“Entonces el mayordomo dijo para sí: ¿Qué haré? Porque mi amo me quita
la mayordomía” (Lc. 16:3).

Los mayordomos que malgastan la riqueza de su amo y pierden la unción llegan a


estar completamente dedicados a su propia supervivencia.

Ya no es su interés principal: “¿Qué puedo hacer por el Señor?”, sino, “¿Qué puedo
hacer por mí?”. Esto incluye tanto a discípulos como a ministros.

Le pregunté al espíritu Santo por qué este mayordomo no se arrepintió


simplemente y se arrojó en la misericordia de su amo. ¿Por qué salió y empezó a
planear y a hacer proyectos para protegerse a él mismo y su futuro? Yo creo que la
respuesta es que había ido muy lejos y se había colocado más allá de la redención.
Sus propios intereses le habían endurecido, se había entregado a un corazón
dividido. Si crees que los predicadores centrados en sí mismos y los discípulos
nunca están más allá de salvarse, no conoces la Biblia. Así eran Ananías y Safira;
también Alejandro e Himeneo a quienes Pablo entregó a Satanás para que otros
temieran; también aquellos de Romanos 1, que cayeron de la fe a la profundidad
de una mente reprobada.

Te lo digo con dolor en mi corazón, que ahora ya hay ovejas, ministros y


ministerios que han sido desechados por Dios. Estos son los que han sido
engañados por espíritus mentirosos, habiendo sido advertidos una y otra vez por el
Espíritu Santo y por los profetas de Dios, de que se arrepintieran y que se
humillaran. Ellos fueron absorbidos por el egoísmo; empezaron a fornicar con
madera y piedras, se convirtieron en constructores de templos y de monumentos
de realizaciones personales; y rechazaron una vida de quebrantamiento y
humildad. ¡Dejaron el closet de oración por sus intereses y por la obra de sus
manos! Temerariamente malgastaron el dinero de Dios, la fe de Dios, el tiempo de
Dios y el poder de Dios.

Por toda la nación, oigo de gente santa de oración, la misma cosa que oigo de mi
Padre del cielo. Aquellos que están caminando con Dios, viviendo en el Espíritu,
instintivamente sienten que Dios ha descubierto, y que deplora, todas las
abominaciones en la iglesia, en el púlpito, en las predicaciones y en algunos
ministerios populares.

No todos son corruptos, ¡gracias a Dios! Hay un remanente creciente de santos y


ministerios que se han vuelto a la justicia y a la oración. Pero el verdadero cuerpo
de Cristo debe orar por sabiduría divina para discernir a aquellos que ya han sido
despojados de la autoridad espiritual y de la unción. Un mundo creciente de
cristianos de oración ahora comparten el mismo dolor de Dios por toda la mezcla
con el mundo, y sus corazones claman que Dios trate esto pronto. ¡Creo, sin lugar
a dudas, que está a punto de hacerlo! Si Dios puede hacer caer a Babilonia en una
hora, seguramente puede limpiar esta mezcla en Su templo en un momento.

La mayor parte de los mayordomos modernos que han sido despojados por Dios de
todo servicio espiritual no son tan sabios como el mayordomo injusto, no se dan
cuenta de que ya todo terminó. No se han dado cuenta de que ya han sido
despojados de su mayordomía. Pero tú te puedes dar cuenta que se acabó, por los
planes y proyectos que presentan centrados en el hombre. Los intereses de Dios ya
no son lo más sobresaliente, ahora lo único importante para ellos es su próximo
proyecto. Terminan un proyecto de hombre solamente para lanzar otro más
espectacular que el anterior.

Mi corazón clama: “¡Oh, mi bendito Señor! ¿Cuándo se despertará el pueblo de Dios


y empezará a discernir que todo ese loco gastar, esa construcción, y esa
mentalidad mundana representan un despilfarro hecho por cristianos y por
ministros que ya han sido desechados por el Espíritu Santo y que están a punto de
ser llamados a cuentas? ¿Cuándo dejará el pueblo de Dios de aguantar tal tontería?
¿Cuándo se despertará el cuerpo de Cristo y gritará en contra de esto y dirá:
¡Basta!” No hay ya profetas de Dios en la tierra? ¿No quedan pastores con
suficiente discernimiento del Espíritu Santo y con autoridad espiritual para
despertar a esta gente respecto a ese peligroso desperdicio de los recursos de
nuestro Señor? Es triste, pero es cierto, que en algunos de los más conocidos
ministerios del país hoy en día, ni con mucho se escucha la verdadera Palabra de
Dios. Yo no soy juez, pero por sus hechos es patente que algunos están más allá de
la censura, cegados por sus propios consejeros, cegados por ambición, cegados por
los dioses del éxito y el poder.

Algunos de ellos no recibirían un solo profeta hoy en día, están tan altos y son tan
poderosos, están tan confiados en sí mismos, tan ricos, tan influyentes, tan
establecidos en sus caminos, tan comprometidos con sus propios planes y
proyectos, que no pueden escuchar nada.

¡Sus ojos están cerrados, sus oídos no oyen, y no saben que la gloria se ha ido y
que Icabod ha sido escrito sobre sus puertas! Y tan cierto como que el mayordomo
injusto fue derrocado, así también ellos caerán. Dios va a cortar el suministro y va
a hacer una cosa tan sorprendente que los oídos de todos los que lo oigan van a
retumbar.

Llamo a todos los santos que oran en toda la tierra que empiecen a ayunar y a orar
por la limpieza dentro de la casa de Dios y entre sus ministros y ministerios. Que
empiece conmigo y con el ministerio a mi cargo. Yo necesito esta purificación tanto
o más que todos los otros. Ora porque el fuego santo de Su santidad llene de temor
todos los púlpitos. Ora para que Dios salve los ministerios que aún pueden ser
salvados, que Dios humille y rompa las voluntades necias de los hombres centrados
en ellos mismos, que haya arrepentimiento y un regreso a la pureza y a la
honestidad. Ora para que ellos respondan pronto. Únete a todos los otros santos
que oran. ¡Que ya no se malgasten los recursos de Dios! Ya no más alianzas con
aquellos que no tienen preocupación por los intereses de Dios, sino que usan a
otras personas para aumentar sus intereses egoístas. ¡Ya no más confiar en
aquellos que ofrecen un evangelio barato y de oferta!

¡Dios danos profetas y pastores y evangelistas, puros, separados, quebrantados,


que se den completamente para la gloria de Jesús, que puedan tronar en contra del
pecado y de la corrupción y hagan temblar a los adúlteros, a los que se divorcian, a
los laicos y ministros tibios en la casa de Dios! Creo que el pueblo de Dios está
clamando por líderes que sean ejemplo de santidad, y que los conduzcan a caminar
más profundamente con Cristo. Creo que la congregación está más hambrienta de
Dios que muchos del púlpito. Algunos ministros jóvenes me dicen que no pueden
encontrar a hombres ancianos de Dios a quienes puedan mirar como modelos de
santidad y pureza. La gente quiere moverse en Dios, quieren fuego en el púlpito y
convicción en las bancas. Quieren que el Espíritu de Dios despierte a sus iglesias y
los saque de la corrupción. Al menos, eso es lo que oigo de los que me escriben.

UN EVANGELIO BARATO, CARENTE DE COMPROMISO

Este mayordomo despilfarrador dijo: “Ya sé lo que haré para que cuando se me
quite de la mayordomía, me reciban en sus casas” (Lc. 16:4)

Procedió a llamar a todos los deudores de su amo y les ofreció tratos con tarifas
reducidas. Al deudor que debía a su amo cien medidas de aceite le decía que sólo
pagara cincuenta. El redujo el trato de otro deudor que debía cien medidas de trigo.
Le dijo que sólo necesitaba pagar ochenta medidas. Les ofreció a todos los
deudores atractivas rebajas en los tratos.

Cuando el Espíritu Santo se va de un hombre o de un ministro, y él toma el control,


toda clase de convenios se ofrecen a los deudores. Es por eso que estamos oyendo
ese evangelio barato y rebajado desde tantos púlpitos.

Ahora hemos llegado al corazón del mensaje de esta parábola. Estos mayordomos
que han sido despojados, van por ahí haciendo tratos rebajados con deudores que
andan buscando una forma de pago barata. ¿Quién quiere pagar el precio completo
de la redención cuando hay en pie una oferta de saldar la cuenta con una salvación
barata? ¿Quién quiere llevar los sufrimientos de Cristo cuando puedes “cumplir” con
menos? ¿Por qué soportar la muerte, la cruz, el oprobio y el rechazo cuando
simplemente, reclamas tus derechos y puedes volar justo hasta el paraíso sin pena
ni sacrificio? ¡Santos, alíniense -es tiempo del evangelio basado en tratos baratos-!

¡Quédate enfrente de tu televisión, llena tu alma y tu mente con toda la porquería


de los pozos del infierno, sigue adelante, disfruta el cine escandaloso, el teatro para
adultos; corre con la multitud, bebe, fuma, ve a centros nocturnos, cuenta chistes
groseros; divórciate, haz trampas, fornica; gasta, compra y endrógate; no ores, no
ayunes, no clames, no hables de cargas, de santidad y de apartarse del mundo!
¿Por qué? ¡Porque es el día del evangelio barato y rebajado, sin dolor, sin poder,
contaminado! Se ofrece diariamente por radio, por televisión y en cruzadas y en las
iglesias por todo el mundo.

“Y alabó el amo al mayordomo malo por haber hecho sagazmente... Y yo os


digo: Ganad amigos pro medio de las riquezas injustas, para que cuando
éstas falten, os reciban en las moradas eternas” (Lc. 16:8-9)

Que quede esto claro. Dios no está alabando el mal proceder del mayordomo, ni
está recomendado sus acciones como tales. El sólo recomienda la forma astuta en
que el mayordomo injusto se condenó a sí mismo. El amo alabó la manera en la
que selló su ruina. En otras palabras: “Tú pensaste sabiamente en ofrecer estos
tratos rebajados. Pero cuando todo se venga abajo, y se vendrá, tú y todos los que
participaron contigo en tus ofertas deshonestas, serán enviados a los lugares donde
habita Satanás”.

Lo que Dios nos está diciendo es que no hay atajos, no hay consagraciones a
medias, no hay caminos fáciles a la gloria, o sin dolor. Vamos a pagar el precio
completo, esto significa que tomemos nuestra cruz, nos neguemos a nosotros
mismos y lo sigamos a El hasta la plenitud de la vida de resurrección. En el día del
juicio todos los mayordomos despojados y sin poder se van a parar delante del
trono del juicio de Jesús, mirando no sólo sus ojos llameantes sino que también
verán a los pobres hijos perdidos del reino a quienes ellos engañaron con ese
evangelio parcial. ¡Qué alarido será oído! Ellos rechazarán a sus falsos profetas,
gritando: “¡Falso! ¡Impostor! ¡Pastor cruel! ¡Hijo de Icabod! ¡Inventor de mentiras!
¡Nos heriste con ceguera con tus medias verdades!”.

Todo lo que le puedes elogiar a algunos hombres de Dios y a ciertos ministros hoy
en día, es que su astucia y su ingenio están proveyendo para ellos y sus seguidores
un camino con Jesús a un precio de oferta. Y es astuta la manera en que las
Escrituras son torcidas y entrelazadas para hacer que suenen correctas y aprobadas
por Dios. Han ido ya tan lejos que muchos pueden pecar a voluntad y no ser
convictos de pecado. Pueden decir con el Israel apóstata, “Librados somos para
seguir haciendo todas estas abominaciones” (Jer. 7:10). Doctrinas de demonios y
doctrinas de falsa seguridad son ofrecidas a aquellos que escogen vivir vidas
carnales y sensuales.

El mayordomo injusto pensó que había asegurado su futuro, pero era una falsa
seguridad. El seguía siendo el mismo hombre permisivo, tramposo y sensual que
siempre había sido, y los amigos que iban con él eran de su misma naturaleza,
todos ellos cegados por una falsa seguridad. Puedes estar seguro que pagó un alto
precio por su engaño. ¿Quién puede dudar que el amo rechazó los tratos rebajados
que ofreció el mayordomo injusto? Yo creo que el amo demandó el precio completo.

Dios le dijo a la iglesia de Laodicea, tan llena de bienes y que alardeaba de no tener
necesidad de nada, en realidad eres desventurada, pobre, miserable, ciega y
desnuda. Y hasta que no renuncie a toda la tibieza, Dios la vomitará de Su boca a
ella y todo lo que representa. Este hecho espantoso ya está sucediendo.

¡Dios danos mayordomos fieles! Danos santos en el púlpito y en las bancas que se
vuelvan al Señor con todo su corazón, que rompan sus ídolos, y caigan contritos
delante de Tu presencia. Y Dios, vuelve a traer el evangelio de justicia, de
separación del mundo, y mandamientos santos de amor, y levanta ejércitos de
vencedores que alisten sus lámparas y se preparen para recibir al Novio. Dios,
llévanos a la Cruz, a la muerte de nosotros mismos, a reconocernos muertos al
pecado por fe, y a la resurrección en el reino de Vida Eterna en Cristo. Amén.

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