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Valentina Ayrolo
compiladora
Economía, Sociedad y Política
en el Río de la Plata del siglo XIX
Problemas y debates
Valentina Ayrolo
compiladora
Rosario, 2010
Economía, Sociedad y Política en el Río de la Plata del siglo XIX / dirigido por
Valentina Ayrolo. - 1a ed. - Rosario : Prohistoria Ediciones, 2010.
144 p. ; 23x16 cm. - (Actas / M. Paula Polimene y Carolina Piazzi; 11)
ISBN 978-987-1304-49-3
Este libro recibió evaluación académica y su publicación ha sido recomendada por reco-
nocidos especialistas que asesoran a esta editorial en la selección de los materiales.
INTRODUCCIÓN
Problemas y debates del siglo XIX..................................................................... 9
Valentina Ayrolo
PRIMERA PARTE
Economía ............................................................................................................ 13
Presentación
Guillermo Banzato.............................................................................................. 15
SEGUNDA PARTE
Política................................................................................................................ 81
Presentación
Historia, poder y significado en la primera mitad del siglo XIX
Jaime Peire.......................................................................................................... 83
Nosotros/Los otros
Rosalía Baltar ..................................................................................................... 109
VALENTINA AYROLO
E
“…cada sociedad se piensa ‘históricamente’
con los instrumentos que le son propios”
Michel de Certeau
l siglo XIX es un siglo apasionante. Qué más podría decir alguien que –como
yo– lo eligió como periodo de estudio. Fue un siglo de contrastes y en el espa-
cio del país que hoy tenemos, y que no existía por aquel entonces, significó la
materialización de muchos de los cambios impulsados en épocas anteriores. Concreta-
mente fue el siglo de la ideación y construcción de un país que se llamaría Argentina.1
Pero además es un siglo de revoluciones que traerían aparejadas como resultado la
conformación de Estados Nacionales con las características que habían imaginado los
filósofos y juristas europeos, uno y hasta dos siglos antes. Es el siglo de la instaura-
ción de una nueva lógica económica, de la aparición de nuevas ideologías producto
de la acumulación de cambios económicos y sociales, en fin, un siglo intenso, cierta-
mente como muchos otros.
Mirando ese siglo está el historiador que intenta entenderlo y ensayar una expli-
cación. Como bien sabemos, la historia es una ciencia joven desde el punto de vista
de su adecuación a las reglas del campo científico. Hace unas cuantas décadas que ha
comenzado a adquirir algunos de los parámetros que, a la larga, podrían permitirnos
ser reconocidos y considerados finalmente como una ciencia. Así, ser historiador y
vivir de la historia es para nosotros un logro bastante reciente. Los textos que fueron
escritos durante los primeros cincuenta años del siglo XX son, en general, el resulta-
do de largas investigaciones amateurs de abogados, economistas u otros profesiona-
1 Nadie mostró esta situación de forma tan clara como Tulio Halperin Donghi quien en “Una Nación
para el desierto argentino”, explicaba cómo la excepcionalidad argentina consistió en este debate de
casi un siglo donde, las elites locales pensaron, discutieron y presentaron las ideas que en algunos
casos encarnarían, finalmente, en el Estado nacional argentino. Cfr. HALPERIN DONGHI, Tulio
“Estudio Preliminar”, en Proyecto y construcción de una nación: Argentina, 1846-1880, Ariel, Bue-
nos Aires, 1995 [1980].
10 Economía, Sociedad y Política
les liberales. Hay excepciones, claro, pero si miramos las historias provinciales, por
ejemplo, las excepciones a esta regla son escasas. Esta situación marcó un estilo de
aproximación a los sucesos históricos, la elección de los temas de investigación, un
tipo de explicación sobre los acontecimientos donde la causa y el efecto eran funda-
mentales. También caracterizó una forma de escribir y de relatar la historia, en fin,
todo un paradigma historiográfico.2 A este modelo, siguió el de una historia más com-
prometida, en todo sentido, y unos historiadores que no querían dejar de involucrar-
se, de ser protagonistas de la Historia.3
Hoy estamos en una nueva etapa en que las viejas formas de hacer historia per-
viven y el compromiso social no ha sido abandonado pero, es una etapa que favore-
ce la consolidación del campo disciplinar con herramientas (como becas, subsidios,
etc.) que propenden a que los historiadores puedan concretar “la operación histórica
[que] se refiere a la combinación de un lugar social, de prácticas ‘científicas’ y de
una escritura”,4 como fue señalado por De Certeau.
Por ello, el verdadero desafío del historiador de hoy es pensar y replantear los
temas de interés historiográfico como supuestos abiertos a los que vamos incorporan-
do –a la luz del aumento de trabajos realizados y en proceso de elaboración– nuevos
conocimientos (actores, abordajes, espacios geográficos, elementos metodológicos)
sobre el pasado. Creo, que los historiadores del siglo XXI tenemos el compromiso de
buscar explicaciones más completas de los procesos históricos. Y claramente esto es
posible si nos acercamos a nuestros temas de investigación como problemas científi-
cos. Las preguntas nuevas que nos vamos haciendo se corresponden a una nueva
manera de concebir nuestro trabajo, pero además a formas diferentes de realizarlo. La
integración de áreas y esferas de conocimiento para entender un suceso es parte de
esta novedad. Así, la antropología, la sociología, el arte, las letras y la lingüística,
entre muchas otras disciplinas, se incluyen con más naturalidad en las explicaciones
que los historiadores intentamos dar de los fenómenos del pasado. El resultado se tra-
duce en conclusiones provisionales, pero multicausales y complejas, por ende, más
completas.
Esta nueva modalidad, no obstante, debería integrar a la vieja historiografía por
su valor heurístico y por sus aportes en términos de información, conocimiento y
manejo de fuentes enriqueciendo los nuevos planteos, complejizando los problemas,
mirándolos desde distintos ángulos, ahora sí sin miedo de salirse de la historia.
2 DEVOTO, Fernando –compilador– La historiografía argentina en el siglo XX, CEAL, Buenos Aires,
1993, 2 tomos.
3 DEVOTO, Fernando y PAGANO, Nora La historiografía académica y la historiografía militante,
Biblos, Buenos Aires, 2004.; BRAGONI, Beatriz –editora– Microanálisis. Ensayos de historiografía
argentina, Prometeo, Buenos Aires, 2004.
4 DE CERTEAU, Michel La escritura de la historia, Universidad Iberoamericana, México, 2006 [1975],
p. 68.
Introducción 11
De allí, la importancia que tiene saber qué pasa en otros lugares, cómo se pien-
san los mismos acontecimientos, pero también por qué ocurrieron otros tan diferen-
tes. Incluir otras miradas nos permite reflexionar e imaginar ante un mismo hecho his-
tórico, que otros resultados hubiesen sido posibles y, al mismo tiempo, ponderar el
peso real de cada uno de los elementos que definen o definieron una situación dada,
una relación de fuerza, un acuerdo, un desacuerdo, el perfil de un actor social, de una
facción política, etc.
Por todo lo antedicho, las Jornadas sobre los problemas y los debates del siglo
XIX pretenden constituirse en un espacio abierto a la reflexión, al análisis y a la ima-
ginación de los historiadores a quienes nos gusta pensar el siglo XIX. Saber qué están
preguntándose y respondiéndose, qué entienden y qué debate el resto de los colegas
interesados, apasionados por este siglo, motiva que cada dos años el grupo de inves-
tigación “Problemas y Debates del siglo XIX” convoque a un encuentro para el diá-
logo e intercambio entre todos aquellos que se interesan por los distintos aspectos de
esa realidad decimonónica.
El presente libro trae al lector una parte de ese debate que se dio en el mes de
abril de 2009 en Mar del Plata, donde estuvimos reunidos durante dos días para inter-
cambiar nuestras miradas sobre la economía, la justicia5 y la política del siglo XIX.
Además de haber participado catorce investigadores en calidad de ponentes, tres
de nuestros colegas nos acompañaron realizando los comentarios de cada uno de los
bloques, incorporando preguntas y preocupaciones a los trabajos que se presentaron.
Curiosamente, y sin que hubiese sido previamente acordado hubo acuerdos temá-
ticos y de intereses. El periodo de las autonomías provinciales y las reformas,6 que se
dieron como parte de una planificación más o menos exitosa,7 por parte de los gobier-
nos de Buenos Aires, Cuyo y Córdoba, fue uno de los ejes. El mismo periodo tam-
bién fue abordado considerando el tema de las continuidades y de las modificaciones
en las relaciones entre los poderes locales y los nuevos ciudadanos, incorporando a
las discusiones que nos reunieron, la arista de la justicia, un campo en expansión
desde el punto de vista historiográfico. Se avanzó sobre sus diversas lógicas con tra-
bajos que, historizando los sistemas judiciales, arrojaron luz sobre el proceso más
amplio de formación de la política nacional.
5 Los cuatro trabajos sobre Justicia saldrán publicados como dossier, con una introducción del modera-
dor del bloque Darío Barriera, en la revista electrónica Nuevo Mundo Mundos Nuevos, durante este año.
6 Entre ellas las eclesiásticas ocuparon tres trabajos, uno de la mesa de economía y dos en la de política.
7 Dos trabajos discutieron la efectividad de las reformas y el alcance de la denominación de “feliz expe-
riencia”, para el gobierno de Martín Rodríguez.
12 Economía, Sociedad y Política
Por otro lado, también fue sujeto de debate la construcción del “otro”, desde la
diferencia: el enemigo de la Revolución, el español, el salvaje unitario, el otro que
ponía en entredichos la propia definición.8
Por último, el resto de los trabajos plantearon algunos aspectos relativos al nuevo
orden que se construía desde mediados del siglo XIX, intercalando toda una escala de
actores sociales que van desde el pulpero –pequeño comerciante– de la campaña
bonaerense y su comercio en pequeña escala, hasta los diputados de la Confederación
Argentina, jugando con los diversos niveles de esa sociedad cuya complejidad, en
crecimiento, muestran muy bien estos trabajos.
La experiencia de algunos años de intercambio académico en ámbitos de Congre-
sos y Jornadas me convence cada vez más de que lo que necesitamos, sobre todo, es
encontrarnos más seguido en grupos más pequeños y con mucho tiempo para discu-
tir, analizar y pensar nuestros problemas y nuestros abordajes. Necesitamos encon-
trarnos, porque la tarea del historiador es en gran parte solitaria. Necesitamos de la
voz y de la opinión del otro porque nos despierta, nos alerta, nos moviliza, nos advier-
te pero también porque nos alienta y nos sostiene en la tarea que elegimos.
8 Dos trabajos se ocuparon de este asunto y uno de los de justicia llamó la atención sobre el disciplina-
miento social a través de los mediadores, mostrando nuevamente una arista interesante para pensar a
los otros.
PRIMERA PARTE
Economía
Presentación
L
GUILLERMO BANZATO
víctimas, porque podemos pensar que efectivamente los acusados estaban conspiran-
do, aunque nada nos obliga a creerle al funcionario local.
Estas reflexiones pueden hacerse gracias al minucioso trabajo que se tomó
Andrea Rosas Principi para armar la trama de este episodio y analizarla en el contex-
to socioeconómico de la época. En ese sentido, podemos destacar los siguientes
aspectos que vinculan a éste con los otros trabajos: en primer lugar, el activo tráfico
mercantil de la campaña del norte bonaerense reflejado en la presencia de una impor-
tante cantidad de pulperos en un pueblo que estaba en el camino hacia las provincias
del interior; luego, la confirmación de que aún con un giro de capital modesto se
podía sobrevivir en la campaña mientras la voracidad del fisco, que debía sostener
una situación de guerra, no los ahogara; por último, la rápida incorporación de los
recién llegados en las sociedades locales, lo suficientemente permeables para que
ciertos pequeños y medianos comerciantes pudieran articular una red social.
En estas dinámicas interacciones, según Diana Duart y Matías Wibaux, el crédi-
to cumplía una función social. En un trabajo que exprime al máximo posible unas
fuentes parcas y de difícil manejo, los autores, que se encuentran entre los pioneros
en el abordaje de estos temas, analizan las pequeñas operaciones de fiado entre 1820
y 1870, un periodo caracterizado por la inflación y, sobre todo hasta los años 1860,
por las interrupciones al comercio debido a las guerras y conflictos políticos.
La perdurabilidad de los pequeños montos a lo largo del periodo da cuenta de la
posición relevante del pulpero en la vida cotidiana de la campaña, al adelantar mer-
caderías y esperar que el deudor pudiera hacerse de unos pesos para cumplir con el
compromiso tomado, un papel que no se resumía en el aspecto económico, tal como
desde otro punto de vista lo detalló Rosas Principi, y en este caso se expresa con el
conocimiento de los clientes que muestran las descripciones de sus deudores en las
anotaciones de los pulperos. Los autores demuestran que los pequeños comerciantes
de los años 1820 y 1830 tomaron un riesgo mayor, prestando ínfimas cantidades, que
los de periodos posteriores que poseían un giro superior. Por otro lado, la relación
entre los montos adeudados por los pulperos y el giro de su comercio es ilustrativa de
la importancia de los grandes comerciantes de Buenos Aires y su estrecha relación
con la miríada de pequeños y medianos negociantes de la campaña.
En la continuidad de estas indagaciones podría pensarse en intentar distinguir con
mayor precisión aquellos pulperos para quienes el negocio era una parte del capital
total (el resto, y a veces superior, podía integrarse con propiedades en Buenos Aires,
estancias, otras pulperías, tal como los dos casos que presentan Duart y Wibaux), pues
la estrategias desplegadas por estos necesariamente serán distintas a las de aquellos
para quienes la pulpería era todo su capital. Por supuesto que para ello, y coincido
plenamente con los autores, falta cotejar la información de que disponen con lo que
ya sabemos, con las bases de datos que todos hemos armado para nuestras tesis
–sobre las que deberíamos hacer un esfuerzo para divulgarlas y compartirlas. Sin
duda este tipo de estudios se potenciarían con los datos que podríamos proporcionar-
Presentación 17
Política
Presentación
C
JAIME PEIRE
omo bien sabe el lector, la breve reflexión que aquí comienza versa acerca tres
trabajos presentados en las Jornadas de discusión sobre el siglo XIX desarro-
lladas en abril de 2009, en Mar del Plata. Pero debo comenzar diciendo que
en ellas –especialmente en el simposio del que fui relator, pero en general en todas–
detecté una rara empatía entre estudios de distinta índole, que dio lugar a un intere-
sante debate que se materializó en las Jornadas. El presente comentario no es sino el
intento de desvelar esa corriente subterránea que parece convertir a estos trabajos en
vasos comunicantes.
El de Fabián Herrero –basado en una investigación muy interesante y estratégi-
camente elegida– cuestiona alguna historiografía reciente sobre la “feliz experien-
cia”. El estudio de fray Francisco Castañeda parece demostrar que no fue ni tan feliz,
ni tan una. Sólo un deseo de establecer en el imaginario social y en la representación
del poder esa felicidad y esa experiencia de unidad. Pero parecía haber una tensión
entre esa imagen de fuerza del “poder” y la realidad de la obligada negociación, que
fray Cayetano Rodríguez no aceptaba. No había posibilidad de reconciliación. Sólo
amigos y enemigos. El “orden” –y el futuro pacífico que eso conllevaría– para él, no
estaba garantizado, como parecía estarlo para los demás, después de la revolución de
octubre de 1820.
La investigación de Rosalía Baltar pone de manifiesto la irreconciabilidad del
“Nosotros” y “Los otros” durante el periodo rosista, a partir del estudio sistemático
del discurso comparado de ambos bandos, tomando para ellos importantes casos tes-
tigo, explorando la sensibilidad en los textos, a partir del aserto de Geertz de la impor-
tancia del otro, en la construcción del yo. Esto quiere decir que parte fundamental de
la construcción del rosismo fueron –precisamente– los “salvajes” unitarios, y de los
antirrosistas, el mismo Rosas, que fue tomado también por salvaje. Lo que en uno
constituía una virtud, en el otro era el defecto descalificante, y viceversa. Sin embar-
go, ni uno ni otro discurso existiría –en el análisis de Baltar– sin la centralidad absor-
bente de la figura de Rosas.
Ana Laura Lanteri, por su parte, parece clausurar un triángulo. Estudia la relación
entre el poder ejecutivo y el poder legislativo en la época de la Confederación cuan-
do Buenos Aires no formaba parte de ella. Su trabajo responde a esta pregunta: ¿Hubo
84 Economía, Sociedad y Política
equilibrio entre ellos, como se suponía que debía haberlo? Esta pregunta tiene senti-
do en el marco del problema por la caracterización del poder en el sistema político
confederal. Basada en un amplio arco de fuentes –desde las legislativas hasta cartas
personales– y contando con un amplio relevo bibliográfico, su trabajo cuenta los tra-
bajos y las penas –a veces con éxito, a veces sin él– del poder legislativo por marcar
un espacio de poder real frente al ejecutivo, y al mismo tiempo, del poder central por
construir un espacio nacional frente a lo que hasta entonces eran espacios provincia-
les. Este esfuerzo, al parecer, fue más exitoso que el primero, dentro del nuevo rea-
comodamiento de las elites.
Mirados los tres trabajos en perspectiva, se observa en todos ellos la inclusión del
desencuentro como un tema central. O, si se quiere, la incapacidad de las elites para
sortear no conflictos, sino un conflicto que terminará mal, o al menos “el” conflicto
donde alguna de las partes descalifique o destituya a la otra, o al menos lo intente. Esto
se ve con más claridad en el trabajo de Fabián Herrero y directamente es emblemáti-
co en el de Rosalía Baltar, que trata directamente de “ellos y “nosotros”. Ana Laura
Lanteri nos muestra un panorama donde el conflicto no parece tan extremo. Acaso por-
que no se discute quién “tiene” el poder sino relativamente hasta dónde y dentro de
qué términos. Pero todos, de una manera u otra, nos hablan de la construcción de un
“orden” –palabra clave– político, más o menos ficcionalmente “democrático”, donde
hay una disputa por este poder político. O para decirlo de una manera casi pornográ-
fica, quién es el o los que “dominan”, y cómo el/ellos manifiestan esa dominación apa-
rentemente no tan simbólica como podría creer un historiador posmoderno.
Siguiendo a Pierre Rosanvallon, podríamos decir que estos tres trabajos al hablar
de lo político, del poder político y de su ejercicio, pueden inscribirse en la historia de
la construcción de la democracia en la Argentina. En efecto, siguiendo una línea tem-
poral, se observan las dificultades que tienen las elites para negociar el poder después
del derrumbe imperial español hasta la presidencia de Derqui. Podría objetarse: no
sólo Argentina tuvo estos problemas en la construcción de su democracia. Es verdad.
Pero la especificidad del caso argentino –y debemos decir de muchos países latinoa-
mericanos– consiste en sus constantes tropiezos en conseguirlo, hasta el último tercio
del siglo XX, y a un precio muy elevado, quizás excediendo en esto a la mayoría de
aquellos países.
“La crisis que atraviesa hoy un país como la Argentina [dice Rosan-
vallon refiriéndose a la crisis del 2001] no puede interpretarse sim-
plemente a partir de factores económicos y financieros que son su
causa inmediata. No tiene sentido a menos que se la sitúe en la his-
toria prolongada de una declinación ligada a la dificultad recurrente
en hacer existir una nación fundada en el reconocimiento de las obli-
gaciones compartidas”.1
1 ROSANVALLON, Pierre Por una historia conceptual de lo político, FCE, Buenos Aires, 2002, p. 18.
Presentación 85
María Valeria Ciliberto es Doctora en Historia por la École des Hautes Études en
Sciences Sociales (París), Investigadora Asistente del CONICET y docente regular
del Departamento de Historia de la Facultad de Humanidades de la Universidad
Nacional de Mar del Plata. Integrante del grupo de investigación “Problemas y deba-
tes del siglo XIX”, co-dirige el proyecto “La relación ciudad-campaña analizada a tra-
vés de la dinámica del abasto: condiciones de producción y comercialización rural”.
Es autora de Aspectos sociodemográficos del crecimiento periurbano. San José de
Flores, 1815-1869 (Universidad Nacional de Mar del Plata/GIHRR, 2004) y ha publi-
142 Economía, Sociedad y Política
Diana Duart es Licenciada en Historia por la Universidad Nacional de Mar del Plata
y docente en el Departamento de Historia de la Facultad de Humanidades en dicha
Universidad. Es miembro del grupo de investigación “Problemas y debates del siglo
XIX” y Sociedad y Estado “Prof. Ángela M. Fernández”. Se especializa en temas
relacionados con la historia social y económica rioplatense de los siglos XVIII y XIX.
dduart@mdp.edu.ar