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Una primera versión de este texto fue leído y discutido por alumnos de la asignatura Géneros Periodísticos
U!, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. Sus atinadas sugerencias enriquecieron de manera notable
la versión final del escrito. Mi más sincero agradecimiento a ellos.
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ámbitos, en las aulas donde se reflexiona sobre periodismo pareciera ser un tópico !
que convoca al debate, al fruncimiento del ceño.
La reflexión teórica del periodismo, para muchos, debe estar muy lejos de
los futuros periodistas. O de plano, no existir. Una posible explicación de este
evidente malestar es resultado de algunos recuerdos de la muy mala educación
que con tufos positivistas hemos recibido en nuestra enseñanza básica y media
superior. "Mis maestros -dice Juan Villoro- no podían estornudar sin recurrir
a un 'marco teórico"'. Esa actitud, por desmarcarse de lo "teórico", ha hecho que
algunos profesores definan al buen periodista como el que "sabe transmitir una
noticia siendo objetivo", "el que sale a la calle a cazar noticias", o el que escala el
más alto de los muros para obtener y no soltar la primicia. "¿Y después... qué?", se
preguntan mirando lo obtenido.
Alguna vez escuché a una profesora de la Facultad de Ciencias Políticas y So-
ciales reclamar que se debería dejar de "jugar a la escuelita, para hacer trabajos
que tengan que ver con la realidad real, no con la realidad del aula". Me atrevo a
señalar que no se ha comprendido que el pensamiento teórico que debemos alentar
-primero en las aulas y luego fuera de ellas-, es aquel donde los estudiantes tengan
una actitud para observar con detalle todas las posibles aristas y pliegues ocultos
del fenómeno periodístico.
Las teorías abstraen, responden, preguntan, concluyen y... vuelven a pregun-
tar. Es un proceso crítico. Un círculo virtuoso. Exponer hipótesis o teorías para
acercarnos a escuchar de cerca la respiración del periodismo, debe ser tan creativo
como hacer cine, como componer música, como alertar sobre el calentamiento de
la Tierra. En ese sentido, los egresados de la licenciatura en Ciencias de la Comuni-
cación, a partir de sus conocimientos teóricos, deben plantear y resolver problemas
que les genere un desafío intelectual constante. Esto con base en la disposición y la
capacidad propias de la investigación científica: creatividad, capacidad de análisis,
habilidad para plantear interrogantes y poner a prueba respuestas.
Todo esto sin alejarse de la reflexión sobre la práctica y alcances del periodismo
en una sociedad como la nuestra y en momentos realmente cruciales. Estimular
la discusión teórica debe proponer a investigadores, docentes y alumnos una
experiencia intelectual genuina. Una muy buena ocasión para la reflexión y el
análisis retrospectivo de la práctica, una indudable oportunidad para generar
interrogaciones que nos lleven hacia una exploración vital.
El periodismo no es un instrumento técnico que transmite sólo información,
la extensión de un teclado acéfalo. El reto de los periodistas de hoy, y de mañana,
es transformar la información en conocimiento: de modo que la primera sea el
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io pareciera ser un tópico insumo básico del segundo. Recuerdo un texto de Tomás Eloy Martínez sobre
los desafíos del periodismo en el siglo XXI. Martínez comparte que los infinitivos
debe estar muy lejos de conocer y narrar tienen un origen similar, su origen es una palabra del sánscrito,
isible explicación de este gnd, que significa: conocimiento. A lo largo de nuestras vidas hemos utilizado
e la muy mala educación más y mejor el verbo narrar que el verbo informar.2 Así, el periodismo cobra una
nseñanza básica y media vigencia vital; no es la simple redacción de lo hechos, la persecución de la noticia
i estornudar sin recurrir o la escritura urgente. Entender esa notable diferencia entre información y cono-
o "teórico", ha hecho que cimiento es uno de los grandes propósitos de la Teoría del Periodismo.
que "sabe transmitir una La incipiente Teoría del Periodismo ha puesto en la mesa de discusión más de
oticias", o el que escala el una pregunta por contestar, pero también nos ha acercado algunas y muy valiosas
a. "¿Y después... qué?", se respuestas. Muchas de esas conclusiones han enriquecido la práctica del perio-
dismo actual y, sin duda, las podemos encontrar en el periodismo que leímos hoy
le Ciencias Políticas y So- o vamos a leer el día de mañana.
lelita, para hacer trabajos Tópicos como la desacralización de la objetividad, lo superficial que resulta
dad del aula". Me atrevo a actualmente etiquetar géneros de forma rigurosa o la de dudar sobre las fronteras
arico que debemos alentar entre interpretación y opinión, no se podrían entender hoy sin la reflexión que
ide los estudiantes tengan le ha impreso la teoría periodística. Sin esa discusión fomentada desde las aulas
aristas y pliegues ocultos universitarias, muchos planteamientos seguirían repitiéndose a coro como dogmas
intocables.
/en y... vuelven a pregun-
;r hipótesis o teorías para
ismo, debe ser tan creativo LOS GÉNEROS PERIODÍSTICOS: ENTRE CENTAUROS Y ORNITORRINCOS
sobre el calentamiento de
en Ciencias de la Comuni- Por ejemplo, la reflexión referente a la enseñanza y el aprendizaje de los géneros
ntear y resolver problemas periodísticos cobra mucha vitalidad en ese contexto. A mi parecer, hay una actitud
L base en la disposición y la academista en entender invariabilidad y aguas siempre en calma en la actividad pe-
dad, capacidad de análisis, riodística y sus productos. La reflexión seria y sistemática en torno a la actividad
respuestas. nos ha mostrado en más de una ocasión lo interesante y fascinante que puede ser
y alcances del periodismo construir textos que pongan en entredicho a los manuales. La teoría periodística
lente cruciales. Estimular ha justificado, desde una perspectiva histórica y estilística, las formas narrativas
docentes y alumnos una innovadoras de diversos autores de diferentes épocas.
sión para la reflexión y el El impulso de los periodistas norteamericanos (Capote, Wolfe, Mailer) que re-
jportunidad para generar gistraron su talento con el nombre de "Nuevo Periodismo", es una brillante muestra
Ital. de eso. Sin duda, muchos de nosotros ni siquiera podemos pensar nuestra biografía
insmite sólo información, como lectores sin esos relatos que nos han mantenido en vilo más de una noche.
istas de hoy, y de mañana,
iodo que la primera sea el 2
Tomás Eloy Martínez, La otra realidad. Antología, México, Fondo de Cultura Económica, 2006, p. 238.
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•ivinivencionalcon los más variados textos y recompensar a quienes planteen y escriban cuestiones poco
.jiinuidorqueledio comunes pero pertinentes. Es decir, concebir el salón de clases donde se reconozca
ronces. y fomente la creatividad como cualidades académicas innegables.
ssc parezcan a lo Evitar el dogmatismo es una actitud científica. Los actores involucrados en el
mío un recetario es proceso de enseñanza y aprendizaje en torno al periodismo deben entender este
urecer, la reflexión fenómeno como un proceso para ampliar la comprensión y no como una verdad
.;. j.iscusión estilís- inalterable. No hay una sola definición, ni autoridades absolutas. Mucho menos
,,ic precisan su definiciones que nos proporcionen invariablemente respuestas correctas.
.iáiiiza a través de Es relativamente sencillo encontrar ejemplos que nos ayuden a comprender
por qué es riesgoso pintar al fenómeno periodístico de una fachada de respuestas
^ on la lectura tajantes. Las aguas en calma en nuestro ámbito han sido perturbadas en más de
si diversos textos. La una ocasión. Mencioné a los norteamericanos que impulsaron el "Nuevo Perio-
Itel uso del lenguaje
dismo", pero también en nuestra lengua los estanques se han visto perturbados
• i "rontextualizar muchas veces. Desde Alfonso Reyes hasta Juan Villero, de manera antisolemne
memorización y antiacademicista, han definido sus textos de manera peculiar. Alfonso Reyes
i un ensayo es (1889-1959) definió al ensayo como "el centauro de los géneros literarios". Es decir,
lo concibió mitad hombre, mitad caballo. Una extraña y mitológica mezcla que no
llUl uindo se piensa hace caso a cánones predeterminados y definiciones rígidas; no conoce fronteras y
a'jrulad, sencillez, en ocasiones éste visita casas ajenas, de las cuales sin más se adueña no habiendo
u duda. Pero quejas de nadie. Mientras, Juan Villoro (1956) define a la crónica periodística como
Sjien escritos un ornitorrinco, una mezcla de siete animales en uno: desde novela hasta teatro,
nen corsés desde reportaje hasta ensayo.
lenes peno- En su hermosa compilación de crónicas titulada Relatos reales, el periodista
JE no le temen y escritor catalán Javier Cercas festeja lo apatrida de las crónicas periodísticas:
Itinco líneas, "Porque, si no me engaño, toda buena crónica aspira a participar de una triple con-
^periodísticos dición: la de poema, la del ensayo y la del relato",3 menciona Cercas. A mi parecer,
"uaT, pues los si procede de un genuino proceso de creación e interpretación de la realidad, es
i a crónica inútil y aburridamente laborioso tratar de etiquetar y revisarle el pasaporte a los
slos autores textos periodísticos que leemos.
tucamente la ¿Cómo etiquetar los textos publicados por el cubano José Martí (1853-1895)
en los periódicos de su época? ¿Como ficción (cuento) o como uno de los mejores
laeda constante. Al ejemplos del periodismo en español de todas las épocas? Recuerdo una crónica
.Aciertos valores durante su estancia en Estados Unidos donde nos relata con una precisión narrativa
liiáeleelescritorio, punzante, casi policial, la cirugía plástica de una mujer alemana. O cómo describía
ttitudes. Por lo ese invento que haría escuchar los gritos de las moscas al ser aplastadas:
[eben hacerse
untas sobre !
Javier Cercas, Relatos reales, Barcelona, El Acantilado, 2000, p. 16.
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¿Cómo clasificar los textos del argentino Martín Caparros?,5 ¿reportaje o relato
policiaco? Los textos del argentino se mueven en lo mejor de la tradición detecti-
vesca; en esos relatos hay un afán de recrear situaciones límite. Un periodista que
deja para otro día interpretaciones "neutrales y objetivas", y nos hace cómplices
del descubrimiento de un detalle, de un escalofriante hallazgo: un paseo por las
calles anegadas de lodo, suciedad y chivos muertos, o el terror de ver su habitación
de hotel saqueada en Moscú. Escenas que lo dicen todo y que explican por sí solas
una realidad compleja y fascinante.
¿Qué etiqueta adherir en las crónicas del chileno Pedro Lemebel, que retratan
con filosa ironía los túneles de la falsa moral y la intolerancia en contra de los ho-
mosexuales en Santiago de Chile?,6 ¿crónica poética?
En la crónica "Las amapolas también tienen espinas", al describir un encuentro
homosexual, Lemebel escribe:
Quizás estas crispadas relaciones son el agravante que enluta las aceras donde yiran
las locas en busca de un corazón imposible, vampireando la noche por callejones, bajo
puentes y parques donde la oscuridad es una sábana noche que ahoga los suspiros
Pero además de lo gráfico y huidizo de los ejemplos citados, los autores proponen
distintas tentativas de un escenario invariablemente dinámico. Los estanques se
ven muy perturbados por distintos animales que se alejan de formas conocidas
que nos salpican y nos despiertan a todos. Posiblemente leyendo estos ejemplos, el
estudiante indeciso que quería escribir una crónica o el ensayista que dej ó para otro
día la redacción de su texto, se atreva a encender su PC y a escribir urgentemente.
4
Citado en Susana Rotker, La invención de la crónica, México, FCE, 2005, p. 99.
5
Nacido en Buenos Aires en 1957. Periodista e historiador. Ha publicado una veintena de libros, entre los
que se destacan Larga distancia (crónicas) y La Historia (novela).
6
Nace en Santiago de Chile a mediados de la década de los cincuenta. En su ficha biográfica, en el volumen
Enviados especiales, se lee: "en Lemebel lo más patente es el carácter posmoderno, empezando por su radical
cuestionamiento de la ideología represiva".
7
En Enviados especiales. Antología de nuevo periodismo hispanoamericano, México, Aguilar, 2004, p. 221.
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•moscas Desde el escritorio o desde el teclado también se puede cazar. Me atrevo a invitar
•de niños a ir a atrapar seres mitológicos desde la mesa donde se lee, se investiga o se escribe.
pesan su Una de las posibilidades, en esa travesía, ¿porqué no?, sería atrapar un centauro con
mámente cabeza de ornitorrinco. La presa -totalmente fuera de lo común- sería necesario
presumirla urgentemente (y en voz alta) en el salón de géneros periodísticos, en
la sala de redacción.
• relato Esto nos convoca a situarnos lejos de la imagen del periodismo caduco que bus-
Idetecti- caba alcanzar a toda costa la denominada "objetividad periodística". El periodismo
•sta que actual y el que se va a publicar en algunos años, debe privilegiar formas renovadas
•mplices de concebir el hecho noticioso mediante una actitud que ponga el acento en la
)por las interpretación y la construcción de la realidad por parte del periodista, formas
•litación narrativas que convoquen a un mayor número de lectores. Como lo escribe Tomás
•sí solas Eloy Martínez:
[retratan El lenguaje del periodismo futuro no es una simple cuestión de oficio o un desafío
ftlosho- estético. Es, ante todo, una solución ética, el periodista no es un agente pasivo que
observa la realidad y la comunica; no es una mera polea de transmisión entre las fuen-
incuentro tes y el lector sino, ante todo, una voz a través de la cual se puede pensar la realidad,
reconocer las emociones y las tensiones secretas de la realidad, entender el porqué y
el para qué y el cómo de las cosas con el deslumbramiento de quien las está viendo
fcndeyiran por primera vez.8
•jones, bajo
los suspiros Esto convocará a lectores, que como lo traté de describir al inicio del texto, senti-
rán la imperiosa necesidad de leer, de entender, de informarse, de apropiarse de
interpretaciones sin que les importe que el mundo se esté cayendo, como ese jueves
[proponen 19 de septiembre de 1985. Relatos periodísticos que convierten al periodismo
panqués se en algo más que información que muere al instante. Así, el periodismo debe ser
•conocidas un instrumento de información, una herramienta para pensar, para crear. Para
Ejemplos, el aprender a mirar y no sólo para ver de manera superficial.
jopara otro La invitación a profundizar en estos temas me parece fascinante. La construcción
Jtemente. de las hipótesis que traten de esclarecer el fenómeno periodístico depende de todos
I los involucrados en el tema. Las respuestas, como parte de racionalización científica,
deben contener un fuerte componente ético, definido por la honestidad, por la
•bros, entre los argumentación, rigurosa, así como por el rechazo de las afirmaciones no funda-
•en el volumen
mentadas o la descalificación fácil.
fcor su radical
8
•004, p. 221. Tomás Eloy Martínez, op. cit., p. 241.
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