You are on page 1of 2

MONÓLOGO DEL

CARRO COMEDOR
Párrafo editado de la versión final
de Pixie en los suburbios (2001)

También me ponía a hablar por teléfono desde el


carro comedor. Pero no crean que platicaba con al-
guien. Además de ordenarle cosas (things) a la
gente con la que trabajaba, realmente no hablaba
con nadie. Y lo mismo aplica para el móvil. Hablar.
Entablar conversaciones o, en un nivel más ele-
mental, armarte una serie de fonemas y escupirlos.
Y vengan de ahí las ideas. Vengan de ahí los con-
ceptos. Eso era. Hablar. Hablo, ergo, compro un
móvil. El mío era un Nokia, pero me daban envidia
los celulares de mis compañeros de trabajo. Los
Motorola y los Ericsson. Pero no se preocupen.
Luego lo cambié. Todo con tal de hablar, aunque
realmente no lo hiciera con nadie. Cuando hablaba
con alguien, lo hacía desde la oficina. Le llamaba a
mis amigos en Naucalpan, o a madre o a mis her-
manas o a mi hermano el chiquito. Nadie más. Pero
casi nunca por el móvil. Ya les comenté, y eso es lo
patético del asunto, que el móvil lo usaba para
hacer transacciones, no para hablar con alguien.
¿Qué dirían Edison, Bell, Tesla? Usar un teléfono
para todo menos para hablar por teléfono. Bueno,
1
ellos no inventaron el móvil. Ellos estaban pen-
sando en otra cosa. Imaginen a Bell hablando por
un celular. Qué pendejada. ¿Para qué lo usaría si
podía conversar con su esposa o admirar el paisaje
o armar castillos de nubes en su mente? No no.
Nada de eso. Sí, marcaba algunos números, por ahí
del tercer whiskey, a ver qué pasaba. Riiiiiiiiiiiiiing.
“¿Bueno?” Silencio, y luego yo: “Te quiero mamar
la panocha”. Clic. Riiiiiiiiiiiiing. “¿Bueno?” Silencio,
y luego yo: “Pendejo métete una botella de Coca
por la cola”. Clic. Esa era mi diversión. Al menos
hasta que el tren se detenía, llegábamos a un
pueblo y bajábamos a conocer las bondades del
lugar. Esas bondades normalmente consistían en
un pendejo museo sobre el tema “Coahuila y
Texas: cuando fuimos uno”, un putero elegante, un
bar muy chic, un par de estacionamientos, un
Holiday Inn y un mol subterráneo. De nuevo al
tren, ya gastaron sus dólares, de nuevo al tren. Va-
mos de regreso. Menos los que tienen boleto para
MÁS. Para más para más para más.

☛ Copyright Rodrigo Xoconostle Waye, ®2009

paiki.org
ruyxoconostle.com

Esta obra está bajo una licencia Atribución-No comercial-No Derivadas 3.0 Un-
ported de Creative Commons. Para ver una copia de esta licencia, visite
http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/3.0/ o envie una carta a Creative
Commons, 171 Second Street, Suite 300, San Francisco, California 94105, USA.
2

You might also like