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Un rey tuvo que ausentarse de su reino durante algn tiempo; y como no quera que sus
sbditos estuviesen solos, porque aquello sera un desastre para el reino, envi a un amigo
para que gobernara el reino en su nombre durante su ausencia.
Le dijo que gobernase como l haba gobernado y que a su vuelta, dara por bueno
lo que su amigo hiciese, de manera que quienes le obedeciesen estaran obedeciendo al rey,
y quienes le rechazasen estaran rechazando al rey.
Le dijo tambin que ejerciese justicia en su nombre; le facult hasta para perdonar,
de manera que quedaban perdonados por el rey aquellos que l perdonase.
Dios nos ha enviado a unos representantes suyos, los sacerdotes, para que prediquen
el mismo Evangelio que predic Jess, para que nos santifiquen por medio de los
sacramentos instituidos por Jess, y para que dirijan a la Iglesia en nombre de Jess.
Supongamos que cada uno somos como una pequea vela. Cuando se contrae el
matrimonio, las velitas del hombre y de la mujer se ponen una junto a la otra, y el Espritu
enciende las dos para que se vayan consumiendo en el amor e iluminen con el buen ejemplo
a quienes estn junto a ellos.
Ambas van ardiendo de manera que las llamas de ambas se unen y forman una sola
llama. Estn unidas en el fuego del amor.
Mientras arden juntas se van consumiendo hasta el final de sus vidas, con la
satisfaccin de haber conservado la llama que el Espritu encendi en ellas al recibir el
sacramento del matrimonio, y de haber sido luz en medio de su familia y de la sociedad.
Los esposos han de permanecer unidos durante toda la vida, siendo consumidos por
el amor que mutuamente se dan y proyectan en los hijos.