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Mujeres de la

generación del 27

García Lora- Maria Teresa León – Rafael Alberti


María Zambrano

Josefina de la Torre
Manuel Altolaguirre_Concha Méndez
Concha Méndez Cuesta, poeta española,
nació en Madrid en 1898. con 19 años conoce a
Luis Buñuel, y, durante cinco años serán novios.
Amiga de Gárcia Lorca y Rafael Alberti, frecuentó
reuniones, lecturas poéticas y exposiciones con la
joven generación artística que la unirá al grupo del
27. En 1926 publicó su primer libro “Inquietudes”,
dos años después, “Surtidor” y “Canciones de mar y tierra” en 1930. La
segunda etapa de su obra está marcada por su matrimonio con Ma-
nuel Altolaguirre, su maternidad, el exilio y su posterior separación
matrimonial.”Vida a vida”, “Niño y sombras” y “Lluvias enlazadas”,
son los tres poemarios que hacen parte de esta etapa. Junto con Ma-
nuel Altolaguirre, activo impresor, contribuye a la difusión del grupo
del 27, editando colecciones de poesías y revistas como Poesía, Héroe,
1616 y Caballo verde para la poesía. Se exilian tras la guerra civil a París
y posteriormente La Habana hasta 1943. Un año después llegan a
México donde se separan. Aunque hizo un viaje a Madrid en 1966,
siguió en México hasta su fallecimiento en 1986. En 1991 se publican
sus “Memorias habladas, memorias armadas” obra elaborada, por su nie-
ta, a partir de unas cintas que había ido grabando en su casa de Méxi-
co.
Quisiera tener varias sonrisas de recambio...

Quisiera tener varias sonrisas de recambio


y un vasto repertorio de modos de expresarme.
O bien con la palabra, o bien con la manera,
buscar el hábil gesto que pudiera escudarme...

Y al igual que en el gesto buscar en la mentira


diferentes disfraces, bien vestir el engaño;
y poder, sin conciencia, ir haciendo a las gentes,
con sutil maniobra, la caricia del daño.

Yo quisiera ¡y no puedo! ser como son los otros,


los que pueblan el mundo y se llaman humanos:
siempre el beso en el labio, ocultando los hechos
y al final... el lavarse tan tranquilos las manos.
Maria Teresa León, Escri-
tora española nacida en Logroño
en 1903. Hija de Oliva Goyri, her-
mana de María Goyri, esposa de
Ramón Menéndez Pidal, en su
educación influyeron mucho sus
tíos y sobre todo su tía María, que
había sido la primera mujer espa-
ñola en obtener un doctorado en
Filosofía y Letras. Estudió en la
Institución Libre de Enseñanza y
se licenció en Filosofía y Letras. En 1929 escribe sus primeros cuentos
para niños, Cuentos para soñar y La bella del mal amor, y conoce al que
será su compañero durante 50 años, el poeta Rafael Alberti. En 1933
funda junto a él la revista Octubre, que integrará a importantes escri-
tores y figuras de la cultura y más tarde El Mono Azul. Durante la
guerra civil española, ejerció de secretaria de la Alianza de Escritores
Antifascistas y subdirectora del Consejo Central del Teatro. Todas
las vivencias de esa época las reflejó en dos novelas, Contra viento y
marea y Juego limpio. El exilio la llevó, siempre junto al poeta, prime-
ro a París, más tarde a Argentina y finalmente a Roma. Allí escribe
su autobiografía, Memorias de la melancolía (1968). En 1977 vuelve a
España, aunque a los pocos años se vio aquejada del mal de Alzhei-
mer, enfermedad que le llevaría a la muerte el 13 de diciembre de
1988. Además de novelista fue autora teatral, traductora, periodista
cultural y guionista de radio y cine.

La figura de María Teresa León fue uno de los ejemplos más atracti-
vos de la participación intelectual y comprometida de la mujer du-
rante los años de la República y, posteriormente, representó una de
las voces más vivas y activas de la creación y del testimonio español
en el exilio
Ernestina de Champourcín, Poetisa española; nació en
Vitoria, Alava, en 1905. Su infancia transcurrió en Madrid, allí
cursó sus estudios se inició en la poesía. Contrajo matrimonio con
el poeta Juan José Domenchina. Discípula de Juan Ramón Jimé-
nez y estuvo unida por estilo y amistad a los poetas de la Genera-
ción del 27.
Obra: En silencio en 1926, Ahora en 1928, La voz en el tiempo en 1931
y Cántico inútil en 1936. En 1939
partió a México donde publicó
posteriormente, Poemas del ser
y del estar, 1972, Huyeron todas
las islas 1988, y tras algunas an-
tologías, un libro al filo de sus
90 años, Del vacío y sus dones en
1993 y Presencia del Pasado en
1996. Sólo a partir de 1989 se
inició el reconocimiento de su
obra, con galardones tan im-
portantes como el premio Eus-
kadi de Poesía, el Premio Mujer
Progresista y la nominación al
Premio Príncipe de Asturias de
las Letras en 1992, y la Medalla
al Mérito Artístico del Ayuntamiento de Madrid en 1997.
Murió en Madrid en marzo de 1999.
No quiero saber nada...

No quiero saber nada...


Ni de esa luz incierta
que retrocede vaga
ni de esa nube limpia
con perfiles de cuento.
Tampoco del magnolio
que quizá aún perfume
con su nieve insistente...
No saber, no soñar,
pero inventarlo todo.
Josefina de la Torre. A los veinte años, Josefina de la Torre
publica Versos y estampas, con prólogo de Pedro Salinas, poemario
que, junto a Poemas de la isla (1930), favorecerán su inclusión en la an-
tología fundamental Poesía española contemporánea, de Gerardo Diego.

Poeta nacida en Las Palmas de Gran Canaria, en 1907, que al margen


de sus labores de doblaje para la Paramount, junto a Luis Buñuel
desarrolló una intensa actividad novelística. Pero no será sino hasta
1968 que De la Torre publique su tercer poemario: Marzo incompleto,
con el que cierra un ciclo caracterizado, entre otras cosas, por el tema
amoroso abordado desde la complementación de los opuestos a la
manera de Descartes: la partida y la espera, el silencio y el beso, el
deseo y la permanencia, dicotomías que mantienen en tensión el axis
dramático de su poesía, que, por otro lado, no promete amores idea-
les, sino humanos, esto es, necesitados de dolor, del sufrimiento y la
promesa del encuentro.

Fue también De la Torre actriz de cine, de teatro radiofónico y de


doblaje (fue la voz castellana de Marlene Dietrich), así como guio-
nista (ganó un premio por Una herencia en París, del director mexi-
cano Miguel de Pereira). En reconocimiento a su trayectoria, en 2002
el gobierno de Canarias le concede la Cruz de la Orden de las Islas
Canarias, para poco después morir en Madrid.
Tú en el alto balcón de tu silencio

Tú en el alto balcón de tu silencio,


yo en la barca sin rumbo de mi daño,
los dos perdidos por igual camino,
tú esperando mi voz y yo esperando.

Esclavo tú del horizonte inútil,


encadenada yo de mi pasado.
Ni silueta de nave en tu pupila,
ni brújula y timón para mis brazos.

En pie en el alto barandal marino


tú aguardarías mi llegada en vano.
yo habría de llegar sobre la espuma
en el amanecer de un día blanco.

Pero el alto balcón de tu silencio


olvidó la señal para mi barco.
Y me perdí en la niebla de tu encuentro
–como un pájaro ciego–, por los años.
María Zambrano Pensadora, ensayista y poeta española na-
cida en Vélez, Málaga, en 1904. Hija del pensador y pedagogo Blas
José Zambrano, hizo sus primeros estudios en Segovia.

En Madrid estudió Filosofía y Letras con Ortega y Gasset, García


Morente, Besteiro y Zubiri. Vivió muy de cerca los acontecimientos
políticos de aquellos años, de cuya vivencia fue fruto su primer libro
«Horizonte del liberalismo» en 1930.

Entabló amistad con importantes poetas y pensadores de la época co-


co Luis Cernuda, Jorge Guillén, Emilio Prados y Miguel Hernández,
entre otros.

Finalizada la Guerra Civil, salió de España en enero de 1939, dejando


atrás todo lo suyo, exiliándose inicialmente en Paris donde enta-
bló amistad con Albert Camus y con René Char. Posteriormente vi-
vió en México, La Habana y Roma, desarrollando una gran inten-
sidad literaria y escribiendo algunas de sus obras más importantes:
«Los sueños y el tiempo», «Persona y democracia», «El hombre y lo
divino» y «Pensamiento y Poesía» entre otros.

Después de 45 años de exilio regresó por fin a Madrid en 1984.


En 1988 le fue reconocida su obra con el Premio Príncipe de Asturias
y el Premio Cervantes.

Falleció en Madrid en 1991.

(En Amediavoz) 
 
 
 
 
 
 
 
 
Muchas gracias

Muchas gracias;
muchas, muchas gracias.
Qué va. Está muy bien.
Dispénseme, señora.
No hay de qué.
Está completo, pero está muy bien.
Un farsante, un cuentista,
un enterao
-la Place de l'Alma-, un cualquiera,
me da igual.
Cuando usted quiera.
Ah, señora, ¡si usted supiese!
Está bien.
Aquellos buenos tiempos...
Mas París es París, y está muy bien.
Aunque no lo comprendo.
L'Étoile, Notre-Dame, Les Champs,
se sabe, ¿por qué no?
Encuentro, encontraré, ¿encontré
ya?
Entonces, apresúrese, vaya.
¿Por qué no?

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