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Reinado de Alfonso XIII

Alfonso XIII de Borbón (Madrid, 17 de mayo de 1886 – Roma, 28 de febrero de


1941), fue rey de España desde su nacimiento hasta la proclamación de la II República
el 14 de abril de 1931. El 17 de Mayo de 1902, Alfonso XIII juraba la constitución de
1876 y comenzaba su reinado abriendo así lo que podríamos llamar el tercer tiempo de
la restauración. En esta nueva etapa, cabría distinguir tres periodos: uno desde 1902 a
1907, otro que llegaría hasta 1917 y un tercero,
hasta el golpe de estado de Primo de Rivera en
1923, marcado en general por una mayor
inestabilidad gubernamental.

Durante el primero de ellos, en el que se sucedieron


trece gobiernos, la duración media fue de unos
cinco meses, cuando hasta entonces habían sido de
veintidós meses. Algo similar a lo que ocurriría
entre 1917 y 1923, mientras en la década intermedia
(1907-1917) los sucesivos gabinetes ministeriales
alcanzaron un promedio, próximo a los diecisiete
meses.

En el marco de la constitución de 1876, cuyos


principios doctrinarios delimitaban de manera
imprecisa la soberanía, teóricamente compartida
entre la corona y las cortes, la relación entre ambas
instituciones conducía en la práctica a la subordinación inevitable de una de ellas
respecto a la otra. Así sucedió a pesar del asentamiento de los partidos políticos del
sistema, con la implantación del turno , y la introducción, en 1890, del sufragio
universal, que parecía haber conferido a la soberanía popular un evidente protagonismo,
capaz de conducir al poder real hacia la esfera de las funciones moderadoras y
armonizadoras, más representativas y simbólicas que ejecutivas. La misma limitación
de tales organizaciones políticas, el desarrollo del caciquismo y la desvirtuación de las
prácticas democráticas, restaban validez a los presupuestos enunciados.

Si se añade a esto que los partidos fundamentales del régimen acusaban graves
dificultades internas tras la desaparición de Canovas y posteriormente la de Sagasta, a
las pocos meses del reinado de Alfonso XIII, se observa que ni las Cortes; ni los
políticos, que se mostraban tremendamente débiles ante las autoridad real, estaban en
condiciones de desempeñar su cometido constitucional.

En esas circunstancias, el poder de la corona alcanzo dimensiones extraordinarias y el


palacio de Oriente se convirtió en centro de decisiones de la vida política española, sin
apenas contrapeso, durante las primeras décadas del siglo XX... El que sería constante
intervencionismo regio en este campo, así como la presencia del ejército en asuntos
políticos que debían serle ajenos, condujo a un desajuste funcional que acabaría
afectando a la pérdida de la propia monarquía.
Segunda República
Las causas que motivaron la instauración del
régimen republicano fueron principalmente el
agotamiento del sistema político de la Restauración
y la incapacidad de la monarquía de asumir sus
errores durante la Dictadura. A partir de abril de
1931 quedó claro que el descontento popular iba
orientado hacia una respuesta antimonárquica y pro
republicana.
La II República española llegó al poder en abril de
1931. En ello tuvo mucho que ver la caída de la
Dictadura del general Miguel Primo de Rivera (29
de enero de 1930) que, apoyada por la monarquía,
había tenido un triste final. El rey, Alfonso XIII,
estaba más aislado que nunca, la clase obrera lo
consideraba el símbolo de la opresión, la clase media
no le perdonaba los siete años de dictadura, incluso
para la clase dirigente la monarquía ya no
representaba una solución de continuidad. El nuevo
gobierno presidido por el general Dámaso Berenguer trataba inútilmente de volver a la
situación anterior a la Dictadura, pero era imposible. El sistema político de la
Restauración estaba agotado, gran parte de la opinión pública estaba ya resueltamente
en contra de la monarquía. En el verano de 1930, con el gobierno en plena crisis, se
produjo un pacto de unión entre diversos sectores del nuevo republicanismo. El así
denominado “Pacto de San Sebastián”, clave en el tránsito de la monarquía a la
república y firmado por representantes de las principales fuerzas sociales de izquierdas
posibilitó una futura acción conjunta antimonárquica.

Sus principales integrantes fueron:


- El republicanismo “histórico”, encarnado en la figura de Alejandro Lerroux, fundador
del Partido Radical en 1908.
- La nueva izquierda republicana de Manuel Azaña que junto a Marcelino Domingo y
Alvaro Albornoz, representaba los elementos del radical-socialismo.
- Los socialistas, cuyas principales figuras eran Indalecio Prieto y Fernando de los Ríos.
Fue Prieto quien convenció a los socialistas de que se unieran a las posiciones pro
republicana.
- El catalanismo de izquierdas con figuras como Carrasco Formiguera, Matías Malliol y
Jaume Aiguader.
- El regionalismo gallego, con Casares Quiroga al frente de la ORGA, partido
republicano gallego.
- El republicanismo moderado con personajes como Niceto Alcalá Zamora o Miguel
Maura. Alcalá Zamora sería elegido presidente del comité revolucionario creado con la
firma del Pacto de San Sebastián.
Guerra Civil
Se denomina Guerra Civil Española a la guerra civil que tuvo lugar en España entre el
pronunciamiento del 17 y 18 de julio de 1936 y el último parte de guerra firmado por
Francisco Franco el 1 de abril de 1939.

Los bandos en contienda se denominaron a sí


mismos bando nacional (el vencedor,
organizado en torno a los militares sublevados)
y bando republicano (el perdedor, que se fue
constituyendo en torno al gobierno de la
Segunda República Española, ejercido por el
Frente Popular desde las elecciones de febrero
de 1936); mientras que recibían de su contrario
los adjetivos de fascista y rojo,
respectivamente. En líneas generales, se
identificaban respectivamente con la derecha política y la izquierda política, las clases
altas (que en zonas de pequeña propiedad agrícola -Galicia, Castilla la Vieja, Navarra-
contaban con apoyos más amplios) y el movimiento obrero (muy dividido, que
protagonizó durante la guerra una frustrada Revolución española y violentos
enfrentamientos internos), la iglesia católica y el anticlericalismo (con significativas
excepciones, como el nacionalismo vasco), y con distintas ideas de España y opciones
de organización territorial, de forma de Estado o de su misma existencia.

El contexto internacional pasaba por los momentos críticos anteriores a la Segunda


Guerra Mundial. Mientras que las democracias liberales (Inglaterra y Francia)
procuraron el mantenimiento de una política de no intervención, cada uno de los bandos
fue claramente apoyado por las potencias identificadas con el fascismo (la Alemania de
Hitler y la Italia de Mussolini) y el comunismo (la Unión Soviética de Stalin).El tema
de la Guerra Civil es el de mayor producción literaria de toda la historiografía española,2
así como el más polémico y generador de debate social y político (véase memoria
histórica). Ni siquiera en las fechas hay acuerdo total: los denominados revisionistas
proponen la revolución de 1934 como inicio de la guerra, mientras que la propia
declaración del estado de guerra fue divergente en ambos bandos: el gobierno
republicano no declaró el estado de guerra hasta casi su final (para mantener el control
civil de todas las instituciones), mientras que el gobierno de Franco no levantó la
declaración hasta varios años después de terminada (para garantizar su control militar).

Las consecuencias de la Guerra civil han marcado en gran medida la historia posterior
de España, por lo excepcionalmente dramáticas y duraderas: tanto las demográficas
(aumento de la mortalidad y descenso de la natalidad que marcaron la pirámide de
población durante generaciones) como las materiales (destrucción de las ciudades, la
estructura económica, el patrimonio artístico), intelectuales (fin de la denominada Edad
de Plata de las letras y ciencias españolas) y políticas (la represión en la retaguardia de
ambas zonas -mantenida por los vencedores con mayor o menor intensidad durante todo
el franquismo- y el exilio de los perdedores), y que se perpetuaron mucho más allá de la
prolongada posguerra, incluyendo la excepcionalidad geopolítica del mantenimiento del
régimen de Franco hasta 1975.
El Franquismo
Se conoce como dictadura de Francisco Franco,
dictadura de Franco o dictadura franquista, al periodo de
la historia de España correspondiente con el ejercicio
por el general Francisco Franco Bahamonde o el
caudillo de la jefatura del Estado y con el desarrollo del
franquismo, esto es desde el final de la Guerra Civil
Española en 1939, hasta su muerte y sucesión en 1975.1
Su amplia dimensión temporal y la marcada presencia
del propio Franco en toda ella hace que a menudo se
utilice para designarla la expresión Era de Franco.2

En los años 40 la dictadura militar se afianzó mediante la represión política y


económica de los opositores y mantuvo una política económica basada en la autarquía,
provocada por la Segunda Guerra Mundial en la que la dictadura franquista tuvo una
participación División Azul en el marco de la política no beligerancia, y el consiguiente
aislamiento, promovido por los aliados en el seno de la recién creada ONU.

En los años 50, en el marco de la Guerra Fría la posición geográfica de España y su


dictadura militar se acabaron convirtiendo en estratégicos para Estados Unidos y sus
aliados europeos frente a la Unión Soviética. La alianza de España con los Estados
Unidos acabó con el aislamiento internacional y abrió la economía. Sin embargo ésta
quedó definitivamente por detrás de las economías de las democracias europeas, que en
la guerra mundial habían sufrido desastres similares al de la guerra civil española.

En los años 60 y principios de los 70, el


desarrollismo económico mejoró de forma
notable, aunque desigual, el nivel de vida de la
mayoría de la población, que formó una clase
media hasta entonces casi inexistente. El nivel
de libertad personal y política no aumentó del
mismo modo. Empezaron las movilizaciones de
oposición a la dictadura por parte de
trabajadores y estudiantes.

El rey Juan Carlos I fue el sucesor designado por Franco para la Jefatura del Estado, y a
su muerte juró acatar los Principios del Movimiento Nacional destinados a perpetuar la
dictadura franquista. Sin embargo se basó en ellos para promover el Referéndum para la
Reforma Política. Su resultado, 94% a favor de la reforma, inició la Transición
Española hacia la democracia parlamentaria.

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