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Poema 20 de Pablo Neruda Poema 4 de Pablo Neruda

Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Es la mañana llena de tempestad
en el corazón del verano.
Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.» Como pañuelos blancos de adiós viajan las nubes,
el viento las sacude con sus viajeras manos.
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Innumerable corazón del viento
Puedo escribir los versos más tristes esta noche. latiendo sobre nuestro silencio enamorado.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
Zumbando entre los árboles, orquestal y divino,
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos. como una lengua llena de guerras y de cantos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Viento que lleva en rápido robo la hojarasca
Ella me quiso, a veces yo también la quería. y desvía las flechas latientes de los pájaros.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Viento que la derriba en ola sin espuma
Puedo escribir los versos más tristes esta noche. y sustancia sin peso, y fuegos inclinados.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Se rompe y se sumerge su volumen de besos
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella. combatido en la puerta del viento del verano.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.


La noche está estrellada y ella no está conmigo. Táctica y estrategia de Mario Benedetti

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. Mi táctica es


Mi alma no se contenta con haberla perdido. mirarte
aprender como sos
Como para acercarla mi mirada la busca. quererte como sos
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
mi táctica es
La misma noche que hace blanquear los mismos hablarte
árboles. y escucharte
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. construir con palabras
un puente indestructible
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído. mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos. no sé cómo ni sé
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos. con qué pretexto
pero quedarme en vos
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido. mi táctica es
ser franco
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos, y saber que sos franca
Mi alma no se contenta con haberla perdido. y que no nos vendamos
simulacros
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa, para que entre los dos
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo. no haya telón
ni abismos

mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
simple

mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
por fin me necesites.
Historia de vampiros deBenedetti
Tu pupila es azul y, cuando lloras,
Era un vampiro que sorbía agua las transparentes lágrimas en ella
por las noches y por las madrugadas se me figuran gotas de rocío
al mediodía y en la cena. sobre una vïoleta.

Era abstemio de sangre Tu pupila es azul, y si en su fondo


y por eso el bochorno como un punto de luz radia una idea,
de los otros vampiros me parece en el cielo de la tarde
y de las vampiresas. una perdida estrella.

Contra viento y marea se propuso


fundar una bandada
de vampiros anónimos, Rima XXX de Gustavo Adolfo Bécquer
hizo campaña bajo la menguante,
bajo la llena y la creciente Asomaba a sus ojos una lágrima
sus modestas pancartas proclamaban, y a mi labio una frase de perdón;
vampiros beban agua habló el orgullo y se enjugó su llanto,
la sangre trae cáncer. y la frase en mis labios expiró.

Es claro los quirópteros Yo voy por un camino; ella, por otro;


reunidos en su ágora de sombras pero, al pensar en nuestro mutuo amor,
opinaron que eso era inaudito, yo digo aún: —¿Por qué callé aquel día?
aquel loco aquel alucinado Y ella dirá: —¿Por qué no lloré yo?
podía convencer a los vampiros flojos,
esos que liban boldo tras la sangre.

De modo que una noche Rima XXXVIII de Gustavo Adolfo Bécquer


con nubes de tormenta,
cinco vampiros fuertes Los suspiros son aire y van al aire.
sedientos de hematíes, plaquetas, leucocitos, Las lágrimas son agua y van al mar.
rodearon al chiflado, al insurrecto, Dime, mujer, cuando el amor se olvida,
y acabaron con él y su imprudencia. ¿sabes tú adónde va?

Cuando por fin la luna


pudo asomarse Elegía al guardameta de Miguel Hernández
vio allá abajo
el pobre cuerpo del vampiro anónimo, Tu grillo, por tus labios promotores,
con cinco heridas que manaban, de plata compostura,
formando un gran charco de agua, árbitro, domador de jugadores,
lo que no pudo ver la luna director de bravura,
fue que los cinco ejecutores ¿no silbará la muerte por ventura?
se refugiaban en un árbol
y a su pesar reconocían En el alpiste verde de sosiego,
que aquello no sabía mal. de tiza galonado,
para siempre quedó fuera del juego
Desde esa noche que fue histórica sampedro, el apostado
ni los vampiros, ni las vampiresas, en su puerta de cáñamo añudado.
chupan más sangre,
resolvieron Goles para enredar en sí, derrotas,
por unanimidad pasarse al agua. ¿no la mundial moscarda?
que zumba por la punta de las botas,
Como suele ocurrir en estos casos ante su red aguarda
el singular vampiro anónimo la portería aún, araña parda.
es venerado como un mártir.
Entre las trabas que tendió la meta
de una esquina a otra esquina
por su sexo el balón, a su bragueta
RIMA XIII de Gustavo Adolfo Bécquer asomado, se arruina,
su redondez airosamente orina.
Tu pupila es azul y, cuando ríes,
su claridad süave me recuerda
el trémulo fulgor de la mañana
que en el mar se refleja.
Delación de las faltas, mensajeras A los penaltys que tan bien parabas
de colores, plurales, acechando tu acierto,
amparador del aire en vivos cueros, nadie más que la red le pone trabas,
en tu campo, imparciales porque nadie ha cubierto
agitaron de córner las señales. el sitio, vivo, que has dejado, muerto.

Ante tu puerta se formó un tumulto El marcador, al número al contrario,


de breves pantalones le acumula en la frente
donde bailan los príapos su bulto su sangre negra. Y ve el extraordinario,
sin otros eslabones el sampedro suplente,
que los de sus esclavas relaciones. vacío que dejó tu estilo ausente.

Combinada la brisa en su envoltura


bien, y mejor chutada,
la esfera terrenal de su figura El niño yuntero de Miguel Hernández
¡cómo! fue interceptada
por lo pez y fugaz de tu estirada. Carne de yugo, ha nacido
más humillado que bello,
Te sorprendió el fotógrafo el momento con el cuello perseguido
más bello de tu historia por el yugo para el cuello.
deportiva, tumbándote en el viento
para evitar victoria, Nace, como la herramienta,
y un ventalle de palmas te aireó gloria. a los golpes destinado,
de una tierra descontenta
Y te quedaste en la fotografía, y un insatisfecho arado.
a un metro del alpiste,
con tu vida mejor en vilo, en vía Entre estiércol puro y vivo
ya de tu muerte triste, de vacas, trae a la vida
sin coger el balón que ya cogiste. un alma color de olivo
vieja ya y encallecida.
Fue un plongeón mortal. Con ¡cuánto! tino
y efecto, tu cabeza Empieza a vivir, y empieza
dio al poste. Como un sexo femenino, a morir de punta a punta
abrió la ligereza levantando la corteza
del golpe una granada de tristeza. de su madre con la yunta.
Aplaudieron tu fin por tu jugada. Empieza a sentir, y siente
Tu gorra, sin visera, la vida como una guerra,
de tu manida testa fue lanzada, y a dar fatigosamente
como oreja tercera, en los huesos de la tierra.
al área que a tus pasos fue frontera.
Contar sus años no sabe,
Te arrancaron, cogido por la punta,
y ya sabe que el sudor
el cabello del guante,
es una corona grave
si inofensiva garra, ya difunta,
de sal para el labrador.
zarpa que a lo elegante
corroboraba tu actitud rampante.
Trabaja, y mientras trabaja
¡Ay fiera!, en tu jaulón medio de lino, masculinamente serio,
se eliminó tu vida. se unge de lluvia y se alhaja
Nunca más, eficaz como un camino, de carne de cementerio.
harás una salida
interrumpiendo el baile apolonida. A fuerza de golpes, fuerte,
y a fuerza de sol, bruñido,
Inflamado en amor por los balones, con una ambición de muerte
sin mano que lo imante, despedaza un pan reñido.
no implicarás su viento a tus riñones,
como un seno ambulante Cada nuevo día es
escapado a los senos de tu amante. más raíz, menos criatura,
que escucha bajo sus pies
Ya no pones obstáculos de mano la voz de la sepultura.
al ímpetu, a la bota
en los que el gol avanza. Pide en vano,
tu equipo en la derrota,
tus bien brincados saques de pelota.
Y como raíz se hunde
en la tierra lentamente
para que la tierra inunde
de paz y panes su frente.

Me duele este niño hambriento


como una grandiosa espina,
y su vivir ceniciento
revuelve mi alma de encina.

Lo veo arar los rastrojos,


y devorar un mendrugo,
y declarar con los ojos
que por qué es carne de yugo.

Me da su arado en el pecho,
y su vida en la garganta,
y sufro viendo el barbecho
tan grande bajo su planta.

¿Quién salvará este chiquillo


menor que un grano de avena?
¿De dónde saldrá el martillo
verdugo de esta cadena?

Que salga del corazón


de los hombres jornaleros,
que antes de ser hombres son
y han sido niños yunteros.
EL OSO Y EL LOBO de Concepción Arenal Que si no, por vida mía,
Flaco has de tener el lomo.
En la cristalina fuente
Que tan pura el agua lleva Si acaso de hambre te mueres
En su rápida corriente, De mi cariño leal
Y se llama río Deva Ni el menor auxilio esperes;
Cuando llega al mar potente. No es lo que te pasa un mal
Sino porque tú lo quieres».
Y de Julio caluroso
Como a las doce del día, Mas el lobo replicó:
Llegó a beber presuroso «Si comer frutas no puedo.»
De un lobo en la compañía «Pues qué, ¿no las como yo?
Grande y corpulento un oso. No auxiliaré, no haya miedo,
al que la razón no oyó.»
El aura suave y pura,
la pradera florida, Así hallamos en la vida
la fuente que murmura, Moralistas como el oso
Todo a descansar convida Que intentan, cosa es sabida,
Y paz ofrece y ventura. Con aire majestuoso
Cortarnos a su medida.
Sentáronse a descansar
El lobo y el oso juntos Poco es que la humanidad
No viendo a nadie llegar, Contra sus dogmas arguya;
Y después de otros asuntos No hay otra felicidad
Pónense de éste a tratar: Ni otra razón que la suya,
Ni tampoco otra verdad.
«Ya me acerco a la vejez,
Dijo el lobo y por más traza Si de un pecho dolorido
Que en ello pongo, ¡pardiez!, No comprenden la amargura
Cada día hay menos caza Exclaman: ¡dolor fingido!
Y más hambre cada vez. Y es necedad o locura
La pasión que no han sentido.
Pasan del Abril las flores,
Pasan las nieves de Enero Por no sé qué facultad
Sin que en estos alredores Del mundo se juzgan dueños,
Logre atrapar un cordero Y su grave necedad
A los malditos pastores.» creced, dice a los pequeños,
y a los grandes, acortad.
«Te está muy bien empleado,
Respondióle grave el oso, Años hace que le oí
¿Por qué, del hambre acosado, Decir como regla a un viejo
no has de tragar, melindroso, Y la guardé para mí,
De yerba un solo bocado? Que el sabio al dar un consejo
Se acuerda poco de sí.
¿Por qué no comes manzanas
Ni peras, ni moscatel,
Que de nombrarle entro en ganas,
Ni maíz, ni rica miel,
ni cerezas, ni avellanas?

¿Tiene de razón asomo


Tu carnicera manía?
Come de todo, cual como,

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