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De la atención a la configuración:
mapear el cambio y cambiar los mapeos
En el momento en que toda nuestra conciencia converge en una re-
presentación interna y esa imagen se vuelve más real para nosotros que el
entorno exterior, empezamos a reconfigurar nuestro cerebro en nuevas co-
nexiones. La corte2a prefrontal crea una nueva configuración fuera del territorio
familiar de nuestra personalidad, para que el cerebro pueda almacenar -y luego
experimentar- nuevos datos. De esta manera, el lóbulo frontal puede dejar un
mapa de nuestra percepción consciente en el cerebro, almacenado como un
nuevo recuerdo. Este proceso de almacenamiento y mapeo brinda evidencia
física de que la mente ha experimentado un pensamiento; el pensamiento se
representa tangiblemente, entonces, como pistas en el cerebro humano. Por
medio de nuevas tecnologías de escaño-grama y cámaras microscópicas, ahora
podemos literalmente observar a la mente experimentando un pensamiento
cuando las neuronas se acercan activamente a otras para forman redes
neuronales, agitando sus ramas en su baño acuoso,
¿Cómo afecta el modo en que usamos nuestra atención la manera en que
reconfiguramos nuestro certrhrij? Suponga qup esiamns estudiando las
instrucciones para manejar el control remoto que vino con nuestro nuevo home
íhcaíer. Estas instrucciones contienen tantas palabras desconocidas que el
proceso de comprensión necesita de toda nuestra concentración. Mientras
intentamos unir todas las piezas, el perro nos lame la cara en busca de un poco
de afecto. Además, está sonando el teléfono, nos duele la cabeza y en diez
minutos debemos ir a buscar a nuestra hija a la escuela.
Tor cierto, con tama atención desplazada hacia diversos estímulos,
disminuye la concentración en la tarea inmediata. Nuestro mayor obstáculo, sin
embargo, es que diversas redes neuronales persistentes están sien-
do activadas por nuestro perro (una cosa), el teléfono (un sonido), el dolor de
cabeza (nuestro cuerpo) y vm compromiso (tiempo). Literalmente, estas redes ne
uro nales están siendo eléctricamente activadas en las áreas sensorial y motora
del neocórtex, como también en las áreas asociativas. Sin embargo, no podemos
hacer que el cerebro se enfoque en algo nuevo mientras se estén encendiendo
todas estas redes neuronales familiares. Nuestro cerebro ya esiá atendiendo a
tantos estímulos conocidos que no puede configurar una nueva información.
Estamos fuera de sincronía.
Llevemos este concepto un poco más lejos. Cuando nuestra atención se
desplaza hacia redes neuronales preexistentes -nuestro perro, por ejemplo-, la
conciencia regresa a las experiencias y conocimientos familiares del pasado, con
todas sus asociaciones con nuestra identidad de "yo". La conciencia, una vez
más, ocupa las redes neuronales previamente configuradas que contienen todas
las asociaciones pasadas que nos definen. Descubrimos que no podemos
aprender las habilidades que se necesitan para manejar nuestro hume limiten
nuestra atención se desvió a una sección preconfigurada del cerebro conectada a
nuestra identidad.
Por eso no podemos lograr aprender cálculos diferenciales si simul-
táneamente pensamos en quién vendrá a comer esta noche y en qué ropa
deberíamos ponemos. Del mismo modo, estar conectados a Internet tratando de
tomar decisiones sobre la manera de organizar un viaje en avión para nuestras
vacaciones no será lo mejor si esos pensamientos están compitiendo por nuestra
atención con la lista de compras para la cena o con la enfermedad de nuestro
gato.
Para configurar nuevas redes a largo plazo en nuestro cerebro, debemos
seleccionar entre nuestras redes neuronales las que usaremos para construir el
modelo con el que podemos asociar aquello que estamos aprendiendo. El lóbulo
frontal nos permite decidir qué redes neuronales encender, e inhibir la actividad
de otras para poder prestarle atención a lo que estamos aprendiendo. El
problema no es que ingresemos en un territorio virgen, sino que no podemos
mezclar los pensamientos novedosos o las ideas originales con territorios
antiguos que no tienen absolutamente nada que ver con las nuevas conexiones
que estamos haciendo.
Cuando depositamos la mente en un único pensamiento, el lóbulo frontal
puede bajar la frecuencia de encendido de las conexiones sinápti-cas en las redes
neuronales existentes en otras áreas del cerebro. Recuerde que el lóbulo frontal
tiene numerosas conexiones con las otras partes del cerebro y que controla el
funcionamiento del resto de este órgano, sobre la base de a qué le estamos
prestando atención. En consecuencia, la atención
y la focal izado 11 completas permiten que el lóbulo frontal guarde mental-
mente cualquier imagen que elijamos, sin la interrupción de ninguna otra red
neutro nal asociativa. Por eso el ensayo mental requiere que nos alejemos de las
distracciones, y de be ha hacerse cuando estamos preparados y lisios para
dedicarle toda nuestra atención a los conceptos que hemos elegido volver reales
en nuestra vida.
Regresemos a nuestra misión de aprender cómo usar el control remoto. Si
hemos desarrollado la habilidad de concentramos o enfocarnos y aprendimos a
usar el lóbulo frontal en mayor grado que el promedio de las personas, podemos
aumentar tanto nuestra atención en lo que estamos haciendo que nos olvidamos
del dolor de cabeza. Ya no existe el perro que nos lame la cara o se recuesta
sobre nuestros pies, no registramos el sonido del teléfono que suena y podemos
depositar nuestra atención en lo que estamos aprendiendo. Ubres de distracción.
Sin embargo, sin ese nivel de concentración nunca reconectaremos esos
viejos circuitos con otros nuevos. Por eso, cuando estamos recién aprendiendo
cómo enfocamos, es más eficaz simplemente buscar un lugar tranquilo,
sentarnos sin distracciones y repasar mentalmente io que queremos aprender. Y
por eso también, en el caso de aprender a operar el home iheatcr, nuestra mejor
apuesta seria abordar esa tarea cuando pudiésemos estar solos, con el teléfono
desconectado y sin ninguna otra distracción o exigencia de tiempo y atención.
Queremos resultados, y la atención enfocada y la concentración los lograrán. No
hay otra manera de hacerlo.
Un breve interludio
acerca del amor
Antes de seguir avanzando en este abordaje del ensayo mental y del
proceso de efectuar cambios en nuestra vida, quiero decir unas palabras
acerca del amor. Tal vez usted esté pensando que algunas páginas de otro
libro se metieron en el mío, pero realmente el punto es este. Cuando an--
les hablé de la motivación, anduve en puntas de pie alrededor del tema del
amor. Ahora, pienso que llegó el mámenlo de decirlo abiertamente: quie
ro que nos enamoremos. Y no tan sólo que nos guste, sino que amemos
profunda y completamente la idea de nosotros mismos o del mundo que
queremos ver concretarse. La razón es simple. El amor es un poderoso mo-¡
tivadoT. La química cerebral del amor es muy diferente de la química que
producimos en el modo de supervivencia. La poción de amor que se libe-
ra en el mesencéfalo crea lazos en lodos los mamíferos, Al enamorarnos
de nuestro ideal, nos estamos uniendo químicamente a una nueva versión de
nosolros mismos. *
¿Recuerda tomo es cuando uno recién se enamora de alguien {.o, al
menos, eso piensa) y siente que podría saltar por encima de altos edificios para
volver a ver a esa persona? No hay problema de horario tan grande ni
compromiso anterior tan importante que no se pueda cambiar y acomodar a
este nuevo amor en nuestra vida. Es así como debería ser eV proceso de ensayo
mental de esta nueva visión de nosotros misinos. Debemos enamorarnos de
esta visión, sin cansarnos ni aburrimos nunca de esie concepto de nosolros.
Todos somos una obra en construcción. Siempre deberíamos sentir que
queremos estar con nuestro nuevo concepto y visitarlo. Debemos unirnos a un
patrón de pensamiento que repetidamente nos inspira, vivifica y sana. Después
de lodov hacer nuevas conexiones sinápticas es un proceso creativo y
placentero. Los animales que llevan,
una vida silvestre se encuentran en su momento más lúdico y alegre durante la
primera etapa de su desarrollo, cuando están formando nuevas conexiones sí na
plicas a gran escala,
Y, asi como cuando recién nos enamoramos el objelo de nuestro afecto
nos parece una encamación idealizada de todo lo puro y verdadero, del mismo
modo debe aparecer ante nosotros la visión que queremos crear para nuestro
nuevo yo. Después de todo, ¿que sentido tiene no esforzarnos por alcanzar la
perfección? ¿Cómo vamos a motivarnos para pasar las horas necesarias
sentados, reflexionando y contemplando algo menos que un ideal? ¿Por qué
establecernos una meta que no es suficientemente atractiva? Aunque suene
como un cliché, creo que, si hay algo que vale la pena hacer, vale la pena
hacerlo bien.
Tenga la certeza de que esto no es un mensaje de autoayuda tradicional,
reconfortante, exageradamente optimista y apropiado para una campaña
publicitaria. Realmente creo que, si vamos a pasar el tiempo ensayando un
nuevo ideal en nuestro lóbulo frontal de modo que esa idea pueda volverse más
real para nosotros que nuestro entorno, la imagen que guardamos no debería ser
menos que la versión más desarrollada de lo que somos o podemos recordar ser,
se trate de un concepto más evolucionado de paciencia, determinación, salud o
gratitud.
Por ejemplo, cambiarse a sí mismo superando una enfermedad, activa en
usted un nivel mental que modifica el cuerpo entero Crear una nueva red
neuronal que elimina una inclinación hacia las relaciones malas y disfuncionales
y trae a nuestra vida una unión sana, significativa y amorosa tiene sus raíces en
estar configurados para sentir que la merecemos. Tener energía y perder veinte
kilos empieza antes que nada en la mente. Ser más organizados crea ventanas de
oportunidad. Ensayar un nuevo estado de confianza en nosotros mismos puede
abrirnos puertas en nuestro empleo y en todos los ámbitos de nuestra vida. Si la
mente y el cuerpo están alineados, tenemos la fuerza del universo detrás. Este es
el nivel mental en el que nuestra determinación y nuestras acciones producen los
resultados deseados, una y otra vez.
Einstein dijo que ningún problema puede resolverse con el mismo nivel
de conciencia que lo creó. Lo mismo vale para esas personas que ex-
perimentaron la sanación de sus dolencias físicas. Crearon un nuevo nivel
mental, en el que su cuerpo recibió nuevas señales neuroquímicas, diferentes de
la mente que había creado su enfermedad. Comprendieron que, si se
involucraban en un trabajo cognitivo mientras permanecían sentados, inmersos
en las mismas emociones de desesperación, de falla de confian-
za en si mismos o de miedo, sus esfuerzos por cambiar no tendrían éxito. Se
dieron cuenta de que su yo anterior no sólo estaba confundido por emociones
que definían a ese mismo yoL sino que abarcaba justamente los estados
mentales que habían activado la información genética celular que había creado
en su vida el slütu tfuo de su afección. En cambio, se desplazaron bacia un
estado dichoso de ser. En esencia, cuando ensayamos nos convertimos en otro,
hasta tal pumo que, cuando terminamos, somos una nueva persona, con nuevos
pensamientos y costumbres.
¿Piensa que los individuos de los que hable en el Capítulo 2, que se
sanaron a sí mismos de serias enfermedades, anhelaron para su futuro me-
ramente que el tumor que tenían, por ejemplo, se redujera un centímetro para
que dejara de presionar un nervio, o una vida en la que no hubiera una sanación
completa de su afección? Simplemente practicaron sentirse bien y estar felices,
en lugar de deprimidos y enfermos. Por cierto, igual habrían obtenido algún
beneficio si hubieran ensayado con expectativas más bajas. Pero, dado que
pusieron sus estándares bien arriba, su motivación fue mayor y la recompensa
se correspondió con sus esfuerzos de concentración focalizada.
Hay otra razón para tener objetivos altos: es importante que involucremos
a nuestro lóbulo frontal en una tarea nueva. Hemos hablado mucho de lo
novedoso y de cómo funciona en la "instalación11 de circuitos nuevos. Al
vislumbrar un nuevo yo, no vamos simplemente a formar nuevos circuitos. En
cambio, crearemos una imagen o ideal tridimensional y holográftco de nosotros
mediante el acto del ensayo mental. Al lóbulo frontal le encanta resolver
problemas complejos. Disfruta enfrentarse a desafíos que requieren que
combine información que acaba de aprender con partes y trozos de
conocimientos anteriores y de experiencias pasadas, de una amplia variedad de
fuentes, y luego los convierta en nuevos patrones y combinaciones. El lóbulo
frontal es tan hábil que la única limitación a su capacidad para construir estos
modelos está dada por nuestra propia habilidad para visualizar el ideal de
nosotros mismos.
Desarrollemos esto un poco más. Enamorarse de un concepto de "yo" que
todavía no hemos experimentado significa que no tenemos un componente,
emocional anterior asociado a él (tenga en cuenta que los recuerdos traen
aparejados componentes emocionales). Por lo tanto, la única emoción que
podemos asociar a esta nueva visión del yo es el amor que le ponemos.
Permítame explicarlo otra vez: si amamos el concepto de nuestro nuevo yo
desde el principio, el amor es la única emoción con la que podemos
relacionarlo, porque todavía debemos experimentar ese nue-
vo yo. Estas experiencias todavía están por venir y constituyen una parte
importante del desarrollo de nuestro cerebro a su máximo nivel posible. El
efecto colateral de este proceso creativo es la dicha2.
Preparar el escenario
La manipulación de nuestro entorno es lo primero. Mi amigo John
habla descubierto distintos aspectos de este proceso al tratar de maximizar
su creatividad como escritor. Si lo recuerda, una de las primeras cosas que
hacía antes de las sesiones de escritura, en su hogar o cuando estaba de vi-
sita en casa de su Familia, era preparar su entorno. Por ejemplo, en su ca-
sa arreglaba el escenario con velas y música instrumental de fondo. Al ha-
cer estas dos cosas repetidamente, empezó a asociarlas con dias buenos pa-
ra escribir. Nuestro cerebro está siempre activo haciendo asociaciones.
Esas asociaciones positivas con las velas y la mUsica fueron beneficiosas,
pero, finalmente, John pudo ingresar en el modo de escritura sin ellas.
Su manipulación del entorno demuestra que, para usar el ensayo
mental con eficacia, es esencial alejamos de las personas, lugares, cosas,
horas y hechos habituales, que constituyen gran parte de nuestra rutina y
pensamientos cotidianos. Una interacción aleatoria con cualquiera de es-
tas distracciones puede iniciar un pensamiento asociativo automático. Por
eso, a menudo, viajar nos permite pensar con mayor claridad en situacio-
nes que se han desarrollado en nuestra vida, idear nuestro futuro con más
nitidez, tomar decisiones con más facilidad y planificar nuestros pasos si-
guientes más fluidamente. Estamos fuera del elemento usual y de todas las
asociaciones que tenemos con él. Cuando abandonamos el mundo normal
y predecible, el entorno ya no nos predispone a activar los circuitos de las
respuestas automáticas, rutinarias y reactivas. El ensayo mental puede ser
como irse de viaje, si alteramos el entorno de tal modo que no tengamos
asociaciones anteriores con él o con el estado mental que llevamos al nue-
vo entorno.
Por supuesto, una vez que preparamos nuestro ambiente, el siguien-
te paso es decidir cuál de las áreas de la vida queremos cambiar o mejorar.
Junto con eso, tendremos que adquirir nuevos conocimientos para volver
a conceptual izar nos y hacer que el nuevo yo entre en acción.
Empezar temprano
Para verdaderamente reiuvenlaníos, revisarnos y reconceptualizar-nos,
debemos usar el proceso del ensayo mental, a fin de encender esos nuevos
circuitos lodos los días y en toda oportunidad. Si ensayamos diariamente, en
especial si es lo primero que hacemos a La mañana, salimos de casa con Los
circuitos precalentados. Dado que ya fuimos esa personal en nuestra mente —
ya estamos en ese esquema mental-, es mucho, más fá-, cil ser esa persona
cuando nos encontramos con una situación que desafía ese nuevo concepto.
Por ejemplo, nos despertamos a las cinco de la mañana y nos propusimos
trabajar en ser una persona menos iracunda. Pasamos una hora sosteniendo en
el lóbulo frontal el ideal de nuestro yo más comprensivo y tranquilo (construido
a partir de recuerdos, experiencias y nuevos conocimientos). Luego, cuando
vamos a ducharnos, nuestra pareja escoge justo esc momento para poner en
marcha el lavarropas, y nuestra ducha caliente se convierte en una ducha fría.
"Al haber pasado por el ensayo mental, sólo sonreiremos ante este recordatorio
de lo frágil puede ser a veces nuestra determinación y con cuánta asiduidad
puede ponerse a prueba. ¿Cómo se desarrollaría la misma situación si nos
despertáramos, apagáramos el despertador, saltáramos de la cama sabiendo que
debemos apurarnos para no llegar tarde, y luego se produjera la misma escena
de la ducha fría? Muy probablemente activaríamos esos antiguos circuitos,
saldríamos a las patadas de la ducha, asomaríamos la cabeza por la puerta y
gritaríamos como poseídos, acusando a nuestra pareja de insensibilidad,
estupidez y delitos contra la higiene. Si nuestra visión es soltar el enojo, ¿de
cuál de las dos maneras elegiríamos empezar el día?