Este documento analiza una consigna peronista de la década de 1970, "Perón, Evita, la Patria Socialista". El autor sugiere que al cambiar la puntuación y entender "Perón" como un verbo en lugar de un nombre propio, el significado cambia drásticamente a "Perón evita la Patria Socialista", revelando así una contradicción interna en la consigna respecto a la utopía que proclamaba. El autor plantea que este cambio muestra cómo el lenguaje mismo puede funcionar como una trampa que revela verdades oc
Este documento analiza una consigna peronista de la década de 1970, "Perón, Evita, la Patria Socialista". El autor sugiere que al cambiar la puntuación y entender "Perón" como un verbo en lugar de un nombre propio, el significado cambia drásticamente a "Perón evita la Patria Socialista", revelando así una contradicción interna en la consigna respecto a la utopía que proclamaba. El autor plantea que este cambio muestra cómo el lenguaje mismo puede funcionar como una trampa que revela verdades oc
Este documento analiza una consigna peronista de la década de 1970, "Perón, Evita, la Patria Socialista". El autor sugiere que al cambiar la puntuación y entender "Perón" como un verbo en lugar de un nombre propio, el significado cambia drásticamente a "Perón evita la Patria Socialista", revelando así una contradicción interna en la consigna respecto a la utopía que proclamaba. El autor plantea que este cambio muestra cómo el lenguaje mismo puede funcionar como una trampa que revela verdades oc
que, para m, es la palabra del pueblo argentino. J.D.P. 12 de junio de 1974. slo eran falsas las circunstancias, la hora y uno o dos nombres propios. J.L.B. Emma Zunz
La voz de una multitud puede clavar en el corazn de la historia una consigna
poltica que perdure ms, incluso, que la vida de los fervorosos manifestantes. De todas las que recuerdo, me interesa una de progenie peronista -si es que esta palabra no est definitivamente estallada y vaciada como la rosa de Umberto Eco-; confieso de antemano que la tom de un libro. Lo que nos ocupa no es un conflicto en la valoracin ideolgica de un enunciado como la ya tradicional indignacin expansiva ante el conocido alpargatas s, libros no sino una curiosidad de otra ndole. En alguno de los tomos de La voluntad, Caparrs y Anguita recogen el canto Pern, Evita, la Patria Socialista; entiendo que es una consigna de amplia difusin, no circunscrita a un acto puntual, y procedente de sectores revolucionarios del aglutinante movimiento. La multitud condensa el deseo utpico en el concepto de Patria Socialista, en Evita, en Pern. La consigna se despliega como celebracin o como reclamo. En presencia del lder, la aclamacin de su nombre lo ratifica con entusiasmo; en su ausencia, lo reclama -cuando la hinchada de Boca arroja al mundo el grito Riquelme, Riquelme, si el Diez est en la cancha, lo celebra, si no juega, pide por l-; los nombres propios, en esos casos, son smbolos, operan como tales. Para el caso del signo Pern, el exilio y la proscripcin explicaran el reclamo, y la vuelta, la celebracin. Para el nombre de Evita, en cambio, el reclamo tiene valor de invocacin, de la muerte slo regresan los mitos, profticamente, a su vuelta se hospeda en la voz de sus millones de seguidores. Deca, entonces, que el contenido de la consigna expresa un deseo con carcter de utopa. El contraste con el devenir histrico nos pone en la cara la dilucin de ese fundamento para la esperanza que esas voces se construan al precio de divorciarse de la realidad. Quiz sea cierto, tambin, que aquello de combatiendo al capital admita entretejer alguna vana ilusin. Hasta ahora apenas si ha quedado esbozado el valor de la frase en su contexto inmediato, resta ensayar otra aproximacin. En un trabajo titulado Retorno a un suspenso, Enrique Acua cuenta que cuando en las jornadas de mayo de 1968, en Pars, una mano annima estamp el graffiti Las estructuras no salen a la calle en alguna pared universitaria, Lacan expuso su interpretacin de los hechos: que hay acontecimiento cuando los hechos sociales tocan la dimensin del acto analtico que por definicin se desconoce a si mismo, no es un eslabn mas de la historia cosificado por la cultura- sino que inventa algo indito. Sin ser un evento de la misma naturaleza, algo de eso sobrevuela nuestra consigna, algo del orden del lenguaje, algo, tambin, referente a la imposibilidad de reconocerse. Me pregunto cuntas veces alguien se habr referido (al menos en broma) a la ambigedad de la consigna Pern, Evita, la Patria Socialista. Lo cierto es que el divorcio entre la
consigna y la realidad dejara de ser tal con slo reconsiderar la transcripcin de lo
escuchado; digamos, apenas con reconocer otra clase de palabra en uno de los trminos de la misma cadena significante, advertir un verbo en presente indicativo donde el hbito nos inclina a escuchar un nombre propio, y borrar las comas. La nueva transcripcin implica notorios cambios gramaticales. La sucesin Pern, Evita, la Patria Socialista entendida como una oracin en la que el verbo (son) estara elidido y el sujeto tendra dos ncleos, sufrira un cambio sustancial dado que el sujeto ahora pasara a ser slo Pern y evita el ncleo del predicado verbal, la Patria Socialista, aquello que el sujeto evita, se tornara objeto directo, sobre l recae la accin. El cambio ortogrfico-gramatical deja como saldo una alteracin sustancial en el significado, casi un sentido contrario1: Pern evita la Patria Socialista. Como una fatalidad, como si el genio maligno que propuso Descartes y el azar de los nombres se hubieran conjurado, al mismo tiempo que proclamaba una utopa aquella multitud enunciaba la imposibilidad fundamental de su realizacin a causa de su propio lder. Admito que con el diario del lunes y sin una estructura de sentimiento que me vincule a aquel proceso es ms sencillo aventurarse en la lectura; no obstante, es irrefutable que la propia lengua se extiende como una trampa que exige que atendamos a sus maneras de arrinconarnos. El fenmeno descrito sigue ah, interpelndonos, mostrando ese algo de fascismo que Barthes le atribuye al lenguaje. Con el tiempo, quiz, todo esto se explique como un mero juego de manos del copista. Por Martn I. Prez Calarco
Si se interpretara la consigna como una mera enumeracin de tres trminos (cuyo significado podra ser un reclamo), las alteraciones gramaticales seran an ms drsticas.