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La Trinidad (Parte 1)
Nota del autor: Este artículo debido a su extensión fue dividido en tres partes, a ser
publicados uno semanalmente. A continuación la Parte 1:
Ya que por un llamado telefónico que recibimos (para el caso no importa quien lo hizo)
cambiamos nuestros planes y media hora después estábamos presenciando la Misa de
Ramos.
Si bien uno siempre a escuchado y desde chico principalmente, la palabra de Dios, ese
día en particular y a causa de las Pascuas, escuché una frase que me llamó la atención
por encima de todas las demás.
A causa de la Ley de la Atracción uno va aprendiendo que lo que llama “la atención”, la
mayoría de las veces, es porque esa circunstancia tiene alguna enseñanza por darnos.
Esa frase a que me refiero me llamó la atención cuando normalmente no tendría que ser
así, ya que (refiriéndonos a la historia contada sobre Jesús) uno puede sobresaltarse por
un hecho de valentía o incluso de sufrimiento; sin embargo ese día las palabras del cura
que se impregnaron en mi mente con mayor fuerza, fueron la narración de una cobardía.
Con lo cual me pregunte en primera instancia porqué sucedió esto y para qué.
Efectivamente había que cumplir el plan trazado por Dios, con el sufrimiento y
posterior muerte de Jesús, para que de esta manera (murió para pagar los pecados de
todos nosotros) dar el ejemplo de que con su muerte estaba salvando la vida de los
demás.
Dice en 1 Pedro 2:24:
24-quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que
nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida
fuisteis sanados.
Entonces cuando Jesús le profetizó a Pedro que éste lo iba a negar, lo que estaba
haciendo era preparando a Pedro para su posterior Evangelización.
Cuando Jesús dijo lo que dijo, hizo que al momento que Pedro dijera por tercera vez que
no conocía a Jesús por miedo a morir, éste sintiera vergüenza de la cobardía que había
tenido.
Yo aquí veo que Pedro en ese momento de cobardía nos representó a todos los hombres
en ese instante de bajeza humana, donde uno pone por delante su propia vida por sobre
la vida de los demás, que es lo contrario a la enseñanza que nos impartió Jesús.
Y el segundo interrogante ¿para qué hizo Jesús o Dios esto?, lo respondería con el
siguiente análisis:
Sí Pedro hubiese actuado con valentía y hubiese sobrevivido a dicha acción, cuando
tuviese que evangelizar lo hubiese hecho desde una posición de ¿soberbia?, de
¿grandeza?.
Sin embargo Jesús al hacerle notar que era un hombre con sus debilidades incluidas,
hizo que a partir de su propia muerte, Pedro cada vez que tuviera que transmitir la
palabra de Jesús, se acordase de ese momento de cobardía que había tenido y por lo
tanto tuviera que evangelizar desde una posición de “humildad”.
Es decir, con su actitud Jesús le dejó a Pedro (y a nosotros por consecuencia) una de las
mayores enseñanzas: La de desenvolverse con humildad.
Hasta ahora como vieron lo que hice como Cristiano fue abrir la Biblia y realizar un
comentario, que pueden estar o no de acuerdo totalmente, pero es una conclusión a la
que llego por lo menos planteada con bastante racionalidad.
A partir de ahora les sugiero que esa Biblia que ustedes mismos tienen en la mano,
como primer medida la cierren.
Luego tomen un marcador y tachen la palabra Biblia y sobre ella escriban la frase Ley
de la Atracción (por supuesto que no lo digo literalmente, hagan este cambió sólo
mentalmente).
Ya que al tomar la Biblia por esta segunda vez, lo deben hacer desde una posición de
investigadores de la ley de la atracción, por lo cual su inclinación religiosa no tiene
importancia para este caso.
Entonces partiendo de esa premisa que la Biblia es el texto que acumula las mejores
enseñanzas de la ley de la atracción y que dichos mensajes se encuentran escritos en
segundas líneas, es que debemos aprender a leerla con esa otra mentalidad “creativa”
para poder interpretar correctamente todos los mensajes que ésta contiene y que son una
continuidad de las mismas palabras escritas en ella.
11-Y les dijo: A vosotros os es dado saber el misterio del reino de Dios; mas a los que
están fuera, por parábolas todas las cosas;
12-para que viendo, vean y no perciban; y oyendo, oigan y no entiendan; para que no
se conviertan, y les sean perdonados los pecados.
13-Y les dijo: ¿No sabéis esta parábola? ¿Cómo, pues, entenderéis todas las
parábolas?
“Yo te aseguro que esta misma noche, antes de que cante el gallo, me habrás
negado tres veces.”
Nota del autor: Este artículo por su extensión continuará la próxima semana.............
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Desde Mar del Plata, Argentina, hacia todo el mundo, Walter Daniel Genga.