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como un padre que no busca ms que el bien de su hijo (Dt 8,5; Jer
3,19; 31,10), o como un pastor que guarda y cuida las ovejas de su
rebao (Sal 74,1; 80,2; Ez 34,12-22). Reflexionando sobre la historia
del xodo y de la entrada en la tierra de Canan, un autor de la
poca helenista percibe que tambin en estos momentos en que la
justicia divina parece manifestarse de forma ms severa con los
enemigos de Israel, Dios se mostr manso y generoso, evitando su
destruccin (Sab 11,17-22). Son dos las lecciones que saca
entonces el mismo autor de este hecho: la primera es que Dios,
castigando con moderacin, intenta corregir al pecador con vistas a
su arrepentimiento y su conversin (11,23; 12,2.10); la segunda, de
orden pedaggico, es que a travs de la prueba de los castigos los
pecadores tienen que aprender cunto cuesta alejarse del Seor
(11,6), mientras que los justos deben sacar de all motivos para
portarse lo mismo que el Seor, teniendo con todos la misma
generosidad y comprensin (Sal 12,19; cf Dt 8,3.5; Job 5,17; Prov
3,11-12; Heb 12,5).
III. CRISTO, IMAGEN DEL PADRE MISERICORDIOSO. "Imagen de
Dios invisible, primognito de toda la creacin" (Col 1,15; cf 2 Cor
4,4), el Hijo unignito del Padre, "el resplandor de su gloria y la
impronta de su ser" (Heb 1,3), "hacindose carne y habitando entre
nosotros" (Jn 1,14), fue desde su aparicin en el mundo el revelador
del misterio de aquel a quien Pablo llama, con una locucin muy de
sabor semtico, "el Padre de las misericordias" (2Cor 1,3), es decir,
aquel que es fuente de la misericordia y que la derrama
generosamente sobre nosotros. Ms que cualquier otro atributo
divino, todo el NT muestra que Cristo es realmente la imagen
viviente del Padre, "rico en misericordia" (Ef 2,4); pero antes con su
vida que con sus palabras.
1. EN su VIDA. El evangelista Lucas, que entre otros apelativos se
ha merecido tambin el de "scriba mansuetudinis Christi" (Dante, De
monarchia 1,16), nos presenta a Jess que en el acto de inaugurar
ti; Jds 23). La razn de fondo se explica en Un 3,17: "Si alguno tiene
bienes de este mundo, ve a su hermano en la necesidad y le cierra
sus entraas, cmo puede estar en l el amor de Dios?", donde se
utiliza la palabra clsica "entraas", como en Flm 7,12.20; cf IRe
3,26; Is 49,15; Jer 31,20; Os 2,25. Convencidos, finalmente, de que
la falta de misericordia atrae la clera divina (Rom 1,31; cf Didaj
5,2; Bernab 20), la invocan del Seor desendola a los
destinatarios y lectores de sus cartas, junto con la gracia y la paz
(Gal 5,16; ITim 1,2; 2Tim 1,2; Tit 1,4; 2Jn 5; Jds 2) [/Amor III-IV; /
Alianza].