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ENSANOS A PERDONAR
CONTEXTO
El evangelio de hoy es continuacin del que leamos el domingo
pasado. All se daba por supuesto el perdn. Hoy es el tema
principal. Mateo sigue con la instruccin sobre cmo comportarse
con los hermanos dentro de la comunidad. Sin perdn mutuo sera
imposible cualquier clase de comunidad.
El perdn no es ms que una de las manifestaciones del amor y est
en conexin directa con el amor al enemigo. Entre los seres humanos
es impensable un verdadero amor que no lleve implcito el perdn.
Dejaramos de ser humanos si pudiramos eliminar la posibilidad de
fallar y el fallo real.
EXPLICACIN
La frase del evangelio, "setenta veces siete", no podemos entenderla
literalmente; como si dijera que hay que perdonar 490 veces. Quiere
decir que hay que perdonar siempre. El perdn tiene que ser, no un
acto, sino una actitud, que se mantiene durante toda la vida y ante
cualquier ofensa.
Los rabinos ms generosos del tiempo de Jess, hablaban de
perdonar las ofensas hasta cuatro veces. Pedro se siente mucho
ms generoso y aade otras tres. Siete era ya un nmero que
indicaba plenitud, pero Jess quiere dejar muy claro que no es
suficiente, porque todava supone que se lleva cuenta de las
ofensas.
La parbola no necesita explicacin, como todas. El punto de
inflexin est en la desorbitada diferencia de la deuda de uno y otro.
El seor es capaz de perdonar una inmensa deuda. El empleado es
incapaz de perdonar una minucia.
Al final del texto, encontramos un rebotazo del AT: Lo mismo har
con vosotros mi Padre del cielo. Jess nunca pudo dar a entender
que un Dios vengativo puede castigar de esa manera, o negarse a
perdonar hasta que cumplamos unos requisitos.
En el evangelio encontramos con mucha frecuencia esa incapacidad
de aceptar plenamente el Dios de Jess, que es sobre todo Padre.
Eran judos y les cost Dios y ayuda aceptar toda la originalidad de
Jess.
Meditacin-contemplacin
Si vivo en la superficie de mi ser (ego)
el perdn que nos pide Jess, ser imposible.
Si descubro que el ofendido y el ofensor somos uno,
no hay ofensor ni ofendido ni ofensa.
.
Solo desde esa profundidad desaparecer la ofensa.
Fray Marcos