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BASES TECNICAS PARA CONCURSO DE PROYECTOS

Línea Programas de Protección en General

Programa de Intervención Breve

“Modalidad de Prevención Focalizada”

Febrero 2010
Bases Técnicas Línea de Programas de Protección en General, Programa de Intervención Breve
“Modalidad de Prevención Focalizada”

Índice Bases técnicas Programa de Protección en general


Programa de Intervención Breve Modalidad de Prevención Focalizada

I. Presentación......................................................................................................................3
II. Objetivos...........................................................................................................................3
2.2. Objetivos Específicos ................................................................................................4
2.3. Resultados Esperados...............................................................................................4
III. Orientaciones Técnicas Específicas................................................................................4
3.1. Sujeto de Atención.....................................................................................................4
3.2. Vía de Ingreso ...........................................................................................................6
3.3. Cobertura y Focalización Territorial...........................................................................6
3.4. Principales Aspectos Metodológicos .........................................................................6
3.4.1. Criterios Generales a Considerar en la Intervención ..............................................6
3.5. Momentos de implementación del proyecto y de la intervención .............................. 9
3.6. Articulaciones y Coordinaciones..............................................................................11
3.7. Enfoque de Género .................................................................................................12
IV. Sobre el Equipo de Trabajo...........................................................................................13
4.1. Criterios Generales..................................................................................................13
a) Conformación del Equipo .......................................................................................13
b) Perfil Profesional ....................................................................................................14
b) Perfil Profesional ....................................................................................................15
4.2. Descripción de Funciones Básicas..........................................................................15
V. Sobre el Presupuesto.....................................................................................................16
VI. Sobre los Recursos Materiales .....................................................................................16
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“Modalidad de Prevención Focalizada”

I. Presentación

Los Programas de Prevención Focalizada (PIB), nacen en el año 2007, para dar
respuesta a las necesidades territoriales detectadas a través de la oferta Sename, que se
encontraba en operación en aquel momento, relacionadas con la presencia de
vulneraciones de derecho asociadas a situaciones de mediana complejidad1, tales como
negligencia parental, maltrato leve, testigo de violencia intrafamiliar, interacción conflictiva
con padres/madres y/o adultos/as a cargo, con la escuela, entre otras, que no estaban del
todo siendo abordadas.

Por prevención focalizada, en esta modalidad, se entenderá aquella intervención que se


realiza en un rango de tiempo promedio de 6 y 18 meses y que focaliza su atención en
identificar y modificar los factores de vulnerabilidad que se encuentran implicados en las
vulneraciones de derecho asociadas a situaciones de mediana complejidad, que afectan a
niños/as y adolescentes, a partir del desarrollo de factores protectores.

El nuevo modelo se sustenta en el enfoque de vulnerabilidad social, que para estos


efectos contempla aspectos desarrollados por la CEPAL2 e ideas del enfoque de manejo
social de riesgo del Banco Mundial, adaptado por FOSIS y Mideplan a la realidad social
de nuestro país3.

En este marco, se entiende a la vulnerabilidad como un proceso multidimensional que


confluye en el riesgo de las personas, principalmente de los/as niños/as y adolescentes,
de enfrentarse a vulneraciones de derecho, y en este caso, a la posibilidad de que las
vulneraciones ya presentes se cronifiquen, ante cambios o permanencias de situaciones
internas y/o externas4.

De esta manera se identifican áreas y grupos específicos expuestos a mayor


vulnerabilidad, se analiza tanto su problemática o riesgo principal y las expresiones de
éste, como los recursos existentes, las estrategias de uso de dicho recursos y las
oportunidades presentes para revertir la situación5.

En el caso específico del Programa de Prevención Focalizada interesa centrar la atención


en niños/as y adolescentes que han sufrido vulneraciones de derecho asociadas a
situaciones de mediana complejidad, de manera de evitar el riesgo de cronificación,
reconociendo factores de vulnerabilidad asociados a dichas situaciones y potenciando
factores protectores.

Conforme con lo anterior, en principio se excluyen, de la intervención de este programa,


situaciones en las que la combinación de factores de vulnerabilidad se haya tornado
altamente compleja, tales como aquellas situaciones que son constitutivas de delito
(maltrato grave y abuso sexual), aquellas asociadas a largas permanencias de los/as
niños/as en la calle, sin referentes significativos, consumo problemático de drogas que
requieran desintoxicación, las peores formas de trabajo infantil, incluida la explotación
sexual comercial de niños/as y adolescentes y situaciones en las que niños/as y
adolescentes se vean involucrados en la comisión de delitos tipificados como tal y que
sean inimputables ante la ley.

II. Objetivos

1
Mediana complejidad: presencia de situaciones y/o conductas que se constituyen en evidentes señales de alerta de
cronificación de vulneraciones de derechos ya presentes, que provocan daño y/o amenazan los derechos de niños/as y
adolescentes, y que se manifiestan en diversos ámbitos de la vida de éstos/as, ya sea a nivel personal, familiar y/o
sociocomunitario.
2
CEPAL, Gustavo Busso, “Vulnerabilidad Social: Nociones e Implicancias de Políticas para Latinoamérica a inicios del siglo
XXI”, 2001.
3
Al respecto se puede consultar bibliografía, especialmente el documento “Manejo Social del Riesgo: un nuevo marco
conceptual para la protección social y más allá” de Robert Holzmann y Steen Jorgensen, 2003. Para ver adaptación a
realidad nacional, ver “Manejo Social del Riesgo: Enfoque orientador de la intervención e inversión del Fosis”, de FOSIS,
2002.
4
Esta definición fue adaptada de aquella desarrollada por la CEPAL en el documento “Vulnerabilidad Social: Nociones e
Implicancias de Políticas para Latinoamérica a inicios del siglo XXI”, escrito por Gustavo Busso, 2001.
5
Se extrajeron elementos de ambos enfoques, el de vulnerabilidad social y el de manejo social de riesgo.
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2.1. Objetivo General


Resolver las vulneraciones de derecho asociadas a situaciones de mediana complejidad
que afectan a niños/as y adolescentes de un territorio determinado, previniendo su
cronificación.

2.2. Objetivos Específicos

1) Identificar los factores de vulnerabilidad y las fortalezas, en la esfera personal,


familiar y sociocomunitaria, presentes en los/as niños/as y adolescentes afectados
por vulneraciones de derecho asociadas a situaciones de mediana complejidad.
2) Desarrollar factores protectores, en los niños/as y adolescentes y en sus familias
y/o adultos/as significativos.
3) Promover la incorporación de actores territoriales relevantes para la solución de
las vulneraciones detectadas y su sustentabilidad.

2.3. Resultados Esperados

1) Niños/as y adolescentes cuentan con diagnóstico de vulnerabilidad y de fortalezas.

2) Niños/as y adolescentes cuentan con factores protectores, expresado en el


desarrollo:
- De conductas de autoprotección, en los/as niños/as y adolescentes.
- De competencias de protección en sus familias y/o adultos/as protectores.

3) Actores territoriales relevantes se integran al proceso de intervención y favorecen


la sustentabilidad de los cambios realizados.

2.4. Indicadores de logro6

1) Niños/as egresados favorablemente del PIB, no reingresan a programas de igual o


mayor complejidad de la red Sename, durante el período de duración del convenio.

2) Niños/as ingresados/as al programa reciben intervención familiar, durante su


permanencia en éste.

3) Niños/as ingresados/as al programa se encuentran insertos en el sistema educacional.

III. Orientaciones Técnicas Específicas

3.1. Sujeto de Atención

Niños/as y adolescentes de entre 0 y 18 años, afectados por vulneraciones de derecho


asociadas a situaciones de mediana complejidad7, habitantes de una comuna
determinada o de una asociación de ellas atendiendo, preferentemente al radio de acción
de la OPD de Infancia y Adolescencia, si es que esta oferta se encuentra presente. En
esta definición, también se incluye a aquellos/as niños/as y adolescentes que presentan
necesidades especiales8.

Para definir al sujeto de atención es necesario distinguir al menos tres conceptos: a)


vulneración de derecho, b) complejidad asociada y c) factor de vulnerabilidad que
subyace o se asocia a dicha vulneración.

6
Es importante mencionar que estos y otros indicadores asociados irán siendo medidos cuando el Equipo de Asesoría
Técnica y control de gestión lo estime pertinente.
7
Presencia de situaciones y/o conductas que se constituyen en evidentes señales de alerta de cronificación de
vulneraciones de derechos ya presentes, que provocan daño y/o amenazan los derechos de niños/as y adolescentes, y que
se manifiestan en diversos ámbitos de la vida de éstos/as, ya sea a nivel personal, familiar y/o sociocomunitario.
8
Son aquellos/as niños/as y adolescentes que presentan algún tipo de discapacidad física, psíquica.
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Por vulneración de derecho, se entiende la imposibilidad de niños/as y adolescentes de


ejercer los derechos que están consagrados en la Convención de los derechos del niño/a
suscrita por Chile en 1990.

Por complejidad asociada, se entiende el nivel de daño implicado en una vulneración de


derecho determinada. Al respecto se ha distinguido la baja, mediana y alta complejidad.
La mediana complejidad que es la que es pertinente a estas bases, y ya ha sido definida
en este documento.

Los factores de vulnerabilidad son concebidos como situaciones en distintos ámbitos


como el personal, familiar y/o sociocomunitario, que constituyen obstáculos para el
ejercicio de los derechos. Los factores de vulnerabilidad se constituyen, por una parte, en
señales para definir la presencia de vulneraciones de derecho, y por otra, en aspectos
necesarios de develar para resolver las vulneraciones de derechos cuando éstas ya han
sido detectadas.

A continuación se presentan algunos factores de vulnerabilidad en los ámbitos personal,


familiar y sociocomunitario que pueden contribuir con la definición del sujeto de atención.
Es importante recordar que sólo se han rescatado algunos de ellos, y que cada equipo
podrá ir configurando los factores pertinentes a su población objetivo, atendiendo a las
necesidades territoriales y a las características que las vulneraciones detectadas
adquieren en dicha realidad.

Ámbitos de Análisis y Factores de vulnerabilidad9

a) Ámbito personal (referido a los niños, niñas y adolescentes), en este ámbito


se identifican factores de vulnerabilidad tales como:
- Repitencia o pre-deserción escolar
- Consumo no problemático de droga10
- Baja autoestima11
- Desconfianza en el mundo adulto12
- Conductas transgresoras, referidas principalmente a faltas13
- Ejercicio de trabajos permanentes que merman las posibilidades de desarrollar
intereses (escolares, recreacionales u otros).
- Conducta callejera recurrente.
- Conductas recurrentes de agresión verbal y física hacia otros/as.

b) Ámbito familiar (referido a las familias y/o adultos/as protectores de los/as


niños/as y adolescentes): en este ámbito se identifican factores de
vulnerabilidad asociados a:
- Familia presente con incumplimiento parcial de roles o con conductas negligentes
- Establecimiento de vínculos intrafamiliares basados en la violencia sostenida
- Presencia de adultos/as con consumo de drogas, alcohol y/o con conductas
transgresoras.
- Adultos/as con baja escolaridad y/o con precariedad del empleo

c) Ámbito sociocomunitario (referido a las instituciones u organizaciones


sociales-comunitarias presentes y a los aspectos territoriales) algunos
factores de vulnerabilidad vinculados a este ámbito son:

9
Para definir los factores de vulnerabilidad en cada ámbito de análisis, se consideraron diversos documentos como
orientaciones técnicas de CIJ y para las temáticas de calle, drogas, trabajo infantil y esci, en el período 2001-2004. Además,
se incorporaron elementos sistematizados por Conace, en “Intervención Psicosocial: prevención selectiva del consumo de
drogas para niños/as y adolescentes en vulnerabilidad social”, 2005, en las que se registran aportes del Deprode, como de
algunos proyectos de la red de colaboradores en el ámbito de la protección de derechos. También se extrajeron elementos
del documento “Manejo Social del Riesgo: Enfoque orientador de la intervención e inversión del Fosis” elaborado por Fosis,
2002.
10
Por consumo no problemático se entiende aquel que no es abusivo y/o que no requiere desintoxicación.
11
Se visualiza principalmente en el autoconcepto que el niño/a y/o adolescente posee de sí mismo/a, generalmente
devaluado, tanto en sus aspectos cognitivos y/o físicos como emocionales. Presenta características tales como dejarse
influenciar por los demás, desvalorizar sus capacidades, estar a la defensiva, compararse con otros/as, etc.
12
Se entiende cuando el niño/a y/o adolescente dice no contar con referentes adultos que sean de su confianza, ya sea
para conversar, preguntar y/o solicitar apoyo en caso de requerirlo.
13
Se refiere a la comisión de faltas, tales como desórdenes públicos, lesiones leves cuando son consideradas faltas, hurto
menor, entre otras.
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- Sectores caracterizados por la presencia de grupos con conductas infractoras,


tales como: consumo y tráfico de drogas, consumo excesivo de alcohol y violencia.
- Débil tejido de apoyo social14.
- Discriminación en el acceso o uso de la red social; rigidez institucional hacia
sujetos de atención y sus familias; aplicación de sanciones tales como castigos,
condicionalidad y expulsión.

De esa manera, la detección de algunos de los factores planteados, en uno o más de los
ámbitos identificados para el análisis de la situación de niños, niñas y adolescentes,
deberá constituir una primera alerta para los proyectos preventivos focalizados.

3.2. Vía de Ingreso

Existen dos principales vías de ingreso al centro de prevención focalizada, a saber:

1. Derivación desde actores locales: esto implica que los actores locales presentes en
una comuna determinada, podrán derivar al programa, a niños/as y adolescentes que
presenten vulneraciones de derecho asociadas a situaciones de mediana complejidad. En
un primer momento y si la realidad territorial no indica otra cosa, la prioridad de derivación
debiera tenerla la OPD de infancia y adolescencia y la red Sename en general
especialmente aquella vinculada al nivel secundario de intervención (centros infanto-
juveniles u otros). En un segundo momento, otros actores locales, como salud
(consultorios, COSAM, centros de salud familiar, u otros), educación (escuelas, liceos,
jardines u otros) municipio, organizaciones comunitarias, las familias y los propios/as
niños/as que estén enfrentando vulneraciones de derecho de mediana complejidad.

Se contempla la posibilidad de derivación desde Tribunales de Familia siempre y cuando


se trate de vulneraciones de derecho asociadas a situaciones de mediana complejidad
que requieren de una intervención de nivel secundario, y que ya cuentan con un
diagnóstico preliminar de su situación.

2. Detección directa: Debido a que preexisten grupos de niños/as y adolescentes que no


son captados por la política pública en general, o por diferentes circunstancias no
acceden a ellas, y que acumulan en sus historias de vida, un conjunto de factores de
vulnerabilidad, es importante que el centro genere mecanismos de detección activa en el
territorio y que no sólo se basen en las derivaciones de los actores locales. Sin duda estos
últimos, especialmente la OPD, entregarán información valiosa al respecto, a partir de la
cual, se podrá identificar y priorizar focos de intervención, que pueden ser, grupos de
familias, escuelas, barrios, u otros conforme con las necesidades territoriales.

3.3. Cobertura y Focalización Territorial

Los proyectos a licitar que se enmarquen en este modelo de prevención focalizada, deben
atender al perfil del sujeto de atención mencionado en estas bases e instalarse en el
territorio correspondiente según lo establece el anexo N° 1.

3.4. Principales Aspectos Metodológicos

3.4.1. Criterios Generales a Considerar en la Intervención

1. Integralidad: este criterio, implica desarrollar una visión de conjunto respecto del
fenómeno a intervenir, significa reconocer la multidimensionalidad de éste y los diversos
procesos y factores que lo conforman, favoreciendo la comprensión de conexiones y la
identificación de los actores intervinientes.

2. Territorialidad: implica conocer las condiciones físicas, sociales, económicas y


culturales que se dan en un espacio geográfico determinado. Es relevante comprender las
interrelaciones que se dan entre los actores locales que lo conforman, detectar las

14
Se refiere a la falta de redes de apoyo, ya sea familiares, comunitarias y/o institucionales. Puede ser porque no se cuente
con la información suficiente para gestionar recursos con otros/as y/o porque no se han establecido lazos de confianza que
favorezcan el apoyo mutuo.
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principales tensiones sociales, las exclusiones, estigmatizaciones y vulnerabilidades a los


que están expuestos sus habitantes, especialmente los/as niños/as y adolescentes, así
como los agentes y factores protectores que pueden ser potenciados.

3. Calidad: este criterio se relaciona con el mejoramiento continuo de los procesos de


intervención en vistas de lograr resultados satisfactorios con los/as usuarios/as, favorecer
la participación de éstos, del equipo profesional y de otros actores locales, intencionar
procesos de innovación, desarrollar procesos de evaluación que permitan retroalimentar la
práctica, integrar diversas variables de análisis como género, etnia, entre otros aspectos.

4. Complementariedad: implica generar condiciones que favorezcan la confluencia de


objetivos entre diversos actores locales, en el entendido de corresponsabilizarse de las
intervenciones que se emprendan a favor de niños/as y adolescentes.

En este marco cobran relevancia las relaciones “cara a cara” con aquellas personas que
resultarán claves para la intervención, en vistas de integrarlas durante todo el proceso, ya
que permite, por una parte, enriquecer los diagnósticos de vulnerabilidad y facilitar el
desarrollo de los planes de intervención, y por otra, dejar instalada una capacidad
protectora en el contexto del niño/a y/o adolescente.

5. Participación Infanto-Adolescente: la promoción de distintos niveles de participación,


a través de diversos mecanismos, es altamente importante en los procesos de
intervención que se realizan con niños, niñas y adolescentes. En este sentido, todas las
acciones que se realicen, tanto en la intervención individual, como grupal, debe
intencionar la consideración de la opinión de niños, niñas y adolescentes, conforme con
su desarrollo evolutivo, y al mismo tiempo generar procesos que tiendan a una
participación sustantiva de los/as mismos/as, en el entendido de desarrollar estrategias
adecuadas a las capacidades de niños/as y de generar condiciones para incidir en el
diseño y planificación de las actividades que se realicen con ellos/as.

3.4.2. Aspectos metodológicos claves

A la luz de los hallazgos del monitoreo de los PIB, que se desarrolló durante el año 2009,
se destacan algunos aspectos claves a considerar en la intervención:

1. Trabajo con familias: dado que las principales vulneraciones de derecho asociadas a
situaciones de mediana complejidad, se han vinculado principalmente al entorno familiar,
el énfasis de la modalidad debe dirigirse hacia el trabajo con familias. Se espera que al
menos se cuente con:

1.1. Análisis de la situación familiar: que incluya un análisis a) estructural (cuántos


miembros componen la familia, los roles que cumple cada cual, los límites, manejo
de poder, entre otros); b) procesos y dinámicas relacionales (formas de
comunicarse, vinculación afectiva, mecanismos de resolución de conflictos, entre
otros) y c) Filosofía familiar (percepción de lo que las familias creen que debe ser
una familia). Estas tres dimensiones permitirán analizar y comprender a la familia,
visualizando su rol en torno a la vulneración que está viviendo el niño/a y
adolescente. Cada equipo profesional podrá definir cuál o cuáles son las
dimensiones más relevantes de analizar para cada caso particular, definiendo
nuevas si lo estima pertinente, así como los instrumentos más adecuados para
desarrollar dicho análisis. Al respecto se sugiere la utilización del genograma15
puesto que entrega una imagen gráfica y rápida respecto de las vinculaciones y
dinámicas que se dan en una familia determinada.

1.2. Estrategias de intervención familiar: deben permitir el abordaje de los aspectos


relevantes identificados en el análisis, para la resolución de la vulneración de
derechos y por lo tanto, debe dirigirse a los distintos subsistemas familiares que se
consideren pertinentes. Adquieren relevancia las estrategias de promoción de
competencias parentales, de empoderamiento, de redes, de generación de

15
Es una “representación gráfica de una constelación familiar multi generacional (por lo menos tres generaciones), que
registra información sobre los miembros de esa familia y sus relaciones”. Esta definición fue extraída de la página web
http://perso.wanadoo.es/aniorte_nic/apunt_terap_famil_8.htm.
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adherencia, de participación e información, entre otras. Es especialmente


relevante mantener informadas de manera comprensible y accesible, a las familias
y a los niños/as respecto de sus procesos de intervención, así como hacerlos co-
partícipes durante todo el proceso.
Las estrategias mencionadas en párrafo anterior, se pueden desarrollar a través
de técnicas diversas, tales como talleres (pautas de crianza, de buen trato,
informativos), entrevistas familiares, orientación familiar, entre otras.

2. Trabajo socio-comunitario: implica un reconocimiento del territorio donde se encuentra


instalado el PIB, así como de los sectores donde habitan los niños/as y familias
beneficiarias de esta modalidad. Esto permite, desarrollar intervenciones en el espacio
de vida cotidiano de los niños/as e integrar a actores que pueden resultar relevantes
para la intervención, como juntas de vecinos, clubes infantiles, juveniles y/o deportivos,
entre otros, en horarios flexibles que se ajusten a las familias y a los niños/as.

Asimismo implica un trabajo en red, coordinando y congregando a diversos actores


locales que pueden constituirse en un soporte para la intervención y para la
sustentabilidad de los cambios logrados. En este sentido se rescatan las relaciones “cara
a cara” que puedan sostenerse con aquellos que resulten claves, como por ejemplo,
profesores/as, profesionales del consultorio, de la corporación de asistencia judicial,
Programa Chile Solidario, Programas de prevención selectiva y/o indicada de Conace, u
otros atingentes.

Por su parte, se considera relevante realizar un ejercicio de identificación de otros


garantes de los derechos, puesto que se ha visualizado que se indica a la familia como
único y exclusivo garante, en circunstancia que tanto la Convención Internacional de los
Derechos del niño/a, como otros instrumentos, aluden a la corresponsabilización por el
ejercicio y goce de los derechos por parte de niños/as y adolescentes. Esto, significa en
términos prácticos, desarrollar estrategias de corresponsabilización de otros actores
involucrados, como los ya mencionados en párrafos anteriores (escuela, consultorio,
municipio, organizaciones comunitarias, entre otros).

3. Consideración de diversos enfoques de trabajo: en estas bases se proponen algunos,


que pueden ser reconceptualizados por los equipos, modificados y/o complementados.
Éstos son, además del enfoque familiar ya abordado en el punto 1, los enfoques
psicoeducativo y socioeducativo. El primero explora en el potencial de adaptación del
sujeto, identificando los recursos individuales y del ambiente, y el potencial experiencial
de cada entorno, en términos de ofrecer experiencias y oportunidades adecuadas al
potencial de adaptación de cada sujeto, en un proceso de educación constante. El
segundo, permite visualizar de qué manera los sujetos se apropian de las situaciones o
problemáticas que viven y le atribuyen significados que se encuentran conectados con los
sistemas socioculturales. Ambos ponen de relieve el protagonismo de quienes se
encuentran siendo intervenidos, así como la relevancia de considerar sus contextos más
cercanos de desarrollo para ponerlos a favor de la intervención.

4. Aplicación de técnicas de carácter individual y grupal: se propone conectar procesos de


intervención grupal e individual, en el entendido que los procesos grupales, por una parte,
poseen un alto efecto terapéutico, puesto que favorecen el intercambio de experiencias y
aprendizajes en torno a ciertos tópicos de interés, y que los procesos de intervención
individual, por otra, permite tener conocimiento cabal de cada situación particular,
identificando avances y desafíos que pueden ser potenciados en la intervención grupal.

Lo anterior, no implica que necesariamente se deban desarrollar procesos grupales e


individuales, para cada caso, sino que variará dependiendo de cada situación y del nivel
de daño asociado. Puede que con ciertos niños/as y adolescentes, la instancia grupal sea
suficiente para manejar la situación de vulneración, mientras que otros requerirán de
ambas instancias, en vistas de potenciar aspectos personales que sean relevantes y de
reforzar en grupo, dicho proceso.
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3.4.3. Criterios metodológicos transversales

Tanto los aspectos claves mencionados en el punto anterior, como otras estrategias a
desarrollar, requieren considerar como criterio relevante el de flexibilidad, en su
definición y aplicación. En este sentido, es importante considerar que las vulneraciones y
situaciones asociadas a ella, que afectan a los niños/as, adolescentes y sus familias, se
manifiestan de diversas maneras y por lo tanto requieren adaptarse a estos contextos. Por
ejemplo, habrá algunas familias que no se sientan cómodas con intervenciones
individuales, o con las grupales, y por lo tanto habrá que adaptar las técnicas utilizadas,
en vistas de favorecer su adherencia al programa hasta que se resuelva la vulneración.

Un segundo criterio se relaciona con la consideración de lo promocional como eje


transversal de la intervención. Esto significa comprender la intervención (en los distintos
niveles) como un espacio de desarrollo tendiente a mejorar la situación de vida de
niños/as y adolescentes, en un contexto habilitador, reconociendo potencialidades y
mostrando oportunidades. En términos operativos, esto implica, al menos:
- Potenciar, en cada espacio de intervención, el conocimiento y ejercicio de los
derechos de niños/as y adolescentes, tanto en ellos/as como en sus familias,
adultos/as protectores y entre actores locales.
- Conectar la situación vivida con los derechos implicados en ésta y con los recursos
que pueden potenciarse para su superación.
- Entregar herramientas que favorezcan la autoprotección en niños/as y
adolescentes y la protección de sus derechos por parte del mundo adulto (familias,
adultos/as protectores y actores locales).
- Favorecer la percepción, tanto en los/as niños/as y adolescentes, sus familias,
adultos/as protectores y actores locales, de que las situaciones pueden cambiar y
mejorar, entregando herramientas que les permitan manejar y resolver situaciones
de vulnerabilidad.
- Generar procesos de aprendizaje continuo.

La estrategia promocional, tiene un doble efecto, por una parte contribuye a generar un
contexto protector para el niño/a y/o adolescente, y por otra, va propiciando el
reconocimiento de sus derechos por parte del mundo adulto, que no sólo va repercutiendo
en la situación particular de ese niño/a, sino que en las relaciones que los/as adultos/as
establecen con el mundo infanto-adolescente y viceversa.

En este marco, cada espacio de intervención se convierte en una oportunidad para


promover una concepción de derechos que favorezca el desarrollo de niños/as y
adolescentes.

3.5. Momentos de implementación del proyecto y de la intervención

3.5.1. Proceso de Inserción del proyecto en el territorio.

Este punto es de especial relevancia para reconocer el espacio territorial de intervención


del proyecto, así como los actores que trabajan en temas de infancia y adolescencia.

En este momento se pretende:


a) Conocer principales focos16 de vulneraciones de derecho asociadas a situaciones
de mediana complejidad existentes en la comuna o en el radio de acción que
abarca el proyecto.
b) Identificar a los actores locales que pueden demandar servicios del programa y
aportar y/o corresponsabilizarse por la solución de las vulneraciones. Contar con
un catastro es clave en este aspecto.
c) Conocer la relevancia de los derechos de infancia-adolescencia en la agenda
local. Esto permite conocer qué nivel de sensibilización en torno a los derechos de
la infancia-adolescencia, poseen los actores locales, en vistas de identificar las
estrategias más pertinentes a ser utilizadas con cada cual. Por ejemplo, en

16
Foco de intervención se refiere a los puntos donde se concentran niños/as y adolescentes, en este caso, afectados/as por
vulneraciones de derecho asociadas a situaciones de mediana complejidad. Dichos puntos pueden estar constituidos por
barrios específicos, por escuelas, por grupos de familias u otros.
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algunas comunas donde la oferta y sensibilización en torno al tema es débil, sería


necesario realizar, con los actores que resulten claves, reuniones previas que
permitan dialogar en torno a las vulneraciones de derecho asociadas a situaciones
de mediana complejidad, para luego ir intercambiando información y realizando
derivaciones; mientras que en un comuna donde exista una alta sensibilización y
circuitos de intervención activos, el proyecto necesitaría principalmente acercarse
a la red y empezar a trabajar directamente en el ámbito de su competencia.
En este punto es clave la coordinación que pueda establecerse con la OPD si
es que esta oferta se encuentra presente, en términos de que puede facilitar el
contacto y conocimiento de los actores locales, contribuyendo con la difusión del
proyecto.

Es importante considerar que el proceso de implementación del proyecto, arriba


mencionado, va de la mano y corre paralelo a la atención de niños/as y adolescentes
que realiza el programa en sus inicios, puesto que, en el marco de la Ley N° 20.032 de
subvenciones, no se contempla un período de dedicación exclusiva a este punto.

3.5.2. Proceso de participación de niños/as y adolescentes en el programa.

Se inicia a partir del momento que un actor local realiza una derivación y/o cuando se
empieza a realizar el proceso de detección activa en el territorio. Este momento se
enriquece con el anterior y viceversa, puesto que en la medida en que los/as niños/as y
adolescentes ingresan se van visualizando necesidades de articulación y nuevos focos de
intervención, y por otra parte, mientras se va teniendo conocimiento del territorio y sus
demandas, se va focalizando la intervención y van ingresando los/as niños/as y
adolescentes que lo requieran. Por lo tanto son momentos complementarios.

Una vez que los niños/as y sus familias ingresan al proyecto, se deben considerar al
menos, los siguientes momentos:

a) Acogida: es un punto fundamental para detectar la disposición de los niños/as y de


las familias de participar del programa y para captar el nivel de información con el
que cuentan. Para ello es relevante generar un clima de confianza y comprensión,
en vistas de entregar información oportuna, compartir inquietudes, aclarar
expectativas, detectar las motivaciones que presentan niños/as y familias, en
vistas de favorecer la adherencia al programa.
b) Análisis de la Situación: en este punto interesa elaborar un análisis de
vulnerabilidad de cada niño/a y adolescente participante, en el que se identifique la
vulneración de derecho y asociada a la situación de mediana complejidad y los
factores implicados, considerando la opinión de los/as niños/as y adolescentes.
Junto con ello, se deberán identificar los factores protectores con los que cuenta el
niño/a y adolescente, y aquellos que pueden y deben ser potenciados en los
ámbitos que se requieran (personal, familiar y sociocomunitario). Para ello, es
altamente relevante recopilar antecedentes desde los propios niños/as, sus
familias y otros actores locales que resulten claves.
Este análisis entonces debe constituirse en una carta de navegación para la
intervención que se realice con ese niño/a y/o adolescente, y por lo tanto puede
ser constantemente enriquecido. Junto con ello, permitirá, al final del proceso,
visualizar los cambios que en su situación se produzcan, pudiendo tentar la
elaboración de indicadores.
c) Elaboración de Plan de Intervención de cada niño/a: el análisis de vulnerabilidad
entrega los insumos necesarios para elaborar el plan de intervención de cada
niño/a y/o adolescente participante. A la luz de los factores de vulnerabilidad
detectados se podrán definir tanto los factores protectores que requieren ser
potenciados, en los ámbitos que sean pertinentes (personal, familiar y/o socio-
comunitario), como aquellos que se encuentran potenciados y que pueden
favorecer el desarrollo de una intervención exitosa.
De esta manera el plan de intervención deberá contemplar la participación de
diversos actores, especialmente de niños, niñas y adolescentes, junto con
contener los objetivos y los resultados que se espera alcanzar con éstos últimos,
así como los actores con los que resulta clave contactarse. También es relevante ir
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integrando en el plan de intervención, la metodología y técnicas utilizadas, así


como los reportes respecto del resultado de las mismas en la superación de la
vulneración asociada a una situación de mediana complejidad.
d) Monitoreo y Egreso: consiste en el análisis de coherencia y pertinencia entre las
estrategias desarrolladas, las características del sujeto y su problemática. Por lo
tanto se espera que se realicen reportes periódicos respecto del avance de la
situación y que se adjunten al plan de intervención de cada niño/a y adolescente.
En este momento es de especial relevancia ir identificando y reforzando a los
actores que estarán en contacto permanente con el niño/a y/o adolescente una
vez egresado del proyecto, de manera de ir dejando capacidad protectora
instalada.
Además se espera que se vayan elaborando indicadores de éxito respecto de la
intervención desarrollada y que se vaya recogiendo la opinión de los/as
participantes del proceso, especialmente la del niño/a y adolescente.
El egreso se produce cuando se ha superado la vulneración y/o la transgresión
inicial asociada a la situación de mediana complejidad y/o cuando los factores
asociados se han reducido notablemente y se cuenta con un contexto protector
que pueda estar atento a la situación del niño/a y/o adolescente y autogestionar
las acciones necesarias para la mantención de ese estado.

Es importante recordar que los momentos de intervención antes mencionados, se


enmarcan en un proceso más global de ejecución del proyecto, en el que junto con la
intervención individual y grupal que se realiza con cada niño, niñas y/o adolescente
participante del proyecto, es necesario realizar análisis integrales que permitan la
identificación de vulneraciones comunes, de temáticas transversales de trabajo, de
generación de indicadores que contribuyan a la visualización de las vulneraciones
asociadas a situaciones de mediana complejidad en un espacio territorial determinado,
que al mismo tiempo se constituyan en insumos para las redes locales.

3.5.3. Proceso de autoevaluación del proyecto

Este proceso que permite desarrollar un análisis permanente en torno a la pertinencia y


coherencia de las estrategias desarrolladas versus las vulneraciones detectadas. Se
espera, entre otras acciones:
- Revisar constantemente las metodologías utilizadas, en el marco de orientación a
resultados.
- Generar instrumentos y elaborar indicadores que den cuenta de la superación de
la vulneración de derecho asociada a la situación de mediana complejidad.
- Implementar encuestas o entrevistas de satisfacción usuario/a a los actores
implicados (niños/as y adolescentes, familias, adultos/as protectores y actores
locales que hayan participado del proceso).
- Retroalimentar la práctica, identificando y resolviendo nudos críticos.

3.6. Articulaciones y Coordinaciones

El desarrollo de articulaciones y coordinaciones con los actores locales requiere, de un


conocimiento del territorio y de sus principales recursos, especialmente aquellos
destinados a la protección de los derechos de niños/as y adolescentes. Junto con ello, es
importante identificar los intereses de cada cual y las expectativas que tienen respecto del
programa, de manera de ir generando un clima de confianza y de colaboración.

Al mismo tiempo, es relevante identificar y proyectar las necesidades del propio programa,
en concordancia con el perfil del sujeto de atención, de manera de priorizar las
vinculaciones que resulten más urgentes e ir planificando aquellas que puedan enriquecer
las intervenciones que se realicen. Esto, se constituye en un proceso abierto y cambiante,
que precisa ser enriquecido conforme se vislumbren nuevas demandas, intereses y
oportunidades.

De acuerdo con lo anterior, resulta relevante priorizar los sectores y actores con los
cuales vincularse, considerando que:
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- El proyecto, en el marco de la intervención individual y grupal, deberá potenciar las


vinculaciones con otros en pos de desarrollar los factores protectores que resulten
pertinentes a cada situación, así como resolver necesidades de atención
específicas. En este marco, se considera relevante, al menos, establecer
coordinación con la OPD-Infancia y Adolescencia, con los servicios sociales
municipales, educación, salud, organizaciones comunitarias y la red Sename.
Es importante tender al establecimiento de relaciones “cara a cara” con los actores
que resulten relevantes para cada caso particular, y generar procesos que
impliquen el involucramiento de éstos desde el inicio de la intervención
(diagnóstico). Por ejemplo, si para un niño/a y/o adolescente resulta relevante la
escuela, la OPD y el departamento social del municipio, se constituye en una
buena práctica el poder citar a una reunión conjunta a la profesora del colegio, a la
coordinadora de la OPD, a la persona encargada en el municipio y a la familia en
vistas de realizar un diagnóstico conjunto y poner en alerta a todos estos actores
en torno a la situación que vive el niño/a y/o adolescente.
Lo anterior, favorece la corresponsabilidad en los procesos de intervención y
potencia la generación de mecanismos protectores para ese niño/a y/o
adolescente en su entorno sociocomunitario. Si se dificulta este proceso
participativo, se pueden desarrollar otras estrategias, como entrevistas por
separado a estos actores.
- Si al realizar la primera entrevista o acercamiento al niño/a y/o adolescente, o al
elaborar el análisis de vulnerabilidad, se visualiza que lo afecta una vulneración de
derecho asociada a una situación de alta complejidad, el proyecto debe
contemplar la derivación al Programa de Intervención Integral Especializada de la
comuna o a programas especializados de la red Sename u otros atingentes.
- Conforme con los puntos anteriores, es relevante que el proyecto cuente y/o
elabore un catastro sobre la oferta territorial de infancia y adolescencia.
- Finalmente es deseable que los proponentes adjunten, a los proyectos
presentados a la licitación, cartas de compromiso de actores locales, en las
que se releve el apoyo que éstos pueden prestar a los procesos de intervención.
Se anexa formato de presentación.

3.7. Enfoque de Género

El género17 debe ser considerado transversalmente, como una categoría de análisis al


servicio de la intervención. Para ello, se sugiere:

Respecto del análisis diagnóstico de vulnerabilidad

- Analizar los factores de vulnerabilidad implicados en las vulneraciones de derecho


asociadas a situaciones de mediana complejidad, a la luz de la categoría de
género. Esto implica visualizar si ciertos factores de vulnerabilidad se encuentran
más presentes en niños que niñas y viceversa, considerando cómo se manifiestan,
lo cual permitirá levantar hipótesis de trabajo al respecto.
- Analizar la visión que niños, niñas y adolescentes tienen respecto de la
configuración de roles femeninos y masculinos, especialmente en torno a las
creencias y prácticas referidas a la sexualidad, a las expectativas respecto del
estudio y la escuela, del acceso o no al mundo laboral y con relación a las
dinámicas de violencia. Esto permite visualizar, por ejemplo, si niños y niñas
validan o no la violencia dependiendo de la figura que la ejerza (femenina o
masculina), el tipo de violencia y las significaciones que le atribuyen a cada cual.
Lo anterior favorece el derribamiento de mitos y estereotipos de género que
influyen en la vulneración que están viviendo.

Respecto del Plan de Intervención

17
Por género se entiende el “conjunto de características culturalmente específicas que identifican el comportamiento social
de mujeres y hombres y la relación entre ellos. El género, por lo tanto, no se refiere simplemente a mujeres u hombres, sino
a la relación entre ellos, y a la forma en que ésta se establece socialmente” (SERNAM, “Análisis de Género: Guía para la
elaboración de políticas públicas”. Santiago de Chile 1998). Se puede decir entonces que es una construcción social que da
lugar a un conjunto de características y expectativas que un grupo social atribuye a mujeres y hombres en función de su
sexo.
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- El análisis anterior permite contar con elementos para desarrollar estrategias que
consideren la categoría de género. Dependiendo del imaginario que reine en los
niños/as respecto de los temas o problemas analizados en el diagnóstico, se
podrán desarrollar talleres o conversaciones con ellos/as que amplíen su patrón
cultural de relaciones y romper prejuicios de género si es que éstos existieran.
Con relación al problema de la violencia, que es el que se encuentra más presente
según nuestros registros estadísticos, sería propicio promover conductas de
autoprotección en niños y niñas que den énfasis a las formas diferenciales que
ésta adquiere según sea un niño, o una niña, así como realizar talleres con las
familias y con las escuelas en vistas de que estén atentos a este tipo de
situaciones.
- Dentro de las estrategias es importante generar mecanismos que potencien la
participación de los padres u otro adulto (hombre) significativo, se sugiere, por
ejemplo, flexibilizar los horarios de las actividades de manera que tanto hombres
como mujeres puedan asistir e invitar directamente al hombre y no sólo a través de
la mujer. Es importante tener una conducta proactiva en la invitación y evitar
recargar a las mujeres (madres, abuelas, hermanas y/o adultas significativas) en la
tarea de crianza, ya que esto tiende a fomentar la invisibilización de la
responsabilidad de los hombres adultos como figura protectora y al mismo tiempo,
recargar nuevamente a las mujeres en tareas asociadas culturalmente a ellas.
Esto debe realizarse, siempre y cuando, se resguarde la integridad del niño/a y/o
adolescente.

Respecto del equipo profesional

- Fomentar la autoformación permanente del equipo técnico en el enfoque de


género, de manera de integrarlo paulatinamente en las intervenciones a la luz de
la experiencia del proyecto.
- El proyecto debe contar con al menos un/a profesional y/o técnico/a con formación
en el enfoque de género y/o con experiencia acreditada al respecto.

IV. Sobre el Equipo de Trabajo

4.1. Criterios Generales

a) Conformación del Equipo

La conformación del equipo debe contemplar la interdisciplinariedad como principio


fundamental, en el entendido de que esté constituido por profesionales de diversas
disciplinas de las ciencias sociales y de la educación, capaces de dialogar entre sí y de
complementar sus saberes a favor de la intervención. En este marco, es necesario
explicitar que el equipo completo es el responsable final de cada caso particular y que por
lo tanto, éste debe participar del proceso de intervención, desde el diagnóstico hasta la
elaboración de los planes, el monitoreo y egreso, ya que favorecerá una mirada integral
de los fenómenos y de los sujetos de atención.

Lo anterior permite comprender el sentido del proceso y enmarcar el quehacer particular


de cada integrante del equipo en un objetivo común, hacia cuyo logro todos y todas deben
contribuir, desde sus tareas específicas.

La distribución de tareas por lo tanto, debe responder a las problemáticas que aborde el
proyecto, a las características de niños/as y adolescentes, a los objetivos planteados y a
las estrategias propuestas. Se trata de identificar las habilidades y destrezas de cada cual
de manera de potenciarlas a favor de la intervención.

En este sentido, es importante evitar la separación rígida del tipo profesionales realizan
trabajo individual y los/as técnico/as el trabajo comunitario. Debido a ello, se sugiere una
distribución de tareas que sea flexible y adaptable a las necesidades de los/as usuarios/as
y sensible a las habilidades de cada profesional y técnico/a.
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b) Perfil Profesional

El equipo profesional en general, debe contar con las competencias para identificar
factores de vulnerabilidad implicados en las vulneraciones de derecho asociadas a
situaciones de mediana complejidad, y desarrollar estrategias flexibles que contribuyan a
la solución de las problemáticas visualizadas. Un equipo capaz de identificar focos de
vulneración de derechos, de desplazarse por el territorio, de dar respuesta a los
requerimientos de los propios/as niños/as, adolescentes y sus familias. Junto con ello, el
equipo debe contar con las habilidades para integrar desde un inicio a los actores locales
que pueden ser parte de la solución de la problemática que presenta el niño/a y
adolescente que ingresa al proyecto, sobre todo a aquellos/as que sienten suyo el
problema.

En definitiva, se espera contar con un equipo profesional capaz de centrarse en los


aspectos psicológicos, sociales, educativos y culturales de los/as niños/as y adolescentes.

En este marco, los/as profesionales y técnicos/as integrantes del equipo deben contar con
experiencia en:

• Infancia-adolescencia vulnerada en sus derechos.


• Operacionalización del enfoque de derechos.
• Trabajo con familia.
• Trabajo con grupos sociocomunitarios.
• Trabajo de red, entendido como el establecimiento de vínculos cara a cara con
otros actores locales, en pos de analizar conjuntamente las vulneraciones y de
resolver corresponsablemente.
• Trabajo en terreno, entendido como el desplazamiento del equipo por el territorio,
hacia los/as usuarios/as.
• Trabajo interdisciplinario
• Manejo de técnicas de desarrollo grupal, que favorezca el abordaje de las
vulneraciones en un contexto grupal.
• Manejo de situaciones de crisis
• En al menos un/a integrante del equipo se exige formación en el enfoque de
género.

4.2. Composición del equipo

La conformación del equipo debe contemplar la interdisciplinariedad como principio


fundamental, en el entendido de que esté constituido por profesionales de diversas
disciplinas de las ciencias sociales y de la educación, capaces de dialogar entre sí y de
complementar sus saberes a favor de la intervención. En este marco, es necesario
explicitar que el equipo completo es el responsable final de cada caso particular y que por
lo tanto, éste debe participar del proceso de intervención, desde el diagnóstico hasta la
elaboración de los planes, el monitoreo y egreso, ya que favorecerá una mirada integral
de los fenómenos y de los sujetos de atención.

En este sentido, es importante evitar la separación rígida del tipo profesionales realizan
trabajo individual y los/as técnico/as el trabajo comunitario. Debido a ello, se sugiere una
distribución de tareas que sea flexible y adaptable a las necesidades de los/as usuarios/as
y sensible a las habilidades de cada profesional y técnico/a.

La composición del equipo, está dada por un equipo básico que debe considerar la
incorporación de profesionales del área social y de educación, y de técnicos de educación
superior de las áreas mencionadas. Se deberá asegurar idoneidad de cada profesional
y/o técnico/a a través de un sistema de acreditación (título profesional o técnico y/o
acreditación de experiencia).

Dentro de los/as profesionales a considerar se encuentran aquellos/as provenientes del


campo de la sociología, psicología, trabajo social, antropología, educación (profesores/as,
psicopedagogos/as, terapeutas ocupacionales, educadores/as sociales u otros/as).

Dentro de los/as técnicos/as se contemplan técnicos/as en trabajo social, u otros.


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La composición tentativa del equipo es la siguiente:

Director/a, que deberá contar con título profesional de las áreas mencionadas con jornada
completa para este proyecto.
Profesionales del área social y educación.
Técnicos del área social y educación.
Secretaria/o.

Se estima pertinente una relación de un profesional y un técnico/a por cada 25 niños/as y


adolescentes. Lo anterior dependerá de las plazas asignadas y de los recursos que éstas
implican.

b) Perfil Profesional

Se espera que el equipo profesional cuente con competencias y conocimientos en:

• Infancia y adolescencia vulnerada en sus derechos, especialmente aquellas que


se vinculan a mediana complejidad.
• Trabajo con familias, desde una mirada integral, que considere a diversos
integrantes o subsistemas.
• Trabajo socio-comunitario, en el que se potencie el conocimiento de los espacios
de vida cotidiano de niños/as, el desplazamiento por el territorio y la generación de
vínculos con actores comunitarios que resulten claves para la intervención.
• Trabajo en red, tendiendo al establecimiento de vínculos cara a cara con otros
actores locales, en pos de analizar conjuntamente las vulneraciones y de resolver
corresponsablemente.
• Enfoque de derechos y desarrollo evolutivo.
• Manejo de técnicas de desarrollo grupal, que favorezca el abordaje de las
vulneraciones en un contexto grupal.
• Manejo de situaciones de crisis
• En al menos un/a integrante del equipo se exige formación en el enfoque de
género.
4.2. Descripción de Funciones Básicas

Director/a o coordinador/a
Responsabilidad técnica y administrativa general del proyecto.
Coordinación del equipo de trabajo.
Coordinación de intervenciones individuales y grupales, con niños/as y sus familias.
Desarrollo de procesos de planificación y evaluación sobre la implementación del
proyecto.
Articulación con los actores locales que resulten relevantes para el programa.
Desarrollar acciones de intervención con niños/as y adolescentes.
Equipo profesional y técnico
Responsables de la elaboración de diagnósticos y planes de intervención de niños/as y
sus familias y de su respectiva actualización.
Responsable de diseño e implementación de trabajo con niños/as y familias, a través de
dispositivos individuales, grupales u otros afines.
Responsables de diseño e implementación de trabajo sociocomunitario y apoyo para la
coordinación en red.
Responsables de diseñar y aplicar instrumentos pertinentes a la intervención y a la
evaluación de la satisfacción de usuario/a.

Igualmente y conforme con los objetivos definidos, las características del territorio y a los
sujetos de atención, cada proyecto deberá proponer la distribución de tareas que estime
pertinente, según perfil y habilidades profesionales y técnicas del equipo.

El monitoreo PIB muestra una diversidad de configuración de equipos, que van desde lo
clásico (dupla psicosocial), pasando por el establecimiento de tríadas de trabajo
(generalmente conformadas profesionales psicólogos/as, trabajadores sociales y
profesores), hasta distribución de tareas según competencias del equipo, por ejemplo
educadora de párvulos para abordaje de vulneraciones en la primera infancia. Lo
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importante es que la configuración del equipo, responda y sea coherente a los objetivos y
estrategias formuladas

Tanto el director/a, como el equipo profesional y técnico del proyecto deberá


conocer y manejar el contenido de la propuesta presentada por el colaborador
acreditado a la licitación respectiva y aprobada por Sename. Lo anterior con el
objetivo de que se conozcan las metas y actividades comprometidas, las estrategias
formuladas y las observaciones realizadas por Sename durante la evaluación ex – ante, si
las hubiera.

V. Sobre el Presupuesto

Los recursos financieros para ejecutar esta modalidad, deben calcularse sobre la base del
Programa de Intervención Breve según establece la Ley 20.032, que asciende a 4,5 USS18
mensual más zona por niño/a atendido/a.

VI. Sobre los Recursos Materiales

1. Respecto del inmueble de funcionamiento:

Se considera necesario que el proyecto cuente con:

• Número de oficinas acordes a la cantidad de profesionales y técnicos/as que trabajen


en el proyecto, equipadas con escritorios, computadores, estante para guardar
materiales, espacios, ornamentación e inmobiliario adecuado para niños, niñas y sus
familias.
• Sala para intervención grupal. Es relevante priorizar la utilización de espacios
comunitarios para la realización de diversas actividades, sin embargo, igualmente se
considera importante contar con esta sala, en caso de que no exista este tipo de
espacios.
• Sala de intervención individual.
• Los espacios destinados a espera e intervención deben estar decorados para niños,
niñas y adolescentes, en este sentido, se espera contar con espacios diferenciados,
por ejemplo, con una sala decorada con juguetes y cuentos para los/as primeros y otra
con afiches juveniles y libros para los/as segundos/as.
• Además el inmueble deberá contar con las certificaciones de seguridad e higiene al
día, otorgadas por el organismo legal pertinente.
• Stock de materiales de oficina, materiales didácticos y juegos educativos.

2. Respecto del equipamiento

Se requiere la presencia de computadores con las siguientes características:

• Procesador Intel Pentium IV 2.8 MHZ, o equivalente, capacidad de disco duro no


inferior a 40 GB, memoria RAM mínimo de 512 MB, unidades de disco de 3 ½
pulgada de alta densidad y unidad de CD Rom (deseable Grabador de CD),
(opciones de multimedia son deseables por las características del software actual),
deseable tarjeta de Red Fast Ethernet 10/100 Mbps, tarjeta fax-modem, Puertos
USB 1.1 como mínimo.
• Impresora.
• Sistema operativo Windows 2000 o superior, programas Office 2000 Profesional
(Access incluido). Navegador Internet Explorer 6.0 o superior, Solución Antivirus,
Visualizador de archivos PDF.
• Conexión a Internet: ADSL mínima de 512 Kbps.

18
La USS para el presente año 2010 asciende a $12.280

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