La escritura como se ha hablado en diferentes ocasiones y a lo largo
del tiempo ha sido y es concebida por muchos autores, psicólogos y pedagogos, entre otros desde diversos ámbitos y/o puntos de vista, entre los cuales se puede apreciar la escritura como sistema de representación, como sistema de códigos, la escritura como medio de expresión y como medio de socialización, entre otros; aspectos últimos que construyen el tema central a tratar en el presente artículo.
Tal como lo plantea Ana Teberosky en su artículo titulado “Los
sistemas de escritura” cuya publicación se hizo en la Universidad de Barcelona, en el Congreso Mundial de Lectoescritura, celebrado en diciembre de 2000 y que dice lo siguiente:
“Se explica el proceso de aprendizaje de la escritura desde el punto
de vista del niño y de la construcción de conocimientos acerca de la escritura como un sistema de representación del lenguaje y el proceso de comprender las relaciones con los otros sistemas…”
Según Teberosky (2000) “el tema de esta conferencia es la escritura
desde el punto de vista del niño que aprende a escribir, cómo asimila las informaciones y desarrolla sus conocimientos, haciendo preguntas, resolviendo problemas, en fin cómo construye su conocimiento en el dominio del lenguaje escrito. Se trata de los conocimientos que el niño desarrolla sobre los principios de organización de lo gráfico, la función de los nombres y del nombre propio en el conocimiento de lo escrito, la forma en que la escritura representa el lenguaje… estos conocimientos se construyen gracias a la interacción con un adulto”.
Por lo citado anteriormente, donde se aprecia como Ana Teberosky
hace énfasis en el tema del niño que aprende a escribir y cuyos conocimientos construye gracias y a partir de sus interacciones con los adultos, en especial y en primer lugar con sus padres, quienes son las personas con las cuales tiene sus primeros contactos y con quienes establece sus primeras relaciones afectivas y sociales, de las cuales se desprenderán sus posteriores interacciones; de ahí que la importancia de la socialización de los niños y niñas radique en primera instancia y en buena medida en las relaciones y los vínculos afectivos que establezcan sus padres con él o ella, puesto que la escritura como medio de expresión y de socialización es un proceso que nace a partir de una actividad cotidiana como lo es el habla cuya función es permitir nuestra comunicación y expresión de sentimientos, pensamientos y emociones; aspectos estos que también pueden ser expresados desde la escritura, entendiéndose esta como un medio para expresarnos al igual que el habla y tomándose no sólo como el mero hecho de plasmar letras en un papel, sino como el hecho de plasmar un algo al cual se le atribuye un significado único y propio de cada quien; aspecto último que está estrechamente ligado al tema que me ocupa en el presente artículo, ya que los niños son las personas que más significado le otorgan a sus construcciones escritas, a sus dibujos, garabatos, etc., puesto que para ellos cada construcción escrita puede significar o ser infinidad de cosas a la misma vez, sí un solo objeto, dibujo, gráfico, por llamarlo de algún modo, puede representar para quien lo elabora, lo plasma en un papel u otro elemento, cantidad de cosas, las cuales aparte de tener su propio significado para quien las realiza, en este caso en especial los niños y las niñas, tiene también para ellos y ellas un gran valor, ya que en dichas construcciones y el significado que cada quien le atribuye a las mismas, el niño y/o niña van mucho más allá, aunque en ocasiones de manera tal vez inconsciente, pues aunque le atribuyan tales significados a sus dibujos o gráficos, no llegan a concebir la idea que para los adultos y quienes rodean a estos chicos y chicas, es la de que a través de tales construcciones, de esa inicial forma de escritura, lo que realmente y explícitamente están haciendo es manifestarse, comunicándose; sí están manifestando sus ideas, pensamientos y así mismo están expresando sus sentimientos y emociones, están plasmando por medio de trazos y más trazos su concepción del mundo, del medio que los rodea, de las situaciones y hechos que perciben, al igual que las experiencias que viven y que logran captar su atención.
Entiéndase el término construcciones escritas como todo aquello que
el niño y/o niña producen a través de un papel y que elaboran haciendo uso de diversos elementos propios para el objeto de escribir, como lo son: lápiz, lapicero, colores, marcadores, crayones, entre otros.
Por lo anterior considero pertinente apoyar mis planteamientos en lo
que afirma Emilia Ferreiro (1998) “yo digo “escritura” entendiendo que no hablo solamente de producción de marcas gráficas por parte de los chicos; también hablo de interpretación de esas marcas gráficas. En español no hay un término equivalente al inglés literacy, que es particularmente cómodo para hablar de algo que involucra más que aprender a producir marcas, porque es producir lengua escrita; algo que es más que descifrar marcas hechas por otros, porque es también interpretar mensajes de distinto tipo y de distinto grado de complejidad; algo que también supone conocimiento acerca de este objeto tan complejo —la lengua escrita— que se presenta en una multiplicidad de usos sociales”.
Posteriormente en cuanto al término construcción, Emilia Ferreiro
(1998) dice “Cuando hablamos de “construcción” de la escritura en el niño, no estamos hablando de la emergencia más o menos espontánea de ideas ingeniosas, ideas curiosas, ideas a veces extraordinarias que tienen los chicos —lo que en inglés se suele decir wonderful ideas. Es algo más que eso. Tampoco se trata de que algunas cosas se construyen y luego hay una especie de suma lineal de lo ya construido… Algo muy importante y poco comprendido es que un proceso constructivo involucra procesos de reconstrucción y que los procesos de coordinación, de integración, de diferenciación, etc., también son procesos constructivos.