NOTA PERIODÍSTICA DE LA AGENCIA EFE SOBRE LA INVESTIGACIÓN LLEVADA A CABO POR EL ARQUEÓLOGO EDWIN RAÚL GREENWICH CENTENO, DIRECTOR DEL PROYECTO ACADÉMICO DE INVESTIGACIÓN BIOARQUEOLÓGICO E HISTORIOGRÁFICO FRANCISCO PIZARRO-PAIBHFP, EN LOS RESTOS DEL CONQUISTADOR DEL IMPERIO INCA Y FUNDADOR DE LA CIUDAD DE LOS REYES "LIMA"
NOTA PERIODÍSTICA DE LA AGENCIA EFE SOBRE LA INVESTIGACIÓN LLEVADA A CABO POR EL ARQUEÓLOGO EDWIN RAÚL GREENWICH CENTENO, DIRECTOR DEL PROYECTO ACADÉMICO DE INVESTIGACIÓN BIOARQUEOLÓGICO E HISTORIOGRÁFICO FRANCISCO PIZARRO-PAIBHFP, EN LOS RESTOS DEL CONQUISTADOR DEL IMPERIO INCA Y FUNDADOR DE LA CIUDAD DE LOS REYES "LIMA"
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NOTA PERIODÍSTICA DE LA AGENCIA EFE SOBRE LA INVESTIGACIÓN LLEVADA A CABO POR EL ARQUEÓLOGO EDWIN RAÚL GREENWICH CENTENO, DIRECTOR DEL PROYECTO ACADÉMICO DE INVESTIGACIÓN BIOARQUEOLÓGICO E HISTORIOGRÁFICO FRANCISCO PIZARRO-PAIBHFP, EN LOS RESTOS DEL CONQUISTADOR DEL IMPERIO INCA Y FUNDADOR DE LA CIUDAD DE LOS REYES "LIMA"
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Director del PAIBHFP, E. Raúl Greenwich C. explicando –con los huesos de
Pizarro- al distinguido Presidente de la Fundación Obras Pías de los Pizarro, Don Hernando de Orellana-Pizarro, y a su distinguida esposa, Doña Antonia Sáenz, los avances del Proyecto en la Basílica Catedral de Lima.
Foto: Prensa del Arzobispado de Lima.
Los restos del fundador de Lima serían los
que están depositados en la catedral de la capital peruana, aunque la discusión continúa. La azarosas circunstancias que acompañaron la vida del conquistador del imperio Inca, a quien mataron los amigos de su gran enemigo, Diego de Almagro, también lo hacen con su cadáver.
Javier Otazu (EFE)
La vida y la muerte del conquistador Francisco Pizarro fueron azarosas, pero sus aventuras no terminaron ahí: hasta su esqueleto ha sufrido los vaivenes de la historia y ha terminado en una singular exposición que ahora se muestra en la catedral de Lima.
"Francisco Pizarro: Evidencias históricas y bioarqueológicas" es el
título de este proyecto que tiene como fin demostrar que el esqueleto descubierto por casualidad en una cripta de la catedral en 1977 es efectivamente el del conquistador extremeño.
Pizarro murió asesinado el 26 de junio de 1541, a manos de los
partidarios de su archienemigo y competidor, Diego de Almagro, quienes "dieron al marqués (Pizarro) tantas lanzadas y puñaladas y estocadas (...) y le acabaron de matar con una estocada que le dieron en la garganta", según refieren las crónicas.
Su cadáver fue enterrado casi clandestinamente en un patio de la
Catedral, pero alguien debió sacarlo de allí pues ya en 1661 un acta catedralicia menciona que en una cajita de plomo se guarda un cráneo con esta leyenda: "Aquí yace la cabeza del señor marqués don Francisco Pizarro, que descubrió y ganó los reinos del Pirú y los puso en la Real Corona de Castilla".
En todo caso, el rastro del conquistador y fundador de Lima se
pierde durante tres siglos, hasta que en 1977 unos trabajos de remodelación en una cripta catedralicia sacan a la luz la famosa cajita de plomo junto a huesos de varios esqueletos.
En un primer momento se celebró la aparición de los restos de
Pizarro y en 1985 se trasladaron solemnemente a una capilla de la catedral, convenientemente decorada con escenas de las gestas de Pizarro y "los trece de la fama" (los caballeros que le acompañaron desde Panamá en su aventura peruana).
Pero sólo un año después del traslado, el historiador Edmundo
Guillén Guillén, especialista en el siglo XVI, echó un jarro de agua fría al poner en evidencia el poco rigor con que se habían manejado esos restos, negando así la identidad de los misteriosos huesos.
Ahora el arqueólogo forense Edwin Raúl Greenwich, que durante un
año y medio ha dirigido a un equipo de nueve especialistas, ha sometido a los restos a nuevos análisis y ha concluido que "con un ochenta por ciento de probabilidad" se trata del esqueleto del extremeño, según comentó a EFE No sólo porque son los huesos de un "varón, de complexión robusta, diestro, de 1,74 metros y de entre 50 y 66 años". Greenwich afirma que, entre los detalles que llevan a pensar que se trata de Pizarro, están las numerosas lesiones encontradas, de tipo "cortante-penetrante y cortante-contundente", en el cráneo, vértebras cervicales, dorsales y primera lumbar que concordarían con la muerte violenta del conquistador.
Además Greenwich afirma que la alta concentración de plomo
encontrada en el cráneo ahora examinado lleva a pensar que llevaba mucho tiempo encerrado en la cajita de plomo.
Del mismo modo, los huesos de los talones presentan
inflamaciones propias de alguien que durante su vida tuvo que hacer largas caminatas (como las que hiciera Pizarro en su juventud), así como restos de metal que se corresponderían con las espuelas con que se amortajó al cadáver.
La confirmación de la identidad de Pizarro, reconoce Greenwich, no
será completa hasta que no se realice un análisis de ADN, pero también esto presenta sus dificultades: no existe descendencia por línea directa del marqués, por lo que habría que buscarlo en sus antecesores.
En la Iglesia de Santa María de la ciudad extremeña de Trujillo
(ciudad natal de Pizarro) hay identificadas once tumbas donde podrían hallarse osamentas de parientes maternas de Pizarro, y Greenwich sueña con viajar un día a tierras cacereñas a completar su investigación.
Y mientras tanto, en la tierra que le dio la fama, la memoria de
Pizarro es paradójicamente incómoda: su estatua ecuestre, idéntica a la que preside la Plaza de Trujillo, fue retirada por el alcalde Luis Castañeda del lugar de honor que ocupaba en una plaza limeña y relegada a un parque trasero al Palacio de Gobierno.
Signo de los tiempos de una América que reinterpreta su historia, la
ciudad que Pizarro fundó es ahora la que oculta la memoria del conquistador que doblegó al Imperio Inca.
Ambicioso y aventurero
Pizarro es el apellido de una familia de conquistadores en la cual
Francisco, nacido en la ciudad extremeña de Trujillo en 1478, es el más representativo. Hijo ilegítimo del hidalgo Gonzalo Pizarro El Largo y Francisca González. En 1502, hizo su primer viaje a las Indias, con Nicolás de Ovando; después, estuvo con Alonso de Ojeda en la expedición a Urabá. Intervino con Núñez de Balboa en la llegada al océano Pacífico (1513) y también estuvo en el descubrimiento de las islas Perlas y en la fundación de Panamá, donde se instaló.
Se asoció con Diego de Almagro y con el clérigo Hernando de
Luque, con la pretensión de llegar a las tierras del Perú, de las que habían oído hablar. En el primer intento (1524) se tuvieron que volver por falta de medios. También se frustró la segunda expedición; aunque quedó Pizarro, sin embargo, algún tiempo más con otros 13 hombres.
El 26 de julio de 1529 negoció, en Toledo, con la Corona, el título de
gobernador y adelantado de las nuevas tierras; estos privilegios fueron, a su vuelta a América, motivo de las primeras rencillas con Almagro. Se volvió a embarcar hacia Panamá en 1530, con sus hermanos Hernando (el único legítimo), Gonzalo y Juan. De allí, salió a finales del mismo año hacia Perú. Tras muchas penalidades logró llegar a Cajamarca, capital del Imperio Inca, donde vivía el Hijo del Sol, Atahualpa.
Entró en la ciudad el 15 de noviembre de 1532 y, en una breve
entrevista con Atahualpa, éste les instó a que le devolvieran las tierras tomadas y aplazaran la entrevista para el día siguiente. Aquella noche, los españoles se escondieron alrededor de la plaza. Cuando al otro día llegó el Inca con su escolta, cayeron sobre ellos y apresaron a Atahualpa, quien ofreció a Pizarro una habitación llena de oro y dos de plata a cambio de su libertad y éste aceptó. Pero el Inca siguió prisionero. La mayoría de los españoles quería ver muerto a Atahualpa. Se le acusó de traición al pacto y, condenado a muerte, fue ejecutado el 23 de julio de 1533.
Después, marcharon sobre Jauja y luego tomaron Cuzco, donde
Pizarro nombró soberano a Manco Cápac, pensando utilizarlo como títere. El 18 de enero de 1535, fundó su capital, la Ciudad de los Reyes, en el Valle de Rimac, que es hoy la actual Lima. Su hermano Hernando fue, este mismo año, a España a entregar el quinto real y regresó con el título de marqués para su hermano y con el de adelantado para Almagro, que debía situarse doscientas leguas al sur de los territorios de Pizarro. Quedó así la región del Cuzco, donde debía estar Hernando de gobernador, como zona conflictiva, pues Pizarro fue quien se la quedó.
Al producirse el alzamiento de Manco Cápac, los incas sitian Cuzco.
Será Almagro con sus tropas el que logrará liberarlo (1537), pero se quedará con la región, apresando a Hernando. Francisco acude desde Lima lográndose el acuerdo de paz en Mala, por el que Almagro puso en libertad a Hernando. Éste atacaría tomando desprevenido a don Diego y derrotando a sus tropas. Almagro fue juzgado y condenado a muerte en 1538
Pizarro estuvo entonces dedicado al gobierno tranquilo de la Ciudad
de los Reyes, fundó Arequipa y Chuquisaía. Fue asaltado en su palacio por una docena de almagristas dirigidos por el hijo de Diego que lo mataron en 26 de junio de 1541.