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Libro El viejo y el mar.

Foto: vagos

Nacido el 21 de julio de 1899 en Illinois (Chicago), descubrió su pasión literaria de


pequeño, cuando gustaba de leer en la tranquilidad de los bosques, a donde se retiraba a
dar un paseo y sentarse en algún sitio a disfrutar de sus libros. Es reconocido también
por sus méritos en la Segunda Guerra Mundial, cuando por iniciativa propia, decide
reconquistar París para los aliados, lo que le valió una condecoración por parte de las
autoridades.

Recibió el Premio Nobel de Literatura en 1954 y el 2 de junio de 1961 se quita la vida


en Ketchu, Idaho, padeciendo profundas depresiones. El método empleado fue de un
disparo, tal como lo hizo su padre años atrás.

Sin duda que lo principal de la obra es la enorme variedad de motivos literarios que
podemos encontrar: la esperanza, la pobreza, la soledad, el peligro, la amistad y el
cariño son algunos de ellos. Lo singular de esto es que se encuentran en una obra muy
breve, donde estamos acostumbrados a encontrar simplemente uno o dos temas en otros
autores.

Como mencionábamos anteriormente, el tema principal es la captura de un enorme pez


y la lucha que traba el viejo con el mismo, que lo lleva a la deriva por unos cuantos días
hasta que logra matarlo. Además aparecen en escena los tiburones, atraídos por el olor
de la sangre que emanaba el pez capturado, lo que lleva al viejo a entablar una nueva
lucha, esta vez con los tiburones, los cuales se aleja una vez que no tenían más que
comer, por lo que el personaje principal arriba simplemente con el esqueleto de su
presa.

Sobre los personajes podemos acotar que son muy pocos los que aparecen aquí, y casi
todos lo hacen mediante la acción o por pensamientos de los otros personajes. Un
ejemplo de esto último es el momento que el viejo, ya en alta mar, desearía que se
encontrara el muchacho con él para ayudarlo, así lo trae a escena sin que este presente.

El personaje principal es Santiago, el viejo, a quien describe como un hombre humilde


y orgulloso al mismo tiempo. Muy agradecido de la compañía de su amigo, Manolín (el
muchacho) se demuestra muy creyente cuando se encuentra a la deriva y deseando
capturar al pez que lo arrastra hacia el mar.

“Todo en él era viejo…” se exclama en la presentación, “…salvo sus ojos; y éstos tenían
el color mismo del mar y eran alegres e invictos“. No es posible realizar una mejor
descripción sobre el personaje principal, ya que se pueden imaginar su aspecto sin
necesidad de leer sus rasgos físicos, también explícitos en la obra.

Con un singular gusto por las grandes ligas de béisbol, se demuestra fanático de ese
deporte. Sus viajes en solitario lo hacen reflexionar ya que no tiene otra cosa con qué
distraerse, ni siquiera una radio, un objeto inalcanzable para él, económicamente
hablando.
Este personaje, además de la humildad, se ve caracterizado por el sentimiento de
abandono que tiene. Tras la pérdida de su esposa, el viejo se siente muy solitario y la
extraña de verdad. Cuando no tiene con quién hablar, habla solo en voz alta, y allí es
donde se nota más su abandono.

El viejo. Foto: confiar

Por otro lado encontramos al “muchacho“, Manolín, y la relación entre ambos es de


afecto verdadero, de amistad sincera. El viejo enseñó a pescar al joven y tras tres meses
de no pescar nada, los padres de éste deciden sacar al muchacho de ese hombre con
mala suerte y lo pasan a otro barco. Pero Manolín admiraba de verdad a Santiago y
cada vez que podía lo ayudaba en sus faenas.

La relación entre ellos puede catalogarse incluso como de padre a hijo. El muchacho
quiere de verdad al viejo y lo cuida mucho, preocupándose por su alimentación y
vestimenta, principalmente cuando comienza a preocuparse por la llegada del invierno y
piensa en conseguirle una nueva chaqueta y una frazada, para que no sufra el frío en esa
estación.

La mayor muestra de cariño y afecto se da cuando se reencuentran luego de la captura


del pez. El viejo piensa mucho en la gran ayuda que hubiera sido tener al muchacho con
él, y éste a su vez, iba todas las mañanas a su casa para ver si había regresado. Al
encontrarlo larga el llanto. Con la excusa de salir a buscar café, llora durante todo el
camino y allí decide que desea volver a pescar junto a él dado que aún tiene mucho por
aprender. Recordemos que el viejo fue quien enseñó a Manolín a pescar cuando éste
tenía tan solo 5 años, y por eso la fuerte unión que tienen y la estrecha relación que se
asemeja a la de un padre con un hijo.

Los animales también son protagonistas fundamentales de la obra y tienen una


participación fundamental en la misma, principalmente durante la estancia del viejo en
alta mar capturando al gran pez, y luego en su lucha con los tiburones. No debemos
olvidar a los delfines, catalogados como personajes “buenos” en la obra. Por ello es que
no solo los personajes humanos tienen un papel principal asignado en la novela.
La historia se basa en un momento de la vida de un pescador cubano y se desarrolla en
un lugar próximo a La Habana. Asimismo, el mar es el espacio donde ocurre casi toda
la acción, aunque encontramos lugares cerrados como la casa del viejo. En cuanto al
tiempo, sabemos que es septiembre. Igualmente no posee ningún carácter simbólico en
la obra.

Esta obra muestra el por qué del Premio Nobel recibido por el autor, donde nos deja ver
lo que adujeron a la hora de la entrega del mismo. El mismo fue entregado por “la
maestría estilística en el arte de la narración moderna” y si apreciamos la alta carga
simbólica que tiene, basada en los motivos literarios, realmente es un innovador en el
arte de las letras.

Su obra ya ha trascendido fronteras y hoy en día es reconocida en todas partes del


mundo, al igual que el autor, quien será siempre recordado como uno de los más
importantes autores norteamericanos en la historia de la Literatura y como uno de los
más grandes novelistas de toda la Historia.

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