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Reflexin
No hay nada garantizado en la maldad del malvado o en la bondad del justo.
La suerte de uno u otro, puede cambiar. La salvacin es siempre posible, incluso
para el que obra el mal, si se arrepiente y cambia su proceder: Acaso quiero yo la
muerte del malvado y no que se convierta de su conducta y que viva?. En cuanto al
justo, no debe fiarse pues l tambin puede apartarse de la justicia y cometer
maldad, imitando al malvado. No tenemos nada seguro. Podramos caer en la tentacin de creernos lo
mejor del mundo e incluso con la autoridad para juzgar y despreciar porque hemos
logrado ciertos avances en nuestra humanidad. Pero cuidado! No estamos exentos
de errores, podemos caer an ms bajo de lo que han cado esas personas juzgamos
y condenamos.
Otras veces podramos sentirnos lo peor del mundo porque cometido
errores. Pero recordemos que Dios nos da nuevas oportunidades pues su voluntad
es siempre la salvacin, nuestra salvacin.
Slo la justicia mayor del Reino nos garantiza la participacin en l: Si no
son mejores que los escribas y fariseos, no entrarn en el Reino de los cielos. La
puesta en prctica de los valores de ese Reino, pone en entredicho muchas creencias
y prcticas religiosas que atentan contra ellos. La libertad de Jess ante la ley y la
novedad de su magisterio, son un imperativo para nosotros, un aliciente ante el
formulismo acartonado y el legalismo atrofiante en los que parece haber cado el
cristianismo de nuestros das. El evangelio reclama una mayor coherencia de nuestra
parte: Por tantovete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a
presentar su ofrenda. (Evangelio: www.servicioskoinonia.org)
Oracin sobre las ofrendas:
Acepta, Seor, estas ofrendas con las que quisiste reconciliarnos y por las cuales nos
devuelves, con amor, la salvacin. Por Jesucristo, nuestro Seor. Amn.
Oracin despus de comunin
Que el alimento de tu sacramento, Seor, nos remueve en la santidad, para que,
limpios del pecado, participemos del misterio salvador. Por Jesucristo, nuestro
Seor. Amn.