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PERSPECTIVA CRISTIANA
El cristiano necesita como nadie abordar radicalmente el
horror mltiple del sufrimiento. Al creer en un Dios personal,
el cristianismo viene a decir que hay a quien preguntar por el
doloroso enigma del mal (M. Fraij). No slo procura
enfrentar del mejor modo el dolor; tiene ante s, adems, la
contradiccin entre ese dolor y su fe en la presencia cercana
del Dios bueno, que se dice todopoderoso, pero que no evita
el desgarro del mal: Por qu, Dios mo, tan terribles rodeos
para llegar a la salvacin, por qu el sufrimiento de los
inocentes, por qu la culpa? (R. Guardini). Dnde est Dios
cuando sufrimos? Cmo puede permanecer impasible?
Acaso no quiere evitarlo? Tal vez no puede?
La reflexin del cristiano parece exigir la explicacin del
sufrimiento y, no menos, la justificacin de Dios. Desde la
Biblia, el primer aldabonazo nos llega con el libro de Job. Este
hombre, piadoso y temeroso de Dios, se ve de pronto
engullido en un torbellino de sufrimiento, sepultado bajo el
peso de un exceso de mal (P. Nemo), que rebasa toda su
capacidad de resistencia y de comprensin. Su bondad moral
no le ha librado del dolor; sus esfuerzos no le han puesto fin;
ninguna reflexin le permite comprenderlo. Y lo que es an
peor: Dios no atiende su oracin (Job 24,12). Contra todas las
convicciones de su fe, se impone la falsedad de aquella
ecuacin que Dios pareca sostener, por la cual se aseguraba
la prosperidad del bueno y la ruina del malo; Dios ya no acude
como garante de su cumplimiento. La experiencia de Job lo
prueba. Pero este hombre reacciona de un modo peculiar: no
huye. Y all, sin moverse, en medio de la noche, en lo
profundo del abismo, Job, a quien Dios trata como si fuese un
enemigo, no apela a ninguna instancia superior, ni al Dios de
sus amigos; sino a ese mismo Dios que le oprime (G. von
Rad). Su clamor tendr respuesta por parte de Dios, aunque