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INTRODUCCIÓN

Durante el último semestre del año que dejamos atrás y tras las noticias de los primeros
pasos del año 2009, los comentarios y publicaciones que nos llegan sobre el mercado
laboral en la UE y en el resto del mundo globalizado son realmente preocupantes,
estimando necesario y urgente buscar un principio de soluciones que detengan o palien,
en lo posible, la caída alarmante de los puestos de trabajo, problemática de difícil
solución en estos especiales tiempos que corren.
Y pese a la existencia de 27 estados miembros dentro de nuestra UE, no existe a la fecha
una línea común de trabajo, ni de actuaciones en este campo, aunque no dudamos que se
lo pueda tratar por las comisiones respectivas en las próximas reuniones de Bruselas.
Realmente, de seguir así, el futuro del mercado laboral europeo es preocupante si no se
toman medidas para frenar los despidos masivos, derivados de expedientes
administrativos de regulaciones de empleo definitivos o transitorios, cuyo destino final
será siempre el de recurrir a las prestaciones que por desempleo son reguladas con
mayor o menor generosidad por los estados miembros y que sabemos que, solo con
prestaciones por desempleo por más generosas que éstas sean, sin el acompañamiento
de otras medidas, el problema del desempleo y desaparición de fuentes productivas, por
razones económico financieras o de otra índole no cesará.
Existen gobiernos que exigen rápidas reformas, existen dirigentes de asociaciones
sindicales que no lo consideran necesario, en aras de la protección de la estabilidad
laboral.
Solo la implicación activa de los interlocutores sociales podrá lograr el equilibrio que
buscamos, unas soluciones que no pasan por medidas políticas aisladas, sino que
deberán corresponderse con las necesidades de empleadores y trabajadores, para todo lo
cual es necesario un debate global, que entendemos ya está abierto.
La economía se ha acelerado, la globalización ha hecho que las mercaderías y servicios
vayan de un sitio a otro a gran velocidad. Resultado: crecimiento rápido y muchas veces
inmoderado, instalación de fuentes de producción que crearon empleo, hasta que otro
ciclo irrumpió con inusual fuerza, llevándose por delante el crecimiento conseguido; es
así que el mundo se sumerge en una de las mayores crisis de todos los tiempos,
arrastrando tras de sí, miles de puestos de trabajo, que cabrá algún día recomponer ,con
mayores cuidados, con legislaciones mas apropiadas con los tiempos, para no repetir

i
errores, para que las fuentes de producción soporten los avatares, no solo de los posibles
y futuros ciclones financieros, sino de los cambios que se imponen en el mundo en
virtud de la internacionalización en que vivimos.
El gran invento jurídico del siglo XX: el derecho del trabajo y la seguridad social
tienen que seguir evolucionando en este nuevo siglo XXI, acometiéndose reformas
profundas que deberán transitar por el camino de las liberalizaciones.
Lo inédito de la crisis actual es que no cabe esperar que las soluciones lleguen “de
arriba”, los estados están debilitados y va a hacer falta mucho mas que reuniones del G-
20+X. Es el momento de mover a cada estrato de la sociedad para recuperar la fórmula
que hizo del progreso social la llave del progreso económico.1

1
Le Monde Diplomatique.Edición española.enero.2009-pág.4.

ii

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