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Causales de exoneración:
El Consejo de Estado, en sentencia del 28 de octubre del 76, nos dice que
además de estas causales el estado también se exonera de responsabilidad
cuando pruebe que los actos del agente fueron realizados por fuera del
servicio o con ocasión de falta personal.
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II. TEORÍAS OBJETIVAS DAÑO ESPECIAL Y RIESGO EXCEPCIONAL
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Ver Sentencia de 28 de octubre de 1976, Exp. 1482; sentencia de 21 de marzo de 1996, Exp. 3575,
Consejero Ponente: Dr. Ernesto Rafael Ariza Muñoz; sentencia de 28 de noviembre de 1996, Exp.
3967, Consejero Ponente: Dr. Libardo Rodríguez Rodríguez; sentencias de 22 de mayo de 1997, Exp.
4207, Actor: Sdad Las Mercedes Ltda. Hnos y Cía S en C.S., M.P. Dr. Libardo Rodríguez Rodríguez;
de 8 de mayo de 1997, Exp. 4208, Actor: Sdad Operaciones Bursátiles S.A. Comisionista de Bolsa,
M.P. Dr. Juan Alberto Polo Figueroa; y de 8 de mayo de 1997, Exp. 4291, Actor: Kokorico Ltda., M.P.
Juan Alberto Polo Figueroa, de la Sección Primera del Consejo de Estado; Sentencia de 27 de
septiembre de 2000, M.P. Dr. Alier E. Hernández Enríquez, Exp. 11601, Actor: Ana Ethel Moncayo de
Rojas y otros
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III. TEORÍAS OBJETIVAS, UTILIZANDO FACTORES DE IMPUTACIÓN
TALES COMO EL RIESGO EXCEPCIONAL O EL DAÑO ESPECIAL:
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Ver, entre otras, sentencias del 16 de marzo de 2000, expediente 11.670, actores: Martiniano Rojas y
otros; 25 de mayo de 2000, expediente 11.253, actores: Milton Gamboa Patiño y otros; 15 de junio de
2000, expediente 11.688, actores Hernando Miranda González y otros; 19 de julio de 2000, expediente
11.842, actores José Manuel Gutiérrez Sepúlveda y otros.
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Ver, entre otras, sentencia del 18 de mayo de 2000, expediente 12.053.
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ilicitud de la conducta asumida por los agentes estatales, como quiera que es
suficiente para imputar el daño antijurídico, a título de riesgo excepcional, la
demostración de que este fue causado por el artefacto o por la realización de
la actividad peligrosa cuya guarda se encontraba a cargo del Estado. Sin
embargo, éste podrá ser exonerado de responsabilidad demostrando que la
imputación no existe o es apenas aparente, cuando el hecho ha tenido
ocurrencia por la intervención de un elemento extraño: fuerza mayor, hecho
exclusivo de un tercero o de la víctima4.
Así, los daños sufridos por las víctimas de hechos violentos cometidos por
terceros son imputables al Estado, cuando en la producción del hecho
intervino la administración, a través de una acción u omisión constitutivas de
falla del servicio, como en los eventos en los cuales el hecho se produce con
la complicidad de miembros activos del Estado, o la persona contra quien iba
dirigido el acto había solicitado protección a las autoridades y éstas no se la
brindaron, o porque en razón de las especiales circunstancias que se vivían
en el momento, el hecho era previsible y no se realizó ninguna actuación
dirigida a evitar o enfrentar eficientemente el ataque.
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Sentencia de 10 de junio de 2009, Radicación número: 50001-23-31-000-1999-04553-01(18311),
Consejero Ponente: ENRIQUE GIL BOTERO.
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Expediente 11.585. Actores Noemí Revelo de Otálvaro y otros.
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Ver, entre otras, sentencias del 25 de octubre de 1991, expediente 6680; 25 de marzo de 1993,
expediente 7641; 12 de noviembre de 1993, expediente 8233; 28 de abril de 1994, expediente 7733;
29 de abril de 1994, expediente 7136; 23 de septiembre de 1994, expediente 8577; 16 de junio de
1995, expediente 9392; 16 de noviembre de 1995, expediente 10.309; 15 de marzo de 1996,
expediente 9034; 18 de abril de 1996, expediente 10.230; 22 de julio de 1996, expediente 11.934; 15
de abril de 1999, expediente 11.461.
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tanto, se ha considerado que no le son imputables al Estado los daños
causados por actos violentos cometidos por terceros cuando éstos son
dirigidos indiscriminadamente contra la población, con el fin de sembrar
pánico y desconcierto social, y no contra un objetivo estatal específico, bien o
persona, claramente identificable como objetivo para los grupos al margen de
la ley. En síntesis, mayoritariamente los daños que sufran las personas
como consecuencia del conflicto armado interno, le son imputables al Estado
cuando se demuestra que son consecuencia de una falla del servicio de la
administración o del riesgo creado por la entidad estatal con el fin de cumplir
su función de garantizar la vida e integridad de las personas y que el ataque
estuvo dirigido concretamente contra un establecimiento militar o policivo, un
centro de comunicaciones o un personaje representativo de la cúpula estatal.
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Consejo de Estado, Sección Tercera, 27 de enero de 2000, Exp. 8.490, actor: Sociedad Minera
Ibérico, demandado: Nación – MinDefensa – Ejercito Nacional. Consejero Ponente: JESUS MARÍA
CARRILLO BALLESTEROS.
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4.- SERVICIO MILITAR: El régimen de responsabilidad aplicable en caso de
daño causado a quienes se encuentran prestando el servicio militar
obligatorio. Tradicionalmente, El Consejo de Estado había considerado que
el Estado asumía la obligación de devolverlos sanos y salvos, una vez
terminado el período de conscripción. Se dijo, inclusive, que ésta era una
obligación de resultado, cuyo incumplimiento, por lo tanto, hacía responsable
al Estado objetivamente. El fundamento de esta responsabilidad se hizo
consistir en el hecho de que dicha conscripción no es voluntaria y se realiza
en beneficio de la comunidad
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Sección Tercera. Sentencias del 4 de noviembre de 1993, expediente No. 8335 y del 2 de junio de
1994, expediente No. 8784.
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Sección Tercera, sentencia del 21 de julio de 1995. expediente No. 10.147.
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199210, en la que se dijo que, si bien, en principio, corresponde al actor la
demostración de los hechos de la demanda, con frecuencia se presentan
situaciones que le hacen muy difícil o imposible cumplir con dicha carga, lo
que ocurre, precisamente, cuando se trata de probar circunstancias ocurridas
en desarrollo de intervenciones médicas, especialmente quirúrgicas, que, por
su especialidad y privacidad, y también por encontrarse en juego intereses
personales e institucionales, se convierten en una especie de barreras
infranqueables para el paciente. Así, dijo la Corporación en esa oportunidad,
que resultaría beneficioso para la administración de justicia que los expertos,
satisficieran directamente las inquietudes y cuestionamientos que contra sus
procedimientos se formulan, en vez de exigir a los pacientes la demostración
de las fallas en los servicios prestados y las técnicas científicas utilizadas por
los especialistas. TEORIA DINAMICA DE LA PRUEBA.
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Expediente 6897.
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Expediente 11.405. Actores: Juan Bautista Guerrero y otros.
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Ver, entre otras, sentencias de la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil, de 12 de
septiembre de 1985, 1º de febrero de 1993 y 8 de septiembre de 1998, y sentencia del Consejo de
Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, del 21 de enero de 1993, expediente
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necesidad de establecer si, además de la obligación de seguridad antes
referida, las clínicas y hospitales asumen una obligación adicional, relativa al
deber de protección de los pacientes frente a actos de terceros, o si ésta
corresponde a la Policía Nacional o a otros organismos del Estado
especializados en la prestación de dicho servicio.
7.- COLEGIOS: En relación con las obligaciones que tienen los colegios de
niños, relativas a la seguridad de los educandos, sobre todo, cuando existen
razones para pensar que se deben tomar medidas adecuadas para
garantizarla, el Consejo de Estado ha encontrado que La imputación del
daño deviene de la comisión de una falla del servicio. Así por ejemplo, en
sentencia del 10 de agosto de 2001 (exp. 12555), dijo: “La conducta procesal
de la demandada antes descrita y los testimonios que obran en el proceso
llevan a la Sala a concluir que, la causa adecuada del daño del que fue
víctima John Jairo López Soracá fue el incumplimiento del deber de custodia
y cuidado que tenían las directivas y personal docente del “INEM Santiago
Pérez”, de prevenir de manera razonable la entrada de armas a la institución.
La omisión condujo a que se produjera hecho trágico objeto de este proceso.
“En efecto, las pruebas que obran en el expediente revelan que el centro
educativo no se preocupó, en lo más mínimo, por la seguridad de sus
estudiantes, a pesar de existir antecedentes de porte de armas por los
alumnos de colegio; ni las directivas ni los docentes tomaron medidas
adecuadas para evitar el ingreso de este tipo de objetos. En este caso, la
manipulación imprudente de un arma de fuego por parte de un alumno hirió
mortalmente a John Jairo López Soracá; dicho instrumento se encontraba en
un bolso de libros, que con una simple requisa, a la entrada del plantel,
habría sido suficiente para evitar su entrada a las instalaciones del colegio y
al salón de clases donde se presentó el hecho”.
Atentamente,
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