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¿QUÉ CLASES SOCIALES NUEVAS EXISTEN?

HUGO GONZÁLEZ AGUILAR

Desde que Peter Drucker, por los años 70 del siglo pasado, propuso el
término o la nueva moda: la era del conocimiento, todo ha cambiando
vertiginosamente. Existen cambios sociales radicales. Antes se hablaba de los
de arriba y de los de abajo (retomando la propuesta novelística de Azuela),
pero ahora se habla, además de los dos aspectos precedentes, de los de
afuera (según Sábato).

Si nos damos cuenta, los gallinazos sin plumas (de Ribeyro), siguen
poblando o viviendo de los basurales. Obviamente algunos han hecho empresa
de los desperdicios de plásticos, latas, etc. y ahora son empresarios
emergentes. Pero los demás siguen comiendo de lo que otros botan.

Según estadísticas de la vida real, no de los profesionales en estadística


o de las organizaciones que se encierran en su oficina para inventar datos
fantasmas o gloriosos, en estos últimos años existen más pobres que el siglo
pasado.

La extrema pobreza va anexada a los bajos niveles educativos porque el


PBI que se designa es insignificante; es una propina que solo alcanza para un
caramelo amargo. Sin embargo, se habla de calidad educativa donde no hay
las mínimas condiciones para acceder a ella. Los niños asisten a las escuelas
con el estómago lleno de aire y de indiferencia, y se sabe que antes de que
ingresen en el aula ya están durmiendo y probablemente sigan durmiendo por
el resto de su vida hasta que su alma alcance la gloria y recién tengan la
oportunidad de recibir una educación de calidad.

La extrema pobreza, que acompaña a los de afuera, también se anexa a


las pobres atenciones en la salud pública. Si un paciente va enfermo al
hospital sale en cajón o en bolsa, cumpliendo las célebres palabras de un
general peruano cuando se refería a los ciudadanos (chilenos). En el hospital lo
único que uno asegura es la muerte para ya no seguir sufriendo, es decir dan la
mejor solución: terminan definitivamente con el dolor personal y acrecientan el
familiar.
Existe un binomio interesante, al igual que en la educación, entre el
sistema privado de salud que atiende mejor, con amabilidad; y el sistema
público donde la amabilidad se convierte en gritos, desprecios, maltratos y
cumplen su objetivo: terminan con la vida; dan el pasaporte a la otra dimensión
espiritual.

Como vemos a los de afuera (la nueva clase emergente), su mundo


educativo es de calidad solo en el papel; a nivel de salud reciben tratamiento
integral para terminar con su vida.

Que viva el mundo de la maravilla, donde campea la emergencia de los


problemas (de fondo) que no tienen muerte porque no se atienden en el seguro
estatal de salud.

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