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Ortiz
LA PRIMERA VASIJA
Jeremas not en el taller del alfarero que la primera vasija se ech a
perder. Es interesante notar que no fue por error de parte del alfarero, sino
en la naturaleza del mismo barro. Y esta primera vasija de barro, que hizo el
Alfarero Celestial, o sea, el primer Adn, se ech a perder. Desobedeciendo
a Dios, pec contra l y se alej de Dios. Pec contra su espritu, y ste
muri, pues qued separado de Dios. Pec contra su alma, y sta se
corrompi en vicios y pecados. Pec contra su cuerpo y ste enferm hasta
volver al polvo. Pec contra su posteridad, pues el pecado entr al mundo
por un hombre, y por el pecado, la muerte, as la muerte pas a todos los
Pero el profeta, tambin ve que el alfarero hizo otra vasija, segn le pareci
mejor hacerla. Esto es, esta segunda vasija, el alfarero la hizo mucho
mejor. De igual modo,cuando vino el cumplimiento del tiempo, el Alfarero
Celestial volvi a bregar con el barro de la naturaleza humana, y la virgen
concibi, y dio a la luz un hijo, y llam su nombre Emmanuel (Is. 7:14), y
envi a su Hijo, nacido de mujer (G. 4:4).
LA SEGUNDA VASIJA
Este es el postrer Adn, o sea, la segunda vasija, la cual ciertamente qued
perfecta, maravillosamente perfecta. l es Admirable! Y aqul Verbo fue
hecho carne, y habit entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del
unignito del Padre), lleno de gracia y de verdad (Jn 1:14). Porque en l
habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad (Col. 2:9). E
indiscutiblemente grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado
en carne, justificando en el Espritu, visto de los ngeles, predicando a los
gentiles, credo en el mundo, recibido arriba en gloria (1 Ti:3:16). Nunca
hizo maldad, ni hubo engao en su boca (Is. 53:9). No conoci pecado (2
Cor.5:21). Santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho
ms sublime que los cielos (He.7:26).
LA TERCERA VASIJA
Coloqumonos en las manos del seor como el barro en las manos del
alfarero para que el seor nos transforme. El nos pueda hacer una nueva
criatura, darnos vida eterna, y hacernos una vasija de honra, santificado,
til al seor, y dispuesto par toda buena obra (2 Ti. 2:21). Rinde tu vida al
Seor. Para que seas un vaso til en sus manos, alcanzando tambin a otros
con su favor.