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EL ARCANO DEL NÚMERO CINCO

Ismael Berroeta

- Santiago de Chile -

- mayo de 2007 -
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EL ARCANO DEL NÚMERO CINCO

Arquitectura y Número
Generación de los números
Enfoques sobre la interpretación de los números
Enfoque hermético
Enfoque alquímico
Enfoque del Tarot
Enfoque masónico
La escuadra y el compás
La Estrella Flamígera, Macrocosmos y Microcosmos
La letra G
Énfasis en el cinco y sus orígenes
La Quintaesencia

1. Arquitectura y Número.

Cuando el aprendiz se acerque a la masonería -o a otra institución iniciática-, lo


primero que tendrá ante sus sentidos será la construcción o recinto de la logia, es
decir, el templo, representación material de la arquitectura. Ante sus ojos se
desplegarán las columnas físicas Jakin y Boaz así como las columnas o estratos de los
adeptos, los espacios o territorios, las gradas, diversos muebles y emblemas. Una vez
que tenga acceso regular al recinto, irá descubriendo la abstracción figurada que hay
por debajo, representada por la geometría: triángulos, círculos, paralelepípedos. Al
continuar el proceso de abstracción, podrá conectar con la base o fundamento de los
elementos geométricos, o sea, los números y su estudio sistemático: la numerología.
Está claro que una secuencia denominada “racional” exigirá que las etapas sean en
sentido inverso, pero eso será una vez que el adepto haya intelectualizado los
símbolos, los haya estudiado y sistematizado.

2. Generación de los números.

La numerología sostiene que la generación de los números podrá ser diversa, pero que
la primera y más natural será por adición unitaria. Digamos, en forma obvia, por
ejemplo, que la adición del uno al cuatro generará al cinco. Por cierto que se dan otras
formas de generación, como será el caso del dos al cual se adiciona el tres,
formándose el cinco por un camino diferente.
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3. Enfoques sobre la interpretación de los números.

La interpretación de los símbolos numéricos no será en ningún caso única. Podrán


coexistir diversos enfoques, los cuales tendrán puntos en común –pues parece haber
una raíz compartida en la gnosis numeral- pero que podrán diferenciarse e
identificarse las fuentes así como los matices que las distinguen. En la materia que nos
atañe, se tendrá en cuenta el enfoque hermético, el alquímico, el del tarot, el masónico
y el psicológico o jungiano.

4. Enfoque hermético.

El aspecto filosófico hermético considera que el acceso al Conocimiento no sería un


proceso racional o simplemente mental, sino un proceso espiritual, quizás una
expresión un tanto vaga para definir algo que tampoco ha podido ser desentrañado ni
por la ciencia ni por la psicología, que consiste en una actividad espiritual íntima e
individual, intransferible, a través de la cual se accede a la comprensión del cosmos y
de la relación de éste con el ser humano por mecanismos tales como la manifestación,
la revelación, la intuición, la analogía.

Para el Hermetismo, el cinco es el número del Hombre, del Microcosmos Humano, del
Ser dotado de inteligencia. Representa el ejercicio de la racionalidad, de la
combinación de pensamientos basados en el análisis y la síntesis, en el trabajo con la
información acumulada, en la apertura de la conciencia al descubrir nuevas realidades
mediante el estudio, al descubrimiento de sí mismo en tanto parte de una totalidad
mayor (el Macrocosmos). La cultura griega o alejandrina lo designó como el Anthropos,
simplemente el Hombre, el encuentro con ese ideal potencial que se halla en el fondo o
centro de la individualidad humana.

5. Enfoque alquímico.

El aspecto alquímico de la Gnosis Numeral, en cambio, es un ámbito de conocimiento


que tiene, a su vez, dos campos complementarios. Uno de ellos, el proceso racional de
análisis e identificación de los diversos aspectos de la personalidad o psiquis humana.
El otro, una praxis para contribuir al perfeccionamiento de este complejo
microcosmos que es la entidad humana, proceso denominado Gran Obra o Piedra
Filosofal, que conduciría a la búsqueda del Arquetipo o Ser Humano Ideal.

En Alquimia, la combinación de los Tres Principios y los Cuatro Elementos, engendran


los Siete Metales o distintas esferas o planos de la individualidad.

El Cinco, es el fruto de la combinación del Espíritu y del Alma, es el Espíritu Anímico o


Alma Espiritual, su representación metálica es el Estaño y su representación astral es
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Júpiter. En la individualidad, es la combinación de los aspectos más sutiles de la


persona, corresponde al uso razonado o consciente de la voluntad, la intención, la
memoria. Además, cabe hacer notar que la representación metálica Mercurio o Azogue
corresponde al conjunto o síntesis de la personalidad.

La Alma Espiritual vendrá a ser en buena medida la razón de ser de la Alquimia. Si se


recuerda que alguna vez (s. XVII) la Alquimia fue definida como el “Arte laborioso que
convierte por la humedad ígnea los metales en Mercurio”, en el presente se está en
condiciones de traducirla a un lenguaje operativo: la Alquimia es la actividad
psicológica que, mediante la intervención del Alma Espiritual, es decir la razón y la
voluntad, puede influir sobre los diferentes aspectos del Uno Mismo para moldear la
personalidad.

6. Enfoque del Tarot.

Los arcanos mayores del Tarot –sección de la baraja


esotérica numerada del 1 al 21- pueden ser considerados
como etapas de un viaje de construcción de la
personalidad, con una ligazón o similitud más que
evidente con la alquimia y el método masónico.

El Sumo Sacerdote o número cinco, está vinculado a lo


extrasensorial, a lo intelectual, a la producción de ideas
encaminadas a un fin.

Representa el ejercicio de la racionalidad, de la combinación de pensamientos basados


en el análisis y la síntesis, en el trabajo con la información acumulada, en la apertura
de la conciencia al descubrir nuevas realidades mediante el estudio tanto de los
conceptos como de los datos primarios y secundarios a la luz de dichos conceptos.
Está ligado a lo mental, al estado de vigilia, a la voluntad de cumplir con un programa
trazado racionalmente. Tiene que ver con el estudio, el ejercicio de la intelectualidad,
la administración, la búsqueda de una solución a los desafíos de las realidades
humanas. Además, desde el punto de la vida o generación de la vida, el cinco
representa la integración al mundo, esto es, la ligazón del individuo con el entorno pero
de una forma consciente y deliberada, por ejemplo, mediante el ejercicio de una
profesión u oficio.
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7. Enfoque Masónico

La escuadra y el compás

El masón deberá trabajar en la construcción de sí mismo con diversos instrumentos.


De entre éstos es dable destacar dos en particular, relacionados con la generación del
número cinco. Nos referimos a la escuadra y al compás. La presencia de estos dos
instrumentos es exigida por el ritual sobre el Ara o Altar y su combinación o contacto
están lejos de ser casual.

La escuadra simboliza el ensamblaje adecuado de las ideas teniendo presente las leyes
del pensamiento. La abstracción realizada por la mente se ordena en una lógica para
ser aplicada sobre una realidad concreta o construida y así obtener resultados
confiables o efectos funcionales.

El compás –dice Amando Hurtado- es el utensilio que permite medir y transportar las
medidas de las cosas de uno a otro plano, trazando curvas y circunferencias; es decir,
relacionando lo terrestre, lo inmanente o concebido por medio de los sentidos, con lo
que convencionalmente llamamos celeste, trascendente o esencial. En Masonería el
compás representa la búsqueda de la espiritualidad, trascendiendo el plano de lo
inmanente o simplemente físico.

La combinación de la intuición con la razón o de la conciencia del yo con los mensajes


del inconsciente potencian y hacen realidad los saltos en madurez de la individualidad,
tema que retomaremos al final de este exposición.

En términos geométricos, una escuadra con su vértice hacia abajo al ser superpuesta
por un compás abierto con su vértice hacia arriba, permite generar una nueva figura
geométrica con características de una estrella de cinco puntas.

La Estrella Flamígera, Macrocosmos y Microcosmos

Entre los francmasones, el símbolo por excelencia del


Grado de Compañero es la Estrella Flamígera, o
radiante o llameante. En su centro destaca una letra G
mayúscula y su rededor se muestra radiado por líneas
rectas que representan la proyección de energía desde
un centro: el interior o foco del espíritu humano.
Entonces, la Estrella Flamígera es una nueva
representación del Microcosmos que es acogido en el
recinto o templo, representación este último de la
totalidad o Macrocosmos. A su vez, la combinación de escuadra y compás
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(microcosmos) se encuentra descansando sobre el Ara, un paralelepípedo de seis caras


que, conteniendo al número Seis (macrocosmos), simboliza la unión del mundo de abajo
con el de arriba, de la parte con el todo o de la partícula con la inmensidad.

Cabe recordar, además, que el origen geométrico de la Estrella -surgido de la


conjunción superpuesta de la escuadra de dos lados fijos con el compás de dos lados
móviles con un punto fijo- es la suma del dos con el tres, la adición de lo pasivo con lo
activo, la disolución mutua de lo femenino y lo masculino en la unidad.

La letra G

Anteriormente, se consignó que el emblema de la Estrella Flamígera ostenta en su


centro una letra G. Aunque el propio Wirth y otros autores mantienen dudas sobre el
uso de una letra latina y no un símbolo más universal, igualmente se utiliza este signo
para hacer referencia a cinco cualidades o actitudes o potencias que encierra el quinto
número, todas ellas comenzando por la letra G, a saber: Gnosis, Geometría,
Generación, Gravitación y Genio. Este trabajo se limitará a mencionarlas pues su
análisis excede el marco que le fue otorgado. Haciendo una excepción, sólo nos
referiremos a la primera, la Gnosis.

Por Gnosis, debemos entender –dice René Guenon- ese Conocimiento Tradicional que
constituye el fondo común de todas las iniciaciones, cuyas doctrinas y símbolos se han
trasmitido, desde la más remota antigüedad hasta nuestros días, a través de todas las
Fraternidades secretas cuya extensa cadena jamás ha sido interrumpida. La iniciación
–continúa Guenon- tiene como fin la conquista del Conocimiento Integral, que es la
Gnosis en el verdadero sentido de la palabra. Para Wirth, la Gnosis o conocimiento
iniciático tiene por características ser progresivo, personal, incomunicable y
mistérico.

Énfasis en el cinco y sus orígenes

Aún mayor énfasis hace la masonería respecto del número cinco, considerando en el
grado de compañero cinco viajes misteriosos y cinco gradas. Este conjunto está
asociado a un complejo de normas de conducta, es decir, a una ética, que se espera
guíe los pasos espirituales del iniciando. A continuación se presenta un cuadro que
resume la relación viajes-gradas.
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Cuadro de conductas asociadas a cada viaje misterioso del Grado

Viaje Instrumentos Conducta esperada Palabra Conducta esperada de la


del viaje sagrada de la grada
grada
correspondiente
1º Mazo Trabajo bien dirigido Inteligencia Comprensión (estudio de
Cincel ciencias y artes)
2º Compás Lógica (verdadero/falso) Rectitud Comprensión de la justicia y
Regla Contribución orden social la verdad
3º Palanca Dominio de la naturaleza Valor Energía y constancia a pesar
Regla Educación de la de obstáculos
personalidad por la
actividad (trabajo, estudio,
etc.)
4º Nivel Promoción de la igualdad Prudencia Orientación controlada
Escuadra social.
Actos inspirados en la
bondad
5º Manos vacías Auto conocimiento. Filantropía Socorro o ayuda sin
Proyección a la liberación distinción
material y espiritual del
Pueblo

Estas normas de conducta no provendrían de la tradición hermético-alquímica, sino,


mas bien, de las normas tradicionales de los antiguos masones constructores.

8. La Quintaesencia

Se entiende por esencia lo que constituye la naturaleza de las cosas, lo permanente,


invariable en ellas, o, también, lo más importante y característico de algo. La
quintaesencia vendría a ser lo más puro, acendrado o típico del ser. Para los
alquimistas, los cuatro elementos –fuego, agua, aire, tierra- forman parte de las
esferas o planos que rigen todo lo existente, sin embargo, un quinto elemento, el
acceso a la comprensión de la dialéctica de los cuatro anteriores, es una virtud o
característica propia del ser humano, lo cual le distingue respecto del resto de las
criaturas conocidas.

El mensaje más profundo de la simbología del Número


Cinco y que se une o se disuelve en todas las fuentes
mencionadas anteriormente, tiene que ver con la
quintaesencia. Como se dijo antes, este concepto está
relacionado con aquella característica que diferencia al
ser humano del resto de los seres: la búsqueda de su
centro o naturaleza más íntima. Se trata de la capacidad
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de preguntarse, en diversos momentos de la existencia, ¿Quién soy?, y de procurar


dar un salto en su madurez y en la comprensión de sí mismo. Esta es la idea que
subyace detrás de denominaciones tan variadas como el Anthropos griego, el Adam
Kadmon hebraico, el Gran Hombre o Gigante de las culturas aborígenes de América
precolombina, el Microcosmos de los hermetistas y alquimistas, la Estrella Flamígera
de los francmasones, el ser interior permanente que hay en cada individuo. Vale la
pena recordar la forma en la cual lo simbolizó Agrippa de Nettesheim: una estrella con
un cuerpo humano inscrito, cuyos brazos y cabeza se hallan distribuidos formando 72º
uno respecto al otro.

La psicología del siglo XX hizo grandes aportes al redescubrir conceptos que la


tradición universal mantenía desde siempre. El ser humano es una psiquis en la cual
coexisten esferas o planos que luchan por integrarse o por conocerse. Una pequeña
parte es el consciente, que funciona en estado de vigilia y usa información
proporcionada por los sentidos así como la abstracción y la lógica. Su misión es “darse
cuenta”. La parte mayor es el mal llamado inconsciente, atento en forma permanente
incluso durante el sueño, que dista mucho de ser un receptáculo sin fondo, sino una
entidad donde destacan elementos que se complementan y tienen una relación
dialéctica: anima, animus, sombra, sí mismo.

La misión del individuo es abrirse a la Gnosis, prestar atención a su potente y


voluminosa parte oculta con el fin de irse conociendo y pasar a etapas superiores de
madurez, que le permitan enfrentar mejor la existencia y vincularse más plenamente a
sus semejantes, a la sociedad que lo cobija.

Lo mencionábamos antes: la suma del dos y el tres, expresada sea como cinco, como
estrella, o como haya sido el capricho de la cultura, es la adición de la escuadra y el
compás; es la conjunción de lo intuitivo y lo racional; es la combinación del alma y el
espíritu; es la complementariedad de lo masculino y lo femenino; es, en fin, la
dialéctica del consciente y del inconsciente en cada persona. Es la búsqueda o
aproximación a ese núcleo o foco interior de luz que es parte y a la vez totalidad de
nuestra esencia: ser humano.

BIBLIOGRAFÍA

GUENON, René. 1910. “La Gnosis y la Francmasonería”. Artículo publicado en "La Gnose", nº de marzo de
1910, con la firma de "Palingenius".

HURTADO, Amando. 2001. La Masonería. Las Claves de Una Institución Viva y Legendaria. 302 p.
Editorial EDAF, España.

MUÑOZ P., Antonio. 2007. Gnosis Numeral del Grado de Compañero. Proyección ética. Apuntes. 15 p.
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VON FRANZ, María Luisa. 2002. El Proceso de Individuación. 72 p. In: El Hombre y sus Símbolos, de Carl.
G. Jung. 1964. Luis de Caralt Editor, Barcelona, España.

WIRTH, Oswald. “El Libro del Compañero”. 148 p. Primera edición en francés, 1894.

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