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«Recuerdo haber abierto los ojos y encontrarme en un bosque oscuro y frio.


Empecé a mirar a mí alrededor, veía grandes árboles que me proyectaban un
sentimiento de soledad.

Caminaba lentamente tratando de encontrar un claro para poder despejar mis


ideas, avanzaba paso a paso hasta que pude ver un lago azul muy grande y en
él se podía observar el gran reflejo de la luna, una luna blanca.

Quede hipnotizado por la blancura de esa luna, me senté a la orilla del lago y
me puse a pensar como había llegado a este lugar, eleve mi mirada al cielo y lo
observé muy azul.

Mientras mi mente se perdía en el infinito algo llamo mi atención; voltee a ver a


las orillas del lago y note que metros más allá se encontraba una cabaña y
parecía que alguien la habitaba.

Me pregunté: ¿quién podría vivir en un lugar como este? Empecé a acercarme,


cada paso que daba aumentaba mi ansiedad de saber quién podría estar ahí.

Llegue a la puerta de la cabaña, algo me decía que era un lugar muy tranquilo y
relajante; toque la puerta esperando que alguien me atendiera pero nadie salió a
mi encuentro. Tome la decisión de entrar por mi cuenta, empuje la puerta
lentamente y pude ver como la luz de la luna se colaba tímidamente por una de
las ventanas, di el primer paso para entrar y observé muchas sabanas de color
rojo además de alfombras y cojines muy cómodos del mismo color. Había
también una chimenea que iluminaba tenuemente toda la cabaña y que al
mismo tiempo le daba una atmosfera tibia y relajante , un lugar ideal para
descansar.

Di unos pasos más para explorar el lugar, me acerque a la chimenea y note que
tenía un tapete rojo muy suave y tibio. Me pregunte quien podría tener tan bella
cabaña, aun no encontraba a nadie.

Me acerque a la ventana para poder observar la luna nuevamente pero en ese


momento escuche que desde las escaleras alguien bajaba. Rápidamente me di la
vuelta y fui a su encuentro. No sabía quién era esa persona pero eso debía
importar poco debido a que estaba en propiedad ajena, poco a poco se empezó
a mostrar ante mis ojos; pude dar cuenta de la forma de una mujer.

Al bajar completamente las escaleras pude ver su rostro. Quedé completamente


impresionado.

Su belleza era incomparable. Su piel era blanca como la luna, sus cabellos
castaños, sus ojos eran tan hermosos que simplemente uno podría sumergirse

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en ellos« estos hermosos ojos podían ver el alma de las personas con tan solo
perderse en esas pupilas y su piel se veía tan suave con la tenue luz de la
cabaña. Ella llevaba un vestido rojo que parecía volar cuando andaba.

Con prisa me presente para evitar malos entendidos y explicarle porque estaba
ahí.c

ɔ Hola, mi nombre es Eros

ɔPerdóname por entrar sin permiso a tu cabaña pero creo que estoy perdido y
necesito algo de ayuda.

A lo que ella respondió tiernamente:

ɔEstá bien.c

Yo quedé algo confuso y sorprendido, es decir, solo dijo eso. Me miró


brevemente y una ligera sonrisa se dibujó en su rostro, pasó hacia la ventana, en
ese momento pude notar su aroma sublime; era tan refrescante y reparador
como la dulzura de las frutas.

Ella estuvo mirando la luna unos instantes antes de preguntar:

ɔ ¿Es hermosa, verdad?

Yo respondí:

ɔ Sí, muy hermosa.

Ella agregó suavemente:

ɔ ¿Estás bien?, Te noto cansado

Yo dije:

ɔ Sí estoy bien, pero también algo cansado.

Entonces ella dejo de mirar la luna y se volteó, me volvió a ver con esa mirada
penetrante y dulce, y se dirigió a una esquina de la cabaña.

No había notado que había una botella de vino tinto y dos copas, era como si
ella ya me hubiese estado esperando desde mucho antes.

Tomó la botella de vino y las dos copas, se acerco a mí y me tomó de la mano y


dijo:

ɔ Hace mucho frio. Ven conmigo sé dónde podemos estar más calientes.

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Yo no tenía palabra alguna para responder, aun no sabía ni siquiera su nombre


pero me dejé llevar algo dentro de mi decía que no estaba en peligro y que todo
esto era algo que ya estaba ´escritoµ. Una extraña sensación.

Caminamos hacia la chimenea y nos sentamos en el suave tapete rojo, ella


estaba recostada sobre mi hombro y yo a su lado atónito con lo que estaba
ocurriendo. Destapó la botella y sirvió en ambas copas el vino.

Empezamos a beber lentamente el vino mientras ella me contaba que


últimamente se había sentido muy sola y que las cosas no le iban bien.

Era raro, sentía lo mismo que ella, yo también no había tenido compañía hace
mucho y solo quería a alguien quien comprenda mis ideas y a mí, fue entonces
cuando la mire a los ojos y le pregunte su nombre. Ella bajo la mirada y observó
la chimenea, actuaba como si yo hubiese olvidado su nombre. Yo pregunte:
ocurre algo? Y ella respondió:

Ɇ No, estoy bien.c

En ese momento se apoyo sobre sus rodillas, enlazo sus brazos sobre mi cuello
y acerco sus labios lentamente a mi oído y suavemente dijo: ´Mi nombre es
Venusµ

En ese momento alejo su rostro rosando sus mejillas junto a las mías y podía
verla solo con la luz del fuego de la chimenea nos observamos por unos
momentos y lentamente sus rojos labios se acercaron a los míos y pude sentir el
fuego que ella llevaba escondido, era como el calor de mil soles juntos.

Yo correspondí al beso y la atmosfera de la cabaña parecía encenderse en fuego,


ella pasó una de sus piernas sobre mis rodillas y se sentó sobre mí, cara a cara la
pasión no podría estar a más alto nivel.

Puse mis manos detrás de su cabeza haciendo que mis dedos se enredaran en su
cabello, a ella le gustaba. Incentivado por tal respuesta deslicé mis manos
lentamente por su cuello a la vez que besaba el mismo y pase por su espalda
mis manos hasta su cintura.

Ella se encendía cuando besaba su cuello, con sus manos empezó a abrir mi
camisa blanca y pasó sus manos sobre mi pecho.

Yo volví mis manos hacia sus hombros y los acaricié hasta llegar a sus manos,
nuestras manos se unieron y las apreté fuerte, parecía que esa unión nunca
desaparecería.

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Pronto empecé a bajar por sus pechos suaves y abundantes, los besaba y
acariciaba en tanto ella se recostaba hacia atrás. El vestido rojo estorbaba en la
unión de estas dos personas, fue entonces cuando ella me permitió rasgarlo, lo
tome fuertemente con las dos manos y tiré de él. El sonido no pudo provocarle
mayor excitación, ella lo reflejo mordiéndose los labios. Ahora podía verla
completamente desnuda bajo la luz de la chimenea, entregada a mi«

Acaricié su vientre con mi mano hasta llegar a su cuello, baje por su cintura mis
manos acariciando sus piernas« oh la sensación era inexplicable ni la seda se
comparaba con la suavidad de su piel y el dulce que brotaba de sus labios era
incomparable.

Tomé con cuidado su ropa interior y la retiré de su hermoso cuerpo. Ella ya


estaba ahí en el tapete rojo frente a la chimenea con toda su sensualidad
desplegada al máximo, me recosté a su lado y la abracé. El fuego entre los dos
ardió inmediatamente nuestras esencias se mezclaban rítmicamente, la sentía
tan tibia« ella era mía.

Cómo describirlo« mi sexo y el suyo se mezclaban ella pedía más yo reponía


mis esfuerzos por darle placer, probamos todas las posiciones en todos los
lugares posibles dentro de la cabaña, ¡cielos! la sensación era tremendamente
erotizante, ella me pedía que siguiera con más fuerza y yo no me podía quedar
atrás. Todo esto parecía una batalla, yo daba todo de mí para no sucumbir pero
ella resistía a cada embate que yo propinaba« nuestras miradas se cruzaban de
tiempo en tiempo y estas avivaban la lujuria y el placer.

Vaya« probamos de todo, en las escaleras ella era la que mandaba siempre
encima de mí, la llevé contra la pared y de espaldas fue donde más placer ella
disfrutó, en la mesa pudimos disfrutar los sabores de cada uno, con las sabanas
rojas jugábamos a ser desconocidos y en la ventana con la tímida luz de la luna
se dio la mayor explosión de energía« se oían sus gemidos en todo el bosque y
solo la luna sabe que cosas hicimos en su presencia.

Los gemidos de placer eran imparables y a cada grito yo respondía con mayor
fuerza. Pronto nuestras energías de lujuria, sensualidad y placer se mezclaron
en una sola y en un grito de satisfacción las mismas se habían neutralizado« la
abrace con fuerza entre mis brazos y no la deje ir.

Extenuados por tal liberación de energía estábamos recostados sobre el tapete


rojo y su cabeza sobre mí brazo, yo miraba el fuego de la chimenea pero note
que ella miraba a la luna que se colaba por la ventana.

Voltee a ver la luna, la observamos por unos minutos y ella me pregunto:

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ɔ ¿Te quedaras conmigo hoy?

Yo respondí: ´Síµ

Y ella agregó con una triste sonrisa en los labios:

ɔ No quisiera que te vayas otra vez«

¿Otra vez? me pregunte a mí mismo, a que se refería con eso. Yo estaba


completamente seguro de haberla conocido ahora y no en algún momento atrás.
No entendía lo que pasaba, solo esa frase me hacía dudar de mi mismo.

Le pregunté por qué decía eso si yo la había conocido recientemente y ella


respondió:

ɔ Yo te espero siempre, pero sé que tú no puedes quedarte por mucho aquí.

Yo agregue:c

ɔ ¿Que estás diciendo? Yo vivo aquí, existo aquí, pertenezco a este lugar, me
quedare contigo«

Y ella dijo entre lágrimas: c

ɔ Ambos pertenecemos a este lugar pero tu escogiste ir a ese lugar del cual
siempre vuelves« me gusta cuando vienes sin avisar y entras a la cabaña como
siempre lo haces, tu perfume, tu fuerza« tu cariño conmigo. Pero escogiste,
ahora es tiempo de que regreses de nuevo; descuida yo sé que regresarás.

Limpiaba las lágrimas de sus bellos ojos. Mi amada Venus no podía contener las
lágrimas y yo con más preguntas que respuestas en mi cabeza; no podía
entender lo que ella estaba diciendo. Miraba al cielo, a la luna, a mí alrededor
para encontrar alguna respuesta razonable a lo que me decía, pero nada tenía
sentido.

Tomó una sabana negra, se levantó del tapete rojo y salió por la puerta. Decidí
inmediatamente seguirla, abrí la puerta y fui hacia ella.

La pude ver bañada con la luz de la luna en la orilla del lago, corrí hacia ella y
me dijo en voz baja:

ɔ Muy bien, ya es hora.

Yo no entendía nada« que era lo que sucedía? Por qué tenía que irme de este
lugar tan hermoso, separarme de esta mujer tan bella y abandonar esta historia,
acaso era una relación prohibida?, acaso ella no me quería?... oh dios! Tantas
preguntas y ella solo estaba ahí parada mirándome dulcemente.

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La luna se reflejaba en sus pupilas, que bello espectáculo. Me tomó de las


manos, colocó una de sus manos sobre mi frente y lentamente las fue bajando
hacia mis ojos y me dijo: ´nos volveremos a ver, yo te esperar髵

Algo hizo que mis ojos se cerraran. Solo estuve con los ojos cerrados por unos
instantes, no sentía nada fuera de lo común, entonces deje de sentir sus tibias
manos y me decidí a abrir los ojos.

Una gran oscuridad solo pude ver.

Mi visión dio cuenta de que solo estaba en mi cuarto recostado en la cama.


¿Cómo había ocurrido esto? Pude haber vivido tal experiencia en un soplo de
inspiración? ¿Por qué ocurrió esto justo ahora?

Con tristeza sólo cerré los ojos nuevamente«

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