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Quede hipnotizado por la blancura de esa luna, me senté a la orilla del lago y
me puse a pensar como había llegado a este lugar, eleve mi mirada al cielo y lo
observé muy azul.
Llegue a la puerta de la cabaña, algo me decía que era un lugar muy tranquilo y
relajante; toque la puerta esperando que alguien me atendiera pero nadie salió a
mi encuentro. Tome la decisión de entrar por mi cuenta, empuje la puerta
lentamente y pude ver como la luz de la luna se colaba tímidamente por una de
las ventanas, di el primer paso para entrar y observé muchas sabanas de color
rojo además de alfombras y cojines muy cómodos del mismo color. Había
también una chimenea que iluminaba tenuemente toda la cabaña y que al
mismo tiempo le daba una atmosfera tibia y relajante , un lugar ideal para
descansar.
Di unos pasos más para explorar el lugar, me acerque a la chimenea y note que
tenía un tapete rojo muy suave y tibio. Me pregunte quien podría tener tan bella
cabaña, aun no encontraba a nadie.
Su belleza era incomparable. Su piel era blanca como la luna, sus cabellos
castaños, sus ojos eran tan hermosos que simplemente uno podría sumergirse
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en ellos« estos hermosos ojos podían ver el alma de las personas con tan solo
perderse en esas pupilas y su piel se veía tan suave con la tenue luz de la
cabaña. Ella llevaba un vestido rojo que parecía volar cuando andaba.
Con prisa me presente para evitar malos entendidos y explicarle porque estaba
ahí.c
ɔPerdóname por entrar sin permiso a tu cabaña pero creo que estoy perdido y
necesito algo de ayuda.
ɔEstá bien.c
Yo respondí:
Yo dije:
Entonces ella dejo de mirar la luna y se volteó, me volvió a ver con esa mirada
penetrante y dulce, y se dirigió a una esquina de la cabaña.
No había notado que había una botella de vino tinto y dos copas, era como si
ella ya me hubiese estado esperando desde mucho antes.
ɔ Hace mucho frio. Ven conmigo sé dónde podemos estar más calientes.
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Era raro, sentía lo mismo que ella, yo también no había tenido compañía hace
mucho y solo quería a alguien quien comprenda mis ideas y a mí, fue entonces
cuando la mire a los ojos y le pregunte su nombre. Ella bajo la mirada y observó
la chimenea, actuaba como si yo hubiese olvidado su nombre. Yo pregunte:
ocurre algo? Y ella respondió:
En ese momento se apoyo sobre sus rodillas, enlazo sus brazos sobre mi cuello
y acerco sus labios lentamente a mi oído y suavemente dijo: ´Mi nombre es
Venusµ
En ese momento alejo su rostro rosando sus mejillas junto a las mías y podía
verla solo con la luz del fuego de la chimenea nos observamos por unos
momentos y lentamente sus rojos labios se acercaron a los míos y pude sentir el
fuego que ella llevaba escondido, era como el calor de mil soles juntos.
Puse mis manos detrás de su cabeza haciendo que mis dedos se enredaran en su
cabello, a ella le gustaba. Incentivado por tal respuesta deslicé mis manos
lentamente por su cuello a la vez que besaba el mismo y pase por su espalda
mis manos hasta su cintura.
Ella se encendía cuando besaba su cuello, con sus manos empezó a abrir mi
camisa blanca y pasó sus manos sobre mi pecho.
Yo volví mis manos hacia sus hombros y los acaricié hasta llegar a sus manos,
nuestras manos se unieron y las apreté fuerte, parecía que esa unión nunca
desaparecería.
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Pronto empecé a bajar por sus pechos suaves y abundantes, los besaba y
acariciaba en tanto ella se recostaba hacia atrás. El vestido rojo estorbaba en la
unión de estas dos personas, fue entonces cuando ella me permitió rasgarlo, lo
tome fuertemente con las dos manos y tiré de él. El sonido no pudo provocarle
mayor excitación, ella lo reflejo mordiéndose los labios. Ahora podía verla
completamente desnuda bajo la luz de la chimenea, entregada a mi«
Acaricié su vientre con mi mano hasta llegar a su cuello, baje por su cintura mis
manos acariciando sus piernas« oh la sensación era inexplicable ni la seda se
comparaba con la suavidad de su piel y el dulce que brotaba de sus labios era
incomparable.
Vaya« probamos de todo, en las escaleras ella era la que mandaba siempre
encima de mí, la llevé contra la pared y de espaldas fue donde más placer ella
disfrutó, en la mesa pudimos disfrutar los sabores de cada uno, con las sabanas
rojas jugábamos a ser desconocidos y en la ventana con la tímida luz de la luna
se dio la mayor explosión de energía« se oían sus gemidos en todo el bosque y
solo la luna sabe que cosas hicimos en su presencia.
Los gemidos de placer eran imparables y a cada grito yo respondía con mayor
fuerza. Pronto nuestras energías de lujuria, sensualidad y placer se mezclaron
en una sola y en un grito de satisfacción las mismas se habían neutralizado« la
abrace con fuerza entre mis brazos y no la deje ir.
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Yo respondí: ´Síµ
Yo agregue:c
ɔ ¿Que estás diciendo? Yo vivo aquí, existo aquí, pertenezco a este lugar, me
quedare contigo«
ɔ Ambos pertenecemos a este lugar pero tu escogiste ir a ese lugar del cual
siempre vuelves« me gusta cuando vienes sin avisar y entras a la cabaña como
siempre lo haces, tu perfume, tu fuerza« tu cariño conmigo. Pero escogiste,
ahora es tiempo de que regreses de nuevo; descuida yo sé que regresarás.
Limpiaba las lágrimas de sus bellos ojos. Mi amada Venus no podía contener las
lágrimas y yo con más preguntas que respuestas en mi cabeza; no podía
entender lo que ella estaba diciendo. Miraba al cielo, a la luna, a mí alrededor
para encontrar alguna respuesta razonable a lo que me decía, pero nada tenía
sentido.
Tomó una sabana negra, se levantó del tapete rojo y salió por la puerta. Decidí
inmediatamente seguirla, abrí la puerta y fui hacia ella.
La pude ver bañada con la luz de la luna en la orilla del lago, corrí hacia ella y
me dijo en voz baja:
Yo no entendía nada« que era lo que sucedía? Por qué tenía que irme de este
lugar tan hermoso, separarme de esta mujer tan bella y abandonar esta historia,
acaso era una relación prohibida?, acaso ella no me quería?... oh dios! Tantas
preguntas y ella solo estaba ahí parada mirándome dulcemente.
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Algo hizo que mis ojos se cerraran. Solo estuve con los ojos cerrados por unos
instantes, no sentía nada fuera de lo común, entonces deje de sentir sus tibias
manos y me decidí a abrir los ojos.